Estaba mirando a mi alrededor cuando, de repente, reconocí a un hombre frente a mí.Era Mateo.Abrí la boca para llamarlo, pero, de pronto, su exnovia apareció corriendo y lo agarró del brazo con cariño.—Mateo, ¿por qué subiste? ¿No te dije que tomaras los resultados y te quedaras abajo esperándome? —dijo ella.Mateo le acarició el pelo con mucho amor.—Estaba preocupado por ti, no quería dejarte sola.Escucharlo decir eso me hizo mirar mi suero y la aguja en mi brazo. Mis ojos se llenaron de lágrimas.—Ay... —su exnovia hizo un gesto de queja, sonriendo de manera coqueta—. Solo subí a hacerme un análisis de sangre, ¿por qué tanto cuidado?Dicho esto, ambos se dieron la vuelta y caminaron al ascensor. Por reflejo, me aparté, bajando la cabeza para intentar cubrirme la cara con el pelo. Sin embargo, su exnovia, con su visión aguda, me vio.—¿Aurora? —dijo, sorprendida.Me forcé a calmarme, me di la vuelta y, con una sonrisa tensa, les dije:—Pues qué casualidad, Mateo, Camila.Camila
Tal vez tiré demasiado fuerte, porque, de repente, vi que mi mano, donde estaba la aguja, empezó a sangrar. Mateo miró mi mano y sus bellas cejas se arrugaron. Temiendo que se enojara, solté rápido su brazo. Camila de repente se agarró del brazo de Mateo, su cuerpo casi entero estaba pegado a él, y me sonrió dulcemente.— Aurora, ¿acaso tienes algo que decirle a Mateo? No te preocupes, Mateo es muy buen chico, no tienes por qué tenerle miedo.Vi lo pegajosa que era con él y, por un momento, no me atreví a preguntarle directamente si volvería esa noche.Si hacía algo que le hiciera sentir mal, no solo perdería la oportunidad de pedirle dinero, sino que tal vez me castigaría de alguna manera. En medio de mi confusión, Mateo de repente me preguntó, con indiferencia:— ¿Qué es lo que pasa?Este era el momento perfecto para pedirle el dinero. Porque no sabía si Mateo regresaría esa noche, tal vez después de salir de este hospital nunca lo volvería a ver. Como me quedé en silencio por un
Por fin, mi papá se calmó. Pero ya era casi de noche, ¿cómo iba a conseguir el dinero?Aparte de Mateo, ¿a quién más podría pedirle ayuda?Mateo tampoco quería prestarme dinero.¿Qué podía hacer?Me senté al borde de la carretera y llamé a todas las personas en mi lista de contactos que pudieran ayudarme. Hablé con ellos, rogándoles amablemente como a mi hermano, pidiéndoles que me prestaran algo de dinero. Pero ninguno de ellos quiso ayudarme, y hasta se burlaron de mí.Cuando llamé a Valerie, ella estaba en el hospital acompañando a su madre. Me dijo que su mamá estaba muy enferma y que necesitaba mucho dinero para el tratamiento. Le pidió a su papá, pero él no quiso darle nada. Cuando me lo contó, rompió en llanto.Viendo su situación, no pude pedirle dinero. La consolé durante un buen rato, le pedí que se cuidara a ella misma y de su madre, y colgué.Miré al cielo, y las lágrimas volvieron a derramarse.Parece que todos tienen sus propios problemas.Me quedé allí, sentada al bord
Mi papá suspiro de alivio y dijo:— Entonces esperaré, ¿sí?No quería escuchar ni una palabra más de él, así que colgué. Me quedé sentada contra la puerta, mirando al vacío mucho tiempo. El reloj en la pared marcaba cada segundo, cada minuto. La oscuridad y la desesperación comenzaban a apoderarse de mí.¿De verdad, iba a dejar que me cortaran las manos y los pies?Al pensar en cómo me vería sin ellos, sentí un escalofrío.Tal vez debería intentarlo una vez más, tal vez debería preguntarle a Mateo otra vez. Aunque tuviera que perder toda mi dignidad, era mejor que perder las manos y los pies, ¿no?Saqué el celular y busqué el chat con Mateo.—¿Vas a volver esta noche...? Puedo hacer cualquier cosa que me pidas.Esperé un buen rato, pero no me respondió.Me tumbé en el suelo, mirando el celular sin moverme. Pero no me llegó ninguna notificación. Claro, él no había respondido a los mensajes de antes, eso solo podía significar que no quería hablar conmigo, ¿verdad?Ese mensaje que habí
