La vida tranquila de Lauren Mitchell, se ve sacudida por Kenneth Sinclair, el nieto mujeriego y déspota de su paciente millonario. Enviado para desenmascararla, Kenneth desata un torbellino de pasión prohibida, secretos familiares, y temores. ¿Podrán superar sus miedos y entregarse al amor, o el peligroso juego de seducción los consumirá?
Leer másLauren.El fin de semana con mi madre había resultado mejor de lo que esperaba. A diferencia de mi otra visita, cuando no me recordaba y se sentía un poco irritada, me dejaba de lado, sin comentarios o acciones que me dolieran demasiado.Sonreí al verla pintando entusiasmada en una libreta que le compré. Era la noche del domingo, estábamos en su habitación, y aunque no me recordaba, había algo que seguía repitiendo.—¿Quién es William Sinclair? ¿Un cantante que me gusta?Sentí una punzada en el pecho, de nuevo. Lo había nombrado de repente el viernes, el día sábado, y de nuevo esta vez, así que respondí lo mismo.—No, Laura. William es… Un hombre para el que solías trabajar.—Ohh… ¿Yo trabajaba? —me preguntó, despegando la mirada de la libreta.—Sí, Laura. Trabajaste mucho tiempo para él. Lo recuerdas porque lo quieres como tu familia.Mi madre asintió lentamente, y su rostro se entristeció.—¿Sabes todo eso porque eres mi familia? Tengo rato pensando en dónde te he visto. Te conozco.
Kenneth.Al llegar al lugar de encuentro, mis nervios fluyendo por todo mi cuerpo.Necesitaba acabar con la situación entre Dakota y yo. La noche anterior, me había quedado dormido junto a Lauren pese a que algo me gritaba que no era correcto, y me despertó el tono de mi celular.Era la una de la mañana. No podía creer que Kasey estuviera despierta a esa hora, así que atendí. Mi hermana estaba llorando fuertemente, asustada. Dakota la había atacado tras salir de la empresa, la retuvo en su auto tortuosos minutos, intentando sacarle información sobre mi paradero exacto. Dakota no sabía que yo solía vivir en Miami, que mi abuelo tenía una mansión allí. Ella siempre pensó que yo era de Carolina del norte, así que no tenía idea. Entonces, mi valiente hermana le dio una falsa dirección en Miami, y luego la dejó ir.Me sentí furioso al escuchar aquello. Quería deshacerme de Dakota como fuera, ya no podía dejar que le hiciera daño a más nadie por su obsesión conmigo, así que cité a su padre
Lauren.La noche llegó rápido después de mi encuentro esa tarde con Kenneth. Mi cuerpo estaba agotado. Había tenido más orgasmos que antes. El hecho de que fuera un poco más salvaje, teniéndome atrapada en sus brazos, me resultó exquisito.La forma en que me veía, como hablaba de cerca con su tono de voz seductor o calmado, era capaz de destruir todos los muros que alguna vez había construido para no dejarme llevar por mis impulsos o deseos más peligrosos.Pero tenía que admitirlo. Tenía miedo. Mucho. Especialmente con la idea de que tuviera que regresar a Canadá, y lo que nos pasaba quedara solo como un recuerdo. Entendí que tenía que dejarme perder el tiempo que fuese necesario, antes de que algo pudiera salir mal, antes de que tuviera que partir.No importaba que mi cuerpo estuviera cansado. Sería de Kenneth cuando él lo quisiera. No solo porque me hacía tocar las estrellas, sino porque mi corazón lo anhelaba.Estaba perdida en él. No era tan difícil de creer. Cuando teníamos sex
Kenneth.Hipnotizado. Era la única palabra con la que podía describir el momento. Tomar sus labios, a diferencia de Anika, Cassandra, Dakota, o cualquier otra mujer con la que hubiera estado, se sentía diferente. No sabía si ella tenía experiencia besando, pero demonios, era tan buena. Respondía a cada movimiento mío como si pudiera verlo venir, rozando nuestras lenguas, dando paso al aire después de que aquello me terminara de encender.Mi polla gritaba por ser liberada y ella ni siquiera me había tocado. Sabía que no teníamos mucho tiempo antes de que alguien se diera cuenta de que ella estaba perdida, así que quité su ropa rápidamente, perdiéndome de vista lo más importante: deleitarme con su figura.La pelirroja subió más a la cama, con ayuda de sus codos, y yo quité toda mi ropa sobre ella. Me incliné para besarla y de nuevo el beso me dejó sin aliento.Mi polla dolía sobre su vientre. Gruñí deseoso cuando sus manos fueron a mi cabello. Me encantaba la forma en que lo acariciaba.
