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10. Es Inevitable

[SANTIAGO]

Estamos entrando a la casa y veo que mis padres nos esperan expectantes en la sala. — ¡Azul! Nos tenías con el alma en un hilo... — Exclama mi padre sumamente preocupado.

Ella lo mira un poco avergonzada— Discúlpeme Enrique, no fue mi intención. No lo pude evitar, sentí ganas de salir corriendo. No soy buena para vivir con más gente, no estoy acostumbrada. Necesitaría si me ayuda a buscar un piso por favor. — Le vuelve a insistir.

Por alguna extraña razón no quiero que se vaya, aunque creo que es lo mejor. Yo tengo novia y esta chica solo ha comenzado a robarme la calma. — Yo te ayudare. — Interviene mi madre. — Buscaremos algo cerca de aquí para que si necesitas algo podamos ayudarte. — Continua. 

— Gracias Isabel, realmente se lo agradezco, pero si ahora me disculpan tengo que tomar una decisión importante y necesito pensar a solas iré a mi cuarto. — Se excusa tímidamente.

— No hay problema, ve tranquila hija— Le dice mi padre.

Azul sube las escaleras rápidamente y solo puedo escuchar la puerta de su cuarto cerrarse. — Hijo, ¿Te encuentras bien? — Me pregunta mi madre, y al parecer inevitablemente seguí a Azul con mi mirada mientras subía la escalera.

— Si madre, solo que me da lástima lo que está pasando esta chica. — Comento.

— Si, es lamentable, no es nada fácil lo que le ocurre— Admite mi padre.

— Lo es... Bueno, yo también me voy, iré a visitar a Marina. — Explico.

— Vale hijo, te cuidas por favor. — Me pide mi madre y no importa cuantos años tenga, ella siempre se preocupará por mi.

— Lo hare madre. — Le respondo sonriente y sin más salgo de la casa.

[…]

Ya estoy llegando a casa de Marina, y por fortuna, hoy no trabaja haciendo que así podemos pasar un tiempo juntos. Toco a su puerta y a los pocos minutos sale viéndose hermosa como siempre. La saludo con un beso y solo las imágenes de los labios de Azul a centímetros de los míos recorren mi mente. ¡Santiago, Basta! Me reclamo a mí mismo. 

— ¿Te sucede algo amor? — Me pregunta después de besarnos.

— No, nada... venga, vamos.... — Digo nervioso y le abro la puerta del coche.

Manejo rumbo a uno de nuestros restaurantes favoritos, y al llegar almorzamos pasando un rato agradable juntos. Luego de almorzar fuimos a caminar por la playa y decidimos ir los dos juntos a casa para que cenemos todos juntos con mi familia.

Ya está anocheciendo cuando estamos entrando en la casa, y mi familia está reunida en la sala esperando para cenar. Al vernos entrar, todos nos saludan y empiezan a preparar la mesa rápidamente, pero no veo a Azul por ninguna parte y me pregunto si estará todo bien. 

— ¿Y Azul? — Le pregunto a mi madre.

— Ella no quiere bajar a cenar, ni siquiera ha salido de su cuarto en toda la tarde. — Explica.

— Hermanito, ¿Por qué no intentas convencerla? — Me propone Lucia. 

— ¿Yo? ¿Por qué? — Inquiero algo confundido.

— Al parecer se entienden, es decir, se llevan bien— Explica.

— Anda cariño, intenta... — Insiste ahora Marina.

Yo los miro a todo y no puedo creer que me hagan esto. Al parecer me están lanzando a los brazos de esta mujer.

Subo las escaleras y cuando estoy frente a su puerta golpeo.— ¡Pase! — La escucho decir del otro lado.

Al entrar al cuarto esta con los auriculares puestos los cuales están conectados a su móvil. — ¿Qué haces? — Le pregunto mientras me acerco a ella.

— Intentando tomar una decisión mientras escucho música. ¿Y tú? ¿A qué has venido? — Me pregunta.

— A buscarte para que bajes a cenar. — Admito.

— Por favor discúlpame con tu familia, pero no bajare. No tengo hambre. — 

— Pero debes comer algo, sino te enfermaras. — Le digo intentando convencerla.

— No te preocupes por mi. — Me pide.

— Es inevitable. — Digo nervioso.

— ¿A qué te refieres con eso? — Me pregunta confundida.

— Que desde que llegaste a esta casa, me preocupo por ti. — Le confieso.

— No deberías... No lo hagas... — Me pide en un tono que parece una suplica

— ¿Por qué? — Le pregunto con mucha curiosidad.

— Solo no lo hagas... No es conveniente que te preocupes por mi... — Insiste.

— ¿De qué hablas? — Indago mientras me siento sobre el borde de la cama. Necesito que me explique porque dice que no es conveniente que me preocupe por ella.

— Solo te diré que no quiero que nadie sienta ninguna clase de sentimiento hacia mí, ni siquiera lastima, ¿Comprendes? — Sentencia.

— ¿Tú crees que siento lastima? — Le pregunto indignado.

— No lo sé, pero de verdad deja de preocuparte por mí y mejor ve con tu novia que es con ella con quien realmente tienes que estar. — Expresa fríamente.

— Como gustes. — Digo brusco mientras me levanto de la cama y camino hacia la puerta. Estoy indignado con ella, encima que me preocupo me trata así. Cierro la puerta un poco más fuerte de lo normal y bajo las escaleras para cenar con mi familia y mi novia.

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