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3. Noche con amigos

[SANTIAGO]

Por Dios, ¿Por qué las mujeres tardaran tanto en alistarse?Pienso… de seguro Marina me ha de querer matar. Voy atrasado, pero solo espero que no se enfade mucho. 

— ¡Ya bajo! — Me grita Azul, y creo que ha intuido que me estoy desesperando un poco. 

Estoy caminando por la sala de un lado al otro y de pronto escucho el ruido de sus tacones bajando las escaleras. Cuando la veo llegar no puedo creer lo guapa que se ve… Lleva puesto un vestido negro demasiado corto y tengo que intentar concentrarme y recordar que tengo novia. 

— ¿Vamos? — Cuestiona.

— Si, vamos. — Respondo e intento no fijarme en el escote que no es pronunciado, pero si sensual.

Una vez que salimos de la casa, nos subimos en el coche y conduzco camino a casa de Marina. El camino transcurre en silencio y a decir verdad no sé muy bien de que conversar con esta chica, está pasando un momento difícil, apenas la conocí hoy. De pronto una canción bastante melancólica suena en la radio y tengo toda la intención de cambiarla, pero la escucho tarareando la letra y tan solo sonrió al verla disfrutar de algo tan sencillo. 

Unos minutos más tarde después de que cantara unas tres canciones, llegamos a casa de Marina, y mientras yo voy a buscarla a la puerta, Azul se pasa al asiento de atrás, para que Marina vaya adelante conmigo. Toco el timbre, y momentos después Marina me abre la puerta, se ve hermosa y no me da tiempo ni a reaccionar cuando me da un intenso beso de esos que me eriza la piel haciéndome sonreír —Te echaba de menos— Me dice sobre mis labios y sonrió.

—Y yo a ti, pero ven vamos— Le pido y ella rápidamente sale para después cerrar la puerta — Te voy a presentar a alguien... ¿Te acuerdas de la hija del amigo de mi padre que vendría a pasar un tiempo con nosotros? — Le pregunto de camino al auto.  

— Si, recuerdo que lo mencionaste. — Responde mientras abro la puerta del auto y ella sube.

— Marina, te presento a Azul, Azul ella es Marina, mi novia. — Les digo y ellas dos se saludan amablemente para después comenzar a conversar mientras que yo subo al auto. 

Estoy conduciendo camino a la casa de Marcos, y al parecer Marina y Azul se han caído súper bien porque no han parado de hablar acerca de Londres, música, cine, y no sé que tantos otros temas a los que no he prestado mucha atención.

Una vez que llego, estaciono el coche y le abro las puertas a ambas para ayudarlas a bajar e ir hacia la puerta, toco levemente y unos segundos después abre Marcos. Él me saluda a mí primero, luego a Marina y después se queda observando a Azul. — Santiago, ¿Pero ¿quién esta chica tan guapa? — Pregunta y no puedo creer que ya este utilizando sus trucos.

Sin que yo pueda responder ella contesta — Mucho gusto soy Azul—

— Muy bonito nombre, pero vengan pasen que el resto de los chicos están en el jardín. — Nos ofrece y entramos. 

Marcos y Azul van delante de nosotros, y yo camino de la mano con Marina, quien se acerca a mi oído y me dice. — Al parecer a Marcos le ha caído muy bien Azul... — Me dice divertida, aunque yo no le veo la gracia.  

Una vez que salimos al jardín, ahí están Juan, Salome, David y Alejandro. Saludamos a cada uno de ellos y les presento a Azul dejándole saber quién es. Y una vez que las presentaciones han sido hechas, ella toma asiento entre Marcos y David; se la ve muy animada conversando con ellos dos y por algún extraño motivo esto me molesta bastante. ¿Qué me sucede? Apenas la conozco.

[AZUL]

Luego de haber cenado en casa de Marcos, todos nos dirigimos a una discoteca. Debo decir que Marcos me ha caído súper bien, sin mencionar que es guapísimo. Tiene cabello oscuro y unos ojos de ensueño. Hemos charlado durante toda la cena y creo que sería el tipo de hombre que me ayudaría a olvidar todo el caos que existe en mi vida en estos momentos, pero dudo que pueda enfocarme en algo como el amor en estos momentos. 

