Sábado Y aquí estoy, vagando de madrugada, como los viejos tiempos. Me paro del escritorio y a falta de algo interesante que hacer, empiezo a rondar por la biblioteca, no soy de libros físicos, los prefiero en el celular porque el olor me incomoda, pero en esta ocasión me arriesgaré; extiendo la mano y tomo un libro al azar.—Este será—expreso en voz baja.Vuelvo al escritorio y empiezo mi lectura.Habla de una chica que se enamora de un magnate, su jefe, con un gran secreto: ¡Es un vampiro líder!Me encanta leer y poder imaginar el momento, ya voy por el capítulo 20, no quiero soltarlo.—Dices amarme pero no paras de mentir, ¿qué me estás ocultando? Alzo la vista y ahí está mi jefe, sus ojos color rojo me miran con una intensidad que nunca antes había visto, siento una extraña sensación recorrer todo mi cuerpo.¿Qué está pasando?¡Esto no es normal!—Tengo muchas cosas que confesarte Island—lo escucho decir— lo primero es que: no soy humano, soy un vampiro.Una risa irónica sale d
Ya me encontraba profundamente dormida en mi escritorio, cuando escuché un estruendo venir de los lados de la habitación de mi jefe, desorientada me estiro y me dirijo hacia donde se escuchó el ruido. Al entrar, el escenario frente a mí me deja paralizada, es un hombre vestido completamente de negro quien detiene su andar al verme. —¿Te estabas acostando con tu asistente?—le pregunta al cuerpo de mi jefe el cual yace ensangrentado en el piso—eres un enfermo, bueno, eras—se burla —Nos vemos en el infierno desgraciado. Me hace un saludo militar y se marcha. ¿Qué rayos está pasando aquí? Me acerco rápidamente al cuerpo de mi jefe y tomo su celular, el cual utilizo para llamar a urgencias. Todo pasa muy rápido, es cuestión de minutos para ver la casa llena de paramédicos y policías, estoy abrumada, me hacen muchas preguntas las cuales no puedo contestar, no sé qué pasó. —No sé, no sé qué pasó, escuché un ruido, entré a la habitación, y encontré a mi jefe en el piso lleno de s
Estamos camino a casa de Dario, se supone que hoy debería estar en la oficina, pero como soy su asistente y él no irá a la empresa, no tengo que ir, Natalia se estará encargando de todo estos días que mi jefe se estará ausentando y yo...bueno, se me pagará por cuidar del gruñón.—Tenga cuidado al bajar—lo tomo del hombro para que no tenga que hacer fuerzas.Sorpresivamente hace lo que le pido y lo ayudo a bajarse del auto. Estos días en la clínica se estuvo portando como el idiota que siempre ha sido.Sobre el ataque: el ex empleado se encuentra tras las rejas, es impresionante lo rápido funcionan las cosas cuando se trata de alguien con dinero. En la casa reforzaron la seguridad y contrataron más vigilantes para que custodien la casa los fines de semana, días los cuales mi jefe odiaba tener personal, pero creo que esto le dejó una lección. Me hubiese gustado que su actitud también cambiara, sin embargo es mucho pedir, sigue siendo el mismo arrogante, cruel y desinteresado de siempre.
