No he podido pegar un ojo en toda la noche, gracias a todo lo que pasó con Dario. Me siento terrible porque yo estaba dispuesta, ¿desde cuándo uno olvida sus principios de un segundo a otro?Trato de dormir en busca de paz, y es cuando siento toques en mi puerta.—¡Voy!—contesto para pararme a abrirla, no sin antes darme una chequeadita en el espejo, luzco terrible. Mi vestido está enrollado hasta mis muslos, mi pelo está hecho un desastre y mi maquillaje ni se diga, está todo corrido, producto de haber pasado la noche llorando, no quiero ni hablar de mis ojeras.Sin importar el estado tan desprolijo en el que me encuentro, abro la puerta encontrándome con mi ex jefe con mis cosas en las manos. Ni siquiera se preocupa en saludar, pasa a mi lado y se auto invita a mi habitación.—Seré breve porque esto me da muchísima vergüenza y asco—habla—toma tus cosas—dice antes de arrojar mi cartera y tacones a la cama.—¿Cuánto me costará tu silencio?—pregunta sin rodeos—tú solo di un número y la
Narra Dario¡Por fin en mi oficina! Lejos de toda la locura de Miami.Al día siguiente hice que el estupido mural, al igual que Susy, desaparecieran de mi franquicia, no perdono errores, menos de este tamaño.Observo a mi asistente, la persona con la que me he besado dos veces sin llegar a nada y sin ningún acuerdo.¡Estúpido! ¿Qué te está pasando?—me reprendo mentalmente.He estado actuando por impulso, tengo que acabar con esto, volver a tener el control de todo y la dirección en mi bolsillo me ayudará, necesito hacerla firmar mi acuerdo y acostarme con ella de una vez por todas. Luego, si se pone intensa, la echo, una asistente más, una asistente menos, ¿qué más da?*Flashback, día de la inauguración*Desconcertado por lo que acaba de pasar, me dirijo al baño para darme una ducha fría, así bajarme esta tremenda calentura que me dejó Naylea.Me adentro a la regadera y recuerdos de la noche, desde la inauguración, luego ahogándome en alcohol y por último, acostado apunto de desnudar
DaríoNos dirigimos a las fábricas y como era de esperarse, en esta se encuentran muchas personas trabajando, hay telas por todos lados y equipos de trabajo calcinados, todo es un desastre.Al girar la vista hacia mi asistente, veo lágrimas deslizarse por sus pómulos.No puede ser.—¿De qué lloras?—pregunto—¿No ve cómo está todo? Pobres trabajadores, siento la frustración que ellos sintieron al tener que salir corriendo del lugar, todo el dinero perdido, las personas que se quedarán sin trabajar hasta que todo se restaure, ¿acaso no tiene corazón?—pregunta girando aquellas grandes y oscuras esferas que ahora se encuentran cristalizadas.—No es para tanto—contesto simple—el dinero es lo de menos.—¿No es para tanto?, ¿el dinero es lo de menos?, ¿usted puede ser capaz de pensar y ver más allá de su privilegio?, quizás para usted no fue una gran pérdida y pueda reponer todo. Pero no se ha puesto a pensar en los trabajadores, en lo mucho que les descuadrará este accidente, usted quizás p
Me siento estresado por lo que acaba de pasar en la joyería. Niña estúpida, odio que las cosas no salgan como esperaba, odio su inmadurez y sobretodo su cinismo.¿Quién se cree que es? Prefiero morir antes de aceptar ser rechazado por una mujer, eso no me lo perdonaría.Me siento en la cama frustrado y analizo la situación, todo lo que ha estado pasando, y puedo casi asegurar que la razón por la que no he podido llevarla a mi cama, es porque he tratado de llamar su atención con regalos y cosas costosas, cuándo claramente me ha demostrado que el dinero, a pesar de necesitarlo, no le importa. Necesito darle tiempo de calidad, afecto, eso que tanto ha estado necesitando desde que su madre la echó de casa, así y solo así podré tenerla.—Ni siquiera es tan atractiva—musito mientras me observo en el espejo frente al mini bar, necesito un trago.Me despierto por unos toquesitos en la puerta, no sé en qué momento me quedé dormido.Al abrirla, me encuentro a la persona que ha estado rondando
