Me acerco al portón de la casa de mi inescrupuloso jefe, todos están tranquilos.—¿Qué pasa aquí?—pregunto a uno de los guardias.—Darío tiene visita.—¡Noche de películas!—digo emocionada, pensando en lo que haré, apenas ponga un pie en la habitación.—No, el señor dijo que se integre a la cena apenas regrese.—¿Yo?—asiente—¿para qué?—alza ambos hombros, dejándome entender que no sabe la razón.—Está bien, gracias.—También le mandó a decir que se arregle y baje con la tablet, estarán en la mesa.Me adentro en la casa tratando de no llamar mucho la atención, para luego subir a ponerme algo decente. —No sé porqué Dario no me avisa estas cosas con tiempo—refunfuño, aún estando segura de que si le pregunto, me contestará algo como: porque soy el jefe y hago lo que quiera.Tomo una ducha rápida, no me puedo presentar oliendo a basura, y al salir saco del guardarropa un vestido negro, pegado al cuerpo, es sencillo, pero estaré en casa, no necesito mucho. Mi pelo lo dejo caer con algunas
Darío—¿Me disculpan un momento?— me dirijo a mis invitados antes de subir a mi habitación. Necesito un descanso de tantas personas. Voy al baño y me lavo la cara, tomo la pequeña toalla eminentemente blanca colgada cerca de mi lavamanos, tengo la intención de secarme, cuando escucho unas voces que no hacen más que despertar mi curiosidad, con la toalla en mano me acerco a la ventana con vista al área de la piscina, para prestar atención a la conversación.Escucho una risa femenina, la cual identifico rápidamente, seguida de otra muy conocida para mí.¿Qué...?Abro la cortina y los veo...mi amigo sostiene a mi asistente del mentón y la envuelve en un beso que ella responde gustosamente.Solo una maldita regla y no pudo cumplirla, una vez más.Tiro la toalla encima de la cama y me encamino en pasos rápidos hacia mi piscina.Al llegar a la sala les sonrío a algunos invitados que se acercan para felicitarme. En cualquier otro momento me hubiese encantado recibir esos halagos, sin embarg
Me desperté y lo primero que inundó mi cuerpo, fue la vergüenza por todo lo que sucedió ayer con mi jefe y su mejor amigo.Me tomó por sorpresa el beso de Kris, mas no me sorprendió, desde el principio imaginé que no era nada más que un mujeriego. Típico hombre con dinero que cree que puede hacer todo lo que le llegue a la mente, sin algún tipo de represalia.¿Kris me cae bien? Si, perfecto, pero me alejaré de él si planea alejarme de mis responsabilidades.Ayer casi me cago del susto cuando escuché a Darío a nuestras espaldas, lo bueno para mí y malo para Kris es que quien recibió la ola de reclamos fue él, no yo.Salgo del taxi y arreglo mi blazer, hoy llevo un conjunto rojo de blazer y pantalón de tela, precioso, lo acompañé con un top blanco, unos tacones y cartera del mismo color. Entro a la recepción y saludo a las personas de la planta baja.—Buenos días jefe—le hablo al entrar a la oficina, pero este no contesta. Maleducado.—Hoy nos vamos de viaje—es lo único que dice luego d
Llegamos a nuestro destino a las 12:00 am y suelto por fin el aire que tenía retenido, aún no me acostumbro a esto. Con terror y la mente llena de recuerdos negativos por nuestro último viaje, me bajo del jet. Esta vez seré más cuidadosa.—¿Y James?—pregunto tratando de no sonar muy interesada, él es mi única salvación en los viajes con el ogro.—Esta vez no requeriré de sus servicios—es lo único que contesta.Bajamos del jet y afuera nos espera un auto negro con los vidrios oscuros, de este se baja un hombre de algunos 30 y algo que no conozco.—Buenos días—saluda—Señor Dario—este no contesta—señorita— esta vez se dirige a mí— yo seré su guardaespaldas y chofer por el tiempo que estén aquí.¿Por qué no traer a James?—pienso, mas no opino.—Buenos días—saludo.Subimos al auto y este se pone en marcha hasta llegar al hotel en que nos hospedaremos.—A las 7:00 am, ni un minuto más, la quiero aquí, iremos a ver qué tal va todo en la franquicia que inauguraré hoy.—Okay—contesto de mala g
