RAYO DE LUZ EN INVIERNO

RAYO DE LUZ EN INVIERNO ES

Romántica
Jureika cadevilla   En proceso
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Resumen
Índice

Cerró la puerta con mucha fuerza y el sonido retumbó en el despertar de las aves y de los rayos de luz del sol que se colaba entre la maraña de nubes grises. Sus pasos estremecían su corazón y removian todo su ser, ese corazón que latía cada segundo por él cada vez mas fuerte. Se detuvo. No la animaba mucho ir a trabajar un domingo a la oficina, estaba en invierno y el clima era muy fuerte, pero menos la atraía quedarse en casa rumiando las dudas y la aflicción de la actitud que su novio le producía. El corazón llegó hasta su garganta, y el amargo sabor de la bilis la instó a continuar hacia la parada, Asustada con lo que no quería saber pero necesitaba descubrir, se fue a donde cogería el tranvía que la llevaría al centro de Helsin. Quiso olvidar el Temor. Quiso no sentir Dudas. Quiso Evadir El Miedo. Quiso seguir pensando que el lo era todo en su vida y que lo necesitaba como el aire para respirar. Se bajó del transporte, y el dobladillo de su falda le impidió avanzar con soltura, como una premonición. El olor a turba retozaba en el aire. El aliento del estío rozaba sus cabellos, se introducía por su cuello y descendía por su pecho. Se estremeció. El recuerdo de unos besos que mimaban con ternura y adoraban cada centímetro de su cuerpo descendió como espirales de aire por su columna vertebral y envió espasmos a su vientre, haciéndola sentir viva y enamorada de una forma que no sabía que existía era un se sentimiento inexplicable. Estaba profundamente enamorada. Enamorada de verdad.

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Isabel Cabezas Soto
muy interesante
2023-03-07 06:48:44
0
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Stella Maris Ayala
Nos dejaron con expectativas desde hace mucho tiempo
2024-04-08 02:12:42
0
4 chapters
capítulo 1
Lo veía en las noches, cuando descansaba en la almohada junto a él; lo veía cuando abría losojos por la mañana, y mientras se vestía para salir, lo sentía en su piel atraves del aire cuando no estaban juntos, Era una mezcla de Amor y deseos sin fin.Lo sentía en todas partes. Sentía sus manos recorrer con pasión su cuerpo. Sentía surespiración acelerarse con brío cerca de su oído. El dulce anhelo con que él le hacía el amor la sorprendía era una entrega sin limites sin prejuicios. Cerró los ojos, trastabilló. Elarrebato de su rostro y el brillo en su mirada, como corindones azules, demostrándole cuánta satisfacción le producía amarla, aún la sorprendían. Pero todo era demasiado.Aquel amor era demasiado bello para ser verdad. Ese torbellino amoroso que había experimentado se disolvía, desdibujaba y se perdía entre una dolorosa niebla de dudas y amarga sonrisa. Buscó con desesperación cualquier certeza distinta al desamor quejustificara el comportamiento distante de él, Ya no
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capítulo 2
La nieve iluminaba el infinito lienzo de la noche. El aire temblaba, y aquella pelusa blanca crujíabajo las ruedas de la silla que se aproximaba a la puerta de la instalación deportiva.John, estaba impaciente por disipar con un buen partido de baloncesto el dolor muscular quehabía venido sintiendo todo el día. Conservar la fuerza y la elasticidad en los músculos y en lasarticulaciones de su cuerpo constituía una parte esencial en la rutina diaria de su vida, así queaquella nueva pasión era una de las prácticas deportivas que disfrutaba con regularidad despuésde haber sufrido el accidente; eso, y el compañerismo que compartía con aquellos jóvenes a losque dirigía en el equipo de baloncesto para discapacitados.Sus fuertes y ágiles manos desplazaron con destreza la silla de ruedas hacia el pasillo quellevaba a los vestuarios; mientras, sus encabritados pensamientos no dejaban de dibujar en sucabeza un par de ojos negros.Una mujer sexi. Una miniatura muy sexi.Se si
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capítulo 3
La llave se atoró, como se le había atorado cada vez que había intentado abrir aquella puertadurante los meses que llevaba viviendo ahí. Era un modelo de cerradura viejo. Le encantaba,aunque necesitaba varios minutos y mucha paciencia para abrirla. Un gentil empujoncito haciaarriba y pudo entrar.Monica sintió que algo suave rozaba sus medias de lana. Duque maulló. El primer sertierno y cariñoso que le daba la bienvenida aquel día. —Hola, belleza, ¿cómo has pasado el día? —Se inclinó emocionada e intentó alzarla,olvidando que la gata no se dejaba coger por nadie que no fuera su dueña. Como era de esperar, sealejó maullando enfadada—. De acuerdo, de acuerdo, no te cojo, pero no te vayas.Sin hacerle el menor caso, el animal se precipitó por el corredor en dirección a la cocina,desde donde salía un delicioso aroma a comida caliente y un alboroto de trastos restallando. Suestómago gruñó y se dio cuenta del apetito que tenía. Se adentró en el pequeño espacio, y los ojos
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capítulo 4
Las cortinas abiertas permitían que el apagado sol de enero resbalara sobre la mesa de madera,que reposaba en el ángulo izquierdo de la amplia oficina, y sobre los diferentes sillones que laescoltaban: dos sillas pastilli5amarillo chillón, dos K-tuoli6 de color beige y varias poltronasazul rey, diseñadas por Matti. La escena revelaba el estilo abigarrado y expresivo que al directorde art & viiva tanto le gustaba. —Adoro este sillón —aseguró Tommi mientras acomodaba con soltura su larga y desgarbadafigura en el asiento. Sonrió y deslizó sus manos a lo largo de los reposabrazos, tomándose sutiempo con un suspiro de placer. Después, se inclinó y cogió una de las chocolatinas Fazer que sujefe mantenía sobre el centro de la mesa para el consumo de sus clientes o empleados. —Continuemos, Tommi. —La voz grave de John cortó el aire. —Vamos, John, no seas gruñón. —La sonrisa se borró del rostro de Tommi.Inhalando una bocanada de aire, el director de art & viiva aligeró el
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