Capítulo 25. Tu placer es mi alimento

«Zarek no es mi pareja.»

«Es mi hijo, nuestro hijo.»

Efelios se tambaleó, sus piernas le temblaron e incapaces de sostener su peso, cayó de bruces sobre el piso, golpeando su ya malogrado costado con la esquina de una mesa, pero eso era lo de menos. Estaba en shock con la confesión de Connie.

Una confesión que no creía posible, ¡era imposible que ese muchacho…!

«Desde toda mi existencia»

La respuesta de Zarek golpeó a Efelios con la fuerza de un rayo, claro que él jamás se lo hubiese imaginado.

«Siempre tuve curiosidad por conocerte, Efelios, el segundo príncipe, el responsable de que casi muriera.»

—No me mientas, Connie. Si quieres castigarme por haberte dejado, no lo hagas de esta manera —susurró, negando con un movimiento de cabeza.

Efelios trataba de salir de la bruma en la que se sumergió tras escuchar las palabras de Connie.

—Tengo una y mil razones para odiarte, Efelios. Te odié cada vez que sentí hambre y no estuviste para alimentarme, te maldije mientras daba a luz a mi hijo
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