Llegué a la empresa de Mateo.Ya había pasado una hora desde que terminó el horario de trabajo, así que no había mucha gente en la oficina. Fui directo al piso de la oficina del presidente.Al principio pensé que, si la secretaria estaba ahí, le pediría que le diera la comida. Pero, para mi sorpresa, no había nadie.¿Será que Mateo ya se había ido?Con algo de duda, llegué a la puerta de su oficina y toqué. Pensando que no habría nadie, me sorprendí cuando una voz ronca y conocida salió de adentro:—Pasa.Un escalofrío me recorrió el cuerpo. Empujé la puerta. Vi a Mateo sentado frente al escritorio, revisando papeles. Se veía serio y concentrado.Mateo siempre había sido guapo, y con el dinero, su presencia era aún más imponente. Ahora, viéndolo tan concentrado en su trabajo, tenía un tipo de atractivo único.De repente, me sentí un poco arrepentida de no haberlo querido antes. Si lo amado de verdad, esos tres años de matrimonio no habrían sido solo recuerdos tristes.Pero, ¿qué import
Camila, de repente, se quejó con Mateo:— Mateo, ¿por qué no me dijiste que Aurora te iba a traer comida? Ahora es como si mi comida sobrara.— No sobra — Mateo tomó el recipiente de comida de ella y dijo con indiferencia.—Voy a comerme lo que tú preparaste—.Camila sonrió dulcemente:— Entonces yo comeré lo que Aurora trajo. La comida que ella trae se ve muy deliciosa, sería una pena desperdiciarla.Mateo no dijo nada.Yo empujé el recipiente de comida hacia Camila y dije, con una sonrisa:— Si te gusta, come más.Después de una pausa, añadí:— Ustedes disfruten su comida. Tengo algunos asuntos que atender, así que me iré primero.Camila preguntó rápido:— ¿No comerás algo?— Ya comí — respondí con una sonrisa y fui hacia la salida.Apenas salí por la puerta, escuché la voz de Camila, otra vez quejándose:— Mateo, siento que Aurora me odia.Mateo respondió:— No le prestes atención.Bajé la mirada, sintiendo un dolor agudo en el pecho que no podía contener. Cuando salí del edificio,
—¡Aurora, de verdad eres tú! —Camila me miró con una expresión exagerada—. Pensé que esa espalda parecía la tuya, ¡y pues resultó ser cierto! ¿Por qué estás sentada sola en la acera?Si Camila estaba aquí, ¿entonces Mateo también?Efectivamente, Camila jaló a Mateo desde detrás de mí.—Mateo, mira, ¡es la señorita Aurora!Mateo me miró en silencio, sin expresión en su cara, como si yo fuera una completa extraña.Camila de repente agitó su brazo y dijo con tono de coqueteo:—Ay, Mateo, después de todo, ella es tu exesposa. Al menos salúdala.Al escuchar eso, me sentí incómoda. Estaba a punto de buscar una excusa para irme cuando Mateo le dijo a Camila:—Vamos, ¿no tienes prisa?—Ay, ahora no hay prisa —Camila tomó mi mano y me sonrió amablemente—.—Ayer vi un collar de edición limitada, y Mateo insistió en comprármelo. Aurora, ¿por qué no vienes con nosotros? Podrías ayudarme a decidir si vale la pena comprarlo. Cuesta doscientos o trescientos mil, o más, no me acuerdoBajé la mirada, s
Mateo nunca fue mío, así que nadie me lo podía robar. Sin embargo, incluso sabiendo eso, el recuerdo de encontrarme con ellos en la calle hoy todavía me hacía sentir profundamente triste.Por la noche, me preparé y estudié un poco sobre los puestos para los que había enviado mi currículum. No podía creer que no pudiera encontrar un trabajo común y corriente. Pero, la cruda realidad es así. Aplasta tus sueños, destruye tus ilusiones.Pasaron dos días sin que ninguna empresa me llamara para una entrevista. Mi bandeja de entrada estaba vacía. Por un momento, comencé a cuestionar mi vida.Valerie me consoló diciendo:—No es tu culpa. Definitivamente es porque eres demasiado talentosa y tienes un título demasiado alto. Ellos piensan que estarías desperdiciando tu talento en ese tipo de trabajo.No pude evitar reírme y llorar al mismo tiempo. Valerie sabe cómo consolar a una amiga.Luego añadió:—Espérame un tantico. Cuando tenga éxito en el entretenimiento, te llevaré conmigo.Justo despué
