77-INTENTO DE TREGUA.LIONA.Después de mi conversación con Gideon, no lo había vuelto a ver. No sé si él me está evitando o si simplemente se habia rendido.Tal vez sea lo mejor.Igual, yo, ya tomé una decisión. Amo a Darius. Es un hecho, innegable, profundo y doloroso. Pero eso no significa que lo voy a perdonar así como así.No después de todo lo que pasó.Sin embargo, hay algo más importante ahora: los niños. Son nuestros hijos y no tengo intención de separarlos, no después de todo lo que hemos pasado.Por eso le propondría una tregua. Un acuerdo.Ser buenos padres, aunque el pasado duela, aunque el orgullo esté herido. No he olvidado que Darius tiene una luna, Serena. Y seguramente lo espera en casa.Ese pensamiento me atraviesa el pecho como una lanza afilada, pero decido centrarme en lo que realmente importa: nuestros hijos, su futuro y nuestra nueva vida.Y en ese futuro, me veo abriendo un pequeño restaurante. Me gusta cocinar, y además quiero ayudar a lobos enfermos, ofrecer
C78-ELLA ERA MÍA.DARIUS.Me quedo inmóvil mirándola mientras se desviste. Mi lobo, aunque débil, se agita dentro de mí.«Tranquilo amigo, sé que aún no estás recuperado del todo, pero necesitamos verla», le susurro a mi bestia interior que gruñe en respuesta. «Mírala, es perfecta...»No puedo apartar mis ojos de ella.Hace apenas unas horas, cuando estuvo en mi habitación, casi pierdo el control. Jamás había sentido algo así por Liona, ese deseo tan intenso y salvaje. Y ahora estoy seguro: Serena hizo algo para confundir a mi lobo.Las palabras del viejo brujo cobran más sentido: Liona es mi destinada. Quizás la Diosa no lo hizo de la manera tradicional, pero no me importa. Ella es mi destino.Puedo verlo en sus ojos cuando me mira, en cómo su pulso se acelera cerca de mí, en su preocupación genuina. Su amor sigue ahí, vivo, latiendo. Y eso me da esperanza.Voy a conquistarla de nuevo, voy a darle el lugar que merece como mi Luna.Solo necesito resolver un par de asuntos primero: Gid
C79- MI LUNA.LIONA.—Liona —gruñe Darius, con voz baja y posesiva, el tipo de sonido que debería hacerme correr, pero solo consigue que mis muslos se tensen aún más—. Tu cuerpo siempre ha sido mío. Desde el primer momento en que te vi, lo supe. Este es mi derecho, y no voy a soltarte.No puedo hablar.Mi respiración se entrecorta mientras sus manos se deslizan por mis muslos, ásperas y deliberadas, su toque encendiendo cada nervio de mi cuerpo. El bosque que nos rodea está en silencio, salvo por el sonido de mis exhalaciones temblorosas y su respiración constante y depredadora.No espera una respuesta.Su boca está sobre mi piel antes de que pueda protestar, su lengua dibujando un lento y cálido rastro por la parte interior de mi muslo. Jadeo, mi cabeza cae hacia atrás contra el tronco del árbol detrás de mí. Sus dientes rozan mi carne, y siento un leve escozor seguido del calor de sus labios sellando la marca que ha dejado.Mi marca. Su marca.La sensación me da una sacudida directa
C80- SERENA ESTA EMBARAZADA.LIONA.Algo cálido y húmedo recorre mi abdomen, lento, deliberado, como un rastro de fuego que aún no se apaga. Entreabro un ojo y ahí están: esos ojos azules que me clavan, profundos como el mar en una tormenta, acompañados de una sonrisa que acelera mi corazón hasta hacerme creer que podría romperme el pecho.Darius.Su nombre resuena dentro de mí, un eco que despierta cada recuerdo de anoche. Su boca en mi piel, ardiente y posesiva. Sus manos recorriéndome como si fueran dueñas de cada curva, cada cicatriz, cada secreto que guardo bajo la piel. El modo en que me llevó a su habitación, sin preguntas, sin resistencia… porque no hubo ninguna de mi parte.Y ahora, bajo la luz del amanecer, mientras me mira como si yo fuera la única cosa que importa en este mundo, me debato entre el éxtasis y el terror.¿Fue un error?Pero él no me da tiempo a pensarlo.Se sube sobre mí, su cuerpo un peso familiar y perfecto, y su boca encuentra la mía en un beso que no pide
