No había entendido el plan de Yeison. Me pareció que estaba actuando de una forma un poco descontrolada. Pero entonces, cuando me tomó del brazo y me llevó hacia la habitación, pude relajarme un poco. — Claro que no quisiera hacerle daño, pero podríamos hacerle creer que sí, ¿no crees? — me dijo. — ¿Y cómo? — le pregunté.Teníamos todo el día para tratar de sacar información del joven, cualquier cosa que pudiera ayudarnos a derrotar a Máximo, a sacarle ventaja. — Déjamelo a mí. Sé muy bien qué debo hacer.Y entonces eso hicimos. Dejamos solo a Yeison con el muchacho, confiando en que no le haría daño, al menos no físicamente. — Me asusta — dijo Federico mientras estábamos en la cocina, tomando nuestro café para tratar de recuperar energías. Él tenía un trozo de hielo sobre la nariz dónde Alfredo lo había golpeado — . Yeison a veces me asusta. — Claro que sí, pero fue la vida la que forjó ese carácter. Ya sabemos que es capaz de hacer lo que sea necesario por salvar a su familia,
Cuando llegamos a la sala nuevamente, Ana Laura y Xavier ya estaban ahí.Ana se había cambiado de ropa y se había puesto algo más cómodo, pero yo podía anotar en su rostro cómo se veía cansada.Llevábamos tantos días durmiendo mal, ya llevábamos tantos días pensando, que yo podía notar cómo el cansancio hacía mella en su hermoso rostro.Me sonrió con ternura y yo le sonreí de vuelta. Alfredo estaba sentado en el amplio mueble; tenía una expresión derrotada en su rostro. No sabía exactamente qué le había dicho Yeison, pero al parecer había sido lo suficientemente convincente como para que el joven cediera a aquella información. Cuando llegué con él, me senté en una silla enfrente y el joven me miró con ojos suplicantes. — Por favor — me dijo — , él me dijo que tú no le harías nada a Máximo.— si tú me ayudas, yo voy a cumplir esta promesa y te prometo que no lo mataré, pero debes ayudarme, Alfredo — le dije, estirando mi mano y agarrándolo con fuerza por el hombro — , la única forma
Tenía tanta ansiedad que no había sido capaz de comer prácticamente en todo el día, pero en ese momento me entró un hambre que me revolvió el estómago por dentro.Sin embargo, tenía que fingir interés. Iba a ser el futuro cacique, estaba a punto de hacer un intercambio peligroso por mis hermanos y debía asegurarme de ser el más seguro del lugar. Por eso, acaricié un poco el cabello de mi hermano Xavier y presioné con fuerza el hombro de Yeison para darles ánimo. Todos estaban ahí, asustados en silencio. Alfredo, amarrado y sentado en la esquina del auto, observaba el lugar con el labio tembloroso. — ¿Por qué estás tan nervioso? — le pregunté. — Conozco a Máximo. Debe estar muy furioso. Tengo miedo de lo que pueda llegar a hacer. — ¿Y no tienes miedo de lo que nosotros podamos llegar a hacer?Solo la mirada leve que me dio me hizo entender que no. No estaba nervioso por lo que nosotros pudiéramos llegar a hacer. Entonces, aquello me asustó un poco más.Sabía que tenía que concentrar
Me puse de pie. Si esos hombres eran del círculo bajo, no podrían hacerme daño, pero le indiqué a mi familia que se quedara ahí en el suelo. Yo los observé a todos. ¿Cómo les había podido meter en esta situación? Raúl, Federico, Paloma, Xavier, Yeison, Ana Laura… Aparte de mis hijos, toda mi familia estaba ahí, toda. Todos los que realmente me importaban en el mundo. — ¿Qué está pasando? — le pregunté a papá. — Está pasando que hiciste muy bien las cosas — me dijo el hombre — . Todo funciona bien. Permití que resolvieras solo este inconveniente, y lo hiciste. La verdad, me siento muy orgulloso de ti — dijo sonriendo — . Siempre supe que tenías este talento, siempre lo supe. Por eso te elegí a ti como el heredero del círculo bajo. Y tú no lo has hecho nada mal también — añadió, dirigiéndose a Xavier, que estaba ahí arrodillado, abrazando a Paloma.Todos los hombres que nos rodeaban estaban fuertemente armados. Máximo, en el suelo, miraba a todos con desesperación. — Les ordené a mis
