C80- SERENA ESTA EMBARAZADA.LIONA.Algo cálido y húmedo recorre mi abdomen, lento, deliberado, como un rastro de fuego que aún no se apaga. Entreabro un ojo y ahí están: esos ojos azules que me clavan, profundos como el mar en una tormenta, acompañados de una sonrisa que acelera mi corazón hasta hacerme creer que podría romperme el pecho.Darius.Su nombre resuena dentro de mí, un eco que despierta cada recuerdo de anoche. Su boca en mi piel, ardiente y posesiva. Sus manos recorriéndome como si fueran dueñas de cada curva, cada cicatriz, cada secreto que guardo bajo la piel. El modo en que me llevó a su habitación, sin preguntas, sin resistencia… porque no hubo ninguna de mi parte.Y ahora, bajo la luz del amanecer, mientras me mira como si yo fuera la única cosa que importa en este mundo, me debato entre el éxtasis y el terror.¿Fue un error?Pero él no me da tiempo a pensarlo.Se sube sobre mí, su cuerpo un peso familiar y perfecto, y su boca encuentra la mía en un beso que no pide
C81- TÚ Y NUESTROS HIJOS, SON MÍOS.DARIUS.Sentado en el borde de la cama, mi mente era un torbellino. Liona estaba frente a mí, su voz sonaba incrédula y escandalizada.—¿Estás diciendo que Serena te embrujó? —preguntó.Sentí una punzada en el corazón al verla así. No pude evitar sonreír un poco mientras le acariciaba la mejilla, intentando transmitirle calma.—Estoy casi seguro, mi amor. No hay manera de que ella sea mi destinada, no cuando siento esto por ti. Te amo, Liona, y... sé que Serena algo esconde.Mientras hablaba, mi mente volvía a los momentos en que Serena dijo que estuve con ella y aun después de tanto tiempo, no habia nada. Ni un maldito recuerdo de que me haya acostado con ella.Liona frunció el ceño y su cara reflejaba molestia y, detrás de eso, una sombra de miedo.—Pues no me sorprendería —dijo, tragando saliva mientras me miraba con determinación—. Ella trató de matar a nuestros hijos, Darius... y sé que tuvo que ver cuando los lobos rebeldes vinieron por mí. Es
C82- SOLO UNO SOBREVIVIRÁ.GIDEON.El aire en la habitación se volvió denso, cargado de tensión. Podía sentir el olor del licor mezclado con mi propia rabia, un aroma amargo que parecía envolvernos a ambos. Darius seguía ahí y no pude evitar soltar una risa amarga.—¿Ya te vas a largar de mi manada? —dije, con una sonrisa burlona.Darius no se inmutó. En cambio dio un paso hacia adelante, su mirada fija en la mía, implacable.—Me iré, Gideon, pero me llevaré a Liona y a sus hijos conmigo.Sus palabras fueron como un golpe directo al pecho.La mezcla de emociones me invadió, una ola de rabia y dolor que me atravesó. Sin pensarlo, tomé el vaso y bebí un trago más de licor, sintiendo cómo quemaba mi garganta y luego me puse de pie.—¡Eres un cabrón de mierd@, Darius! —mis ojos clavándose en los suyos—. Un maldito que solo se está aprovechando de la vulnerabilidad de Liona. Y sobre todo, de su miedo a perder a los niños.Darius no retrocedió, su rostro permanecía serio, decidido.—No esto
C83- VÍNCULO RECONOCIDO.DARIUS.El aire olía a tormenta y sangre.Mis puños ya estaban cerrados antes de siquiera acercarme a Liona. La vi ahí, temblando, sus ojos brillando como luna partida en dos. Cada lágrima que rodaba por su cara me quemaba más que cualquier herida.—Darius, por favor— su voz sonó quebrada, como si ya me estuviera perdiendo. ―No lo hagas…Le agarré la cara entre mis manos, ásperas de tanto pelear. Sentí el temblor de su piel bajo mis dedos.—Mírame— le ordené, bajando la voz hasta que casi fue un rugido—. ¿Ves miedo en mí?Ella negó, pero sus uñas se clavaron en mis brazos como si pudiera retenerme ahí.—Gideon te va a matar— susurró.Una risa ronca me salió del pecho.—Ese bastardo rubio puede intentarlo. Pero no hoy, mi luna. Hoy gano.El beso que le di fue corto, duro. Un sello de promesa. Su sabor a miel y lágrimas se me quedó en los labios cuando me aparté.—¡Qué patético!— la voz de Gideon cortó el aire como cuchillo en carne viva. Se paseaba como si ya h
