Mis pasos eran firmes, el sonido de mis tacones resonaban por el lugar llamando la atención de más de uno.
He tenido una semana tensa, bastante, luchando con el trabajo, mis clientes y de extra: buscando escabullirme de Vincens, tarea que no me ha dejado para nada fácil, pero no imposible.
—Señorita Andreotti— Cecy me detiene captando mi atención, se le nota agitada.
—¿Qué sucede?— cuestiono y ella hace una mueca nerviosa, la chica siempre ha sido tímida, por lo que vacila bastante al decir cosas que podrían disgustarme.
—El hombre al que le hemos estado desviando las llamadas se encuentra en su oficina— mis ojos se abren con horror al escucharla, ella se asusta ante mi reacción— ¡Intente de todas las maneras que podía sacarlo, pero me fue imposible! ¡Perdón!
—Está bien, está bien. Yo me encargo— le doy una sonrisa para que no se sienta culpable y eso parece relajarla.
Me giro y doy una gran bocanada de aire, me enojo cuando al entrar a mi área de trabajo lo veo sentado detrás de mi escritorio leyendo mis carpetas.
—¿Qué carajo crees que haces?— cuestiono obteniendo su atención.
Una de sus cejas se alza, su mirada me recorre de los pies a la cabeza para luego detenerse en mis ojos, mirándome fijamente.
—¿Esos son los modales que te han dado tus padres Danna?— su cinismo me enoja, bastante de hecho.
—Eso a ti no te importa, lárgate de mi oficina, no te quiero aquí.
Se levanta acercándose a mí, cuando lo tengo de frente su mano sujeta mi mentón tirando de él para besarme. Mis manos van a su torso empujando de este para apartarlo, pero no sede.
No hasta que mis labios palpitan luego de haber sido sometidos por los suyos.
Mi mano cae sobre su rostro haciendo un ruido fuerte, esta me pica por un momento, pues lo próximo que siento es como su mano también impacta sobre mi mejilla.
Llevo mi mano sobre ella para luego mirarlo sorprendida.
—No intentes golpearme nuevamente y pensar que no te lo voy a devolver— sentencia en voz baja.
—¡Jodido imbécil!— me lanzo a él golpeándolo a puños cerrados, sus manos sujetan mis muñecas dominándome mientras intento liberarme— ¡Déjame!
En este momento odio que las paredes de mi oficina sean insonorizadas.
—¡Silencio!— me ordena de vuelta— Estoy muy furioso contigo, no soy tu maldito juguete, si eso es lo que crees, ¿Quién te sientes para ignorar mis llamadas? ¡¿Quién te crees para intentar escaparte de mí?!— cuestiona rabioso.
—Estás loco, te dije que yo no quiero nada contigo, ignora mi existencia, borra de tu mente todo rastro de mí— una risa brota de sus labios y sus manos ejercen presión sobre su agarre lastimándome— Me estás haciendo daño, así que déjame.
—No— espeta— Borra tu la idea de que te vas a escapar de mis manos, eres mía y no estoy bromeando.
—Deja de ser un jodido psicótico y apártate. No soy un maldito objeto, Vincens, no soy algo que puedas tomar como una propiedad, que te quede claro.
—Tú serás lo que yo quiera que seas.
—No, nuestra historia acabó hace años, supérame y deja de ser un jodido caprichoso, no eres un niño.
—No lo creo, bonita. Deja de hacerte la difícil y resígnate, no me iré y tú no te irás— una sonrisa aparece en mi rostro, pero una sonrisa falsa y él lo sabe.
—Deberías ponerlo a prueba nuevamente, tú…
—Al parecer la que no supera las cosas es otra— menciona divertido, pero a mí no me hace nada de gracia— Estoy aquí y no tengo planes de irme, otra vez.
—No me interesa Vincens, te seré sincera, ya no soy la misma chiquilla a la cual dejaste luego de tener sexo con ella, esa murió, no me importa lo que hagas o dejes de hacer, tengo nuevos prospectos y tú no estás en ellos— al terminar mis palabras veo como su expresión cambia.
