—¡Amiga! Que bueno que te veo, te extrañaba bastante— Rose me abraza con fuerza y un poco tensa le devuelvo el abrazo— Sé que he estado desaparecida por los viajes, pero pienso recompensarlo, completamente.
Una gran sonrisa se asoma en su rostro. La observo, el cabello rubio perfectamente peinado, sus ojos verdes resaltan haciendo contraste con su vestido azul, ella es realmente hermosa.
—No te preocupes Rose, sé que tienes responsabilidades— le sonrío y ella se sienta frente a mí.
—Estaba pensando en que mañana vayamos a un hotel, ya reservé todo, pasaremos el fin de semana y vendríamos el lunes.
Sus palabras me toman por sorpresa, pero asiento.
—Está bien, me parece perfecto ¿Finde de chicas?— ella niega y la sonrisa se me va borrando— No entiendo entonces.
—Invité a Stella y a mi novio, Vincens llevará un amigo, ¿No es molestia, verdad?— niego.
—No, no te preocupes, igual estará mi hermana, tengo unos días sin verla, me hará bien pasar un tiempo con ella.
—¡Sí! Justo eso pensé cuando la llamé para avisarle— Rose se levanta y luego yo lo hago— Pero bueno, no te quito más tu tiempo, seguro tienes mucho trabajo, a demás yo quedé de verme con Vincens para comer. Te veo mañana, por mensaje te estaré avisando todo— me da un beso en la mejilla y cuando sale me desplomo en la silla de mi escritorio.
Qué incómodo será todo esto, he estado haciendo todo lo posible por no cruzarme con
Vincens en estas últimas semanas, él ha estado viajando, solo, con Rose, lo que en parte agradezco, pero al momento en que tiene un espacio libre me busca y tengo que ir tras él.Todo este tema me tiene bastante nerviosa, si Rose se entera no sé como vaya a acabar todo esto.
El sonido del teléfono me saca de mis pensamientos.
—¿Sí?
—Señorita, tiene una visita— por un momento la preocupación viene a mí— Es el señor Luciano ¿Lo hago pasar?
—Claro, ya salgo, yo lo recibo.
—Como guste.
Dejo el teléfono en su lugar y me levanto, cuando salgo de mi oficina lo veo hablando con mi secretaria, me sonríe e igualmente yo lo hago.
—Luciano, que bueno verte— cuando me acerco este me recibe con un abrazo que devuelvo feliz.
Realmente me mantiene en paz ver que se encuentra bien.
—Igualmente, Danna, ¿Podemos pasar a tu oficina? Hay algunas cosas de las que quiero hablar contigo— me mira y me pongo nerviosa.
No hemos tocado el tema de Vincens y sé que eso vendrá al tema en unos momentos.
—Sí, pasa— Luciano me sigue y toma asiento frente a mi escritorio— Sé que tienes muchas dudas, intentaré explicártelas, te lo debo.
—Así es, realmente no entiendo qué pasó, ¿Cómo es que de un momento a otro Lincer dice tener algún poder sobre ti?— hace una pausa— Poniendo en un paréntesis que eres una mujer adulta y lo que yo pensaba soltera.
—Lo soy— digo interrumpiéndolo.
—¿Lo eres? Eso no fue lo que Vincens quiso dejar dicho, a demás ¿Qué Vincens no está saliendo con tu amiga?— mi boca se cierra y se abre sin saber qué decir correctamente— ¿Danna?
—Sí, pero es una historia bastante complicada, él y yo fuimos pareja hace unos años, luego regresó y…
—Son amantes— dice él y no puedo negarlo, porque eso es lo que somos— No soy quién para meterme en la vida de los demás, cada quien que lleve sus pecados y sus culpas— él se levanta y yo también lo hago— Mientras esas cosas no me salpiquen lo que no fue el caso.
Me acerco y tomo sus manos.
—Lo siento, de verdad, lamento lo que Vincens y sus hombres hicieron. Por la misma razón he estado alejada de ti, no sé cómo lidiar con él y toda esta locura.
—Él tiene pareja, Rose, ¿No? Entonces es muy cínico de su parte creerse tu dueño cuando; perdón que te lo diga, no eres más que la segunda, porque a ella es a quien conocen como su mujer ¿No fue eso lo que él dijo que eras? Su mujer, esa es Rose, no tú.
