7. Viaje

Sthi no se tomó nada mal lo del viaje, al contrario, se ofreció a buscarme un departamento cerca de la zona, ya que cuando regrese, no podré quedarme en su casa, ellos no estarán. Las pocas cosas que pude sacar de casa las dejé guardadas en la de Natalia.

Nos dirigimos al aeropuerto en silencio, ambas con el semblante caído, la extrañaré mucho, pero estoy segura de que las cosas mejorarán y pronto estaremos juntas riéndonos de todo esto. Es impresionante el giro que dió mi vida de un día a otro, el Lunes mi único problema era levantarme temprano para ir a la universidad, hoy estoy camino al viaje del trabajo que me dará de comer.

Por otro lado, no he vuelto a hablar con mi madre, no entiendo cómo se pudo haber dejado consumir por el miedo de perder a su esposo, el miedo a estar ¿sola?, he intentado ignorar todo, de verdad que si, pero no puedo simplemente seguir y fingir que no sucedió; un gran vacío se implantó en mi corazón y duele... Duele no haber sido suficiente para ella.

—Llegamos amiga— suspira pesadamente—odio las despedidas, pero te prometo que esto es un "hasta pronto", eres la mejor amiga que una persona podría tener, eres fuerte y yo sé que saldrás adelante, recuerda: tú no necesitas a nadie para brillar, lo haces sola; eres maravillosa, inteligente, magnífica, decidi—Sthi—la corto, siento que está a punto de colapsar—tranquila, estaré bien, te lo prometo—está bien, solo no te cierres—responde cabizbaja— intenta conocer personas, diviértete, yo sé lo difícil que es para ti socializar, sin embargo, es necesario, te amo como a nadie amiga.

—Te amo más Sthi, eres especial, gracias por todo tu apoyo y tus consejos, eres un sol, nunca me cansaré de decirlo—seco las lágrimas que empiezan a empapar su rostro— no llores, yo siempre estaré aquí—señalo su corazón— y aquí, esta vez me refiero a su teléfono, lo que la hace sonreír un poco—así me gusta verte.

—Hasta pronto amiga— es lo último que escucho decir antes de bajarme del auto.

Me adentro al aeropuerto, en dirección a la pista donde me espera un hombre vestido totalmente de negro.

—¿Naylea Williams?

Luce serio, es alto, tiene el pelo negro azabache, sus facciones son duras, pero lo que realmente llama la atención es su cuerpo, está extremadamente ejercitado, da la sensación de que en cualquier momento, su camiseta se abrirá.

—La misma.

Enarca una ceja, sin entender el porqué de mi sonrisa.

—Soy James Cruz, el guardaespaldas del señor Dario—extiende su mano en forma de saludo.

—Mucho gusto, como usted ya sabe, Naylea Williams, no sabía que Darío tenía guardaespaldas.

Es extraño, nunca había visto a este chico, siquiera en su casa.

Me hace seña para que empecemos a caminar hacia el Jet.

—Solo lo cuido en sus viajes a otros países.

—Entiendo, ¡qué suertudo!

Eso lo hace carcajear.

—No es tan difícil cuando te acostumbras.

—Me parece extraño que tenga un guardaespaldas...

—Sus padres lo obligaban, le decían que debía tener cuidado, que el dinero atrae enemigos y envidia, antes de su deceso yo era como su sombra, estaba con él en cada momento; pero a él no le gustaba, después, decidió dejarme para sus viajes, por respeto a la memoria de los antes mencionados.—Usted primero— me hace una seña indicándome que suba al jet.

—Gracias—es lo único que alcanzo a decir, antes de sentir la mirada de alguien que supongo, es Darío, calarme hasta los huesos, me volteo y como era de esperarse, mi jefe estaba sentado mirándonos con cara de culo.

Volteo los ojos y me giro para quedar al frente del guardaespaldas nueva vez—Gracias James.

—No es nada, cuidar de la integridad del jefe y suya, es mi trabajo, por favor tome asiento.

Hago lo que pide y me dedico a mirar por la ventanilla. Pocos minutos después siento a alguien tomar asiento a mi lado, es James, no me dirige la palabra y yo no tengo nada que decir por lo que busco entre mis cosas mi teléfono y le conecto los audífonos.

Siempre he sido de las personas que hacen todo escuchando música, lloro con música, estudio con música, hago mis quehaceres con música, en fin; la música es vida.

Algunas tres horas después ya estábamos en París, bajamos del jet y nos dirigimos a unas jeepetas negras que se encuentran en la pista, solo espero que el hotel no quede tan lejos, ya me duele el trasero de estar tantas horas sentada. James se subió en el asiento del conductor y mi jefe y yo, en la parte trasera.

....

Bajamos y llegamos a la recepción de un hotel muy lujoso para mi gusto.

—Darío Johnson...mis llaves—Demanda mi jefe sin siquiera saludar a la recepcionista; ¿será que no le enseñaron modales?

Qué estrés saber que tendré que aguantar su actitud de m****a para poder mantenerme.

—Toma—Darío me entrega una tarjeta, con un número grabado— mi habitación se encuentra al frente, no me molestes, ni me llames, a menos que yo lo haga primero— habla como si su presencia me pusiera a bailar en una pierna—¿entendido?

