CAPÍTULO 18.

Al dejar la posada a sus espaldas, se encaminó hacia su finca, sintiendo cada paso marcado por un intenso dolor de cabeza. Al llegar a casa, Cata lo notó visiblemente decaído.

—Vaya, parece que has tenido una mala noche, ¿qué te pasó?

Mauricio evadiendo detalles, le solicitó que le preparara una taza de café bien fuerte, necesitaba empezar a trabajar a pesar de no sentirse bien.

—¿Dónde pasaste la noche? —preguntó Cata con una mirada inquisitiva.

—Buen día Cata. He pasado la noche en la posada de Macario, creo que me excedí de los tragos. Necesito darme una ducha, tengo mucho trabajo hoy. Por favor, hazme un café bien cargado, por favor.

—Sí , claro , ya te lo llevo.

—Gracias Cata.

La mujer fue a la cocina a preparar el café para Mauricio, en su cabeza rondaba la idea de que algo no andaba bien y comenzó a sospechar que algo estaba sucediendo en él. Lo conocía desde que nació.

Al cabo de unos minutos regresó con dos tazas de café y se sentó cerca de Mauricio, le entregó el suyo y e
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