Sus palabras me avergüenzan de cierta manera, sé que tiene razón y eso es lo que más siento.
—¿Piensas que no lo sé? Pero te repito, no sé cómo lidiar con esta situación.
—Ponlo en una balanza, ¿Qué te brinda esto y que te quita? ¿Realmente vale la pena lo que tienes con Vincens? Si no es así, termínalo.
Me rio y él me mira con seriedad.
—No es tan fácil como supones, créeme, no es tan fácil.
—Tú sabrás Danna, lo dejé pasar esa vez, pero una próxima no lo haré. Arregla tus cosas con él y pon los puntos claros, luego te buscaré para hablar de negocios y por lo otro, ahí tienes mi número, hasta luego.
Luciano se acerca y deja un beso sobre mis labios, beso que recibo y luego lo veo marcharse.
Me voy a volver loca, ¡Loca!
Termino algunos trabajos pendientes de la empresa, como de clientes fuera de esta cuando doy por terminada mi jornada laboral. Tomo mis cosas y salgo de la oficina.
—Oye, Emily, ya puedes irte, no estaré por aquí hasta el lunes en la tarde, cualquier cosa me la haces saber y si tengo algo que decirte igual te llamaré ¿Está bien?
—Sí, señorita, que tenga buenas noches.
—Igualmente, Emily.
Me despido y salgo de la empresa, cuando estoy en mi coche respiro profundo, pienso en que haré ¿Qué prosigue? Las palabras de Luciano aún rondan en mi mente.
«No eres más que la segunda, porque a ella es a quien conocen como su mujer».
La segunda, la mujer a la que acude cuando está caliente y ella no está cerca, a la que le da las sobras, con la que se desahoga, eso soy.
Y yo no quiero ser eso.
Manejo hasta mi departamento y al llegar me encuentro con Stella, mi hermana.
—Vaya, hasta que llegas— dice mientras se acomoda en el sofá.
—Avisa que estás aquí, casi me matas de un susto, creí que se habían metido a robar, si sigues haciendo eso te voy a quitar la llave.
—No seas exagerada, como mañana iremos al hotel con Rose, pensé que era mejor irnos juntas y que no vayas a tener que pasar por mí.
—Oh, si piensas— Stella me lanza un cojín y me río— Ya, es solo una broma ¿Cómo te ha ido esta última semana? Ni las sombras de ti.
—Estaba algo ocupada con el trabajo, tenía planos y proyectos pendientes— menciona y en sus gestos puedo notar lo estresada que está solo de hablar de ello— Por eso no dudé un segundo en aceptar los planes de Rose.
—Me lo dijo hace unas horas, me tomó por sorpresa.
—No, a mí me lo dijo hace unos días— Stella me toma de las manos, llevándome a sentarme junto a ella— Oye, hablando de Rose, ¿Cómo llevas lo de Vincens? ¿Qué has hecho?
—¿Que qué he hecho? Pues nada, aquí sigo, siendo la otra, su amante. ¿Qué irónico no? Un día fui la oficial, si a eso se le pudo llamar así, y hoy estoy siendo la que busca cuando su novia no está disponible.
—Danna, no…
—Stella sí, sabes que es así, no queramos disfrazar las cosas, porque esto no tiene otro nombre. Vincens en cualquier momento se va a aburrir de mí, quizás vuelva y desaparezca o tal vez yo lo haga de su vida.
—O todo se sepa y se arme un buen problema— la miro mal— ¿Qué? Sabes que esa en una opción que no puedes descartar, bien dicen que en esta vida lo único verdaderamente cierto es que todos vamos a morir y ninguna mentira es eterna, tarde o temprano sale a la luz.
—Ya no me hagas sentir más mal— digo mirando mis manos y ella las toma nuevamente haciendo que la mire a los ojos.
—Sabes que te amo y todo lo que te digo es por tu bien, corta esto que tienes con Vincens, sé que te gusta, que fue tu primer hombre, pero no está bien lo que están haciendo, menos a Rose, quien se ha portado tan bien con todos.
Me recuesto sobre su hombro y ella acaricia mi pelo.
—Piénsalo.