Yeison se abalanzó sobre mí y enterró su cara en mi pecho, y yo lo abracé de vuelta. Estábamos arrodillados en el suelo. Alexander estaba de pie con el arma que su padre le había dado, sosteniéndola en el pecho.Los cuerpos de Máximo y de Alfredo yacían en el suelo, inertes. Yo me sentí tan mal, me sentí sucia. Entonces me aferré a la espalda de Yeison con fuerza mientras él gimoteaba en mi pecho.No me imaginaba cómo se estaría sintiendo el muchacho. Yeison había metido a Alfredo en todo este lío, lo había secuestrado, lo había utilizado como moneda de cambio, y ahora estaba muerto, y seguramente se culpaba.Federico se apartó de Raúl y avanzó hacia donde yo estaba. Tomó a Yeison por los hombros y lo sacudió para que lo mirara a la cara. — No es tu culpa — le dijo — . No es tu culpa, hermanito. No lo es.Lo abrazó. Yo me puse de pie, temblorosa, y caminé hasta donde estaba Alexander. Lo tomé por el mentón para que dejara de mirar los cuerpos que estaban frente a él, para que me mira
Paloma se sentía tan cansada que quiso haberse quedado en la cama por una semana entera.Todo el cuerpo le dolía cuando la alarma la despertó en la mañana. Con el cuerpo entumecido y los párpados caídos, le ardía la garganta, le dolía el vientre, como si alguien le hubiese dado un puñetazo. Probablemente alguien lo hizo.Imaginó que debió haber ido al médico porque la habían drogado para dejarla inconsciente, pero se sentía bien en lo que cabía, y de no ser por la promesa que le había hecho a Yeison. Seguramente se quedaría en la cama todo el resto del día.Levantó la cabeza y comprobó que Xavier dormía plácidamente en un pequeño colchón a su lado. aunque la casa de Ana Laura era grande, no tenía demasiadas camas. De todas formas, se las arreglaron para que todos pasaran la noche ahí.Había tenido pesadillas casi toda la noche, sueños en donde la secuestraban, donde todo era oscuro mientras manos le tocaban el cuerpo, intentando arrancarle la piel. Y los ojos verdes de su padre la ace
No tuve más remedio esa mañana de levantarme muy temprano para ir a la naviera. Tenías tanto trabajo acumulado que seguramente me tendría ocupado hasta la madrugada del siguiente día, pero ya no podía evadir mis responsabilidades. Ahora que Máximo ya no estaba, no teníamos ninguna amenaza directa sobre nosotros.El círculo bajo seguía teniendo enemigos, pero después de la muerte de Máximo comenzaba a extenderse como pólvora caliente por todo el mundo delictivo de la ciudad, posiblemente del país o del continente. Nadie se metería con nosotros un buen rato.Así que llegué temprano a las instalaciones de la naviera y, de igual modo, Ana Laura y los gemelos hicieron lo mismo. También tenían muchísimas cosas pendientes en Transportes Imperio, sobre todo los negocios que ambas empresas tenían.Había muchas cosas por hacer y me sentí tranquilo mientras las elaboraba. Aquello me distraía lo suficiente para no pensar más en la situación de m*** que estábamos viviendo. A pesar de que ya no ten
Cuando, después de un par de tonos, la llamada se descolgó al otro lado, yo sentí un nudo. — abuelo? — pregunté, conmocionada. — Aquí estoy, mi niña — la voz al otro lado me hizo emocionar.Mis ojos se llenaron de lágrimas. — ¿Abuelo, cómo estás? ¿Cómo están los trillizos? ¿Cómo están todos por allá? — Es un lugar hermoso — me dijo el abuelo — . No me permiten decir cuál es porque la llamada puede ser interceptada, pero te prometo que estamos bien. Los trillizos están bien, están extrañándote mucho.Yo me senté en la butaca que había a un lado de mi escritorio, sin fuerzas en las piernas. Escuchar su voz me traía de nuevo una energía que no sabía que había perdido. — Quiero… quiero hablar con ellos — le dije, pero el abuelo negó. — En este momento están jugando. Pero ahora que tendremos comunicación, te prometo que en un rato, cuando lleguen, llamaré de nuevo para que hables con ellos. te han extrañado mucho, te he extrañado mucho. — Yo también te he extrañado mucho, abuelito