Capítulo 55
—¡Aurora, de verdad eres tú! —Camila me miró con una expresión exagerada—. Pensé que esa espalda parecía la tuya, ¡y pues resultó ser cierto! ¿Por qué estás sentada sola en la acera?

Si Camila estaba aquí, ¿entonces Mateo también?

Efectivamente, Camila jaló a Mateo desde detrás de mí.

—Mateo, mira, ¡es la señorita Aurora!

Mateo me miró en silencio, sin expresión en su cara, como si yo fuera una completa extraña.

Camila de repente agitó su brazo y dijo con tono de coqueteo:

—Ay, Mateo, después de todo, ella es tu exesposa. Al menos salúdala.

Al escuchar eso, me sentí incómoda. Estaba a punto de buscar una excusa para irme cuando Mateo le dijo a Camila:

—Vamos, ¿no tienes prisa?

—Ay, ahora no hay prisa —Camila tomó mi mano y me sonrió amablemente—.

—Ayer vi un collar de edición limitada, y Mateo insistió en comprármelo. Aurora, ¿por qué no vienes con nosotros? Podrías ayudarme a decidir si vale la pena comprarlo. Cuesta doscientos o trescientos mil, o más, no me acuerdo

Bajé la mirada, s
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