RECLAMANDO A MI LUNA: ¡DAME CACHORROS, MI LOBA CHEF!
RECLAMANDO A MI LUNA: ¡DAME CACHORROS, MI LOBA CHEF!
Por: Paulina W
C1-UN AMOR OCULTO.

C1-UN AMOR OCULTO.

POV LIONA.

—¿Por qué el Alfa tiene que comer comida cocinada? ¿No es más simple y nutritivo solo comer carne cruda? ¡Somos lobos! —me quejé mientras cortaba un poco de zanahoria. La hoja del cuchillo golpeaba con rapidez la madera, pero mi frustración no disminuía.

Soy Liona Lindbergh, y desde que tengo razón soy esclava de la manada “CREPUSCULO”. Fui adoptada por una pareja de ancianos que me dieron un hogar hasta que la muerte los reclamó. Desde entonces, tuve que pagar mi comida y mi techo sirviendo en la cocina del Rey Alfa Darius.

No tenía otra opción.

Debía servir.

—Deberías estar agradecida por tu talento en la cocina, de lo contrario solo tendrías que fregar los pisos como los demás esclavos —dijo Susan al entrar en la cocina.

Me giré para dedicarle una sonrisa. Susan siempre decía lo que pensaba, sin importar lo duro que sonara.

—Tu hermano es un hombre lobo, no un humano —le dije, sin contener mi sarcasmo.

La pelirroja se rió mientras tomaba un trozo de fruta de la mesa.

—No lo culpes. Fue ese Alfa que fue al mundo humano y le metió esa idea tonta de que la comida cocinada es más sabrosa. Yo también aprecio una buena cacería, pero debo admitir que... bueno, la comida de los humanos no es tan mala.

Suspiré, resignada, y seguí cortando las verduras. Susan y yo no deberíamos ser amigas, pero crecimos juntas y nos hicimos inseparables. Además, ella era la única en la manada que no se reía de mí porque no tenía un lobo.

Susan se acercó con una sonrisa emocionada. Sus ojos brillaban con ese destello travieso que solía preceder una noticia jugosa. Porque sí, mi mejor amiga era una chismosa.

—Tengo algo que contarte —susurró.

Dejé de cortar y la miré con suspicacia.

—No me digas que volviste a espiar a Nico.

Nico era el beta del Alfa. Un lobo de pelaje plateado del que Susan había estado enamorada desde siempre. Pero su amor no era correspondido, porque él ya tenía una compañera.

La expresión de Susan se ensombreció y su mirada bajó antes de responder.

—No... no se trata de eso. Además, mi hermano ya... ya ha arreglado un compromiso para mí.

Mis cejas se alzaron por la sorpresa.

—¿Sin ser tu compañero destinado?

—Eso no importa —murmuró, forzando una sonrisa. Pero podía ver la sombra de la resignación en sus ojos—. Mi hermano necesita esa alianza y... debo ayudar a la manada.

Me dolió escucharla.

Ella merecía algo mejor que una unión forzada, pero sabía que en nuestra manada, las hembras eran piezas de intercambio para fortalecer los lazos de poder.

—Quizás ese compañero te trate bien. Tu amor por Nico no es correspondido, ¿piensas pasar toda tu vida así?

Susan no respondió. No podía. Porque sabía que yo tenía razón.

—Bueno, pero eso no es lo que quería contarte —continuó, bajando la voz como si compartiera un secreto prohibido—. El consejo de lobos ancianos le ha dado a mi hermano tres meses. Solo tres meses para elegir a su compañera. Y si no lo hace... ellos la elegirán por él.

Mi sangre se heló.

«Tres meses»

Eso significaba que el… ¿pronto tendría una Luna?

Porque la verdad era que estaba enamorada del Alfa. ¡¿Podría alguien enamorarse sin conocerse?! Pues si no se podía, yo era la primera. A pesar de que se rumoreaba que el Alfa Darius era duro y frío, yo sentía y pensaba otra cosa. Todo sucedió desde aquella vez que enfermé de fiebre lunar y él se preocupó enviando a sus sanadores personales. Desde ese momento se convirtió en mi amor platónico.

Pero ahora ese amor estaba a punto de ser asesinado, porque él iba a unirse a una loba y yo quedaría destruida.

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