No sé en qué momento me dejé convencer por Stheisy para venir a esta fiesta. Ella, Matias, su novia y yo, nos adentramos a la gran casa.
—¡Chicos, vinieron! Veo a Kris acercarse de manera despreocupada con un vasito rojo plástico en su mano izquierda, lleva un short verde de baño. —Hola amigo—se dan un cálido apretón de mano, yo solo observo la escena. —¡Amanda volviste!, ¿cómo te fue? —Muy bien, los colombianos y sus comidas se robaron mi corazón—responde esta con emoción. —¡Naylea!— dirige su atención hacia mí—me alegra que estés aquí. Lo saludo un poco tímida, me arrepiento de haber venido, a juzgar por la cantidad de vehículos del parqueo, hay muchas personas. —Vengan, la fiesta es aquí atrás. Salimos al patio, es hermoso y espacioso, tiene una piscina, algunas mesas con sombrillas, sillas de playa y varias parrillas situadas en distintos lugares, al fondo se aprecia a ver un gazebo, distintos tipos de árboles, una pequeña cascada y muchas flores de distintos colores. Nos sentamos en una de las mesas que están desocupadas, hay muchas personas en las parrillas y alrededor de la piscina, todos parecen divertirse, mientras que yo soy un mar de nervios. —¿Gustan algo de beber?— pregunta Kris sacándome de mis pensamientos. —Dos cervezas—Matías luce fresco, se integró rápido a las vibras del lugar. —Estúpida, está acostumbrado a compartir con estas personas—Me reprende mi querida conciencia, a mí se me hace difícil estar en estos lugares y relajarme. —Agua—los cuatros me miran extrañados. —¿Cómo vas a pedir agua en una fiesta Naylea?— Amanda me mira como una madre regañona—queremos cuatro cervezas, hoy te enseñaré lo que es diversión. A los pocos minutos regresa Kris con una pequeña nevera llena de latas de cervezas. —Toma—me entrega una—salud—chocamos las cervezas y tomé un trago. No quería parecer una aguafiestas, total, ya estoy aquí. Al inicio sentí un caliente extraño recorrer todo mi cuerpo, pero después de la tercera se pasa. Me estoy empezando a marear un poco por la cantidad de alcohol en mi sistema, no es que nunca haya bebido, una vez fui a una fiesta con Sthi y me bebí un vaso, no más de ahí. Stheisy observa a todos en silencio, algo que me preocupa ya que ella es muy conversadora. —¿Qué pasa?—le pregunto extrañada. —Es muy bonito—es lo único que logra decir. —¿Quién? —Él, el amigo de tu jefe. —¿Te gusta? —No sé, igual no me puedo encariñar de más personas aquí, pronto tendré que irme—dice triste. Esta futura separación es un tema que nos ha ido atormentando desde hace meses atrás, cuando le notificaron del empleo a su padre. —¡Llegaste, pensé que ya no vendrías!—Kris grita para que la persona que está detrás de mí, pueda escucharlo a través de la música. —Me quedé en la oficina unas horas extras, pero ya estoy aquí—responde la persona a mis espaldas. Decido voltearme, la curiosidad me está matando, así soy, chismosa de naturaleza; casi se me cae la mandíbula al ver a mi jefe, primera vez que lo ve0 vestido de esa forma; lleva unos shorts de baño color rojo, pegados a sus trabajadas piernas y en la parte superior una franela negra sin cuello. — Chicas, vamos a bañarnos— nos hala Matías sin siquiera saludar a su primo. Me aterra tener que quitarme el vestido floral que llevo puesto, debajo tengo un traje de baño que deja poco a la imaginación, escogido por mi grandiosa mejor amiga, que se note el sarcasmo. —Vamos, quítate el vestido—me apura Amanda. —Es que hay muchas personas—me excuso. —Y todas están en traje de baño. Tiene sentido, creo que llamo más la atención estando parada al principio de las escaleras de la piscina, analizando si quitarme el vestido o no, que desvistiéndome de una vez por todas. Ante las atentas miradas de Matías, Amanda y Stheisy, quienes ya están dentro, saco el brazo del tirante y dejo que el vestido se deslice por mi cuerpo. Lo tomo y me dirijo a la mesa donde estábamos con Kris. —¿Y quién es esta chica tan hermosa?