Lauren.La mañana siguiente al escándalo con los Sullivan, me encontraba ayudando al señor William a comer. Cuando le conté lo que realmente había pasado con Kenneth, y le comenté la forma en que valientemente él resolvió la situación, su estado de ánimo mejoró.—¿Sabes, Lauren? A veces pienso que es una lástima que Will nunca haya podido engendrar niños —expresó—. Pero… A pesar de que Kenneth no tenga nuestra sangre, y su comportamiento sea tan… diferente al nuestro, me siento aún orgulloso de él.—Estoy segura de que a su nieto le gustaría escuchar eso —murmuré.—Él sabe que lo quiero. Su llegada junto a su hermana le dio gran alegría a nuestra familia, pese a las dificultades… Y lo que me decepciona, es saber… Que no bastó nuestro amor, nuestros cuidados y educación para darle sentido a su vida.Sentí un hueco en el pecho, por todo, y porque mi jefe estaba por llorar.—No imagino lo difícil que pudo ser….—No lo sabes, cariño… El pequeño Kenneth pasó por tanto… —habló con pesar—. Pe
Kenneth.Subí a mi auto de nuevo, golpeando el volante con fuerza, frustrado. Ya había perdido la cuenta de la cantidad de veces que terminaba hiriendo al abuelo, y esta vez, a Lauren. Vi en sus ojos lo decepcionada que estaba de mí, y eso realmente me removió el corazón.Debía encontrar la manera de reparar lo que había dañado, con ambos. De ser verdad el haberme follado a Cinthia, me hubiera ido de la mansión para siempre, pero no lo había hecho, yo solo… Estuve a punto de hacerlo. Admitía que, de no ser por lo confundido que estaba, la hubiera empotrado contra un árbol, y tal vez ahora estuviera agonizando de muerte en un hospital por culpa de su esposo.Demonios. Me había repetido varias veces que debía ser cuidadoso con las mujeres casadas. Lo había cumplido. ¿Qué había salido mal? No podía creer que Cinthia dijera algo que jamás ocurrió.Tomando un respiro hondo, conduje hasta la mansión de los Sullivan. Mi corazón bombeaba con fuerza, escuchaba gritos dentro de la casa, y me s
Lauren.Me había levantado con una sensación plena en el pecho. Y aunque me asustaba un poco sentirme así, no quise reprimirlo. Había pasado una noche maravillosa.Mi cuerpo dolía mucho más de lo que esperaba. Tras ducharme, vi mi cuerpo en el pequeño espejo, y noté las marcas en mi cintura, mis piernas. Toda mi entrepierna estaba un poco roja, y la verdad es que molestaba un poco, pero no me preocupé por ello, solo eché la crema en los lugares correctos, dándome cuenta de que marca que me había dejado Kenneth hacía días en el brazo se había borrado.Había cierta ansiedad respecto a lo que podría pasar hoy de nuevo. Me vestí como de costumbre. Subí a la habitación del señor Sinclair, y entonces al verlo, mi pecho se removió. Realmente me preocupaba que se hubiera dado cuenta que estuve la noche anterior en la habitación de al lado con su nieto.Sin embargo, al ver su sonrisa de siempre en las mañanas, respiré aliviada. Hablamos como de costumbre aunque no me atrevía a mirarlo demasiado
Kenneth.Me desperté con el cuerpo rebosante de energía, pero aun así, me quedé en la cama, dejando que las suaves sabanas arroparan mi cuerpo. Miré el techo, y me llevé las manos a la cabeza, exhalando.Las imágenes de la noche anterior estaban repitiéndose una y otra vez en mi mente. Su olor estaba en mis sabanas. Podía escuchar sus gemidos en el aire. Y luego… la imagen de su rostro sonrojado, recostada de sus rodillas, mirándome.Recordar aquello me hizo tener una cálida sensación, pero pronto revolvió mi estómago. Me aterré. Mi sonrisa se borró.¿Por qué estaba pensando en ella de la forma en que lo hacía? Sí, había sido un… buen sexo. Con todas lo era, no tenía que ser diferente ahora.Salí de la cama, dispuesto a alejar todos los pensamientos, inclusive el estúpido trato de contarnos algo sobre nosotros cada noche.¿Por qué tenía interés en conocerme? ¿Por qué demonios había accedido a ello? Carajos. Todo se había sentido tan natural que no me di cuenta del error. Realmente debí
Lauren.—Creo que ha sido suficiente por hoy —expresé, nerviosa porque fuera a tomarlo mal.Su rostro decayó de repente, pero luego al verlo sonreír un poco me sentí más tranquila. Kenneth me tapó con la sabana y tomó la almohada que yo había usado antes para ponerla sobre sus piernas, cubriendo su polla.—¿Y te vas a quedar? —cuestionó sin mirarme.—¿Por qué…? —dije, modulando mi voz como él—. ¿Quieres que hablemos de algo?Él me miró, dudando.—¿No sería extraño para ti…?—¿Y por qué lo sería? —cuestioné, cansada en cuerpo pero mentalmente ansiosa. Me senté en la cama, recostando mi espalda de la pared, cubriéndome bien.Miré a todos lados de forma rápida, la habitación en sí era un desastre pero estaba aún peor, con la ropa tirada por todos lados.—Bueno, porque temes enamorarte de mí —afirmó.Reí, aunque nerviosa.—No entiendo qué tiene que ver —expresé, confundida.—Sí hablamos y… nos conocemos mejor fuera del sexo, crearemos un vínculo, Lauren.—No, espera… Así no funcionan las