76Callum ya había pensado mucho en esto y necesitaba ver a ese idiota, lo que le hizo a Isabel no iba a quedar así.—Tengo que verlo. Necesito asegurarme de que ese maldito pagará por lo que hizo. No solo a Isabel, sino a todas las mujeres que ha lastimado en el pasado. —Su voz era firme, pero en el fondo había una ira latente que Jonathan no podía ignorar.Jonathan tragó saliva, incómodo. Conocía bien a Callum, y sabía que una vez que tomaba una decisión, era casi imposible hacerlo cambiar de parecer.—Solo… —Jonathan titubeó un segundo antes de continuar—. No pierdas la cabeza. Ese bastardo no merece que arruines tu vida por él, estas a punto de casarte… solo digo que…Callum lo miró por el rabillo del ojo, sin sonreír.—No pienso perder la cabeza. Pero quiero que vea en mis ojos lo que hizo. Quiero que sienta el peso de su error antes de que pase el resto de su miserable vida entre rejas —contestó Callum, quería que se enfrentará a alguien de su complexión y altura a ver si era tan
77Callum desvió la mirada hacia la ventana por un momento, sus labios tensos. En su mente, las palabras "Isabel" y "beso" retumbaban con fuerza. Había planeado confesar lo ocurrido la noche anterior, que se había dejado llevar por un momento de debilidad con su propia amiga. Pero ahora… ¿Cómo podía decirle algo tan insignificante frente a la magnitud de lo que Juliette le acababa de confesar?Ella estaba pasando por demasiadas cosas, sino es que las lagrimas retenidas en sus ojos le decía algo, esa mujer era fácil de leer, como un libro abierto.—No… No sé qué decirte —murmuró finalmente, con la voz grave y controlada, pero el leve temblor en sus manos lo delataba.¿Eso significaba que la boda se cancela? ¿Por qué esa posibilidad le alivia y no le angustia?Juliette lo miraba, el nudo en su garganta creciendo con cada segundo de silencio. ¿Por qué no decía nada más? ¿Pensaba lo peor de ella? Su corazón latía con fuerza, temiendo la reacción que podría venir.—¿Estás... estás e
78Callum la seguía viendo sorprendido por lo que le dijo minutos antes.—¿De qué estás hablando? —pregunta Callum lentamente, sin dejar de mirarle como si se hubiera vuelto loca.—Supongo que es lo normal, ¿no? —contestó, algo insegura.Julieta no pensaba vivir con él como pareja, pero parece que la sola idea le aterra.—¿Normal? —Callum frunce el ceño—. Nada de esta situación es normal, Juliette.Callum intenta respirar hondo, aun estaba procesando lo de su embarazo y ahora le sale con vivir juntos. Son… demasiadas cosas.—Bueno, sí, lo admito —suspiró—. Pero en algunas semanas vienen mis padres, y punto número uno: les va a dar un ataque si no vivimos juntos. Y punto número dos: no quiero que vean mi apartamento o que se entrometan más en mi vida.Callum me mira fijamente, como si pudiera ver a través de sus palabras.—Creo que esto tiene más que ver con el punto número dos, ¿no es así? —cuestiona Callum.Desvió la mirada, sintiéndose descubierta.—La verdad es que sí, ti
79Maximiliano había pensado mucho en invitar a Julieta para su operación, contarle su situación, pero era un cobarde y no se animaba. Dejó pasar una semana más antes de decidirse a decirle la verdad.Estaba preparado para salir cuando Liliane apareció en su puerta.—Señor, su prometida quiere verlo y dice que no se irá hasta que usted la atienda —le informó uno de sus guardias, visiblemente incómodo.—Déjala entrar —resopló Max, resignado.“Sino seguirá jodiendo mi vida” piensa Maximiliano.Había estado evitando exitosamente a su familia y a su supuesta prometida. Max se negaba a tener cualquier contacto con ellos. No quería saber nada de nadie y se estaba convirtiendo en un ermitaño amargado.Esperó en la entrada para que Liliane no se adentrara más de lo necesario en su casa. No la quería cerca de su espacio personal.—¿Qué quieres? —preguntó Max, en cuanto vio su cabello blanco asomándose por la puerta.Todavía no entendía porque se dejó engatusar por su madre para mandar