— halaga un completo desconocido. —Gracias, soy Naylea, mucho gusto—respondo extendiendo mi mano. —Erick— la toma con amabilidad. —No exageres Erick—interrumpe Darío—se ve igual de básica que todas las chicas aquí—ruedo los ojos ante su comentario. Sus palabras hicieron tambalear la seguridad que hace apenas segundos había obtenido. —No te pases Darío— habla mi mejor amiga adquiriendo un tono amenazante, ella tiene toda la valentía que a mí me falta—vamos a refrescarnos, aquí huele a pesimista amargado—me hace una seña con la mano y nos dirigimos de vuelta a la piscina. Estamos todos disfrutando de la música y la piscina, excepto mi jefe, al parecer abandonó el lugar. —¿Me podrías indicar dónde está el baño?—pregunto a Kris, las cervezas están haciendo efecto, necesito estabilizarme. —Claro, arriba, subes y a la izquierda encontrarás una habitación, es de visitas, puedes ir al baño y utilizar lo que necesites—ofrece amablemente. —Está bien, gracias—él solo me hace seña para que suba—vengo en unos minutos—esta vez me dirijo a mi mejor amiga. —¿Necesitas ayuda?—pregunta al verme tambalear un poco cuando salgo de la piscina. —Tranquila, voy al baño y regreso, continua divirtiéndote—asiente no muy segura y se queda atenta a mis movimientos. Ya no quiero estar más en la piscina, tomo mi bulto y subo hacia la habitación que Kris me indicó, entro y justo cuando me volteo de cerrar la puerta, me percato de dos figuras encima de la cama, dos personas desnudas. —¡Oh por Dios!—grito avergonzada—¡lo siento tanto!—me empiezo a disculpar al reconocer a una de las personas dentro de la habitación. ¡Es Dario! Me giro para salir de aquí, pero mi jefe es más rápido y me toma de las muñecas. No sé en qué momento envolvió esa toalla en su cuerpo. —No vas a ningún lado—habla demandante. Regreso a mi posición inicial y encaro la situación, la chica se encuentra en una esquina tratando de tapar su cuerpo con las sábanas, está avergonzada, mientras mi jefe me sujeta fuerte de la muñeca. —¿Qué haces aquí?—es su primera pregunta—¿Estás intentando robar?—se auto contesta con otra. ¿Qué? —¿Cómo se le ocurre?—cuestiono indignada, es mi jefe, pero no permitiré que me rebaje—necesitaba ir al baño y Kris me indicó que subiera a esta habitación. Me mira tratando de descifrar algo en mí, no me cree del todo, lo sé. —Si quiere puede ponerse algo de ropa y bajar a preguntarle—le digo para tratar de marcharme de esta situación tan bochornosa. —No vas a ningún lado—me hala con fuerza— no eres nadie, siquiera tienes derecho de contestarme, soy tu jefe y debes respetarme. Se siente tan avergonzado que elige rebajar a otros para sentirse mejor. —Ya le pedí disculpas, no veo porqué alargar el tema, esta puerta debió estar cerrada—digo para zafarme de su agarre, dando por terminada la conversación.Sthi no se tomó nada mal lo del viaje, al contrario, se ofreció a buscarme un departamento cerca de la zona, ya que cuando regrese, no podré quedarme en su casa, ellos no estarán. Las pocas cosas que pude sacar de casa las dejé guardadas en la de Natalia.Nos dirigimos al aeropuerto en silencio, ambas con el semblante caído, la extrañaré mucho, pero estoy segura de que las cosas mejorarán y pronto estaremos juntas riéndonos de todo esto. Es impresionante el giro que dió mi vida de un día a otro, el Lunes mi único problema era levantarme temprano para ir a la universidad, hoy estoy camino al viaje del trabajo que me dará de comer.Por otro lado, no he vuelto a hablar con mi madre, no entiendo cómo se pudo haber dejado consumir por el miedo de perder a su esposo, el miedo a estar ¿sola?, he intentado ignorar todo, de verdad que si, pero no puedo simplemente seguir y fingir que no sucedió; un gran vacío se implantó en mi corazón y duele... Duele no haber sido suficiente para ella.—Llega
