C12- ESTAS INVITADA.«Mis cachorros»Quería gritarle que no los llamara así, que eran míos, no los suyos. Pero las palabras se quedaron atrapadas en mi garganta, como si una mano invisible me estuviera ahogando. Sentí un nudo en el pecho, un dolor que se extendía como un veneno lento. Apreté las cejas y asentí, obligándome a no mostrar debilidad, aunque por dentro sentía que me estaba rompiendo en mil pedazos.Serena retiró la mano con elegancia y se giró hacia la mesa donde los platos estaban dispuestos. Tomó una cuchara y probó uno de los guisos. La pausa que hizo después fue intencional, lo sabía. Quería que todos en la cocina estuvieran pendientes de lo que iba a decir.—¡Oh, Liona, esto está… interesante! —exclamó, dejando la cuchara de vuelta en el plato con un gesto exagerado—. Es increíble cómo alguien con tan poca educación culinaria como tú puede intentar algo tan ambicioso. Sin embargo, cariño… —me miró de reojo, con una sonrisa que no llegaba a sus ojos—, deberías dejar lo
C13- TENDREMOS CACHORROS.LionaEl aire frío del pasillo me golpeaba en la cara mientras me acercaba al gran salón del castillo. Cada paso que daba hacía que el nudo en mi estómago se apretara más. Quería con todas mis fuerzas que Serena cambiara de opinión, que me dejara quedarme en mi rincón oscuro, lejos de todo esto. Pero no. Incluso envió a uno de los centinelas por mí, y ahora estaba aquí, usando un vestido viejo que ni siquiera era de mi talla, que se sentía incómodo y que resaltaba, de la peor manera, entre los elegantes trajes de las lobas invitadas.Apenas crucé la puerta, todas las miradas se posaron en mí. Podía sentirlas, como dagas en mi espalda. Y los murmullos no tardaron en llegar, y aunque no podía distinguir las palabras exactas, las risas ahogadas eran imposibles de ignorar. Me quise hundir en el suelo.—¡Liona! ¡Has llegado! —La voz de Serena resonó en el salón, clara y melodiosa, como si todo estuviera planeado. Giré la cabeza hacia ella, y ahí estaba, radiante.
C14- ¡NO VOLVERÁS A TOCARME!DariusEl aire en la habitación era pesado. Las risas y los murmullos del banquete todavía resonaban en mi mente, pero ahora todo estaba en silencio. Serena estaba frente a mí, con esa sonrisa que me revolvía el estómago, pero esta vez no podía contener la furia que me quemaba por dentro.—¿Qué demonios crees que estabas haciendo? —le solté, mi voz baja pero cargada de enojo —. Ese anuncio... No tenías que hacerlo.Serena arqueó una ceja, como si no entendiera por qué estaba molesto. Dio un paso hacia mí, pero el olor de su perfume, dulce y empalagoso me golpeó como una bofetada. Retrocedí instintivamente. Me repugnaba. Todo de ella me repugnaba.—Lo que hice fue lo correcto, Darius —dijo, con un tono que mezclaba arrogancia y falsa dulzura—. ¿Qué pretendías? ¿Que todos descubrieran que los futuros herederos son hijos de una esclava cocinera? ¿Eso querías?Sus palabras me golpearon como un látigo. Y mi lobo, comenzó a rugir dentro de mí, exigiendo salir, p
C15- CITALIONA.Los días iban pasando, y aunque mi rutina en la cocina del castillo seguía siendo la misma, no podía ignorar las palabras de Darius aquella noche. Cerraba los ojos y lo veía ahí, con esa mirada intensa que me había hecho sentir tantas cosas al mismo tiempo. Pero sus palabras… esas palabras me habían roto.«Sabías que esto iba a pasar… Esos cachorros no iban a ser tuyos. Nunca lo serían».Por más que intentara no pensar en ello, el dolor volvía como una punzada en el pecho. Pero ese dolor, esa sensación de vacío, era lo que me recordaba constantemente por qué tenía que seguir adelante con mi plan. No podía quedarme allí. El tiempo corría en mi contra, y lo sabía. Cada día que pasaba, mi embarazo avanzaba más, y pronto sería imposible huir. Tenía que actuar antes de que fuera demasiado tarde.Aquella mañana, me pidieron que preparara un plato especial para el Festival de la Luna Plateada, y decidí ir al bosque a buscar algunas hierbas frescas y bayas doradas que sabía d
