C8- ¿QUIÉN ES ELLA?POV DARIUS.—Felicidades, Alfa. Ella está embarazada. La diosa lo ha bendecido… ¡son trillizos!Las palabras del sanador flotaron en el aire, y por un momento no pude reaccionar. ―¿Trillizos? ―pregunte.El hombre asintió con una sonrisa de satisfacción, como si acabara de darme la mejor noticia del mundo. Y en cierto modo, lo era. Por fin iba a tener a mi ansiado heredero. No uno, sino tres. Tres cachorros. La diosa realmente me había bendecido.Mi mirada se desvió hacia Liona, que seguía dormida en la cama del sanador. Su rostro estaba pálido, pero tranquilo. Mi pecho se encendió al verla. No sabía si era orgullo, alivio o algo más profundo, pero no podía apartar los ojos de ella.Todo había comenzado horas antes, cuando estaba en mi despacho revisando unos papeles y ordené un poco de hidromiel para calmar mi mente. Una de las sirvientas llegó corriendo, con el rostro lleno de preocupación, diciendo que la cocinera se había desmayado en la cocina
C9-¿QUE ES LO QUE NO PUEDES DARME?POV DARIUS.—¿Quién es ella? —preguntó.Odiaba dar explicaciones. Siempre las había odiado. Pero con ella haría la excepción. Después de todo, sería la loba que criaría a mis cachorros. Me alejé de la cama, dejando a Liona descansar, y me volví hacia Serena. Su mirada estaba fija en mí, esperando algo que no pensaba darle.—La madre sustituta que elegí —dije, señalando a Liona con indiferencia.Los ojos de Serena se abrieron de par en par, escandalizados.—¡¿Tú qué?! Pero... ¡Soy tu Luna! ¿Cómo puedes dejar que otra mujer dé a luz a tu hijo? —Su voz era un grito ahogado, una mezcla de incredulidad y rabia como si yo hubiera faltado a mi promesa.Apreté los dientes, sintiendo el fastidio treparme por la espalda como una sombra pesada. Fin, mi lobo, gruñó con más desacuerdo que nunca. Si se lo permitiera, le arrancaría la cabeza a Serena en ese mismo instante. No soportaba tenerla cerca, y su olor, su presencia, solo empeoraban l
C10- SERÁN MIS HIJOS.POV LIONA.Abrí los ojos lentamente, dejando que la luz tenue de la habitación se filtrara en mi visión. Mi pecho aún latía con fuerza, no por el cansancio, sino por lo que había escuchado. Había estado despierta todo este tiempo, fingiendo descanso mientras las palabras de Darius y el sanador flotaban en el aire."Está embarazada", había dicho el sanador, y por un instante, mi corazón se llenó de algo que hacía mucho no sentía: esperanza. Había escuchado la emoción en la voz de Darius, una emoción que me hizo creer, aunque fuera por un segundo, que tal vez... solo tal vez... yo podría significar algo más para él.Pero entonces, esa palabra. Esa maldit@ palabra."Madre sustituta".Lo destruyó todo y el golpe fue tan fuerte que sentí que me arrancaban el aire del pecho. Claro, ¿qué más podía esperar? Para él, yo no era más que un recipiente, un medio para un fin. No era su compañera, no era su igual. Solo un cuerpo que podía darle hijos. Cerré los ojos con fuerza,
C11- BANQUETE REAL.Cuando me dieron el alta, lo único que quería era regresar a mi habitación. No era el lugar más cómodo del castillo, pero al menos era mío… o eso intentaba creer. Caminé por los pasillos despacio, sintiendo como si cada paso me hundiera más en un suelo invisible. El aire se sentía pesado, casi sofocante. Aunque intentaba distraerme, las palabras de Serena seguían dando vueltas en mi cabeza, como un eco que no podía apagar."Ellos serán mis hijos."Cerré los ojos un segundo, pero fue peor. La veía a ella, con esa sonrisa que me cortaba por dentro, sosteniendo a mis cachorros como si fueran suyos. Como si yo no existiera. Como si nunca hubiera importado. El dolor me desgarraba, pero me obligaba a mantenerme firme. Por ellos. Por mis bebés. Aunque la angustia me apretaba el pecho como una garra, intentaba convencerme de que podía soportarlo. Tenía que hacerlo. Pero en el fondo, sabía que no podía seguir así. Había aceptado un trato, sí… pero ahora no estaba segura de
