Sus palabras me asustan, si digo que no estaría mintiendo, pero no sé qué hacer.
No sé cómo sobrellevar esta situación, he intentado de todo y nada funciona para alejarlo de mí sin que reciba violencia de su parte.
—Hablemos Vincens, somos adultos.
—Ya hemos hablado ¿No? Las cosas están bastante claras, eres mía y haces lo que yo te diga, sencillo— respiro hondo— Solo que te haces la estúpida y no haces nada de lo que digo ¿No es así?— sus nudillos acarician mi mejilla por unos segundos, solo unos segundos, luego su mirada demuestra enojo y su próximo movimiento es golpear mi mejilla.
Jadeo, jadeo y me topo el lugar lastimado. La sorpresa no me da para más.
Pero no se detiene ahí, porque vuelve a golpearme y luego se abalanza sobre mí sujetando mi mentón.
—Se acabaron los juegos Danna, o haces lo que te digo o pagas las consecuencias, no te tendré piedad, vuelves a dejar que un hombre te ponga una mano encima y a él lo mato y tú no serán solo bofetadas lo que recibirás.
Me está amenazando, jodidamente lo está haciendo.
No contesto por el shock. Vuelve a empujarme sobre la cama y de paso se quita el resto de su ropa, niego y me ignora.
—No voy a tener nada contigo.
—Lo harás.
En un movimiento rápido busco levantarme, pero con solo uno de sus brazos me domina.
—¡No, Vincens!— agarra mi cuello presionándome contra el colchón y grito.
—¿No era esto lo que ibas a tener con Luciano?— con cada palabra que dice su enojo aumenta— Pues te callas y me das lo que yo te pida, total, eres mía— repite— y lo que yo te pida esa me darás.
Quita lo que queda de mis prendas quedando ambos desnudo. Respiro profundo, no hay vuelta atrás en este momento, es un hombre y su fuerza sobrepasa la mía, estoy desnuda y el enojado, cualquier cosa que intente hacer no va a terminar para nada bien.
Me besa, la desesperación y la rabia están presentes, intento seguir sus besos y sus agarres en mi cuerpo se intensifican como si deseara que nuestros cuerpos se vuelvan uno.
Me mira y por unos segundos veo en su mirada algo diferente al enojo que antes lo dominaba, solo unos segundos porque niega y vuelve a la misma expresión de odio y rechazo.
Vincens acaricia y aprieta mi cuerpo mientras lo hace suyo sin piedad alguna, los gemidos salen de mí sin poder detenerlos. Una parte de mí no quiero callarlos.
Esa parte retorcida que sabe que esto está mal, pero aun así lo desea, porque él fue el único hombre que me ha marcado y aún quiere seguir teniendo ese papel en mi vida.
Grito cuando muerde uno de mis pezones, me embiste y acaricia mi clítoris haciéndome venir, siento los espasmos, respiro erráticamente, cierro mis ojos y aprieto los dedos de mis pies, hasta sentir como él también acaba llenándome de su semilla.
De un último empujón para luego salir de mi interior y acostarse a mi lado pegando mi cuerpo al suyo, su respiración en mi cuello hace cosquillas y ninguno dice nada por un rato, pero mi mente no deja de idear un plan.
Quizás si le doy lo que busca por un rato se aburra con el tiempo, solo es un capricho, claro, como le he estado negando algo que quiere y es algo a lo que no está acostumbrado, se ha obsesionado.
Vincens es un hombre poderoso, algo me dice que más de lo que creo, después de lo que he visto hoy he confirmado que no lo conozco de nada, nada es como pensaba.
—Quiero irme a casa— digo y siento como deja un beso en mi hombro y se acomoda en la cama apoyándose de sus codos.
—No, hoy no— me giro para mirarlo y tiene una sonrisa en el rostro— Lo que queda de la noche y la mañana serás para mí— sujeta mi rostro y deja un beso.
No refuto y parece contento con ello.
—No quiero tener sexo sin preservativo— digo captando su atención.
—No quiero tener seco con preservativo— menciona y pongo mis ojos en blanco, molestándolo— Te he dicho que no hagas eso.
—Vincens, no voy a tener nada contigo si no usas un jodido condón, no sé con cuántas mujeres te acuestas sin usar protección y no me voy a arriesgar.