C81- TÚ Y NUESTROS HIJOS, SON MÍOS.DARIUS.Sentado en el borde de la cama, mi mente era un torbellino. Liona estaba frente a mí, su voz sonaba incrédula y escandalizada.—¿Estás diciendo que Serena te embrujó? —preguntó.Sentí una punzada en el corazón al verla así. No pude evitar sonreír un poco mientras le acariciaba la mejilla, intentando transmitirle calma.—Estoy casi seguro, mi amor. No hay manera de que ella sea mi destinada, no cuando siento esto por ti. Te amo, Liona, y... sé que Serena algo esconde.Mientras hablaba, mi mente volvía a los momentos en que Serena dijo que estuve con ella y aun después de tanto tiempo, no habia nada. Ni un maldito recuerdo de que me haya acostado con ella.Liona frunció el ceño y su cara reflejaba molestia y, detrás de eso, una sombra de miedo.—Pues no me sorprendería —dijo, tragando saliva mientras me miraba con determinación—. Ella trató de matar a nuestros hijos, Darius... y sé que tuvo que ver cuando los lobos rebeldes vinieron por mí. Es
C82- SOLO UNO SOBREVIVIRÁ.GIDEON.El aire en la habitación se volvió denso, cargado de tensión. Podía sentir el olor del licor mezclado con mi propia rabia, un aroma amargo que parecía envolvernos a ambos. Darius seguía ahí y no pude evitar soltar una risa amarga.—¿Ya te vas a largar de mi manada? —dije, con una sonrisa burlona.Darius no se inmutó. En cambio dio un paso hacia adelante, su mirada fija en la mía, implacable.—Me iré, Gideon, pero me llevaré a Liona y a sus hijos conmigo.Sus palabras fueron como un golpe directo al pecho.La mezcla de emociones me invadió, una ola de rabia y dolor que me atravesó. Sin pensarlo, tomé el vaso y bebí un trago más de licor, sintiendo cómo quemaba mi garganta y luego me puse de pie.—¡Eres un cabrón de mierd@, Darius! —mis ojos clavándose en los suyos—. Un maldito que solo se está aprovechando de la vulnerabilidad de Liona. Y sobre todo, de su miedo a perder a los niños.Darius no retrocedió, su rostro permanecía serio, decidido.—No esto
C83- VÍNCULO RECONOCIDO.DARIUS.El aire olía a tormenta y sangre.Mis puños ya estaban cerrados antes de siquiera acercarme a Liona. La vi ahí, temblando, sus ojos brillando como luna partida en dos. Cada lágrima que rodaba por su cara me quemaba más que cualquier herida.—Darius, por favor— su voz sonó quebrada, como si ya me estuviera perdiendo. ―No lo hagas…Le agarré la cara entre mis manos, ásperas de tanto pelear. Sentí el temblor de su piel bajo mis dedos.—Mírame— le ordené, bajando la voz hasta que casi fue un rugido—. ¿Ves miedo en mí?Ella negó, pero sus uñas se clavaron en mis brazos como si pudiera retenerme ahí.—Gideon te va a matar— susurró.Una risa ronca me salió del pecho.—Ese bastardo rubio puede intentarlo. Pero no hoy, mi luna. Hoy gano.El beso que le di fue corto, duro. Un sello de promesa. Su sabor a miel y lágrimas se me quedó en los labios cuando me aparté.—¡Qué patético!— la voz de Gideon cortó el aire como cuchillo en carne viva. Se paseaba como si ya h
C84- TIENES QUE HABLAR.LIONA.Respiré hondo tres veces antes de levantar el puño. El sonido de mis nudillos golpeando la madera resonó como un disparo en el silencio del pasillo.—Pasa— la voz de Gideon sonó ronca desde dentro.Al abrir la puerta, el olor a hierbas medicinales y sangre vieja me golpeó. Gideon estaba recostado en la cama, vendajes blancos envolviendo su torso y brazo derecho. A pesar de todo, seguía teniendo esa presencia... esa fuerza que siempre lo hizo parecer más grande de lo que era.—Me... mandaste a llamar— dije, quedándome junto a la puerta. Mis dedos se retorcieron solos.Él señaló el sillón junto a la cama con un movimiento de barbilla.Me senté al borde, como si el mueble pudiera quemarme. No sabía por dónde empezar. Cada palabra que se me ocurría sonaba falsa o cruel.Pero Gideon resolvió el problema por mí.—Te libero del compromiso— dijo abruptamente, clavando esos ojos verdes en los míos.El aire se me atascó en los pulmones.—¿Qué?—Perdí. Darius me de