Blackthorne estaba sorprendido por el descubrimiento, Emma había huido estando embarazada, eso sonaba como algo que ella haría con habitualidad, ahora mientras tomaba un café, veía como sus hijos menores bromeaban en la piscina, porque para él Mike siempre sería su hijo, pese a no llevar su sangre.No le tomó demasiado tiempo decidirse, necesitaba enfrentar su realidad, buscaría a Emma, hablarían de todo lo que llevaban años ocultándose y quizás así pudieran corregir algo del daño causado tiempo atrás.—Necesito que se porten bien—Blackthorne suspiró cansado y Helena lo miró confundida.—No te preocupes, eso lo dijo por mí—Mike le dedicó una sonrisa amable a la chica antes de lanzarse a la piscina.—¿Todo está bien?—ella se acercó a padre, no notaba triste.—Iré a buscar a tu madre, debemos arreglar esto de una vez por todas, no entiendo que sucedió, pero le daré el beneficio de la duda, para explicarme todo—con cariño le acarició la mejilla a Helena—. Eres tan bonita como tu madre—di
Una bella chica de tez clara y cabellos castaño oscuro hasta la cintura estaba acomodando una pila de libros en los diversos estantes de madera antigua teñidos de barniz; la pequeña librería era el negocio familiar desde que tenia memoria. Aunque las deudas incrementaron dia con dia; aun si para Emma seguia siendo un paraiso de papel y tinta. Su rutinaria labor se vio interrumpida por unos gritos provenientes de su casa; quedando la librería al lado de ésta todo se oía claramente. Se apresuró a salir temiendo lo peor y fue así; sus miedos se vieron reflejados en la realidad ante ella; su padre yacía en el piso semi inconsciente mientras tres hombres le golpeaban entre insultos. Ella intentó intervenir pero fue arrojada al piso como si de un florero viejo se tratara. Se sintio impotente ante ellos. —Recuerdalo viejo tienes veinticuatro horas para pagarnos—el hombre tatuado soltó una bocanada de humo espeso; provocando que Emma tosiera.—O los Serpientes negras vendrán por ti—le amenazó
Los ojos verdes de la muchacha brillaron con comprensión; aquel hombre ante ella estaba ahí para rescatarla como un príncipe en rescate de su amada que vence a todos para llevarla consigo y ser felices. Se estremeció ante su cercanía notando por primera vez su poderosa mirada azulada quedando prendada de él como si cupido la hubiera flechado; era su salvador. Estaba ahí por ella y eso la hizo llorar de emoción. Nunca se sintió tan valiosa él había luchado con otros para defenderla.El hombre se quitó la chaqueta cubriendo así de su desnudes haciéndola sentir segura y confiada; los gritos aún se escuchaban en el salón pero ella solo tenía ojos para él; sin mas que decir la cargó en brazos encaminado a la salida con ella; salvadora de su cruel destino. Conmovida por su bondad pensó que tenía una esperanza para recuperar su vida anterior; él parecía un buen hombre y su gesto bondadoso le permitió confiar. Se aferró a él permitiendo que la llevara lejos de ese lugar sombrío. Dentro de poc
—Fuiste comprada por mí—gruño enojado, esa chica era una insolente, ¿acaso no entendía que la estaba salvando?.—Me perteneces—le miraba desafiante, buscando el temor en sus ojos verdes, pero no fue así; era tan bonita y valiente. Con un gesto de la mano llamo a la niñera; la mujer robusta de unos cincuenta años corrió hacia ellos. —Enciérrala en su habitación—le ordenó. Su voz era fría y carente de emociones, le haría entender su punto de vista a como diera lugar. La mujer asintió en respuesta; tomando a Emma por el brazo de manera firme, empujándola escaleras arriba con ella, aunque sin ser brusca. La muchacha se puso furiosa, se negaba a ser tratada como una prisionera; pataleaba incesantemente; tratando de zafarse de su carcelera. Se giró en dirección a Chris; quien lucia impasible ante la puerta de salida; como un dios en sus dominios; sabedor de que todos se someterían a sus designios. La niñera la llevo hasta la habitación en la que se había levantado esa mañana y la encerró co
