Ava Miller, la joven heredera de una próspera compañía de construcción, ve su perfecta vida desmoronarse cuando es acusada de corrupción y fraude al derrumbarse uno de los edificios que su empresa está construyendo, cobrando la vida de varios trabajadores. Acusada por su esposo y condenada a prisión pierde no solo la custodia de su pequeña hija, sino también la mayor parte de la compañía de su familia. Con la esperanza de encontrar aliados para probar su inocencia y recuperar a su hija, Ava acude a Ethan Anderson, implacable rival su compañía y uno los principales constructores la ciudad. A Ethan no le interesan los problemas Ava, pero sí las acciones que le darán la oportunidad obtener ventaja sobre la compañía Miller por lo que acepta su oferta. Ava y Ethan deberán enfrentar sus propios demonios mientras luchan por la justicia, la redención y amor. ¿Podrán superar sus diferencias y confiar uno en otro en medio la traición y la adversidad?
Leer másBárbara se levantó de la cama con pesadez, una sonrisa asomó a su rostro cuando acarició su voluminoso vientre de embarazada. Tenía treinta y nueve semanas de embarazo, sabía que estaba próxima a dar a luz.Nueve meses habían pasado desde que se fue de luna de miel a Las Bahamas, su hija había sido concebida en ese maravilloso lugar donde cada noche se amaron con una pasión ardiente que la volvía loca.Bárbara se sentía plena y bendecida por tener la familia que siempre había soñado, nunca pensó que se podía ser tan feliz.Se dirigió al baño para darse una ducha y prepararse para el día, de pronto, sintió un líquido caliente que le bajaba por las piernas. Se miró y vio que había roto fuente. Su bebé estaba por nacer. Se sorprendió y se emocionó al mismo tiempo. Estaba a punto de llamar a Nathan cuando este entró en la habitación para decirle algo.—Bárbara, amor, acabo de hablar con Ethan. Ava está teniendo a su bebé en este momento. Está en el hospital y nos pide que vayamos a verla
Bárbara se miró al espejo y se sintió como una princesa. Llevaba un hermoso vestido de novia con encaje, de color marfil, con un escote de hombros caídos que resaltaba su busto y su cintura. La falda era amplia y vaporosa, con varias capas de tul y organza adornada con pequeñas florecitas de color lila que se prolongaban hasta una cola larga y elegante, que arrastraba por el suelo. Llevaba su cabello recogido en un moño alto, adornado con una tiara de cristales. Su rostro estaba maquillado con tonos suaves y naturales, que resaltaban sus ojos verdes y sus labios rosados. En sus manos llevaba un ramo de rosas blancas y lilas, que combinaban con el color de su vestido. Bárbara se sentía feliz y nerviosa a la vez. Estaba a punto de casarse con Nathan, el amor de su vida, y de formar una familia con él y con Gabriel, su hijo. Había pasado por muchas dificultades para llegar hasta ese momento, pero al fin había logrado superarlas. —Estás preciosa, Bárbara. Nathan va a quedarse sin aliento
Nathan y Gabriel entraron a la casa con Rex, el perro estaba eufórico por haberse mojado con la lluvia y por volver a casa por lo que arrastró a su dueño por el salón antes de que pudiera quitarle la correa.—Tranquiló, Rex —dijo Gabriel riendo —. Mamá llegamos, ven a ver a Rex —gritó el pequeño a las escaleras.El bullicio atrajo a sus abuelos hacia el salón.—¡Mamá, papá! ¿Qué hacen aquí? —preguntó Nathan sorprendido.—¡Abuelos! —gritó Gabriel corriendo a refugiarse en los brazos de su abuela mientras Rex se acercó a ellos dando saltos eufóricos.—Sam nos llamó para contarnos lo sucedido, Nathaniel, no podíamos creerlo —dijo Greg acercándose a su hijo para susurrarle la respuesta. No quería que Gabriel lo oyera.—No sé lo que les dijo Sam, papá, sin embargo, estoy seguro de que la mayoría es mentira. ¿Dónde está Bárbara? —preguntó Nathan mirando a su hijo que estaba entretenido hablando con su abuela.—La echamos, no creerás...—¿Cómo que la echaron?—Sí, le pedimos que se fuera, Na
—¿De veras quieres dar una entrevista a la prensa y dejarla entrar a tu casa y a tu vida? —le preguntó Ava a Bárbara.Estaban sentadas en el salón de la casa de Nathan tomando un café, Ava había acudido al lugar cuando Bárbara, echa una fiera, la llamó para contarle lo sucedido con Sam.—No, no quiero, pero tampoco me quiero quedar callada. Sufrí mucho al creer a mi hijo muerto para que esta maldita mujer venga a decir que lo abandoné —contestó Bárbara con rabia.—Creo que no es el momento adecuado para tomar decisiones, deja enfriar tu rabia y piensa bien lo que vas a hacer. A pesar de todo lo que me pasó nunca hablé con la prensa porque creo que lo que buscan es titulares amarillistas que vendan, ninguno se interesa por ti. Y yo no quise que se lucraran con mi dolor.Bárbara detuvo su andar por el salón y se sentó al lado de su hermana.—Nunca lo había visto desde ese punto de vista, tienes razón, dejaré pasar un tiempo antes de decidir qué hacer, quizás es lo que Sam quiere, que yo