Una vez que entramos a la discoteca, nos dirigimos a una zona reservada y nos sentamos en los sillones blanco que se encuentran al final de la discoteca y comenzamos a ordenar nuestros tragos. Esto me recuerda a mis fantásticas noches en Londres. La música esta genial y yo no puedo evitar ir a la pista de baile, me encanta bailar, es una de las cosas que más disfruto ya que me hace sentir libre. Estoy allí sola, moviéndome al ritmo de lo que va sonando en el lugar hasta que de pronto siento unos brazos tomarme de la cintura por atrás, me doy vuelta y veo que es el chico guapísimo de ojos azules. Nos empezamos a mover juntos al ritmo de la música y luego él me hace girar para que quedemos frente a frente. Literalmente me pierdo en el mar de su mirada mientras seguimos bailando. No sé muy bien como ocurre, pero una cosa va llevando a la otra y cuando menos me doy cuenta nos estamos besando desenfrenadamente en el medio de la pista. 

— ¡Eres increíble! —  Dice Marcos con la respiración entrecortada.

— Puedo decir lo mismo... — Respondo de la misma manera.

De repente mis ojos se encuentran con la fija mirada de Santiago quien nos observa a la distancia. Es difícil de describir lo que dicen sus ojos, quizás está molesto por que me he besado con unos de sus amigos, o no se cual pueda ser la razón, pero definitivamente esta molesto…

Pocos minutos después, Marcos y yo regresamos a donde están todos sentados, y seguimos disfrutando de la noche que pasa entre baile, tragos, y conversaciones muy agradables; la verdad es que esto me hace sentir un poco mejor, y es que los amigos de Santiago son geniales. 

[SANTIAGO]

Estoy sentado junto a Marina cuando mi vista se centra en la pista de baile y veo como Marcos le está literalmente comiendo la boca a Azul. Al parecer ella está muy contenta con esto porque le corresponde al beso de una manera muy desenfrenada. Marcos es un mujeriego que seguramente no dudara en llevársela a la cama esta noche y yo siento que debo evitar eso, Azul ya está pasando por momentos muy difíciles como para que este hombre le parta el corazón. 

Unos momentos después ellos regresan a donde estamos todos y no puedo evitar mirar a Marcos como queriendo regañarlo por lo que está haciendo. Él muy idiota solo sonríe como si hubiese ganado un premio. Debo advertirle a Azul la clase de hombre que es este tío a pesar de que él es mi amigo.

— Azul, ¿Puedo hablar contigo? — Le pido. 

— Si claro... — Contesta un poco confundida.

— Amor, ya regreso. —

Le digo a Marina quien asiente con la cabeza, aunque no está muy convencida de lo que estoy haciendo.

Azul y yo estamos saliendo del lugar para poder conversar un poco mejor y nos vamos a un pequeño callejón que hay ahí cerca donde no hay mucha gente. — Tengo que advertirte algo acerca de Marcos... — Le digo serio.

— ¿Qué? — Pregunta entrecerrando sus ojos.

— A pesar de que es mi amigo debo de decirte que es un hombre súper mujeriego, así que ten cuidado con él. — Advierto.

Ella me mira como intentando leer que es lo que me sucede y esto me pone nervioso ¿Por qué? ni siquiera yo lo sé.— ¿Tú acaso piensas que yo estoy esperando que tú me cuides? —

— No, pero... — Intento decir.

— Pero nada Santiago yo soy una mujer y ya estoy bastante mayorcita sabes... Nunca nadie me ha dicho que es lo que debo o no hacer y tú no serás el primero, ¿Has entendido? — Me reclama.

— Deberías dejar que alguien cuide de ti... — Intercedo. 

— No me interesa, y si lo que te preocupa es que yo sea un rollo de una noche para él no te preocupes que no será la primera vez que alguien lo haga. — Explica levantando el tono de voz.

Sus palabras me sorprenden, me parece que ella no lo ha pasado muy bien en la vida y eso me dan más ganas aun de protegerla. Inevitablemente, me acerco a ella y la observo fijamente a los ojos — No deberías dejar que te hicieran eso, eres demasiado preciosa. — Murmuro. 

¿He dicho eso? ¡Dios, Santiago, ¡¿Qué te pasa?! Me reclamo, pero ella solo me queda mirando y se acerca más a mí. Me estoy poniendo demasiado nervioso, no me gusta lo que está sucediendo… tengo novia y yo no soy así. Sus labios están a milímetros de los míos cuando escucho a alguien gritar mi nombre.

— ¡Santiago! — Escucho que me gritan.

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