Capítulo 46
Estaba mirando a mi alrededor cuando, de repente, reconocí a un hombre frente a mí.

Era Mateo.

Abrí la boca para llamarlo, pero, de pronto, su exnovia apareció corriendo y lo agarró del brazo con cariño.

—Mateo, ¿por qué subiste? ¿No te dije que tomaras los resultados y te quedaras abajo esperándome? —dijo ella.

Mateo le acarició el pelo con mucho amor.

—Estaba preocupado por ti, no quería dejarte sola.

Escucharlo decir eso me hizo mirar mi suero y la aguja en mi brazo. Mis ojos se llenaron de lágrimas.

—Ay... —su exnovia hizo un gesto de queja, sonriendo de manera coqueta—. Solo subí a hacerme un análisis de sangre, ¿por qué tanto cuidado?

Dicho esto, ambos se dieron la vuelta y caminaron al ascensor. Por reflejo, me aparté, bajando la cabeza para intentar cubrirme la cara con el pelo.

Sin embargo, su exnovia, con su visión aguda, me vio.

—¿Aurora? —dijo, sorprendida.

Me forcé a calmarme, me di la vuelta y, con una sonrisa tensa, les dije:

—Pues qué casualidad, Mateo, Camila.

Camila
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