C12- ESTAS INVITADA.«Mis cachorros»Quería gritarle que no los llamara así, que eran míos, no los suyos. Pero las palabras se quedaron atrapadas en mi garganta, como si una mano invisible me estuviera ahogando. Sentí un nudo en el pecho, un dolor que se extendía como un veneno lento. Apreté las cejas y asentí, obligándome a no mostrar debilidad, aunque por dentro sentía que me estaba rompiendo en mil pedazos.Serena retiró la mano con elegancia y se giró hacia la mesa donde los platos estaban dispuestos. Tomó una cuchara y probó uno de los guisos. La pausa que hizo después fue intencional, lo sabía. Quería que todos en la cocina estuvieran pendientes de lo que iba a decir.—¡Oh, Liona, esto está… interesante! —exclamó, dejando la cuchara de vuelta en el plato con un gesto exagerado—. Es increíble cómo alguien con tan poca educación culinaria como tú puede intentar algo tan ambicioso. Sin embargo, cariño… —me miró de reojo, con una sonrisa que no llegaba a sus ojos—, deberías dejar lo
C13- TENDREMOS CACHORROS.LionaEl aire frío del pasillo me golpeaba en la cara mientras me acercaba al gran salón del castillo. Cada paso que daba hacía que el nudo en mi estómago se apretara más. Quería con todas mis fuerzas que Serena cambiara de opinión, que me dejara quedarme en mi rincón oscuro, lejos de todo esto. Pero no. Incluso envió a uno de los centinelas por mí, y ahora estaba aquí, usando un vestido viejo que ni siquiera era de mi talla, que se sentía incómodo y que resaltaba, de la peor manera, entre los elegantes trajes de las lobas invitadas.Apenas crucé la puerta, todas las miradas se posaron en mí. Podía sentirlas, como dagas en mi espalda. Y los murmullos no tardaron en llegar, y aunque no podía distinguir las palabras exactas, las risas ahogadas eran imposibles de ignorar. Me quise hundir en el suelo.—¡Liona! ¡Has llegado! —La voz de Serena resonó en el salón, clara y melodiosa, como si todo estuviera planeado. Giré la cabeza hacia ella, y ahí estaba, radiante.
C14- ¡NO VOLVERÁS A TOCARME!DariusEl aire en la habitación era pesado. Las risas y los murmullos del banquete todavía resonaban en mi mente, pero ahora todo estaba en silencio. Serena estaba frente a mí, con esa sonrisa que me revolvía el estómago, pero esta vez no podía contener la furia que me quemaba por dentro.—¿Qué demonios crees que estabas haciendo? —le solté, mi voz baja pero cargada de enojo —. Ese anuncio... No tenías que hacerlo.Serena arqueó una ceja, como si no entendiera por qué estaba molesto. Dio un paso hacia mí, pero el olor de su perfume, dulce y empalagoso me golpeó como una bofetada. Retrocedí instintivamente. Me repugnaba. Todo de ella me repugnaba.—Lo que hice fue lo correcto, Darius —dijo, con un tono que mezclaba arrogancia y falsa dulzura—. ¿Qué pretendías? ¿Que todos descubrieran que los futuros herederos son hijos de una esclava cocinera? ¿Eso querías?Sus palabras me golpearon como un látigo. Y mi lobo, comenzó a rugir dentro de mí, exigiendo salir, p
C15- CITALIONA.Los días iban pasando, y aunque mi rutina en la cocina del castillo seguía siendo la misma, no podía ignorar las palabras de Darius aquella noche. Cerraba los ojos y lo veía ahí, con esa mirada intensa que me había hecho sentir tantas cosas al mismo tiempo. Pero sus palabras… esas palabras me habían roto.«Sabías que esto iba a pasar… Esos cachorros no iban a ser tuyos. Nunca lo serían».Por más que intentara no pensar en ello, el dolor volvía como una punzada en el pecho. Pero ese dolor, esa sensación de vacío, era lo que me recordaba constantemente por qué tenía que seguir adelante con mi plan. No podía quedarme allí. El tiempo corría en mi contra, y lo sabía. Cada día que pasaba, mi embarazo avanzaba más, y pronto sería imposible huir. Tenía que actuar antes de que fuera demasiado tarde.Aquella mañana, me pidieron que preparara un plato especial para el Festival de la Luna Plateada, y decidí ir al bosque a buscar algunas hierbas frescas y bayas doradas que sabía d