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9. Tengo que pensarlo

[AZUL]

Estoy abrazada a Santiago… realmente estoy muy mal y en estos momentos en lo que menos estoy pensando es en la distancia que necesito de él. Solo estamos así en silencio mirando hacia la inmensidad del mar, ese que me relaja y me genera paz en momentos tan difíciles. 

— Tenemos que hablar. — Escucho su voz y al darme la vuelta, veo que es Carlos. Lo miro entrecerrando mis ojos y me separo de Santiago para ponerme de pie y solo camino mientras que Carlos me sigue sin decir palabra alguna. Salgo de la playa y me siento en un banco de madera que se encuentra sobre la acera. Desde allí sigo pudiendo ver el mar solo que desde más lejos. Santiago, no se ha movido del lugar donde estábamos, él sigue contemplando el mar y yo solo puedo preguntarme ¿Qué es lo que le sucede?

Sin que yo diga una palabra Carlos se sienta a mi lado y comienza su monologo.

— Azul, entiendo que estés afectada, pero debes de comprender que es necesario que enfrentes a Ramiro y Alejandro. Necesito que viajes a Estados Unidos que le tendamos una trampa y que puedas recuperar todo lo que tu padre te ha dejado. — Insiste. 

— Carlos, quiero que entiendas que no tengo ganas de viajar a Estados Unidos, de arriesgar mi vida, y mucho menos de tener esa empresa que causo que mis padres me dejaran sola en Londres. Tú no tienes ni idea de lo que yo pase allí, mientras que estaba sola. — Explico.

— No, no la tengo, pero estaría bueno que me explicaras. —  Dice mirándome fijamente.

— No quiero hablar de eso ahora. Seria remover heridas del pasado que solo me causaran más dolor, tan solo quiero que entiendas que no necesito el dinero de mis padres. — Insisto.

— No te obligare a que me cuentes nada, pero quiero que sepas que hay dinero que ya has heredado sin importar lo que sucede con la empresa. Las propiedades de tus padres ya son tuyas. — Me informa.

— Véndelas... No quiero ni siquiera saber nada... Quédate con parte del dinero y solo dame algo para que pueda hacer mi vida nuevamente. —  Le digo fríamente.

— No es tan simple, si no arreglas lo de la empresa Alejandro no estará tranquilo, para que él pueda seguir adelante con la empresa necesita llegar a algún arreglo contigo. — Expone. 

— Déjame pensarlo, ¿Si? — Le pido.

— Esta bien, pero necesito una respuesta para mañana, ¿si? — Me deja saber.

— Esta bien. — Me limito a responderle y sin decir más nada, Carlos se levanta del banco y se va. Yo me quedo sentada contemplando la vista e intentando aclarar las ideas en mi mente. De pronto Santiago se levanta de la arena y se acerca nuevamente a mí. 

— ¿Está todo bien? — Cuestiona un poco preocupado.

— La verdad que no, tengo que tomar una decisión para mañana y no tengo ni idea de que hacer. — Expongo.

— ¿Decisión de qué? — Indaga.

— Si quiero viajar y tenderle una trampa a Alejandro, luchar por lo que me ha dejado mi padre, o simplemente no hacer nada, y dejarle todo a Alejandro. — Explico.

— ¿Tu que sientes?— Inquiere.

Es la primera vez en este tiempo que alguien me pregunta por mis sentimientos, definitivamente este hombre es especial y es la primera vez que logro sonreír en todo el día. — Yo siento que quiero escaparme, que quiero despertar de esta pesadilla, volver a cuando era niña y estaba en Miami con mis padres, quisiera que todo lo que viví no haya sido real... — Confieso triste.

— ¿A qué te refieres cuando dices "a todo lo que viví"? — Me pregunta.

— A muchas cosas, pero no tiene caso hablarlo ahora. —  Le digo mientras me levanto del banco. — Mejor regresemos a tu casa que tengo mucho que pensar. — Propongo.

— Esta bien, ¿pero algún día me contaras? —

— No lo sé, nunca se lo conté a nadie. — Le confieso.

Sin decir ninguna palabra más emprendo camino hacia la casa de los Del Rio con Santiago caminando a mi lado en absoluto silencio, algo que aprecio muchísimo en estos momentos.

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