Ya no parece estar divirtiéndose con la situación, ahora está enojado.
—Sé que te has estado viendo con Luciano Coppola, y si no quieres que esto acabe en tragedia, párale a tu estupidez.
Me siento ofendida y hasta asustada.
—¿Me has estado investigando?— cuestiono sorprendida— ¡Psicópata, aléjate de mí, no tienes ningún derecho a meterte en mi vida o cuestionar lo que yo haga!
—No volvamos a lo mismo, espero que hayas disfrutado en mi ausencia, porque el único hombre que estará presente en tu vida seré yo.
—Le diré de todo esto a Rose si no me dejas en paz— amenazo, pero parece no importarle.
—Hazlo, no me interesa, será un problema menos o quizás la única persona que se aleje será ella de ti, pero a mí siempre me tendrás presente.
Se aparta dejando un beso en mi boca, para luego irse en menos de nada, la puerta se cierra detrás de mí, pero me quedo estática tratando de procesar todo.
Le pondré una orden de alejamiento.
ꕤ
Las manos de Luciano sujetan mi cintura mientras bailamos, río al sentir sus besos en mi cuello y como luego sube a mi oído susurrando varias cosas que me ponen caliente.
Las luces en la zona VIP cambian de color, como también el pestañeo es constante. Tomo el brazo de él llevándolo de la mano hasta uno de los sofás retirados.
Luciano hace meses me había contactado para términos laborales, estuvimos unas semanas hablando y la atracción sexual en ambos era notable. Ya tenemos más de dos meses en esto y ambos estamos más que complacidos uno del otro.
Me subo a horcajadas sobre él haciendo que el vestido brillante que llevo se suba un poco dejando mis muslos desnudos, sus manos no dudan en acariciarlos y apretarlos. Con una sonrisa dejo un beso sobre sus labios.
El pelinegro profundiza el beso, el cual sigo gustosa mientras siento sus manos apretar mi trasero, la situación va subiendo de tono y ambos lo sabemos.
—Creo que es hora de que nos marchemos de aquí, ¿No?— menciono en su oído y lo veo asentir.
—Estoy totalmente de acuerdo.
Me levanto de mi lugar y luego él lo hace, Luciano toma mi cartera y arreglo mi ropa lo más que puedo para que luego ambos salgamos del establecimiento teniendo en mente ir a casa.
No hay muchas personas a fuera y cuando vamos al parqueadero menos, desde lejos él le quita el seguro al auto y cuando nos acercamos le doy la espalda para guardar el bolso, un sonido me asusto y cuando me giro grito horrorizada al ver a Luciano ser agarrado por un hombre desconocido y luego ver como Vincens lo golpea.
Todo pasa muy rápido.
—¡Basta!— grito y cuando intento acercarme a esa bestia, un hombre me sostiene.
Luciano no tiene oportunidad de defenderse ante los golpes del rubio, está siendo sostenido por un hombre que le dobla el tamaño y los golpes de Vincens no son nada débiles.
—¡Suéltalo, jodido animal!— grito moviéndome e intentando que el gorila me deje.
Claramente no consigo nada.
—Esto es una pequeña advertencia, para que dejes de meterte con mujeres ajenas— escucho decir a Vincens, sus palabras me dejen atónita.
Este se gira y su mirada recae sobre mí, está furioso, no, más que eso y lo confirmo cuando viene a por mí, el hombre se aparta y ahora es Vincens quien está sobre mí, sus manos se enroscan en mi pelo tirando de él con fuerza.
La sorpresa llega a mí.
—¿Qué haces? ¡Déjame!— coloco mis manos sobre las suyas intentando apaciguar el agarre, pero esto solo hace que tire de mi cabellera con más fuerza.
—Te lo dije muy claro la última vez, que te alejarás de él, pero parece que tomas mis palabras como un juego ¿No es así?— aprieta su mandíbula mientras me mira— No estoy bromeando Danna, cuando te digo algo hazlo.
Vincens me gira, mi vista cae sobre Luciano, quien se encuentra golpeado y tosiendo sangre, me preocupo e intento soltarme e ir hacia él, pero obviamente este animal no me lo permite.
—No me hagas enojar más, preciosa— me lleva a la fuerza con él, hasta un vehículo completamente negro y aparentemente blindado.
Uno de esos hombres que lo acompañan busca mis cosas en el auto de Luciano, mientras este se encuentra desangrándose, me preocupa, pero más me preocupo por mí.
—No sé qué planeas, pero déjalo Vincens, por favor basta.
No responde, me ignora el imbécil. Utiliza su celular mientras el vehículo avanza y yo estoy que tiemblo del miedo y los nervios ¿A dónde carajos me lleva?
El tiempo me da esa respuesta, cundo el vehículo se detiene frente a una casa desconocida, pero que sé que es suya, es bastante notable.
A las malas me saca del vehículo y cuando me rehúso a caminar me sube sobre sus hombros.
—¡Bájame, jodido loco!— no contesta y no me baja hasta que no estamos en una habitación.
Deja caer mi cuerpo sobre la cama, como lo hizo aquella vez en mi departamento. A diferencia de que ahora se encuentra el triple de molesto.
—Dime, Danna, ¿A caso crees que es una buena idea llevarme la contraría?— cuestiona mientras quita su camisa y me mira fijamente.
Mi respiración se vuelve errática y lo miro a esos ojos azules.
—Creo que deberías dejarme tranquila y seguir con tu vida, yo no soy tu mujer, no sé si estás tomado, pero te has equivocado.
Chillo cuando su mano se cierra en mi cuello apretando con bastante fuerza.
—Métete en la cabeza que eres mía, lo fuiste cuando tenías diecinueve, lo fuiste hace semanas, lo serás ahora y en el futuro. Lo que le hice hoy a Luciano no es nada comparado con lo que le haré a él o a cualquier hombre que se te acerque.
—Soy una mujer soltera— jadeo cuando aprieta mi cuello dejándome sin aire— Pu-puedo estar con quien quiera.
—¿Qué parte de que eres mía no entiendes?— su mirada pasa a mi vestido y parece enojarse— No me agrada como te vistes, que sea la última vez que usas ese tipo de ropa.
—A mí no me vas a decir que usar y que no.
No espero su movimiento. Deja mi cuello para pasar su mano a mi prenda y romperla, esta se desprende de las cadenas que las tenía sujeta y vuelve a tirar de ella rasgándola de la parte de abajo.
—¡Vincens, carajo!— grito de frustración y me levanto.
Inútilmente, busco taparme, porque si la prenda cubría solo lo suficiente, ahora no cubre nada.
—No estoy bromeando, aprenderás a hacerme caso a las buenas o a las malas.
