23. Beso

Darío

En la tarde hablé con mi doctor, quien a regaña dientes aceptó mi regreso a la empresa, con la condición de no hacer hacer nada que denote trabajo duro. En estos momentos acabo de nutrirme con el informe de estos días que he estado ausente, afortunadamente, todo se encuentra en orden.

Estos días han sido muy incómodos ya que he tenido que estar en cama sin hacer nada. Ya podré regresar a la empresa y demostrarles a todos los que siquiera piensan en ponerme un dedo encima, quién manda.

¡Nadie se puede deshacer de Darío!

NADIE

Me adentro en mis sabanas de seda con la intención de dormir hasta mañana, empero el sonido de mi celular interrumpe dicha acción.

—Son casi las tres de la madrugada, ¿quién llama a esta hora?

Con pesar estiro mi brazo y tomo el celular de la mesita de noche, con este cerca puedo leer el nombre de la persona que osa llamarme, Naylea, mi asistente.

—¿Qué quiere? No son horas de llamar—es el saludo que recibe de mi parte.

—Disculpe señor, es que tomé el teléf
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