Mis nervios salen a flote cuando veo a Vincens acercarse junto a Rose y un chico que no se me es tan desconocido, ya lo había visto anteriormente con Vincens, aunque no sé mucho de él realmente.—Que bien que están aquí, perdón la demora, tuvimos un problema con uno de los autos— menciona Rose y Stella hace un movimiento con la mano restándole importancia.—No te preocupes, llegamos hace poco, pero aprovechamos para confirmar la reservación, ya nos han dado la llave de nuestras habitaciones, solo esperan por ustedes.—Oh, claro, ahí vamos.La rubia suelta la mano de Vincens y se adelanta con una sonrisa. Stella la sigue dejándome sola con ambos hombres.La fija mirada de Vincens me mantiene incómoda.—Hola, ¿Danna cierto?— el acompañante de mi verdugo se anima a hablar para romper la tensión lo que agradezco.—Sí, ¿Eres…?—Disculpa, Massimo, Massimo Grimaldi— una sonrisa se asoma en su rostro.Vincens levanta una de sus cejas mirando el agarre de su amigo en mi mano, lo que me lleva a
—Vincens quiere hablar contigo— Massimo se acerca a mí fingiendo, su cara muestra una sonrisa como si me estuviese hablando de lo bello que está el día. Toma mi mano pasándome una llave y disimuladamente la tomo— Es la habitación mil veintitrés, te recomiendo que no tardes mucho.Con la misma sonrisa que vino, se marchó. Suspiro estresada, hace más de tres horas que nos separamos, mi hermana se fue a la playa junto con Rose y yo vine a la piscina del hotel, no sabía del paradero de esos dos hasta ahora.Hace poco me había encontrado con Noah, el hombre que me había guiado hasta el restaurante, charlamos un poco y quedamos de salir en la noche a un bar no muy lejos de aquí.Al Rose darse cuenta de mis planes rápidamente se apuntó, los demás en el proceso y no supe cómo decirles que no.No me sorprendería si ese sea el tema de conversación de Vincens. No, claramente ese es.Cuando estoy frente a la puerta de la habitación cierro mis ojos por unos segundos antes de meter la llave y entra
Vincens se aleja de mí, todavía lucho por recuperar mi aire y peor aún, mi mejilla duele más que antes.La toco y palpo mi labio, sangre es lo que veo en mis dedos al mirarlos.—¿Ves lo que me hiciste?— le digo a Vincens quien me mira sin una pizca de culpa, más bien parece orgulloso de su hazaña.—Tú eres quien provoca eso Danna, con tu rebeldía, tus ganas de llevarme la contraria.Me levanto poniéndome frente a él, podrían pensar que estoy loca, pero esa situación me tiene harta.—¡¿Cómo carajos te hago entender que las cosas no son como tú dispongas?!— le grito a la cara— No busques meterte más en mi vida, ahora solo te quiero fuera de ella ¿Entiendes? Esta pelea constante entre tú queriendo dominar mi vida me tiene cansada, Vincens, si tienes ganas de eso hazlo con tu novia, que no soy yo, lo siento por ella, pero a qué sea yo, que sea ella.Vincens se ríe, toma un puñado de mi cabello y yo me quejo.—¿Eres tonta, cierto?— clavo mis uñas en sus manos, pero eso solo lo hace afianza
Acaricio el cabello de Maximiliano mientras este toma de su biberón recostado en mi pecho. Mi sobrino normalmente es un terremoto personificado con solo un año y cuatro meses, pero creo que hasta él sabe que las cosas no andan bien.Stella se encuentra histérica con todo lo sucedido, me ha amenazado con hablarle a papá sobre lo que está pasando, algo a lo que me he negado rotundamente.Papá es un hombre ocupado y con sus propios problemas, no quiero darle disgustos por mis malas decisiones.—¿Crees que esto es posible, Danna?— me mira y yo mezo al niño que ya ha empezado a moverse para que lo deje bajar— ¿Cómo fue que llegaste a permitir que Vincens tuviera tanto control sobre ti en tan poco tiempo?Ni siquiera yo lo sé.—Te ha dado una bofetada— dice casi sin creérselo— Tu piel está violeta, no, no fue una simple cachetada. ¡¿Qué fue lo que realmente pasó?!— grita y la mando a callar cuando su hijo la mira.—No alces la voz, eso fue lo qué pasó, me dio una bofetada, pero no midió su