—Si, entendido—Dada por terminada la conversación, tomo mi maleta y me dirijo al ascensor, ya en este, coloco mi celular frente al código QR, el cual después de escanearse me lleva a la página del hotel, checo el mapa y presiono el botón del piso donde se encuentra mi habitación.

Salgo y camino por el gran pasillo, me tomo el tiempo para detallarlo, todo luce impecable, al parecer, aguantar a Darío tiene sus ventajas. Unos cuantos minutos después encuentro la puerta con el mismo número que mi tarjeta, perfecto, la deslizo y me adentro.

Mis ojos se maravillan al ver semejante habitación con cama Queen size, exquisita. La decoración, elegante y lujosa al igual que todo el hotel. Posee una terraza, la vista hacia los jardines es maravillosa, sigo recorriendo y entro al baño, precioso, es en mármol; con bañera y ducha separadas.

Vuelvo a la habitación y dejo mi maleta a un lado, necesito descansar, estos días han sido muy exhaustivos.

Me desvisto y me dispongo a hacer mi cometido, dormir lo que queda del día.

—No es hora de dormir, le recuerdo que usted vino a trabajar.

Casi me caigo de la cama al reconocer aquella voz, es él, Darío, pero ¿qué coño hace aquí?

Me cubro con la colcha y me levanto hecha furia.

—¿Está loco?, ¿a caso no le enseñaron modales?, no puede simplemente entrar sin tocar, es una falta de respeto, ¿no ve que estoy desnuda?

—Nunca imaginé que mi asistente sería tan incompetente—ruedo los ojos, gesto que no parece agradarle, ya que frunce aún más su ceño—que lo primero que haría sería desnudarse y dormir, sabiendo que hoy habría reunión, además, le tuve escribiendo y no contestó.

—Exacto, como no sabía lo que estaba haciendo, su deber era tocar la puerta, no entrar como si esta fuera su habitación.

—Todo esto- gira su dedo refiriéndose a todo lo que nos rodea—lo pago yo.

—Estoy casi obligada, le recuerdo que yo no quería venir, por lo que, si no quería pagar todo esto—imito su acción anterior— me hubiera dejado en la oficina, atendiendo llamadas y pautando reuniones.

—Como sea, entré porque necesito ir a una reunión con unos compradores y necesito que mi asistente tome apuntes, ¿cree que pueda hacer eso?, o ¿aún tiene ganas de dormir?

—Si, deme 10 minutos.

—5, con preferencia 4, suficiente tiempo me ha hecho perder ya, use uno de los conjuntos que Samantha le entregó, la reunión de hoy es muy importante—sale de la habitación y tomo mi maleta, no tengo tiempo para bañarme, por lo que opto por tomar un conjunto gris, de blazer y falda, junto a una blusa cuello tortuga, negra. Me visto y me siento en la cama para ponerme los tacones; peino mi flequillo y dejo caer mi pelo por encima de mis hombros. Ya lista, tomo un bolso negro, la tablet de trabajo, mi celular y audífonos.

Bajo a la recepción y ahí está mi jefe, se me cae la cara al recordar que hace unos minutos me vió desnuda.

—Lista—digo al llegar a su lado.

Salimos del hotel y nos subimos en la jeepeta negra en el mismo orden que cuando llegamos.

Pocos minutos después, llegamos a un restaurante prestigioso, me enorgullece mi elección de outfit. James me abre la puerta y me extiende la mano para ayudarme a salir, acto que agradezco con un asentimiento de cabeza.

Entramos al restaurante y nos acercamos a la recepción, lugar donde mi jefe, al igual que en el hotel, no se toma el tiempo de saludar.

—Darío Johnson, me están esperando, no me haga perder el tiempo por favor—la chica sale disparada de su puesto y nos lleva a una mesa con 3 hombres. Aborrezco la forma en que trata a las personas, y estas aún así, deben ser amables con él.

—Darío—Se levanta uno de ellos hombres emocionado—¡al fin nos conocemos!

—Leonardo—le responde el saludo y así va saludando a los dos restantes.

—¿No nos vas a presentar a tu asistente?— pregunta uno de ellos, que por lo que escuché anteriormente, se llama Daniel.

—Ella es Naylea Williams, la razón por la que llegué tarde—tenía que mencionar eso.

—No importa, la mayoría acaba de llegar—interviene Leonardo.

—Tomen asiento y empecemos con esto.

Después de dos horas escuchando y anotando todo lo que decía mi jefe y los demás empresarios, es hora de comer, menos mal, puesto que me estoy muriendo de hambre. El mesero llega y entrega un menú a cada uno, pero cuando me va a pasar el que me corresponde, mi jefe lo toma.

—¿Por qué tan controlador?, déjala que elija su platillo como todas nuestras asistentes—habla Leonardo.

—No, está bien, que él lo elija—respondo tratando de mantener la fiesta en paz—nada picante—esta vez le hablo a Darío—soy alérgica.

Mi jefe pidió nuestras comidas. Varios minutos después, ya estábamos todos comiendo en silencio.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo