12. Asaltada

Darío

Estoy disfrutando de un exquisito platillo, en uno de los restaurantes del hotel, mientras mi guardaespaldas se encuentra a mi lado haciendo lo mismo.

—Permiso señor Darío— me habla James, señalando su celular, se para de la mesa y toma la llamada cuando cree que está lo suficientemente retirado, lo alcanzo a ver y al juzgar por sus gestos, sé que se trata de un problema.

Segundos después se acerca a la mesa corriendo.

—Lo siento jefe, me tengo que ir, es Naylea, está perdida y herida—¿qué?

—Espere, lo acompañaré— hago señas al mesero para que traiga la cuenta, pago y salimos rápidamente del hotel.

Solo espero que no haya dejado perder mi tablet, tengo muchas cosas importantes ahí.

Nos dirigimos al estacionamiento y nos subimos en mi vehículo.

—A ver con qué saldrá esta niña ahora—musito.

En pocos minutos llegamos al lugar, menos mal; James se baja y luego de unos segundos conversando, ambos se acercan al auto. Mi guardaespaldas se dirige al asiento del conductor, mientras que Naylea abre la puerta de atrás, donde estoy yo, se sube y empieza a jugar con sus dedos, está nerviosa; la examino y logro darme cuenta de que no lleva absolutamente nada, aparte de eso está sangrando, pero ¿QUÉ DEMONIOS LE PASÓ A ESTA NIÑA?

—Ya puedes contarnos todo en lo que conduzco al hospital—habla mi guardaespaldas, al parecer leyó mi mente.

Ahora es ella quien me mira, está pidiendo permiso para hablar, por lo que asiento como respuesta.

—Como hoy teníamos el día libre, decidí salir a recorrer Paris, hice una lista de lugares a los cuales podría ir que quedaran cerca, primero fui al museo y todo salió bien, las cosas se empezaron a complicar cuando salí de allí rumbo a la Torre Eiffel, me encontré con una señora que aseguraba haber perdido a su nieto y necesitaba que alguien la ayudara a buscarlo, acepté y duré horas buscando al niño. Cuando nos rendimos nos dirigimos a la estación del metro para que ella fuera a casa a hablar con su hija, ahí nos encontramos con un hombre que dijo ser el nieto de la doña— hace una pausa y aprovecha para tomar aire y soltarlo— cuando intenté pedir una explicación, me golpearon, recuerdo haberme sentido aturdida, por lo que decidí recostarme en un banco, al parecer me desmayé, porque cuando me levanté, todas mis cosas habían desaparecido, me asaltaron. Cuando salí de la estación me encontré con una pareja y les pedí un celular, llamé a mi mejor amiga para que ella se comunicara con Natalia, así la última mencionada te llamara y me vinieras a buscar, lo que nunca me imaginé es que vendrías con nuestro jefe, ¡Señor no me despida por favor, se lo pido! ¡necesito el empleo!

Okey...

—No la voy a despedir por eso—es lo único que contesto.

Existen personas ingenuas y luego está ella.

Acomodo mi traje y saco mi celular para extendérselo.

—Llame a su amiga y hágale saber que todo está bien—no quiero que se corran los rumores de que uno de mis trabajadores corrió peligro en un viaje de negocios, última vez que doy día libre.

Lo toma un tanto nerviosa y marca de la misma manera.

—Sthi, quería decirte que estoy bien, James—carraspeo— y mi jefe—muy bien—ya me recogieron, ahora vamos para el hospital porque tengo una pequeña herida, ¡no tranquila, no llores!, ¡estoy bien, te lo juro!

Termina la llamada y me devuelve el celular.

—Gracias—no contesto.

—Llegamos— habla James rompiendo el silencio.

—Vayan, los espero aquí, toma—extiendo mi tarjeta de crédito—paga el hospital y compra lo necesario.

Saco mi celular y reviso todas las notificaciones, Kris me estuvo escribiendo.

*Chat de W******p*

—Hola señor Darío, le escribo para recordarle que usted tiene mejor amigo.

—Payaso, he estado muy ocupado, además pasó algo.

—¿Qué pasó?, te llamaré.

—Nada impor...

No termino de enviar el mensaje cuando me entra su llamada.

—Soy todo oídos—es lo primero que dice.

—A mi asistente la asaltaron, la golpearon y estamos en el hospital.

—¡Wow, no lo puedo creer!, ¿cómo está ella?

—La herida es en la cabeza, supongo que la cocerán.

—¿Supones?, ¿los doctores no te han dicho nada?

—Me quedé afuera, James está con ella.

—Pos, entra—responde obvio— deberías saber cómo está.

—No

—Si

—No—estoy harto.

—Si

—¿Por qué debería? Es solo una asistente, con que salga viva me conformo.

—¿Cómo puedes ser tan insensible? Es TU asistente.

—Una de tantas—cuelgo la llamada y suelto el celular, no estoy de humor para escuchar a Kris darme lecciones de vida.

Los espero por varios minutos, me atrevería a decir que una hora, no sé, hasta que hacen presencia en la puerta principal del hospital.

—Ya estamos listos jefe—anuncia James mientras se sube al auto.

—Pues vamos al hotel—ordeno sin añadir más.

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