Después del medio tiempo los ánimos suben, la Universidad de Estrada nos ganaba por un gol, pero ahora empatamos gracias a una jugada hecha por Pavel al pasarle el balón a un compañero. Cuando el balón entra a la portería, las gradas explotan con júbilo. Los gritos, las risas y el compañerismo se puede respirar. De pronto, también grito, me levanto y salto mientras Dalia baila graciosamente a mi lado, Sebastián nos mira con cierta burla, pero de alguna forma sé que lo está disfrutando.Los tres últimos minutos del juego son cardíacos. Gracias a Dalia que se da a la tarea de explicarme, sé que, si empatan este partido, los compañeros no habrán terminado bien porque el partido de vuelta será en Estrada y posiblemente ganen los contrincantes. Así que tienen poco tiempo para meter gol o se las verán difícil para ganar la copa.Sabrá el cielo de donde salió el ánimo que me invade, esta emoción sin sentido por un deporte que en realidad nunca me ha gustado.Divisar a Pavel desde este punto
―No, no pueden llamar la atención ―se encoge de hombros―. No importa quién fue, ahí lo tienes.Supongo que solo es una parte de toda la investigación porque dudo que un caso tan complejo como el del psiquiatra sea tan escueto.Está la descripción del lugar de los hechos, los bomberos encontraron el cuerpo en la oficina del psiquiatra, pero ya era demasiado tarde porque estaba muerto. El lugar en donde guardaron los expedientes estaba destrozado, se perdió mucha información en los papeles chamuscados. Hallaron los restos de un encendedor cerca del cuerpo y alcohol esparcido por el lugar y en los restos de ropa que aún tenía el psiquiatra. No hubo heridos de gravedad. Algunos pacientes, enfermeras y camilleros sufrieron algún golpe por parte de pacientes que entraron en pánico, pero nada extremo. En cuánto alguien activó la alarma, todos salieron.Entre tantas palabras, eso fue lo importante.Hay algunos términos penales, muchas descripciones detalladas y una fotografía de la nota del p
Noviembre, 2009.La razón exacta por la que me despierto es desconocida. Habrá sido el sonido crepitante, tal vez el olor del humo o el instinto de supervivencia. Pero cuando abro los ojos, me doy cuenta de que estoy metida en un aprieto. Y uno grande.Debido al terror y desesperación que se apoderan de mí al unísono, me hundo junto a mi cama abrazando mis piernas.Es fuego. El departamento se está quemando. Dos toses se me escapan, si permanezco mucho tiempo aquí, moriré asfixiada, sin embargo, no hallo la motivación para moverme. ¿Qué habrá pasado? Mi padre seguramente rebasó su límite y al final terminó con nosotras.Mamá. Tengo que buscarla.Una fuerza repentina repara en mis piernas y me obliga a levantarme. Tomo una playera de la pila de ropa sucia y me cubro nariz y boca. Suelto otra tos y caigo de rodillas. Así tenga que arrastrarme, debo encontrar a mamá.Abro la puerta de la habitación y me pega de lleno el calor, si de por sí sentía que me sofocaba, al recibir el aire hirvi
Marlene aparece detrás de su padre y parlotea alegremente acerca de su amiga Rafaela, la hija de un político, pues la chica entiende que todo lo de Jaco es un malentendido y su padre se ha puesto de su lado. Cuando alza la vista y observa la escena, su sonrisa desaparece y suelta una maldición.Durante los escasos segundos en los que nadie habla, cruza por mi cabeza la idea de decir algo sarcástico o gracioso, tal vez el humor me ayude a salir de esta, pero la mirada gélida del hombre frente a mí apenas me permite respirar.―Padre, ella es Kendra ―Ventura se posiciona firmemente entre Rolán y yo―. Fue a la...―¿Qué sabe?El tono del señor es tajante, duro...atemorizante.Marlene, desde detrás de su padre, hace una seña inentendible, incluso una mueca, supongo que va dirigida hacia alguno de sus hermanos.―Solo lo vio ―aclara Ventura, puedo sentir su nerviosismo y su terror.―Después de todo el esfuerzo invertido en el asunto ―Rolán Diener se quita el saco con movimientos elegantes, pe
