Por temor a amarte.

Por temor a amarte.ES

Vox Cor  Recién actualizado
goodnovel18goodnovel
Reseñas insuficientes
28Capítulos
27leídos
Leer
Añadido
Resumen
Índice

La vida tranquila de Lauren Mitchell, se ve sacudida por Kenneth Sinclair, el nieto mujeriego y déspota de su paciente millonario. Enviado para desenmascararla, Kenneth desata un torbellino de pasión prohibida, secretos familiares, y temores. ¿Podrán superar sus miedos y entregarse al amor, o el peligroso juego de seducción los consumirá?

Leer más

Último capítulo

También te gustarán

Novelas relacionadas

Nuevas novelas de lanzamiento

Libros interesantes del mismo período

Comentarios Escanea el código para leer en la APP
No hay comentarios
28 chapters
1: Kenneth Sinclair.
Lauren Mitchell.Una vida tranquila, un empleo con buena paga, apoyar a mi madre, ahorrar para pagar mi carrera universitaria… Eso era todo lo que deseaba; pero hay cosas en la vida que pasan sin planearlas.Como un fuerte huracán que arrasa con la más estable de las estructuras, así era él para mí. Destruyendo cada línea que jamás le hubiese permitido si quiera ver a otros hombres; pisando mis terrenos sombríos, y apropiándose de ellos, para plantar fuertes árboles coloridos; con raíces que ni siquiera su mismo huracán tenía la fuerza de arrancar.—Lauren, dime la hora.Tomé el teléfono en mi bolsillo, y al verificar, suspiré.—Solo diez minutos para que su familia llegue, señor Sinclair —avisé, subiéndolo con cautela a su silla de ruedas—. ¿Qué va a pensar su familia cuando vea que es medio día y ni siquiera ha desayunado?El señor Sinclair soltó una áspera risa mientras lo llevaba hacia el ascensor de su mansión para bajar a la primera planta.—No te echarán la culpa a ti, cariño.
Leer más
2: Es un misterio.
Lauren.—He terminado, Lauren.Apenas escuché el grito del señor Sinclair en el baño, me levanté de la cama rápidamente. Sin embargo, antes de que pudiera abrir la puerta, su nieto apareció, inundando mis fosas nasales con su encantador perfume. Me dejó sorprendida su rapidez y la forma en que me vio, para decir:—De ahora en adelante yo me encargo de atenderlo en el baño, y cambiarlo.Quise abrir la boca para refutar, pero el moreno simplemente se adentró, dejándome paralizada. Luego escuché al señor Sinclair preguntar por mí, y respiré profundo.No iba a dejar que me dominara.Él no había cumplido un jodido día en la mansión y quería quitarme mi empleo. Mi sangre hervía cada que lo veía por allí, cazándome como una presa, receloso, como si yo quisiera hacerle algún daño a su abuelo.¿Acaso era idiota? Tenía muchas cosas para decirle.Me había dado cuenta que frente a su abuelo, era cortes, amable, conmigo, pero cuando no, en tan solo pocas horas, me hablaba con ese tono demandante, u
Leer más
3: Dominado por ella.
Kenneth Sinclair.Desperté muy temprano para salir a trotar. Me aseguré de ir por el camino principal, evitando el atajo que de adolescente solía tomar, pues solía vivir en la mansión Sinclair con mis padres.Ya estaba lo suficientemente claro cuando llevaba medio kilómetro recorrido. Mis airpoids reproducían música de Artic Monkeys, que me hacía el camino ligero. Y pronto algunas mujeres que seguramente no tenía tiempo de ir al gimnasio por ser amas de casa, se unieron detrás de mí, por lo que troté hacia atrás para hacer saber que me gustaría ir a su ritmo. Y una vez que me encontré con ellas, las detallé.Pude darme cuenta que tres de ellas eran madres, e incluso había una adolescente de al menos quince años que debería estar preparándose para la escuela.Conocía a una de esas tres mujeres del vecindario, así que no tardé en entablar conversación a medias, intentando descifrar cuál de las tres tenía más problemas con su marido y así poderla llevar a mi cama en el futuro.Debía ser