Termino de arreglarme y a pesar de que mis ojos se encuentran hinchados por todo lo que he llorado esta tarde, me gusta lo que veo en el espejo.Llevo un vestido azul marino, de tirantes finos, pegado al cuerpo, con un rajado al lado, me gustan los vestido que muestran una pierna. Este es sencillo, pero se ve delicado, además, el color queda precioso con mi tono de piel; lo acompañé de unos tacones plateados y una cartera de brillos del mismo color.Salgo de la habitación y espero que mi ex jefe haga lo mismo.Este lleva un traje negro con una camisa blanca, corbata del mismo color y zapatos formales.¡Se ve fascinante!No hace el esfuerzo de siquiera mirarme, sale de su suite y se encamina al ascensor, yo solo me limito a seguirlo en silencio.Bajamos a recepción y ahí se encuentra el guardaespaldas y chofer, cuyo nombre no recuerdo en estos momentos, esperándonos para llevarnos al evento.—Espero que hoy sea profesional y no termine haciendo algunas de sus estupideces—me advierte ap
No he podido pegar un ojo en toda la noche, gracias a todo lo que pasó con Dario. Me siento terrible porque yo estaba dispuesta, ¿desde cuándo uno olvida sus principios de un segundo a otro?Trato de dormir en busca de paz, y es cuando siento toques en mi puerta.—¡Voy!—contesto para pararme a abrirla, no sin antes darme una chequeadita en el espejo, luzco terrible. Mi vestido está enrollado hasta mis muslos, mi pelo está hecho un desastre y mi maquillaje ni se diga, está todo corrido, producto de haber pasado la noche llorando, no quiero ni hablar de mis ojeras.Sin importar el estado tan desprolijo en el que me encuentro, abro la puerta encontrándome con mi ex jefe con mis cosas en las manos. Ni siquiera se preocupa en saludar, pasa a mi lado y se auto invita a mi habitación.—Seré breve porque esto me da muchísima vergüenza y asco—habla—toma tus cosas—dice antes de arrojar mi cartera y tacones a la cama.—¿Cuánto me costará tu silencio?—pregunta sin rodeos—tú solo di un número y la
Narra Dario¡Por fin en mi oficina! Lejos de toda la locura de Miami.Al día siguiente hice que el estupido mural, al igual que Susy, desaparecieran de mi franquicia, no perdono errores, menos de este tamaño.Observo a mi asistente, la persona con la que me he besado dos veces sin llegar a nada y sin ningún acuerdo.¡Estúpido! ¿Qué te está pasando?—me reprendo mentalmente.He estado actuando por impulso, tengo que acabar con esto, volver a tener el control de todo y la dirección en mi bolsillo me ayudará, necesito hacerla firmar mi acuerdo y acostarme con ella de una vez por todas. Luego, si se pone intensa, la echo, una asistente más, una asistente menos, ¿qué más da?*Flashback, día de la inauguración*Desconcertado por lo que acaba de pasar, me dirijo al baño para darme una ducha fría, así bajarme esta tremenda calentura que me dejó Naylea.Me adentro a la regadera y recuerdos de la noche, desde la inauguración, luego ahogándome en alcohol y por último, acostado apunto de desnudar
DaríoNos dirigimos a las fábricas y como era de esperarse, en esta se encuentran muchas personas trabajando, hay telas por todos lados y equipos de trabajo calcinados, todo es un desastre.Al girar la vista hacia mi asistente, veo lágrimas deslizarse por sus pómulos.No puede ser.—¿De qué lloras?—pregunto—¿No ve cómo está todo? Pobres trabajadores, siento la frustración que ellos sintieron al tener que salir corriendo del lugar, todo el dinero perdido, las personas que se quedarán sin trabajar hasta que todo se restaure, ¿acaso no tiene corazón?—pregunta girando aquellas grandes y oscuras esferas que ahora se encuentran cristalizadas.—No es para tanto—contesto simple—el dinero es lo de menos.—¿No es para tanto?, ¿el dinero es lo de menos?, ¿usted puede ser capaz de pensar y ver más allá de su privilegio?, quizás para usted no fue una gran pérdida y pueda reponer todo. Pero no se ha puesto a pensar en los trabajadores, en lo mucho que les descuadrará este accidente, usted quizás p