—Tranquila, eres la única con la que no lo uso— dice y me rio en su cara— No estoy bromeando, Danna, me creas o no, estoy limpio cuando quieras nos hacemos unas pruebas.
—Aun así, no confío mucho en mi anticonceptivo y no quiero tener un hijo— hago una pausa pensando lo que voy a decir y al final lo suelto— Menos contigo.
Sus ojos se entrecierran y me mira quedándose pensativo.
—¿No quieres un hijo conmigo, eh?— dice acercándose a mí sigilosamente.
Me pongo nerviosa mientras lo veo acercarse.
—No.
—¿Qué anticonceptivo dices que utilizas, Danna?— pregunta apartando un mechón de cabello de mi rostro.
—Inyección— respondo.
—Perfecto.
Sonríe y me besa, siento que la noche se hace eterna mientras toma mi cuerpo una y otra vez hasta que amanece y parte de la mañana, es como si no se cansara de esto, me asusta un poco, pero sé que solo será así en el comienzo.
ꕤ
—¿Qué pasó con Luciano?— pregunto mientras veo como Vincens se acomoda el saco de su traje.
Termina de abotonar y se acerca a mí, pego la sabana a mi cuerpo y desvió la mirada, su mano toma mi mentón y me obliga a mirarlo.
—¿Tanto te importa lo que le pase a tu amante, cariño?
Amante…
—Solo quiero saber qué pasó con él, nada más— digo quitando su mano de mi rostro.
—Solo fue un pequeño susto, se encuentra… bien, esperemos que haya aprendido con eso y no sea necesario llegar a más y que su familia tenga que planear su funeral ¿Cierto?— lo miro horrorizada y lo nota— Me gusta que tengas miedo, sabrás qué hacer y que no.
Toma su corbata y me la pasa, entiendo su mensaje y me levanto para ayudarlo a ponérsela.
—Gracias cariño, en el closet hay ropa para ti, el chofer te llevará a casa una vez que estés lista, pero si decides quedarte no hay problema.
—Claramente no lo haré.
Sonríe, pero no una sonrisa genuina, notó su disgusto. No dice nada, solo sale y puedo respirar profundo.
Me levanto y me acerco a una de las ventanas, veo como su auto se aleja, busco mis cosas, veo lo que era mi vestido en el suelo y hago una mueca molesta.
Pienso en lo que me dijo y reviso el closet, para mi sorpresa hay varias prendas de mujer, vestidos de marca, en su mayoría saco uno y veo que es de mi talla, es lindo, pero muy elegante, es algo que usaría Rose, quizás sea de ella, aunque tiene la etiqueta.
No lo pienso mucho y me lo pongo sin quitársela, más tarde lo devolveré. Entro al baño y busco un cepillo de dientes sin usar, cepillo mi boca, lavo mi rostro, me peino y cuando termino tomo mi cartera con mis pertenecías.
—Buenos días— digo al chofer, quien solo hace un movimiento con su cabeza y se mete al coche.
—¿A su casa señorita?
—Sí, es…
—Sé la dirección— dice interrumpiéndomelo y aunque me gustaría sorprenderme no lo hago, no sabiendo quién es su jefe.
Cuando estoy en mi departamento dejo el bolso sobre el sofá y paso directamente a la habitación poniendo a cargar mi celular en cuanto enciende busco llamar a Luciano, me sorprendo cuando el teléfono me notifica de llamadas perdidas suyas y mensajes de él intentando comunicarse conmigo inmediatamente lo llamo.
Al tercer tono me responde.
—¿Luciano? ¿Cómo estás? Lo siento mucho, de verdad.
—Estoy bien Danna, no te preocupes, ¿Cómo te encuentras?— indaga, su voz se escucha tranquila.
—Yo estoy bien, estoy en casa, yo…
—Iré a verte, necesitamos hablar.
—¡No!— digo al instante— No… yo, yo te diré cuando podamos vernos, sé que tiene muchas dudas, te las voy a aclarar, pero ahora mismo no puedo.
—Entiendo, tienes mi número y sabes mi dirección, cuando puedas hablar ahí estaré.
—Claro, que pases buen día.
Cierro la llamada y puedo respirar tranquila al saber que se encuentra bien.
No quiero que nos veamos y Vincens se entere de alguna manera, primero debo averiguar cómo supo que estaba con Luciano la noche anterior y como sabía la ubicación.