C16 -ERES MÁS MÍA DE LO QUE CREES.LIONA—No estaba coqueteando con Eldrin, Darius. —Mi voz salió más firme de lo que esperaba, aunque mi corazón latía con fuerza. Levanté la mirada para encontrarme con sus ojos helados—. Y aunque lo estuviera, no es asunto tuyo.Su expresión cambió en un instante. Una mezcla de sorpresa e ira cruzó su rostro.—¿No es asunto mío? —siseó, bajo y amenazante. Dio un paso hacia mí, y aunque mi instinto me gritaba que retrocediera, me quedé en mi lugar.—No, no lo es. —Le sostuve la mirada, aunque sentía que mis piernas temblaban ligeramente—. Puedo hablar con quien yo quiera. No tienes derecho a cuestionarme.Su risa fue baja, casi un gruñido.—¿Derecho? —murmuró, y su voz se volvió más fría—. Soy tu Alfa, Liona. El padre de los cachorros que llevas en tu vientre. Fui tu primer hombre. ¿Y te atreves a decirme que no tengo derecho?Sus palabras me golpearon como un balde de agua helada, pero no como él esperaba. No sentí orgullo ni conexión. Solo decepción
C17- DEMASIADO TARDE.DARIUS.El sabor de los labios de Liona todavía ardía en los míos, como si el fuego que ella encendió se negara a apagarse. Me pasé la lengua por el labio roto, sintiendo el leve escozor, y Fin gruñó en mi cabeza.“Esto es tu culpa” espetó con desdén. “Por tu indecisión. Por no marcarla. Por no reclamar lo que es nuestro. Ahora otros machos la rondan como buitres.”Lo odiaba. Odiaba que tuviera razón. Pero también odiaba lo que esas palabras significaban. Marcarla. Reclamarla. Convertirla oficialmente en mía. ¿Cómo podía hacerlo cuando ni siquiera estaba seguro de lo que sentía?Porque no podía ser amor. No. Lo que sentía por Liona era algo más primitivo, más visceral. Era deseo, puro y simple. Eso era todo. Ella me pertenecía porque yo había sido su primer hombre, porque había sido yo quien la tomó cuando nadie más lo había hecho. Y ahora, verla con otro… verla sonreírle a Eldrin como si él tuviera derecho a estar cerca de ella… eso me volvía loco. Ella era mía.
C1-UN AMOR OCULTO.POV LIONA.—¿Por qué el Alfa tiene que comer comida cocinada? ¿No es más simple y nutritivo solo comer carne cruda? ¡Somos lobos! —me quejé mientras cortaba un poco de zanahoria. La hoja del cuchillo golpeaba con rapidez la madera, pero mi frustración no disminuía.Soy Liona Lindbergh, y desde que tengo razón soy esclava de la manada “CREPUSCULO”. Fui adoptada por una pareja de ancianos que me dieron un hogar hasta que la muerte los reclamó. Desde entonces, tuve que pagar mi comida y mi techo sirviendo en la cocina del Rey Alfa Darius.No tenía otra opción.Debía servir.—Deberías estar agradecida por tu talento en la cocina, de lo contrario solo tendrías que fregar los pisos como los demás esclavos —dijo Susan al entrar en la cocina.Me giré para dedicarle una sonrisa. Susan siempre decía lo que pensaba, sin importar lo duro que sonara.—Tu hermano es un hombre lobo, no un humano —le dije, sin contener mi sarcasmo.La pelirroja se rió mientras tomaba un trozo de fr
C2-MADRE SUSTITUTA.POV LIONA.«Tres meses»Esa palabra hizo que mis manos temblaran. Volví a cortar las zanahorias, intentando que Susan no notara el efecto de su comentario en mí. Pero era imposible. Mi pulso tembló y el filo del cuchillo resbaló peligrosamente cerca de mis dedos. No me sorprendería que terminara cercenándome uno.―Pero su Luna... ¿acaso ya la Diosa…?—Nop... —Susan hizo un movimiento negativo con su cabeza, restándole importancia—. No, su Luna todavía no ha aparecido. Pero si no tiene descendencia, los otros miembros de la familia y la línea de sucesión querrán derrocarlo. Ya sabes cómo es esto: subes al trono y ya debes pensar en hacer un sucesor. Más bien, mi hermano se ha tardado.Su tono era despreocupado, como si no acabara de hundirme una daga en el corazón. Pero no podía culparla. Ni siquiera ella sabía mi secreto.Susan tomó otro trozo de zanahoria y lo metió en su boca antes de continuar, como si estuviera hablando del clima.—Pero eso no es lo verdaderame