Ayer fue un día de mierda. El señor Diener casi me mata, hirió a sus hijos. Ventura y Tristán sangraron por ti. Cualquiera lo habría hecho para evitar un daño grave como la mutilación o la muerte. Al menos deberías haber preguntado si estaban bien. Esa casa se convirtió en un reino de caos en la noche.Dos toques en la puerta interrumpen mi tarea de cepillarme el cabello. Me tenso inmediatamente al creer que se trata de alguno de los chicos. ¿Debería contarles lo que ocurrió? Ya me imagino el reproche de Sebastián, las preguntas en forma de ráfaga de Dalia, la mirada comprensiva de Pavel... No puedo enfrentarme a eso.Tomo mi mochila, desenchufo el teléfono móvil que cargó hasta la mitad y me detengo a un paso de la puerta.Dos toques, esta vez más fuertes me sobresaltan. De pronto, me llega un mensaje de Jonas, ya había olvidado al amigo de Ulruir. Instintivamente pulso el ícono para abrirlo al mismo tiempo que la persona tras la puerta habla.―Kendra ―el tono de Tristán es casi un r
Una parte de mí sigue consciente, sabe que debe caminar como me lo indican, pero la mayor parte de mi ser se centra en revolcarse en la idea de que pude cegar la vida de una persona.La confesión de Dalia lo cambió todo. Ramiro estaba ahí para Dalia, no es coincidencia que fuera una de las víctimas. Los roles cambiaron, la víctima se convirtió en el victimario y quien fue el victimario fue asesinado. Ahora no cabe duda de que cada víctima fue destinada a alguno de nosotros. Raquel, Marlon, Silvio y Ramiro fueron usados para...curarnos.Sigo sin entender qué es lo que pensaron que debían curar en nosotros. Sebastián es el único que tiene un trastorno, pero ni siquiera es algo que amerite matar a alguien para curarse. El sadomasoquismo es un trastorno, pero no es malo, no daña a nadie y al parecer él se encuentra a gusto con eso.¿Por qué fuimos elegidos? Al principio parecía que éramos las próximas víctimas, ahora sé que otros fueron nuestras víctimas, pero no sufrimos tanto como otros
Sus mejillas se sonrosan, sus hombros decaen. Al verlo detenidamente siento una punzada en el pecho, una cuchillada, tal vez decepción. Se despide escuetamente y me desea suerte antes de salir de la habitación.Una vez que empaco todo, reviso una última vez la habitación. Una sensación de nostalgia se apodera de mí. La interrogante del qué habría pasado si jamás hubiese ocurrido la masacre. Raquel y yo seríamos amigas, la habría animado a acercarse a Ventura, habríamos criticado a mi ex, habríamos ido de fiesta en fiesta y habría sido una universitaria normal a la que por fin se le abrió el mundo. Ventura y yo jamás habríamos estado juntos, la extraña relación con Tristán jamás existiría y... no sabría de la existencia de Uriel.Veo imágenes en mi cabeza de Tristán y Ventura parando la estocada lanzada por su padre, escucho de fondo el jadeo de Marlene, veo la paleta caer de la frente del señor Diener. Y veo a Uriel siendo golpeado brutalmente por su padre. No me preocupé por saber si
Enero, 2010La abogada habla con mi tía, aquella tía de la que escasas veces oí hablar y jamás vi. Llegó un día después de la catástrofe, me impresionó la rapidez con la que se presentó. Mamá apenas hablaba, pero creo que mi tía entendió que estábamos en una situación fatídica. Aquella madrugada los policías y demás gente imponente nos hicieron incontables preguntas. Mamá entró en un extraño estado que me provocó más dolor del que alguna vez presencié, fue como sentir mil agujas clavarse en mi pecho y quemarse repentinamente, fue como perder la cordura por un segundo y recuperarla en la siguiente respiración. Pero mamá no la recuperó.Las siguientes horas fueron un remolino de incertidumbre y miedo, más que nada miedo. No supe qué ocurrió exactamente con mamá, pero nadie me decía nada. Durante mucho tiempo estuve sentada en una incómoda silla viendo entrar y salir gente, un guardia acompañándome siempre.Me quedé dormida. Cuando una mujer de facciones duras y ojos analíticos me desper