[Querid@s lector@s, les agradezco enormemente que me hayan acompañado en el primer libro de los Renis, aquí les dejo una avanzadilla del primer capítulo de Renis II Alanis, para mí el hermano más sensual y atractivo de los dos aunque Murdock también ha sido un hombre retador así como un gran Alpha y, por supuesto, seguro que estará muy presente en las aventuras de su hermano que no serán pocas.Espero que les agrade el avance así como la historia ya leída. Si les motiva continuarla pueden ir al libro independiente de este "El Aplha torutrado: Renis II- Alanis" y, por supuesto ME HARÁ ENORMEMENTE FELIZ LEERLOS!!!!! Les mando mucho amor y buenos deseos para estos días, espero que estas páginas sean un remanso de alegría y relaz merecido.]Alanis Renis, hermano del Alpha Murdock, siempre había sido un hombre imponente. Metro noventa y cinco de pura fuerza, con músculos tallados como si fueran obra de un escultor antiguo, su piel bronceada, y el cabello oscuro que le caía largo y suelto s
El viento de la tarde susurraba entre los árboles, como si quisiera traer de vuelta los ecos de tiempos pasados, de aquellos días donde todo parecía tener un sentido, un orden. Kadisha Krose caminaba por el sendero cubierto de hojas secas, sus largos rizos oscuros danzando al compás de la brisa otoñal. Sus ojos verdes, como esmeraldas profundas, parecían captar cada detalle del entorno, aunque su mente estaba en otro lugar, perdida en recuerdos que se negaban a desaparecer.Habían pasado años desde que el accidente de avión arrebató a sus padres, y aunque su abuela Candise había hecho lo posible por llenar el vacío, la ausencia de ellos seguía pesando en su corazón. No recordaba con claridad las circunstancias del accidente, solo la fría llamada telefónica y la devastadora noticia que cambiaría su vida para siempre. Desde entonces, el mundo se volvió un lugar más oscuro, lleno de sombras que a veces parecían susurrarle al oído.Kadisha no sabía qué había sido más difícil: perder a sus
La noche había caído sobre el pequeño pueblo, cubriéndolo con un manto de estrellas titilantes y el suave murmullo de la brisa nocturna. Kadisha estaba en su habitación, observando el reflejo de la luna en la ventana. Aún podía sentir la energía del encuentro con Murdock Renis recorriéndole la piel, como un recuerdo latente que se negaba a desaparecer.¿Qué había sido eso? Se preguntaba mientras jugaba con uno de sus rizos entre los dedos. Algo en él la había desestabilizado. No solo su imponente presencia física, sino la intensidad con la que la había mirado. Como si la conociera de antes, como si pudiera leer sus pensamientos más íntimos. Y, sin embargo, nunca lo había visto antes en el pueblo.Sacudió la cabeza, tratando de alejar aquellos pensamientos. "No puedo dejar que me afecte", se dijo a sí misma, pero la verdad era que sentía una atracción que no había experimentado nunca. No solo era físico; era algo más profundo, como si estuviera escrita en su destino, aunque no comprend
Kadisha despertó temprano, con la luz del amanecer filtrándose a través de las cortinas. Aunque había logrado conciliar el sueño después del encuentro con Murdock la noche anterior, su mente seguía atrapada en una maraña de pensamientos. El roce de su mano, la intensidad de su mirada, sus advertencias enigmáticas... Todo eso seguía flotando en su cabeza como una canción que no podía dejar de escuchar.Se levantó y caminó descalza hacia la ventana, sintiendo el frío del suelo bajo sus pies. El bosque estaba quieto, en silencio, pero había algo en el aire que la ponía nerviosa. Esa sensación de que algo grande estaba por venir, algo que cambiaría todo.Sin decir una palabra, bajó a la cocina, donde Candise ya estaba preparando el desayuno. El olor del café llenaba la habitación, y el sonido de los huevos friéndose en la sartén le resultaba reconfortante, familiar. Pero esa sensación de inquietud, de incertidumbre, seguía persistiendo, como una sombra en el rincón de su mente.—Has tenid