Al verlo ir hacia la puerta, me entró el pánico.—Mateo —grité de una vez.Él se detuvo, se dio la vuelta y me miró. Suspiré y, frente a él, me quité el abrigo.Este camisón semitransparente lo compré cuando salí de compras con Valerie. Ella también compró uno, color rojo brillante, y el mío era negro. Recuerdo que la primera vez que lo usé fue cuando Mateo salió por trabajo, y no estaba en casa. Pero, esa noche, por alguna razón, él regresó de repente. Todavía recuerdo la forma en que me miró esa noche.Sus ojos eran oscuros, aterradores, como si fueran a devorarme. Desde esa vez, nunca volví a ponerme este camisón. Esa noche, su mirada me asustó.Igual que ahora, sus ojos me miraban fijamente, con la misma intensidad, como si quisiera devorarme. En ese momento, no entendía qué significaba esa mirada. Ahora, después de haber tenido tantas experiencias juntos como pareja, entiendo que esa mirada significaba deseo.Si todavía siente deseo por mí, entonces todo estará bien, lo que me
Él comenzó a quitarme la ropa.Lo empujé otra vez:— ¿Entonces podrías transferirme el dinero ya?— Espera un momento... — Mateo besó el lóbulo de mi oreja, y con una voz rasposa dijo.—No te voy a mentir.Sabía que no me mentiría, pero no tenía tiempo, de verdad. Lo empujé y, en voz baja, le dije:— Mándamelo ya, lo necesito ya porque yo...Mateo se molestó, era obvio, y el deseo en sus ojos casi desapareció. Tiró de su corbata con furia y dijo:— Aurora, ¿sabes qué estamos haciendo ahora? Me sigues empujando y hablas solo de dinero, ¿de verdad, solo piensas en el dinero?— No es así, Mateo, estoy muy apurada, yo...— ¡Basta! — Mateo me empujó y, con desprecio, dijo —. Lo único que tienes en la cabeza es dinero, no tiene sentido seguir así.— Mateo... — lo miré con los ojos llenos de lágrimas.Él no me miró, parecía muy enojado. Prendió un cigarro, lo fumó y luego, con una risa burlona, dijo:— No te preocupes, el dinero que te prometí, te lo voy a dar.Sacó su celular y, casi al ins
Doña Godines, por fin, se tranquilizó y me dio un consejo:— Señorita, creo que deberías llamar al señor para que regrese. Tienes que mostrarle tu lado más frágil, así él se preocupará por ti. A los hombres les gusta cuidar a las mujeres delicadas. Tú siempre has sido demasiado fuerte frente a él.Me reí. Doña Godines parecía saber mucho sobre estas cosas. Lástima que mi fragilidad no significara nada para él. Lo que pasó ayer en el hospital fue la mejor prueba. Él solo se preocupa por mujeres comprensivas y dulces como su exnovia.¿Cómo iba a preocuparse por una arrogante y obsesionada con el dinero como yo?Cada vez que recordaba lo que pasó en el hospital, mi corazón dolía. Me levanté y me senté frente al espejo.En el reflejo, mis ojos estaban hundidos, mi cara pálida y demacrada. Me reí con ironía. ¿De verdad me había dejado consumir hasta este punto solo porque Mateo no me quería?No, tenía que seguir adelante. Tenía que encontrar un trabajo y ganar dinero.Después de lo que pas
Llegué a la empresa de Mateo.Ya había pasado una hora desde que terminó el horario de trabajo, así que no había mucha gente en la oficina. Fui directo al piso de la oficina del presidente.Al principio pensé que, si la secretaria estaba ahí, le pediría que le diera la comida. Pero, para mi sorpresa, no había nadie.¿Será que Mateo ya se había ido?Con algo de duda, llegué a la puerta de su oficina y toqué. Pensando que no habría nadie, me sorprendí cuando una voz ronca y conocida salió de adentro:—Pasa.Un escalofrío me recorrió el cuerpo. Empujé la puerta. Vi a Mateo sentado frente al escritorio, revisando papeles. Se veía serio y concentrado.Mateo siempre había sido guapo, y con el dinero, su presencia era aún más imponente. Ahora, viéndolo tan concentrado en su trabajo, tenía un tipo de atractivo único.De repente, me sentí un poco arrepentida de no haberlo querido antes. Si lo amado de verdad, esos tres años de matrimonio no habrían sido solo recuerdos tristes.Pero, ¿qué import