Sus palabras me asustan, si digo que no estaría mintiendo, pero no sé qué hacer.No sé cómo sobrellevar esta situación, he intentado de todo y nada funciona para alejarlo de mí sin que reciba violencia de su parte.—Hablemos Vincens, somos adultos.—Ya hemos hablado ¿No? Las cosas están bastante claras, eres mía y haces lo que yo te diga, sencillo— respiro hondo— Solo que te haces la estúpida y no haces nada de lo que digo ¿No es así?— sus nudillos acarician mi mejilla por unos segundos, solo unos segundos, luego su mirada demuestra enojo y su próximo movimiento es golpear mi mejilla.Jadeo, jadeo y me topo el lugar lastimado. La sorpresa no me da para más.Pero no se detiene ahí, porque vuelve a golpearme y luego se abalanza sobre mí sujetando mi mentón.—Se acabaron los juegos Danna, o haces lo que te digo o pagas las consecuencias, no te tendré piedad, vuelves a dejar que un hombre te ponga una mano encima y a él lo mato y tú no serán solo bofetadas lo que recibirás.Me está amenaz
—¡Amiga! Que bueno que te veo, te extrañaba bastante— Rose me abraza con fuerza y un poco tensa le devuelvo el abrazo— Sé que he estado desaparecida por los viajes, pero pienso recompensarlo, completamente. Una gran sonrisa se asoma en su rostro. La observo, el cabello rubio perfectamente peinado, sus ojos verdes resaltan haciendo contraste con su vestido azul, ella es realmente hermosa. —No te preocupes Rose, sé que tienes responsabilidades— le sonrío y ella se sienta frente a mí. —Estaba pensando en que mañana vayamos a un hotel, ya reservé todo, pasaremos el fin de semana y vendríamos el lunes. Sus palabras me toman por sorpresa, pero asiento. —Está bien, me parece perfecto ¿Finde de chicas?— ella niega y la sonrisa se me va borrando— No entiendo entonces. —Invité a Stella y a mi novio, Vincens llevará un amigo, ¿No es molestia, verdad?— niego. —No, no te preocupes, igual estará mi hermana, tengo unos días sin verla, me hará bien pasar un tiempo con ella. —¡Sí! Justo eso pe
Mis nervios salen a flote cuando veo a Vincens acercarse junto a Rose y un chico que no se me es tan desconocido, ya lo había visto anteriormente con Vincens, aunque no sé mucho de él realmente.—Que bien que están aquí, perdón la demora, tuvimos un problema con uno de los autos— menciona Rose y Stella hace un movimiento con la mano restándole importancia.—No te preocupes, llegamos hace poco, pero aprovechamos para confirmar la reservación, ya nos han dado la llave de nuestras habitaciones, solo esperan por ustedes.—Oh, claro, ahí vamos.La rubia suelta la mano de Vincens y se adelanta con una sonrisa. Stella la sigue dejándome sola con ambos hombres.La fija mirada de Vincens me mantiene incómoda.—Hola, ¿Danna cierto?— el acompañante de mi verdugo se anima a hablar para romper la tensión lo que agradezco.—Sí, ¿Eres…?—Disculpa, Massimo, Massimo Grimaldi— una sonrisa se asoma en su rostro.Vincens levanta una de sus cejas mirando el agarre de su amigo en mi mano, lo que me lleva a
—Vincens quiere hablar contigo— Massimo se acerca a mí fingiendo, su cara muestra una sonrisa como si me estuviese hablando de lo bello que está el día. Toma mi mano pasándome una llave y disimuladamente la tomo— Es la habitación mil veintitrés, te recomiendo que no tardes mucho.Con la misma sonrisa que vino, se marchó. Suspiro estresada, hace más de tres horas que nos separamos, mi hermana se fue a la playa junto con Rose y yo vine a la piscina del hotel, no sabía del paradero de esos dos hasta ahora.Hace poco me había encontrado con Noah, el hombre que me había guiado hasta el restaurante, charlamos un poco y quedamos de salir en la noche a un bar no muy lejos de aquí.Al Rose darse cuenta de mis planes rápidamente se apuntó, los demás en el proceso y no supe cómo decirles que no.No me sorprendería si ese sea el tema de conversación de Vincens. No, claramente ese es.Cuando estoy frente a la puerta de la habitación cierro mis ojos por unos segundos antes de meter la llave y entra