Nos dirigimos a las habitaciones; aún me encuentro un poco aturdida por lo que sucedió en el restaurante, creo que la muerte de mi padre es algo que nunca voy a superar, o por lo menos no en mucho tiempo.Darío se ha portado un poco empatico esta noche, no sé si creer en sus acciones, no sé qué tan falso puede llegar a ser.—Buenas noches—me despido del mismo al llegar a mi habitación.—Podría pasar y ver algo en la televisión—se auto invita.—No creo que sea buena idea, ya es muy tarde, mañana tenemos que ir a la construcción.—Tranquila, eso es lo de menos—asegura— ni usted ni yo, vamos a construir, nuestra presencia no es necesaria.Se adentra a la habitación sin previo aviso y se sienta en la cama para quitarse los zapatos, acto que me deja atónita, este no es Dario.—¿Qué espera?—me invita.—No, tranquilo, usted acomódese—digo para acercarme al pequeño mueble al final de la cama.Este escoge una película en inglés subtitulada la cual no logro comprender de qué trata, ya que mis o
En esta semana y media, Darío ha sido otra persona, no deja su estilo de gruñón y exigente, pero se ha soltado; hemos cenado, conversado, asistido a reuniones y sobretodo...hemos conectado, este podría ser el inicio de un ambiente laboral más tranquilo y saludable.Esto no quita que siga con mi opinión inicial sobre él, no me quiero ilusionar, podría ser momentáneo, Darío es una persona muy inestable.—Entonces, ¿cree que sería la opción más factible?—pregunta mi jefe.Salgo de mi ensimismamiento, puesto que, la persona que se encuentra en mis pensamientos, en estos momentos está frente a mí pidiendo mi opinión sobre algo que no tengo idea.—¿Qué?—contesto sin saber de qué habla.—Señorita Naylea, ¿qué le pasa? Está muy desconcentrada hoy.—Si, lo siento jefe, ¿qué me preguntaba?—Olvídelo. Si, instalaré 5– se dirige a un señor que al parecer también esperaba por mi respuesta.Este empieza a encaminarse y me deja atrás, por lo que opto por adelantar mis pasos.—¿Qué era?—pregunto, al
Entro a la oficina y como siempre, me siento a esperar mi café del día, pero, a pesar de que ya han pasado alrededor de 10 minutos, este no llega, lo que hace que me desespere. Mientras estuvimos fuera, ordené que Naylea tuviera su propia oficina.—Debe estar allí— me despreocupo y llamo a la asistente de Natalia para que traiga mi café.—¡Eres un idiota!—Entra Natalia echando humos.—¿Ahora qué hice?—pregunto despreocupado, siempre tiene alguna que otra razón para enojarse conmigo.—¿Sabes lo que tengo en mis manos?—pregunta desesperada mientras sostiene un papel.—Aún no me dices—me burlo.—LA CARTA DE RENUNCIA DE NAYLEA—me grita, a lo que contesto con una mirada de advertencia—Dario, ¿qué hiciste ahora?—pregunta ahora más relajada.—Nada, ¿qué voy a hacer?, no aguantó la presión de la responsabilidad que conlleva tener este trabajo—quiero creer que esto no tiene nada que ver con lo que pasó—una asistente más que se va. Pide que anuncien que el puesto está libre—concluyo.Natalia me
Darío Ya dos meses sin ver a Naylea, estoy cansado, he estado haciendo todo aquí en la empresa, no he podido conseguir otra tan dedicada como ella...o al menos, eso he fingido. Me siento tan culpable que ya no me avergüenza admitirlo en voz alta. Una parte de mí, conserva la esperanza de volver a verla y disculparme por todo, mientras otra, simplemente quiere dejarla ir, junto con los cambios y recuerdos que trajo a mi vida.Natalia no me habla, Kristofer igual, he estado muy solo y por primera vez, no me siento feliz de eso.Salgo de la oficina después de un largo día de trabajo y me adentro a mi vehículo. Abro la guantera para sacar unos documentos, y de estos cae un pedacito escrito con tinta azul, el cual reconozco perfectamente; lo tomo y lo analizo, no sé si dejarme llevar de mis impulsos y conducir hacia el lugar escrito en él o simplemente seguir fingiendo que no lo tengo.Estoy harto de fingir.Me dirijo al departamento que la anciana no me quiso alquilar, teniendo en cla