Estamos camino al hotel, ya está anocheciendo y estoy exhausta. Solo quiero llegar, darme un buen baño, ponerme pijama y acostarme a dormir por tres días seguidos.—Señorita Naylea, cuando lleguemos, acompáñeme a mi suite, necesito ver sus notas— ruedo los ojos al ver que mi plan tiene interrupciones—estoy hablando con usted, ¿es sorda?—No jefe, estaba entretenida, no hay problema.—Pues, para la próxima, no se entretenga, no olvide que usted vino a trabajar.Llegamos al hotel y nos dirigimos a la suite del gruñón, como ya lo había imaginado, despampanante, digna de él. Se dirigió al baño y salió con ropa de dormir, ¡genial! Él si puede estar cómodo y yo aún en tacones y ropa de trabajo. Nos sentamos en los muebles.—Diga—me hace seña para que empiece a hablar.Tomo la tablet y con cuidado leo todo lo que escribí en la reunión. Veo su semblante endurecerse, justo cuando creo que me va a gritar y decir que hago todo mal, de su boca salen estas palabras:—Buen trabajo, anotó puntos cla
ViernesMe levanto súper cansada por todos los acontecimientos ocurridos en la madrugada, pero es tarde, tengo que levantarme y reportarme ante mi jefe para que sepa que estoy disponible, por si me necesita. Me deshago de mi pijama para dirigirme al baño, me encantaría quedarme en la tina un buen rato, pero no puedo, por lo que opto por abrir la ducha y dejar caer la lluvia artificial sobre mí; cierro los ojos al sentir el agua fría.Después de unos minutos de gloria, tengo que salir del baño y volver a mi realidad, me dirijo a mi maleta para buscar el atuendo de hoy. No he utilizado el closet de la habitación porque encuentro innecesario colgar ropa para estar tan pocos días, saco una falda roja pegada al cuerpo por encima de la rodilla, una blusa de mangas cortas con cuello tortuga y unos tacones de aguja.Salgo de la habitación y me dirijo a la de mi jefe, toco la puerta y espero su respuesta.—Buenos días— digo cuando diviso al hombre por el cual no pude dormir bien.Sale y sin de
DaríoLuego de comer y conversar con los compradores, ya estoy en el hotel, es temprano, faltan tres horas para la celebración, por lo que decido quitarme a mi asistente de encima diciéndole que podría irse a descansar. Me dirijo a mi suite, para así estar fresco para la noche, una persona como yo siempre debe lucir impecable. Entro y me despojo de mis pertenencias, tomo ropa de dormir limpia y me la pongo.—Jefe—escucho que tocan mi puerta—es James.Me levanto y me dirijo a la puerta, necesito saber si pudo completar el encargo de hoy. Lo dejo pasar mientras me acomodo en la pequeña sala de mi habitación, James llega a mi lado y lo observo con atención.—Todo salió mal, me engañó.—¿Qué?— lo observo incrédulo—¿Cómo te pudiste haber dejado engañar por esa mujer?—La fui a buscar como usted ordenó y le dije que me envió para comprarle todo lo que ella quisiera, que la única condición era que lo sucedido ayer quedara en el olvido, que no haga una controversia en los medios. Gastó tod