Leer más
4: Una simple sirvienta.
Lauren.La mirada del moreno no se apartaba de mí mientras íbamos en la limusina. El señor Sinclair estaba conversando de forma amena con su chofer de confianza, Dick, mientras su nieto fingía estar concentrado en su teléfono, pero lo sentía, simplemente me estaba mirando.Podía darme cuenta que no me miraba porque tuviera interés en mí, sino porque intentaba hacerme sentir incomoda. Y estaba frustrada por mantener el control. De no ser el nieto de mi jefe lo habría sacado por la ventana. Aunque sacar su enorme cuerpo sería difícil para mí.Me sentí nerviosa cuando se arrimó un poco al medio del largo asiento y se inclinó para hablar.—Abuelo, ¿de qué amigos hablas? ¿Nuestros socios en Miami o tus amigos de la universidad?—Los de la universidad —respondió, y luego mi jefe giró un poco la cabeza para verme desde su asiento—. Por cierto, cariño. ¿A qué no adivinas quién me dijo Sebastian que iría?Sentí mi estómago revolverse.—No hace falta que me lo diga —respondí para rodar los ojos
Leer más
5: Extraño malestar.
Lauren.—¿Estás bien, Lauren?Giré mi rostro hacia Christian para darle un asentimiento con una pequeña sonrisa. Antes se había comportado como un idiota, pero me había defendido, aunque no de la mejor manera posible; me sentía culpable porque Kenneth se hubiese sentido expuesto ante todos después de que lo estuvieran ignorando.Ya había pasado dos horas de lo acontecido. Estábamos viendo algunos informes sobre las carreras de caballos pasadas, comíamos algunos bocadillos, y me aseguraba cada media hora de tomar la tensión del señor Sinclair; porque había notado que le afectó la acción de su nieto y la verdad es que su tensión había subido un poco más de lo normal después de lo sucedido.Christian se mantuvo al margen después de preguntarme si estaba bien. Agradecí eso. Me concentré en conversar con Boris y su esposo Carter. Boris me dijo que realmente tenía mucha ropa de algunas pasarelas en su estudio, que jamás volvería a usar en sus modelos, y que estaría encantado de dármelas, ase
Leer más
6: Santa Lauren.
Kenneth.Sasha estaba ocupada con mi polla mientras yo me encargaba de darle placer con la lengua a la pelinegra. Su coño bien afeitado ascendía y descendía por toda mi cara como una demente. Con una mano motivaba a la rubia a seguir en los suyo mientras con la otra sostenía la cadera de la pelinegra. No era mi primer trío y estaba seguro que no sería el último.Cassandra, la pelinegra, era una muy buena conocida mía; bi, soltera, dispuesta a ir a donde yo le indicara siempre que tenía a otra dispuesta a la aventura.Mi mente estaba ocupada, invadida de pensamientos insanos en el sexo. Con la excitación por las nubes al tenerlas a ambas para mí. Jodí a cada una hasta el cansancio, dejando en la cama, el suelo y las paredes, un buen recordatorio de mi capacidad. Podía correrme rápido pero, en menos de un minuto estaba realmente listo para otra ronda y las mujeres siempre amaban eso.Tras despedirme de Sasha, asegurándole que tendríamos una cena, recordé que esa misma noche tendría una
Leer más
7: Con otros ojos.