—¡Amiga! Que bueno que te veo, te extrañaba bastante— Rose me abraza con fuerza y un poco tensa le devuelvo el abrazo— Sé que he estado desaparecida por los viajes, pero pienso recompensarlo, completamente. Una gran sonrisa se asoma en su rostro. La observo, el cabello rubio perfectamente peinado, sus ojos verdes resaltan haciendo contraste con su vestido azul, ella es realmente hermosa. —No te preocupes Rose, sé que tienes responsabilidades— le sonrío y ella se sienta frente a mí. —Estaba pensando en que mañana vayamos a un hotel, ya reservé todo, pasaremos el fin de semana y vendríamos el lunes. Sus palabras me toman por sorpresa, pero asiento. —Está bien, me parece perfecto ¿Finde de chicas?— ella niega y la sonrisa se me va borrando— No entiendo entonces. —Invité a Stella y a mi novio, Vincens llevará un amigo, ¿No es molestia, verdad?— niego. —No, no te preocupes, igual estará mi hermana, tengo unos días sin verla, me hará bien pasar un tiempo con ella. —¡Sí! Justo eso pe
Mis nervios salen a flote cuando veo a Vincens acercarse junto a Rose y un chico que no se me es tan desconocido, ya lo había visto anteriormente con Vincens, aunque no sé mucho de él realmente.—Que bien que están aquí, perdón la demora, tuvimos un problema con uno de los autos— menciona Rose y Stella hace un movimiento con la mano restándole importancia.—No te preocupes, llegamos hace poco, pero aprovechamos para confirmar la reservación, ya nos han dado la llave de nuestras habitaciones, solo esperan por ustedes.—Oh, claro, ahí vamos.La rubia suelta la mano de Vincens y se adelanta con una sonrisa. Stella la sigue dejándome sola con ambos hombres.La fija mirada de Vincens me mantiene incómoda.—Hola, ¿Danna cierto?— el acompañante de mi verdugo se anima a hablar para romper la tensión lo que agradezco.—Sí, ¿Eres…?—Disculpa, Massimo, Massimo Grimaldi— una sonrisa se asoma en su rostro.Vincens levanta una de sus cejas mirando el agarre de su amigo en mi mano, lo que me lleva a
—Vincens quiere hablar contigo— Massimo se acerca a mí fingiendo, su cara muestra una sonrisa como si me estuviese hablando de lo bello que está el día. Toma mi mano pasándome una llave y disimuladamente la tomo— Es la habitación mil veintitrés, te recomiendo que no tardes mucho.Con la misma sonrisa que vino, se marchó. Suspiro estresada, hace más de tres horas que nos separamos, mi hermana se fue a la playa junto con Rose y yo vine a la piscina del hotel, no sabía del paradero de esos dos hasta ahora.Hace poco me había encontrado con Noah, el hombre que me había guiado hasta el restaurante, charlamos un poco y quedamos de salir en la noche a un bar no muy lejos de aquí.Al Rose darse cuenta de mis planes rápidamente se apuntó, los demás en el proceso y no supe cómo decirles que no.No me sorprendería si ese sea el tema de conversación de Vincens. No, claramente ese es.Cuando estoy frente a la puerta de la habitación cierro mis ojos por unos segundos antes de meter la llave y entra
Vincens se aleja de mí, todavía lucho por recuperar mi aire y peor aún, mi mejilla duele más que antes.La toco y palpo mi labio, sangre es lo que veo en mis dedos al mirarlos.—¿Ves lo que me hiciste?— le digo a Vincens quien me mira sin una pizca de culpa, más bien parece orgulloso de su hazaña.—Tú eres quien provoca eso Danna, con tu rebeldía, tus ganas de llevarme la contraria.Me levanto poniéndome frente a él, podrían pensar que estoy loca, pero esa situación me tiene harta.—¡¿Cómo carajos te hago entender que las cosas no son como tú dispongas?!— le grito a la cara— No busques meterte más en mi vida, ahora solo te quiero fuera de ella ¿Entiendes? Esta pelea constante entre tú queriendo dominar mi vida me tiene cansada, Vincens, si tienes ganas de eso hazlo con tu novia, que no soy yo, lo siento por ella, pero a qué sea yo, que sea ella.Vincens se ríe, toma un puñado de mi cabello y yo me quejo.—¿Eres tonta, cierto?— clavo mis uñas en sus manos, pero eso solo lo hace afianza