Acabo de salir de la quinta tienda de vestidos junto a Natalia, quien debería estar en la empresa, pero según ella esta es una "emergencia de moda" puesto que hoy en la tarde es mi graduación y yo no he comprado vestido por estar pendiente a Dario, lo había olvidado.Entramos a la tienda y nos llaman la atención varios vestidos, Natalia toma tres. El primero es verde Aqua sin tiro y corto, el segundo es largo, pegado al cuerpo, color negro y el tercero el cual es mi favorito, es azul príncipe con una abertura en una pierna, pegado al cuerpo, ¡es precioso!Me coloco el primero de los tres vestidos y no me termina de convencer, aún así decido salir para que mi amiga me dé su opinión.—¡Siguiente!—grita apenas me ve.—¡Qué amable!—exclamo sarcásticamente.Regreso con el siguiente y siento que este si le gustó, pero a mí no termina de convencerme.Me adentro nuevamente a los probadores y esta vez me pruebo mi opción favorita.—¡Es muy bonito!—pienso, observando mi reflejo en el espejo.De
Al finalizar la ceremonia, tomo a mi amigo del brazo para irnos a un lugar más privado y hablar del tema pendiente.—¿Por qué me ocultaste que te había llamado?—Porque te habrías atrevido a no venir, hoy es un día especial, tienes que estar con ella.—En estos momentos estoy muy enojada contigo, ¡no puedo creer lo que me estás diciendo!, ¿Si captas que estás hablando de la mujer que me echó de casa en plena noche lluviosa solo por tratar de ponerle los puntos claros al pervertido de su esposo?—Si, pero es tu madre, ¡yo solo quiero que vivas en paz!—¿Por qué estoy siendo pintada como la mala cuando soy la ÚNICA víctima?—Porque estás viviendo a base del rencor, eso no es vida, ¡te está destruyendo!—No puedo creer lo que estás diciendo—musito decepcionada.—Al menos escúchala, me dijo que tenía algo que decir—habla observando detrás de mí. ¡No lo puedo creer, lo que faltaba!Me giro para quedar cara a cara con la mujer que me dió y quitó la vida.—¿Qué necesitas?—Necesito hablar, h
Darío En la tarde hablé con mi doctor, quien a regaña dientes aceptó mi regreso a la empresa, con la condición de no hacer hacer nada que denote trabajo duro. En estos momentos acabo de nutrirme con el informe de estos días que he estado ausente, afortunadamente, todo se encuentra en orden.Estos días han sido muy incómodos ya que he tenido que estar en cama sin hacer nada. Ya podré regresar a la empresa y demostrarles a todos los que siquiera piensan en ponerme un dedo encima, quién manda.¡Nadie se puede deshacer de Darío!NADIEMe adentro en mis sabanas de seda con la intención de dormir hasta mañana, empero el sonido de mi celular interrumpe dicha acción.—Son casi las tres de la madrugada, ¿quién llama a esta hora?Con pesar estiro mi brazo y tomo el celular de la mesita de noche, con este cerca puedo leer el nombre de la persona que osa llamarme, Naylea, mi asistente.—¿Qué quiere? No son horas de llamar—es el saludo que recibe de mi parte.—Disculpe señor, es que tomé el teléf
NayleaMe levanto y un tremendo rayo de luz solar me da los buenos días.—Mierda!— cierro los ojos con rapidez y me acerco para cerrar las cortinas, al parecer, anoche bebí tanto que olvidé cerrarlas, sin embargo, cuando hago el ademán para sostenerlas no siento nada.¿Quién robó las cortinas?Abro los ojos con lentitud, así acostumbrarme suavemente a la luz y no entiendo nada de lo que está pasando hasta que los tengo totalmente abiertos.Me encuentro en el estacionamiento de la casa.¡Dentro del auto de Darío!Miles de preguntas como: ¿Por qué rayos amanecí en el auto de mi jefe? Inundan mi cabeza.¿Qué pasó anoche?Me bajo del vehículo, haciendo que la alarma empiece a sonar. Tapo mis oídos con rapidez, no debí haber bebido tanto anoche.—Buenos días—saluda mi jefe, quien se acerca al auto con su acostumbrado porte dominante, ¡no parece que tiene un hoyo en un brazo!—la quiero en 10 minutos en la oficina.—Eso es imposible, mire cómo estoy—digo señalando el vestido de ayer, que a d
Me acerco al portón de la casa de mi inescrupuloso jefe, todos están tranquilos.—¿Qué pasa aquí?—pregunto a uno de los guardias.—Darío tiene visita.—¡Noche de películas!—digo emocionada, pensando en lo que haré, apenas ponga un pie en la habitación.—No, el señor dijo que se integre a la cena apenas regrese.—¿Yo?—asiente—¿para qué?—alza ambos hombros, dejándome entender que no sabe la razón.—Está bien, gracias.—También le mandó a decir que se arregle y baje con la tablet, estarán en la mesa.Me adentro en la casa tratando de no llamar mucho la atención, para luego subir a ponerme algo decente. —No sé porqué Dario no me avisa estas cosas con tiempo—refunfuño, aún estando segura de que si le pregunto, me contestará algo como: porque soy el jefe y hago lo que quiera.Tomo una ducha rápida, no me puedo presentar oliendo a basura, y al salir saco del guardarropa un vestido negro, pegado al cuerpo, es sencillo, pero estaré en casa, no necesito mucho. Mi pelo lo dejo caer con algunas