C84- TIENES QUE HABLAR.LIONA.Respiré hondo tres veces antes de levantar el puño. El sonido de mis nudillos golpeando la madera resonó como un disparo en el silencio del pasillo.—Pasa— la voz de Gideon sonó ronca desde dentro.Al abrir la puerta, el olor a hierbas medicinales y sangre vieja me golpeó. Gideon estaba recostado en la cama, vendajes blancos envolviendo su torso y brazo derecho. A pesar de todo, seguía teniendo esa presencia... esa fuerza que siempre lo hizo parecer más grande de lo que era.—Me... mandaste a llamar— dije, quedándome junto a la puerta. Mis dedos se retorcieron solos.Él señaló el sillón junto a la cama con un movimiento de barbilla.Me senté al borde, como si el mueble pudiera quemarme. No sabía por dónde empezar. Cada palabra que se me ocurría sonaba falsa o cruel.Pero Gideon resolvió el problema por mí.—Te libero del compromiso— dijo abruptamente, clavando esos ojos verdes en los míos.El aire se me atascó en los pulmones.—¿Qué?—Perdí. Darius me de
C85- ELLA ESTÁ VIVA.—Voy a matarlo —pensé mientras me ponía de pie, con el corazón latiendo como un tambor furioso en mi pecho.Caminé de un lado a otro, sintiendo la necesidad de despedazarlo todo a mi alrededor. La decepción me quemaba por dentro; mi beta, el hombre en quien confiaba, había sido capaz de hacerle semejante crueldad a mi hermana.También sentía una culpa aplastante por no haber podido protegerla, por haberla juzgado, y ahora, la pérdida de ese bebé pesaba en mi conciencia como si fuera mi culpa.Miré a Susan, que ahora abrazaba a Liona. Y ver a mi hermana así me apretaba el corazón.Tragando con dificultad, me acerqué a ella.—Debiste confiar en mí, Susan... debiste... —comencé, pero me detuve al ver sus lágrimas. Maldije por lo bajo y fui hacia ella—. Estoy aquí, hermana —dije suavemente—, y te juro que ese infeliz va a pagar lo que hizo. —Le besé el cabello—. Lo prometo.La abracé con fuerza mientras miraba a Liona, quien me devolvió una mirada llena de determinaci
C86- ERAMOS UNO SOLO.LIONA.El ambiente en la manada era festivo. Susan y Zander estaban oficialmente juntos, el lobo más anciano había oficiado la ceremonia. Mi amiga reía y besaba a Zander, mostrando un amor tan puro que me llenaba de alegría. Ella merecía esa oportunidad, y la diosa se la había concedido.De repente, sentí la mano de Darius sobre la mía, sacándome de mis pensamientos.—¿Qué ocupa tu mente, mi amor? —me preguntó.Reí y luego vi a uno de nuestros hijos jalando el cabello de su padre, sonriendo. Era nuestra pequeña lobita, la que había conquistado su corazón.—Nada, solo estoy feliz por Susan... ella... ha sufrido tanto.Darius endureció por un instante su mirada al ver a su hermana.—Me siento culpable, si hubiera sabido...—No es tu culpa... Susan estuvo enamorada toda su vida de Nico y él... él no debió aprovecharse de eso... el único culpable es él.Darius asintió.—Sí, pero... ese infeliz fue quien me aconsejó que... que enviara a Susan aquí... que arreglara el
C87- LA NOCHE DEL ATAQUE.DARIUS.Ahí estaba yo, en medio de la celebración más importante de mi vida, cuando el aire se volvió denso y un olor a hierbas quemadas me hizo fruncir el ceño. Una figura encapuchada emergió de las sombras, y mi instinto de protección se activó al instante. Me puse delante de Liona, asegurándome de que nuestros hijos estuvieran a salvo.Cuando la figura levantó la capucha, reconocí al anciano brujo de mi manada: Vexis. Mi estómago se contrajo con una sensación de que lo que venía no sería nada bueno, pero sabía que debía escucharlo.—¿Vexis? ¿Qué haces aquí? —pregunté, tratando de mantener la calma.Él sonrió, una sonrisa que no prometía nada bueno.—Tengo la respuesta, Darius. Aunque ya has asumido el vínculo con tu compañera, ¿no te gustaría saber qué es lo que te hizo Serena?El nombre de Serena era como una daga en mi pecho. La tensión en el aire era palpable, pero asentí. Quería saber, necesitaba saber.Así que nos reunimos en un salón del castillo: Li