Kadisha quedó paralizada en el lugar. Las palabras de Murdock resonaban en su mente, reverberando en cada rincón de su ser. -Un lobo-. La incredulidad luchaba contra la verdad que, de algún modo, siempre había sabido, pero nunca quiso aceptar.—¿Qué significa eso? —preguntó, su voz temblorosa pero decidida.Murdock no respondió de inmediato. En su mirada se mezclaban el deseo de protegerla y la inevitabilidad de la revelación. Dio un paso más hacia ella, reduciendo la distancia entre sus cuerpos hasta que Kadisha pudo sentir el calor que emanaba de él, una energía primitiva que parecía envolverse en su piel, aferrándose a su alma.—Significa que no soy lo que piensas —dijo finalmente, su voz baja, como si temiera que el bosque escuchara.El viento movía las hojas de los árboles, creando un murmullo constante que parecía responder a las palabras de Murdock. La mirada de Kadisha seguía clavada en él, buscando respuestas, buscando algo en su rostro que desmintiera lo que acababa de decir
Kadisha caminaba por las estrechas calles del pueblo, con el corazón todavía palpitando por el encuentro en el bosque. Cada paso que daba, el mundo parecía distorsionarse a su alrededor. Las casas, las tiendas, los rostros familiares de los vecinos... Todo lo que había sido su realidad hasta ese día ahora parecía lejano, ajeno.Las palabras de Murdock resonaban en su mente: "Están aquí por ti". Esa afirmación era lo que más la inquietaba. ¿Quiénes? ¿Por qué ella? Y, sobre todo, ¿qué era eso que, según él, despertaría pronto?El viento frío acarició su rostro, pero esta vez no fue reconfortante. Había una amenaza en el aire, un susurro siniestro que la hacía sentir vigilada, perseguida.Cuando llegó a la pequeña librería del pueblo, su refugio habitual, decidió entrar. Necesitaba escapar, aunque fuera por unos minutos, de la turbulencia que había envuelto su vida en los últimos días. Sabía que allí, entre los libros polvorientos y las historias antiguas, podría calmar su mente.El inte
La noche cayó con una rapidez inquietante, envolviendo al pueblo en un manto de oscuridad que se sentía más densa de lo habitual. Kadisha caminaba junto a Murdock, su mente todavía aturdida por todo lo que había aprendido en la librería. La realidad, tal como la conocía, se desmoronaba, pero en medio de ese caos, Murdock era su ancla. Cada paso que daba junto a él la hacía sentir más segura, aunque al mismo tiempo sentía una tensión creciente en el aire, como si algo oscuro los estuviera acechando desde las sombras.—¿Adónde vamos? —preguntó Kadisha, rompiendo el silencio que los envolvía.—A un lugar seguro —respondió Murdock sin girarse hacia ella—. Necesitamos tiempo para que comprendas lo que eres y lo que está por venir.Las palabras de Murdock eran siempre directas, cargadas de una gravedad que Kadisha empezaba a comprender. Había mucho en juego, y aunque no podía entender completamente lo que significaba ser "la Elegida" o por qué tenía un poder oculto, sentía que su vida estab
El amanecer llegó lentamente, bañando la cabaña en una luz dorada y suave, pero la atmósfera estaba cargada con una tensión que no se había disipado desde la noche anterior. Kadisha no había dormido mucho. Cada vez que cerraba los ojos, su mente la llevaba a lugares oscuros, llenos de sombras que la acechaban y susurros de advertencia que no podía comprender del todo. El peso del destino caía sobre sus hombros, una carga que apenas empezaba a descubrir.Murdock había salido temprano esa mañana, junto con Alanis, para asegurarse de que la zona estuviera despejada. Le había dicho que no se preocupara, pero era imposible seguir esa orden cuando su vida, su futuro, y todo lo que creía conocer, se desmoronaba a su alrededor.Sentada en la pequeña mesa de la cabaña, Kadisha intentaba concentrarse en los fragmentos de recuerdos de su infancia, buscando alguna pista que pudiera haber pasado por alto. Su abuela Candise siempre había sido misteriosa, hablando en metáforas y enseñándole cosas qu