80Julieta quería seguir adelante con su vida, y lo primero era ponerla en orden. Sus padres llegarían en pocos días, y a Tomás le pareció una buena idea recibirlos en un espacio más grande y cómodo, uno en el que no sintieran que su hija era una fracasada. El cambio de casa le daba cierta tranquilidad. Siendo la menor de la familia, siempre había sido muy consentida, pero siempre con los pies en la tierra. Ahora, con un bebé en camino, sabía que debía hacer las cosas bien, aunque la inseguridad la rondaba constantemente.—¿Te gusta tu nueva casa, Shadow? —le preguntó a su gato, que ronroneaba junto a sus piernas.El gatito ya estaba cada vez más grande, y Julieta lo adoraba. Había mandado hacerle todas las pruebas veterinarias posibles y se sentía tranquila al saber que era un gato sano. Se había vuelto un poco loca comprándole todo lo que necesitaba: una cama cómoda, varios juguetes, un rascador y hasta ropita coqueta, aunque Shadow no parecía tan emocionado como ella.—Es un ga
81 Mientras Jonathan trabajaba meticulosamente en lo que sabía hacer, Callum caminaba de un lado a otro en la sala de juntas, con la conversación reciente con Isabel aún fresca en su mente. Sabía que la había dejado confundida. “Demasiado brusco, quizás” pensó fugazmente, pero enseguida descartó cualquier atisbo de culpa. No podía permitirse distracciones, no en ese momento. Había prometido a Julieta que la boda seguiría adelante, y no sería justo arrastrar a Isabel a una vida caótica. Las palabras de Gunter seguían resonando en su mente, haciéndole sentir aún más presión. Isabel no merecía ser una amante, y Julieta mucho menos. Por otro lado, Isabel bajó lentamente el teléfono después de la abrupta despedida de Callum. Todavía estaba sorprendida por la forma en que él había terminado la conversación. Se quedó mirando la pantalla apagada, sin saber si había hecho algo mal. —No, esto es lo mejor —se dijo a sí misma mientras se enderezaba en la cama del hospital, intentando co
82Maximiliano regresó a su solitaria casa sintiéndose vacío y muy cansado. El eco de su desesperación aún resonaba en su cabeza mientras las luces tenues del salón apenas lograban mitigar la frialdad de su hogar.—No puedes salir así del hospital y menos solo —le regañó Marcelo, claramente preocupado mientras lo ayudaba a quitarse la chaqueta. Había salido corriendo al hospital cuando Anthony le avisó de la fuga de Max, y no pudo evitar sentirse aliviado de encontrarlo más o menos entero.Marcelo no entendía cómo es que esa mujer, Liliane Williams se hacía llamar su prometida, si ni siquiera podía quedarse con él en el hospital.—Necesitaba verla… —Max murmuró, las palabras escapando de sus labios con el peso de la frustración— y se fue… Marcelo, se fue.Max se detuvo de golpe, apretando los puños con fuerza. Las palabras de la anciana que le había dicho que Julieta se había mudado aún lo atormentaban. “Se fue sin dejar dirección”, le había dicho con una sonrisa lánguida, y Max
83 —¡Juliette, está casa es increíble! —gritó Vic, el del medio, mientras prácticamente saltaba del coche y corría hacia la casa, donde esperaba Tomás Julieta baja del auto junto con todos los demás y antes de que pudiera responder, sintió los brazos de Vic envolviéndola en un abrazo apretado. Stefan, con su habitual calma, salió después, caminando con paso firme y una sonrisa suave, pero llena de calidez. —Por fin la consentida ha decidido dejarnos verla —bromeó Stefan, mientras se acercaba para su propio abrazo. Desde que había subido al auto no había dejado de abrazar a sus padres, era justo que ahora sus hermanos tuvieran un poco de su atención. Julieta se rió, pero no pudo evitar sentirse un poco nostálgica. Esos cinco años parecían haber volado, pero al mismo tiempo, le pesaban. Su relación con sus hermanos siempre había sido fuerte, pero la distancia había creado un vacío que no sabía cómo llenar de nuevo. —¡No puedo creer que sigas siendo la misma, pequeñaja