Acaricio el cabello de Maximiliano mientras este toma de su biberón recostado en mi pecho. Mi sobrino normalmente es un terremoto personificado con solo un año y cuatro meses, pero creo que hasta él sabe que las cosas no andan bien.Stella se encuentra histérica con todo lo sucedido, me ha amenazado con hablarle a papá sobre lo que está pasando, algo a lo que me he negado rotundamente.Papá es un hombre ocupado y con sus propios problemas, no quiero darle disgustos por mis malas decisiones.—¿Crees que esto es posible, Danna?— me mira y yo mezo al niño que ya ha empezado a moverse para que lo deje bajar— ¿Cómo fue que llegaste a permitir que Vincens tuviera tanto control sobre ti en tan poco tiempo?Ni siquiera yo lo sé.—Te ha dado una bofetada— dice casi sin creérselo— Tu piel está violeta, no, no fue una simple cachetada. ¡¿Qué fue lo que realmente pasó?!— grita y la mando a callar cuando su hijo la mira.—No alces la voz, eso fue lo qué pasó, me dio una bofetada, pero no midió su
VINCENS POV'SGuardo el documento dando por terminada mi jornada laboral de hoy, en seis horas tengo un vuelo que hacer con destino a Italia, el cual no voy a posponer ni porque se esté cayendo el cielo.Mucho menos por los "consejos" de mi amigo.—Vamos, hermano, no entiendo por qué el capricho con esta mujer ¿Si notas lo que has hecho últimamente?—Sí, por cierto, no me arrepiento de nada.—¡Vincens por todos los Dioses!— grita Massimo, con una molestia palpable— ¡Puedes ir a prisión! ¿Si captas que hay una demanda y una orden de alejamiento en tu contra? Suelta esto por la paz y líbrame de irte a visitar los miércoles a una prisión.Me rio por su notable desesperación, lo que lo irrita cada vez más.—Calma hermano, a mí es quien le pusieron la demanda y no estoy tan exaltado como tú— recojo mi maletín y le hago una seña para que vaya saliendo de la oficina— Tengo todo bajo control, en poco esa demanda ya no existirá.—¿Ah sí? ¿Y como planeas eso? Claro, si se puede saber.—No te de
DANNA POV'SSu estatura me parecía atractiva, hasta ahora; en estos momentos solo me encuentro intimidada por ella. Veo la locura en él, en su expresión veo lo desquiciado que está en estos momentos y odio tenerle miedo, pero anormal sería si no lo tuviese.—No volverás al gimnasio, creo que es algo que ya pasó por tu mente, ¿verdad?—Púdrete.Presiona mis heridas y lloro con fuerza pidiéndole que se detenga.—Cállate, Danna, ¡cállate!— me grita, es un maldito psicópata.Luego de haberme golpeado hasta dejarme con dolor en las costillas, piernas y hacer que no sienta cierto lado de mi cara, me obliga a jurarle cosas, cohibirme de ciertas cosas que para el son irrespeto a su persona. Como mi ropa, actividades, hasta alejarme de ciertos amigos.Eso no va a pasar.Deja de presionarme y suspiro cuando el dolor pasa un poco, me mira, me mira por unos buenos segundos, lo que me pone totalmente nerviosa.—¿Ves lo que provocas? Mira como estás todo magullada, si no me hicieras enojar esto no
Vincens, Vincens es el hombre que cualquier mujer desearía, apuesto, jodidamente, lo apuesto; millonario, inteligente y con ese aire de hombre malo que nos gusta a muchas.Porque sí, aunque lo neguemos la mayoría del tiempo, a muchas mujeres nos gusta ese chico malo que sabemos que nos hará sufrir en algún punto de su estadía en nuestras vidas.Y yo no soy la excepción.Conocí a Vincens cuando yo tenía diecinueve años de edad, él estaba en sus veintidós y claramente era tan apuesto como lo es actualmente.Aunque la verdad es que ahora lo es más, él lo sabe y sabe aprovecharlo.Nuestras familias se conocían, como cualquier grupo de familia adinerada que busca crecer o ser más y más reconocida en la sociedad. Yo soy Italiana, nacida y crecida en Italia, él por su parte es Alemán, nacido en Alemania y criado en la misma, hasta que sus padres decidieron volar a Italia cuando él tenía solo diecisiete años.Su jodido acento alemán constantemente me volvía loca, pero ahora solo lo quiero lej