Capítulo XLVI

Estefanía y Marcela salieron juntas de la casa, de regreso a la mesa. Cuando se sentaron, los demás ya estaban comiendo el postre, un mousse de limón.

—¿Qué les pasó, niñas? —preguntó Estela— Ya les traen de regreso la trucha, que se había enfriado.

Estefanía y Marcela agradecieron el gesto, pero su atención estaba puesta en sus parejas, en particular en Sergio, que las recibió con una sonrisa.

—Llegamos a pensar que se habían ido a festejar solas —dijo Sergio.

—¿A festejar? ¿De qué hablas? —preguntó Estefanía.

Sergio la miró unos segundos antes de responder. La conocía lo suficiente para saber que estaba tramando algo y eso lo emocionaba.

—No te hagas, Teffa —contestó Sergio—. Hace un momento, Antonio estaba contándole a Ignacio y Estela los planes de los que te hablé, para esta noche.

—Ah, eso —dijo Estefanía con disimulado desdén—. Ya lo había olvidado.

—Hace mucho no se reúnen los cuatro—dijo Estela sosteniendo un trozo de mousse en la cuchara—. Le dije a Antonio que estaría
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