Vincens se aleja de mí, todavía lucho por recuperar mi aire y peor aún, mi mejilla duele más que antes.La toco y palpo mi labio, sangre es lo que veo en mis dedos al mirarlos.—¿Ves lo que me hiciste?— le digo a Vincens quien me mira sin una pizca de culpa, más bien parece orgulloso de su hazaña.—Tú eres quien provoca eso Danna, con tu rebeldía, tus ganas de llevarme la contraria.Me levanto poniéndome frente a él, podrían pensar que estoy loca, pero esa situación me tiene harta.—¡¿Cómo carajos te hago entender que las cosas no son como tú dispongas?!— le grito a la cara— No busques meterte más en mi vida, ahora solo te quiero fuera de ella ¿Entiendes? Esta pelea constante entre tú queriendo dominar mi vida me tiene cansada, Vincens, si tienes ganas de eso hazlo con tu novia, que no soy yo, lo siento por ella, pero a qué sea yo, que sea ella.Vincens se ríe, toma un puñado de mi cabello y yo me quejo.—¿Eres tonta, cierto?— clavo mis uñas en sus manos, pero eso solo lo hace afianza
Acaricio el cabello de Maximiliano mientras este toma de su biberón recostado en mi pecho. Mi sobrino normalmente es un terremoto personificado con solo un año y cuatro meses, pero creo que hasta él sabe que las cosas no andan bien.Stella se encuentra histérica con todo lo sucedido, me ha amenazado con hablarle a papá sobre lo que está pasando, algo a lo que me he negado rotundamente.Papá es un hombre ocupado y con sus propios problemas, no quiero darle disgustos por mis malas decisiones.—¿Crees que esto es posible, Danna?— me mira y yo mezo al niño que ya ha empezado a moverse para que lo deje bajar— ¿Cómo fue que llegaste a permitir que Vincens tuviera tanto control sobre ti en tan poco tiempo?Ni siquiera yo lo sé.—Te ha dado una bofetada— dice casi sin creérselo— Tu piel está violeta, no, no fue una simple cachetada. ¡¿Qué fue lo que realmente pasó?!— grita y la mando a callar cuando su hijo la mira.—No alces la voz, eso fue lo qué pasó, me dio una bofetada, pero no midió su
VINCENS POV'SGuardo el documento dando por terminada mi jornada laboral de hoy, en seis horas tengo un vuelo que hacer con destino a Italia, el cual no voy a posponer ni porque se esté cayendo el cielo.Mucho menos por los "consejos" de mi amigo.—Vamos, hermano, no entiendo por qué el capricho con esta mujer ¿Si notas lo que has hecho últimamente?—Sí, por cierto, no me arrepiento de nada.—¡Vincens por todos los Dioses!— grita Massimo, con una molestia palpable— ¡Puedes ir a prisión! ¿Si captas que hay una demanda y una orden de alejamiento en tu contra? Suelta esto por la paz y líbrame de irte a visitar los miércoles a una prisión.Me rio por su notable desesperación, lo que lo irrita cada vez más.—Calma hermano, a mí es quien le pusieron la demanda y no estoy tan exaltado como tú— recojo mi maletín y le hago una seña para que vaya saliendo de la oficina— Tengo todo bajo control, en poco esa demanda ya no existirá.—¿Ah sí? ¿Y como planeas eso? Claro, si se puede saber.—No te de
DANNA POV'SSu estatura me parecía atractiva, hasta ahora; en estos momentos solo me encuentro intimidada por ella. Veo la locura en él, en su expresión veo lo desquiciado que está en estos momentos y odio tenerle miedo, pero anormal sería si no lo tuviese.—No volverás al gimnasio, creo que es algo que ya pasó por tu mente, ¿verdad?—Púdrete.Presiona mis heridas y lloro con fuerza pidiéndole que se detenga.—Cállate, Danna, ¡cállate!— me grita, es un maldito psicópata.Luego de haberme golpeado hasta dejarme con dolor en las costillas, piernas y hacer que no sienta cierto lado de mi cara, me obliga a jurarle cosas, cohibirme de ciertas cosas que para el son irrespeto a su persona. Como mi ropa, actividades, hasta alejarme de ciertos amigos.Eso no va a pasar.Deja de presionarme y suspiro cuando el dolor pasa un poco, me mira, me mira por unos buenos segundos, lo que me pone totalmente nerviosa.—¿Ves lo que provocas? Mira como estás todo magullada, si no me hicieras enojar esto no