Darío me dió el día libre, por lo que desde ayer decidí que hoy me levantaría temprano para recorrer Paris, nunca hubiese venido y sería una lástima irme sin conocer.Anoche me tomé el tiempo de buscar en internet algunos lugares bonitos y sobretodo gratis, a los cuales podría ir caminando.Tomo mis cosas y me dirijo a la recepción del hotel, para darle inicio a mi tour, lo primero que haré es visitar un museo, llevo una botella de agua para la caminata, hoy será un día cansoso, pero valdrá la pena.Llego al museo y me deleito viendo tantas esculturas y cosas interesantes, a lo lejos alcanzo a ver un grupo de personas siendo guiadas por un hombre alto de tez oscura; me apresuro para alcanzarlos y unirme al recorrido.—Buenos días, bienvenidos todos a Musée du Quai Branly (El Museo del muelle Branly), mi nombre es Víctor Fuentes, los estaré guiando y enriqueciendo sus conocimientos durante este recorrido.—Buenos días respondemos todos al unísono.—¿Podemos empezar?—pregunta el susodi
Darío Estoy disfrutando de un exquisito platillo, en uno de los restaurantes del hotel, mientras mi guardaespaldas se encuentra a mi lado haciendo lo mismo.—Permiso señor Darío— me habla James, señalando su celular, se para de la mesa y toma la llamada cuando cree que está lo suficientemente retirado, lo alcanzo a ver y al juzgar por sus gestos, sé que se trata de un problema.Segundos después se acerca a la mesa corriendo.—Lo siento jefe, me tengo que ir, es Naylea, está perdida y herida—¿qué?—Espere, lo acompañaré— hago señas al mesero para que traiga la cuenta, pago y salimos rápidamente del hotel.Solo espero que no haya dejado perder mi tablet, tengo muchas cosas importantes ahí.Nos dirigimos al estacionamiento y nos subimos en mi vehículo.—A ver con qué saldrá esta niña ahora—musito.En pocos minutos llegamos al lugar, menos mal; James se baja y luego de unos segundos conversando, ambos se acercan al auto. Mi guardaespaldas se dirige al asiento del conductor, mientras que
¡Por fin volvimos! Nunca olvidaré este viaje, literalmente.Estamos en el camino del aeropuerto a la casa de Natalia, puesto que ella tiene mis pertenencias y noticias sobre el apartamento, ayer no pudimos hablar, por el tema de que no tengo celular.Mi jefe no me ha vuelto a hablar desde anoche que me prestó su celular, me agrada el silencio, puesto que solo abre la boca para insultar, juzgar y corregir; sin embargo, también me preocupa, tengo miedo a ser despedida, por eso anoche decidí aceptar que me llamara como lo hizo, no estoy en condiciones de contestar. Cada día estoy peor, bien que me decía Sthi que necesitaba tirarme de espalda en la playa a ver si así se me quita la mala suerte.Llegamos a la casa de Natalia, ella se encuentra afuera esperándonos.—Espero verla mañana temprano—se despide mi jefe.—Gracias por traerme señor, así será.—La verás antes de mañana hermanito—se incluye Natalia en la conversación.—¿De qué hablas?—Dario luce confundido ante las palabras de su he
Me levanto un poco cansada, ese viaje aún me está cobrando factura. Ayer pasé mi primera noche en la casa de mi jefe y no fue tan terrible, después de la conversación del despacho, no lo volví a ver. En la noche salí de mi habitación, donde estuve toda la tarde durmiendo, cené con la señora del servicio, quien ahora sé que se llama Irisa y me volví a acostar.Elijo un lindo conjunto de los que Dario me mandó a hacer cuando salimos de viaje y nunca usé.Me dirijo a la cocina donde se encuentra Irisa preparando un plato de frutas.—Buenos días Irisa, ¿qué tal?—entro saludando.—Buenos días, muy bien señorita ¿y usted?—Le dije que debía tutearme, soy Naylea—le recuerdo que soy una empleada más, así como Dario me lo recordó ayer.—¿Quiere fruta?, le estoy preparando un plato al señor, podría aprovechar para hacerle uno.—No, está bien, no se preocupe, me conformo con un poco de café, ¿puedo tomar?—Si, claro, hay suficiente.Darío al parecer no ha bajado, seguro se levanta después de mí,