VINCENS POV'SGuardo el documento dando por terminada mi jornada laboral de hoy, en seis horas tengo un vuelo que hacer con destino a Italia, el cual no voy a posponer ni porque se esté cayendo el cielo.Mucho menos por los "consejos" de mi amigo.—Vamos, hermano, no entiendo por qué el capricho con esta mujer ¿Si notas lo que has hecho últimamente?—Sí, por cierto, no me arrepiento de nada.—¡Vincens por todos los Dioses!— grita Massimo, con una molestia palpable— ¡Puedes ir a prisión! ¿Si captas que hay una demanda y una orden de alejamiento en tu contra? Suelta esto por la paz y líbrame de irte a visitar los miércoles a una prisión.Me rio por su notable desesperación, lo que lo irrita cada vez más.—Calma hermano, a mí es quien le pusieron la demanda y no estoy tan exaltado como tú— recojo mi maletín y le hago una seña para que vaya saliendo de la oficina— Tengo todo bajo control, en poco esa demanda ya no existirá.—¿Ah sí? ¿Y como planeas eso? Claro, si se puede saber.—No te de
DANNA POV'SSu estatura me parecía atractiva, hasta ahora; en estos momentos solo me encuentro intimidada por ella. Veo la locura en él, en su expresión veo lo desquiciado que está en estos momentos y odio tenerle miedo, pero anormal sería si no lo tuviese.—No volverás al gimnasio, creo que es algo que ya pasó por tu mente, ¿verdad?—Púdrete.Presiona mis heridas y lloro con fuerza pidiéndole que se detenga.—Cállate, Danna, ¡cállate!— me grita, es un maldito psicópata.Luego de haberme golpeado hasta dejarme con dolor en las costillas, piernas y hacer que no sienta cierto lado de mi cara, me obliga a jurarle cosas, cohibirme de ciertas cosas que para el son irrespeto a su persona. Como mi ropa, actividades, hasta alejarme de ciertos amigos.Eso no va a pasar.Deja de presionarme y suspiro cuando el dolor pasa un poco, me mira, me mira por unos buenos segundos, lo que me pone totalmente nerviosa.—¿Ves lo que provocas? Mira como estás todo magullada, si no me hicieras enojar esto no
Vincens, Vincens es el hombre que cualquier mujer desearía, apuesto, jodidamente, lo apuesto; millonario, inteligente y con ese aire de hombre malo que nos gusta a muchas.Porque sí, aunque lo neguemos la mayoría del tiempo, a muchas mujeres nos gusta ese chico malo que sabemos que nos hará sufrir en algún punto de su estadía en nuestras vidas.Y yo no soy la excepción.Conocí a Vincens cuando yo tenía diecinueve años de edad, él estaba en sus veintidós y claramente era tan apuesto como lo es actualmente.Aunque la verdad es que ahora lo es más, él lo sabe y sabe aprovecharlo.Nuestras familias se conocían, como cualquier grupo de familia adinerada que busca crecer o ser más y más reconocida en la sociedad. Yo soy Italiana, nacida y crecida en Italia, él por su parte es Alemán, nacido en Alemania y criado en la misma, hasta que sus padres decidieron volar a Italia cuando él tenía solo diecisiete años.Su jodido acento alemán constantemente me volvía loca, pero ahora solo lo quiero lej
Las cosas claramente se estaban saliendo de control y para mi mala suerte, no sabía como solucionar esto a la perfección. —Vincens, vamos escúchame, sabes que no puedes...— me besó callándome. —No intentes convencerme de nada, no va a funcionar linda, esto va a pasar— sus palabras calaron profundo en mí. Me siento expuesta, lo estoy, y sumando lo nerviosa que estoy mientras busco la manera de apartarlo y lograr que se largue de aquí, de mi vida, es más, yo me alejaré de la suya. —¿De verdad quieres hacerle esto a Rose?— mi voz salió en un hilo, este era mi último movimiento, ya no se me ocurría más nada. Una sonrisa brotó de sus labios, se estaba burlando de mí. Con un movimiento brusco busqué apartarlo. —¿Rose? No sé de ninguna Rose, por mi mente solo pasa Danna Andreotti— susurró cerca de mi oído, erizándome por completo. —Vete al carajo— susurro. Chillo, cuando en vez de recibir una respuesta su boca baja a mi cuello, siento como besa y succiona esa parte sacándome varios q