A la mañana siguiente cuando Gabriel entró a la cocina se encontró a sus padres sonriendo mientras preparaban el desayuno. Estaban muy felices y enamorados, y querían compartir su alegría con su hijo Gabriel, que era lo más importante para ellos.—Buenos días, mi amor, ¿Cómo dormiste? —preguntó Bárbara besando la cabeza de su hijo.—Bien, mamá. ¿hoy a dónde vamos? —preguntó el niño, le gustaba salir todos los días con su mamá.—Gabriel, tengo algo que contarte —dijo Nathan ansioso por dar la noticia.Gabriel miró a su padre con atención, no llevaba el traje que usaba para ir a trabajar si no que estaba un poco más casual. Pensó que quizás se hubiera tomado el día libre para salir con su mamá y con él. Ojalá hicieran una excursión los tres juntos, le gustaría ir de nuevo al museo de Historia Natural, estaba seguro de que se divertirían mucho allí.—Anoche le pedí a tu madre que se casara conmigo y ella aceptó.Gabriel se quedó sin habla, mirando a sus padres con asombro, al ver la sonr
Al día siguiente en la mañana Nathan se quedó dormido, cuando al fin pudo abrir los ojos se encontró con Bárbara lista para ir a trabajar y Gabriel también vestido para salir.—Me quedé dormido —dijo levantándose de golpe —¿Por qué no me despertaron? —preguntó a Bárbara.Ella se encogió de hombros con indiferencia antes de responder:—Estabas profundamente dormido, imaginé que estabas cansado, nosotros nos vamos, debo ir un rato a la oficina, después iré con Ava, nos vemos en tu casa para cenar.—Si, estaba tan cansado que podía dormirme de pie ni siquiera recuerdo bien haber traído a Gabriel desde su habitación.Bárbara no respondió, salió de la habitación dejando a Nathan sin idea de lo que había hecho, mientras se vestía con premura para salir pensó en mil posibilidades. ¿Estará arrepentida de haber hecho el amor la noche anterior? ¿No le gustó la experiencia? Aunque en el pasado siempre pensó que su forma de hacer el amor le gustaba ¿O no la había dejado dormir la noche anterior c
Era la hora de la cena cuando al fin Nathan llegó de nuevo al apartamento de Bárbara su casa quedaba en las afueras de la ciudad por lo que el viaje le llevaba aproximadamente una hora.Bárbara le abrió la puerta con una sonrisa y Gabriel se echó encima de él—¡Papá! Llegaste justo a tiempo, mamá hizo pollo a la broaster con papás y ensalada. Todo se ve muy rico —le informó Gabriel con rapidez.—Una de mis comidas favoritas. ¿Queda para mí? —le preguntó a Bárbara dándole un beso en la mejilla para regocijo de Gabriel.—Por supuesto hice suficiente —respondió ella con una sonrisa —. Gabriel pon un plato más para tu papá.El niño corrió a poner otro servicio en la mesa.La cena fue divertida y relajada hablaron de la ruptura del compromiso con Sam y Gabriel estuvo muy feliz al saber que podía volver a la casa sin tener que encontrarse con ella.Después de cenar, ayudaron al niño a asearse y lo llevaron a la cama, cuando al fin se durmió, Bárbara le propuso a Nathan tomar el café en la c
—Desperté y estoy en el paraíso, tengo a mi mamá y mi papá juntos. ¿Cuándo es la boda? —preguntó Gabriel abriendo sus ojos para mirar a cada uno de sus padres.—Vas muy rápido, jovencito. ¿Cuándo hemos hablado de matrimonio? Apenas ayer te enteraste de que tu padre no se iba a casar con Sam y hoy ya quieres casarlo conmigo —respondió Bárbara riendo mientras Nathan meneaba su cabeza en actitud negativa contradiciendo la sonrisa que adornaba su rostro—Pero mamá, te estoy cuidando, amanecieron juntos en la cama y ya tienen un hijo. ¿Qué mas van a esperar? ¿Y si después de esta noche tengo un hermano? —replicó Gabriel con astucia.—¡Amanecimos contigo en medio! No pasó nada —respondió Nathan.—¿Tiene que pasar algo? ¿Deben amanecer pasar la noche solos? —preguntó Gabriel con cara de confusión.—Tengo que ir al baño —Bárbara saltó de la cama para no tener que responder esa pregunta.Nathan la miró queriendo gritarle: traidora, pero se contuvo, puso una expresión neutral antes de comenzar
Barbara y Nathan salieron de la habitación de Gabriel, a pesar de que el niño había dormido gran parte del viaje, estaba muy cansado por la caminata y estrés vivido, el médico había dicho que era normal que durmiera y comiera bastante y que tuviera alguna pesadilla.Lo primero que hicieron Bárbara y Gabriel al llegar había sido darse un largo baño, mientras Nathan pedía comida, escogió comida italiana y le había pedido a Gabriel la pasta que más le gustaba, el pequeño con su pijama puesto cenó con apetito, cuando terminó de comer estaba casi dormido—Esperen que me duerma —pidió con los ojos cerrados el niño.Cuando lo vieron completamente relajado fue que se atrevieron a moverse de la habitación. Bárbara se fue hasta la cocina para preparar una taza de té, a pesar del cansancio se sentía muy alterada y sabía que no podría dormir con facilidad.—¿Quieres un té? —le preguntó a Nathan que la miraba recostado sobre el marco de la puerta.—Sí tienes café me gustaría más —respondió él.—¿P