—¡Ahhh! ¡¿Aurora?! ¿No es Aurora?Alan apareció, de repente, frente a mí, bloqueándome el camino.Al levantar la vista, vi a Mateo detrás de él. No sé si es que tengo mala suerte o qué, pero siempre que no quiero ver a Mateo, es cuando me lo encuentro. Y cuando realmente necesito pedirle dinero, parece un fantasma.Alan me miraba, sonriendo.—Aurora, ¿estás bien? La noche del evento de baile te fuiste de la nada, estuve preocupado por ti un buen rato.Por dentro, me reí sarcásticamente. Este Alan tiene mala leche, aquella noche en el evento de baile, me metió en un problemón y ahora tiene las agallas de decirme esto. Mateo, de repente, dijo, con una sonrisa en los labios, pero con una mirada que me heló la sangre:—Aurora... Vaya, no sabía que ya eran tan cercanos.Mateo se rio de una forma que me puso la piel de gallina. Ya sospechaba que entre yo y Alan había algo, pero, ahora, con esto, parecía más evidente. Con esa forma en la que me miró, supe que no pensaba en nada bueno. Pens
Alan le dijo algo al entrevistador.El entrevistador sonrió y dijo:—Ah, entonces me voy a ocupar de mis cosas. Si Alan y Mateo necesitan algo, avísenme.Cuando el entrevistador se fue, Mateo me miró con cara seria.—¿Esto es lo que llamas un trabajo muy bueno?Dijo "muy bueno" con un tono exagerado. Bajé la vista y, hablando bajito, respondí:—Sí, para mí, esto es un buen trabajo.—Jooo... —Mateo alargó la palabra con burla—. Qué lástima, parece que no conseguiste el puesto.Apreté fuerte mi currículum y, sin poder contenerme, le grité:—¡Sí, no conseguí el trabajo! Ni siquiera pude conseguir algo tan fácil. ¡Soy inútil, no sirvo para nada, solo espero que me den todo! ¿Feliz?Mateo rio, pero no de alegría:—Yo no dije eso. Es cómo tú te ves.Él no lo dijo directamente, pero su tono burlón dejaba claro lo que pensaba.Alan, incómodo, se tocó la nariz y dijo riendo:—¿Por qué discuten? Aurora... no te pongas así. No es para tanto, es solo un trabajo. Este puesto de ventas no es para ti
Me imaginé que no serían buenas noticias.Me reí sin ganas y dije:—Dime.Estos días habían sido tan duros que ya no me afectaban las palabras duras.Doña Godines habló bajito:—El señor me pidió que te dijera que, si te aburres tanto en casa, podrías buscar algún pasatiempo en vez de andar buscando trabajo por todos lados. También dijo... que trabajar no es para ti.¡Me reí de la rabia!¿Trabajar no es para mí?¿Quién dice eso?¡Justamente voy a trabajar para demostrarle lo contrario!No creo que no pueda valerme por mí misma. Aunque ya estaba muy desanimada por los rechazos, al escuchar esas palabras de Mateo, sentí que mi fuerza volvió. Doña Godines, al ver mi reacción, se asustó:—Señorita, ¿estás... estás bien?—Estoy bien, muy bien —respondí con una sonrisa falsa—. Prepara algo rico para comer. Necesito llenarme bien para tener energía mañana y seguir buscando trabajo.—¿Ah? —Doña Godines suspiró—. ¿Todavía vas a salir a buscar trabajo?—Sí, claro. ¡Claro que sí!Al día siguient
—La gente de Ruitalia te conoce, y aunque tu familia ya no tenga dinero, no creen que una muchacha de una familia rica tendría trabajos normales. No te contrataron porque piensan que no aguantarías y terminarías renunciando, lo que les daría más trabajo. Pero sigues siendo muy talentosa.Mis ojos se llenaron de lágrimas mientras la miraba. Valerie es como un solecito, siempre dándome calor. Después de consolarme, Valerie me llevó al centro de la pista de baile. Pero, apenas nos levantamos, chocamos con una mujer.Estaba a punto de disculparme cuando la mujer gritó con arrogancia:—¿Quiénes son ustedes? ¿Son ciegas?Valerie tiene un carácter fuerte y, al escuchar su tono, se enojó al instante:—¡Tú eres la maldita ciega!—¡Coño...! —La mujer me miró, furiosa, luego rápidamente se acercó a un hombre que hablaba por celular, y le habló con un tono dulce—: ¡Jefe, hay dos mujeres arrogantes que me están molestando, tienes que defenderme!Valerie se sintió asqueada por cómo hablaba la mujer