—Algunos de los muchachos se quedaron vigilando la casa de su padre—le miró satisfecho, al notar su atención—. La misma noche que la sacaste del burdel—Rick se mordió los labios, no era conveniente mencionar lo del burdel; a veces las paredes podían tener oídos.—Bueno, esa noche que cobraste tu deuda con el susodicho, la abuela de la chica fue internada—soltó todo de una vez—. Le dio un infarto y está muy grave, necesitará tratamiento especial, pues su hijo está endeudado hasta los calzones. Una idea poco honorable brillo en la cabeza de Chris, podría usar lo de su abuela para obligarla a cooperar, era una estrategia baja, lo sabía, pero no podía seguir perdiendo el tiempo, si no contraía nupcias en el tiempo estipulado por el testamento de su fallecido padre perdería el control del negocio familiar, no podía dejar de ser el Don de la serpiente negra, su familia siempre estuvo a la cabeza del negocio de las apuestas clandestinas y él no lo perdería. Se encaminó con paso decidido hast
Emma sonrió para las cámaras que grababan, tomada de la mano de su futuro marido, a quien en breves momentos le juraría amor eterno; aunque todo fuera una mentira, un vil engaño en el que se había visto enredada y ya no tenía escapatoria.Una vez en el altar decorado de orquídeas, al igual que las sillas destinadas a los novios, el Sacerdote inicio su sermón; trataba del amor, la convivencia y los hijos. Los anillos fueron bendecidos; Emma y Chris repitieron los votos que el hombre de fe les decía, uniendo así sus vidas; aunque todo fuera una mentira.La ceremonia terminó y miles de pétalos de flores fueron arrojados sobre los recién casados; desde un helicóptero que sobrevolaba la zona. Emma suspiró extendiendo su mano, en su palma cayeron pétalos amarillos, que identifico como margaritas, recordó con tristeza cuando ella y Jenna solían deshojar margaritas en el parque, soplo los pétalos en su mano, sabedora de la realidad. Su esposo no la amaba y nunca lo haría, eso le dolió aunque
Emma se sintió aliviada; pudo ver a su abuela a través del cristal de la sala de terapia intensiva, estaba conectada a varios tubos y aparatos que le mantenía con vida, debía agradecerle a Blackthorne , de no ser por él otra sería la historia; su familia no tenía los medios para pagar un tratamiento tan costoso, mucho menos los cuidados que necesitaría luego de ser dada de alta. Blackthorne se estacionó frente a un bar muy concurrido, llamado "La Anaconda"; era propiedad de la mafia familiar, en el podías encontrar licores exquisitos, mujeres complacientes y apuestas de todo tipo. Jace , su mejor amigo, le esperaba en una mesa VIP; con una botella de Whisky escocés para celebrar, despidió a la prostituta que le acompañaba en cuanto su buen amigo hizo acto de presencia; asegurándose de darle una jugosa propina, la cual dejo en su escote, que la hizo irse dando brinquitos de alegría, las mujeres como ella eran tan fáciles de complacer, solo una cosa las hacía feliz y esa era el dinero.
Eso le relajó un poco; por lo menos ella no había escapado, como lo hizo Stephanie en su momento, su nueva esposa no tenía un lugar a donde ir, aunque quisiera escapar, no podría hacerlo; quizás eso le retenía a su lado, porque era evidente que no era por amor. Ambos firmaron un contrato; el cual no incluía sentimientos y estaba bien por él, así, los sentimientos siempre lo echaban todo a perder. Él no la amaba, ella a él tampoco; siempre sería así. Blackthorne se encaminó rumbo a la clínica; en su automóvil, color negro, con vidrios polarizados; para buscar a su recién estrenada esposa, era su deber estar junto a ella, como un devoto y fiel esposo. Debía actuar bien su papel de hombre enamorado; aunque a veces disfrutaba de su cercanía. Ella aún era muy joven, pero tenía un encanto natural, casi hipnótico. *** Emma se sintió aliviada luego de ver a su abuela; la mujer estaba un poco delicada, pero se estaba re