Capítulo 120
La voz de Javier sonaba tranquila:

—Me dijeron en recursos humanos que no fuiste a trabajar hoy, ¿cómo te sientes?

Ahí recordé que tenía que ir a la oficina, pero con todo lo de la abuela se me olvidó avisar.

No entendía por qué Javier, el presidente, me llamaba solo porque falté. Tal vez era porque hoy teníamos esa reunión del proyecto.

Me sequé rápido las lágrimas de la cara y traté de sonar lo más normal posible:

—Perdóname, Javier, hoy tuve un problema muy grave y creo que no voy a poder ir. Tampoco voy a poder acompañarte a la reunión del proyecto. De verdad lo siento. Sé que te fallé, le fallé a la oportunidad que me diste y a la confianza que pusiste en mí.

Aunque intentaba disimular, la voz me salía ronca y entrecortada.

Hubo una pausa y luego Javier respondió:

—No te preocupes. Si no te sientes bien, quédate en casa unos días. Justo iba a llamarte para avisarte que la reunión del proyecto se pospuso. Después te digo la nueva fecha.

—¿Se pospuso? —pregunté sorprendida.

—Ajá, el
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