Lauren.Mi pecho subía y bajaba al correr por el pasillo. Apenas entré a mi habitación tuve la sensación de oler un perfume familiar, pero estaba tan enfocada en mi misión que lo descarté. Rápido tomé la mascarilla del nebulizador y salí corriendo de allí hasta la habitación del señor Sinclair.Estaba pasando por una crisis muy prolongada. Una crisis en donde su cuerpo se entumecía de una forma en que cada movimiento era doloroso para él. Se ponía tan tenso que, incluso no podía inyectarle ningún calmante. Habíamos intentado ejercicios de relajación mientras le daba un masaje, pero simplemente empeoró.Era la segunda vez en el año que le pasaba algo como eso, aunque antes no tan grave. Yo había sido instruida tanto por su fisioterapeuta como por su cardiólogo, de lo que podría hacer en caso de que algo como eso ocurriera, pero la primera vez tuve que llamarlos, casi llorando, porque no podía manejarlo. Ahora, seguía causándome terror, pero mantenía el control.Entré a su habitación y
Leer más
8: No te dejes envolver.
Kenneth.—Hola, ¿abuelo? —dije abriéndome paso a su habitación.—Hola, Kenneth —saludó secamente.Tragué hondo al ver su estado cansado. Me sentía tan furioso con la jodida Lauren. Había pasado una de las peores noches de mi vida, pensando en cosas que no debía pensar. Dejaba a mi abuelo tan cansado, ¿acaso estaba loca? ¡Podía matarlo!La cocinera llegó y me ofrecí a dar su comida. Él no refutó.—Abuelo, anoche hablé con Kasey, te manda saludos.—Kasey es una joven muy excepcional —expresó, sonriendo, viendo a la nada, así que asentí. Pero luego me sentí nervioso cuando me vio—. Dime, Kenneth. ¿Exactamente qué haces aquí? Tu padre sabe que Lauren cuida muy bien de mí… ¿Acaso has sido enviado por tu madre?Evité su mirada. Joder. No se me daba bien mentir con el viejo, nunca.—Ambos están preocupados, además… Estoy castigado —mentí, sabiendo que podría creerme.Mi abuelo sacudió un poco la cabeza mostrando desacuerdo.—Eso imaginé… —suspiró—. Solo espero que Kasey no la esté pasando ta
Leer más
9: Una firme amenaza.
Kenneth.Pensé que tenía todo bajo control. Lauren se había ido al medio día. Escuché de la boca de Anika que iría hacia Tennessee, memoricé eso. El abuelo no quiso hablar demasiado, pasó toda la tarde en cama, pero me había dado una lista detallada de todas las cosas que debía hacer. Pude ver que la letra no era suya y me preguntaba por qué Lauren no me la había entregado ella misma.Junto a esa lista de horarios, había un pequeño libro, en donde la pelirroja tenía absolutamente todo detallado. Desde los latidos normales de su corazón, hasta los latidos en los días de terapia, o los días después de regresar de la calle. Sus síntomas musculares, su tensión, la comida que le hacía bien o no.Estaba en el balcón de la habitación del abuelo, alrededor de las siete de la noche, leyendo por segunda vez el librito, maravillado por su atención al detalle, cuando el abuelo me llamó.—Kenneth. ¿Podrías ayudarme con algo?Asentí mientras me acercaba a él. Dejé el libro y la lista en la mesita d
Leer más
10: La cruda realidad.
Lauren.Tras saludar a la enfermera que se había hecho amiga de mi madre, fui en su búsqueda. Mi hermosa madre estaba sentada en medio de la sala de arte y diseño, elaborando lo que podía ver era un hermoso gorro tejido. Enseguida el sentimiento me invadió.La última vez que fui le había pedido que me hiciera uno, aunque color morado. El que ella hacía era café, su color favorito, y el que de hecho siempre decía que era el color que mejor me quedaba por mi tono de piel, más el hecho de ser pelirroja como ella.Me senté a su lado, tomando la precaución necesaria. Cada que la veía quería abrazarla, pedirle que me consintiera como cuando era adolescente o niña; sin embargo, había aprendido a no dejarme llevar por ese impulso, puesto que en varias ocasiones ella entraba en crisis ya que no me reconocía de inmediato.—Hola, Laura… —saludé con cautela, mirándola con amor.Mi madre dirigió su mirada a mí. Sus pupilas se dilataron y una sonrisa alumbró su rostro.—Yo te conozco —aseguró, sonr
Leer más
Escanea el código para leer en la APP