Me levanto un poco cansada, ese viaje aún me está cobrando factura. Ayer pasé mi primera noche en la casa de mi jefe y no fue tan terrible, después de la conversación del despacho, no lo volví a ver. En la noche salí de mi habitación, donde estuve toda la tarde durmiendo, cené con la señora del servicio, quien ahora sé que se llama Irisa y me volví a acostar.
Elijo un lindo conjunto de los que Dario me mandó a hacer cuando salimos de viaje y nunca usé. Me dirijo a la cocina donde se encuentra Irisa preparando un plato de frutas. —Buenos días Irisa, ¿qué tal?—entro saludando. —Buenos días, muy bien señorita ¿y usted? —Le dije que debía tutearme, soy Naylea—le recuerdo que soy una empleada más, así como Dario me lo recordó ayer. —¿Quiere fruta?, le estoy preparando un plato al señor, podría aprovechar para hacerle uno. —No, está bien, no se preocupe, me conformo con un poco de café, ¿puedo tomar? —Si, claro, hay suficiente. Darío al parecer no ha bajado, seguro se levanta después de mí, puesto que solo tiene que arreglarse, desayunar y subirse a su vehículo personal, mientras que yo, tengo que coger taxi o caminar un poco. Me tomo el café casi corriendo cuando escucho unos pasos bajar por las escaleras. —Me tengo que ir, Dario ya está bajando, hablamos más tarde—me despido de Irisa para luego ir a la puerta principal; para mi mala suerte me encuentro con mi adorado jefe. —¿Ahora no saluda?— pregunta al verme acercarme apurada a la puerta. —Disculpe, es que voy tarde al trabajo, buenos días señor Dario. Observa su reloj y luego a mí—si, está un poco tarde. —Nos vemos allá— me despido. Pero bueno, hoy no me toca caminar, tengo dinero suficiente para un taxi, por lo que me paro en la entrada de la casa y le pido a uno de los guardias de seguridad que llame a la compañía para que me lo pida, esto de no tener celular, se está volviendo una molestia. Mientras espero por mi taxi recuerdo una de las reglas de Darío: "No quiero que se exhiba mucho fuera de la casa, puesto que si alguien la llega a ver, podría pensar que tengo algún tipo de relación amorosa y no acostumbro a que me vean con mujeres" Ruego mentalmente porque llegue rápido, así quitarme de aquí, no quiero que algún vecino me llegue a ver y lo comente, eso me metería en problemas con Darío. 5 minutos después llegó el tan esperado taxi, me monto y para mi sorpresa es el señor que me llevó a la casa de Sthi, el mundo es pequeño. —¡Oh, señorita independiente!—me saluda al adentrarme en el auto, río ante su ocurrencia. —Hola, ¿Cómo está? —Bien, usted sabe, sobreviviendo ¿y usted? —Bien dentro de lo que cabe. Pasamos el camino completo hablando de sus hijos —Buenos días—saludo a la recepcionista al entrar a la empresa. Subo al ascensor y saludo algunas personas en él, Dario aún no ha llegado, perfecto. Abro la oficina de presidencia y me adentro en ella, aprovecho que no tengo nada que hacer para sacar mis cuadernos y ponerme a hacer la tarea en la computadora de mi escritorio. A pesar de todo lo que me ha sucedido, me siento muy agradecida por todo lo que tengo, también por las personas maravillosas que ese mal momento puso en mi camino, sé que saldré adelante, puedo con esto y más, soy una persona fuerte. Lo que si me atormenta es pensar de lo que es capaz la pareja de mi mamá. Mamá... Yo solo espero que esté bien y en algún momento se dé cuenta del terrible error que cometió al poner a su pareja como prioridad, es terrible el saber que la persona que más amas, ama más a alguien más, valga la redundancia. No importa cuanto tiempo pase, si vuelve y se disculpa, la aceptaré con los brazos abiertos. Desde pequeña he sentido una gran conexión con mi madre, es de esas con las que puedes soltar cualquier ocurrencia y en vez de juzgarte, se ríe contigo, sin embargo, esa conexión fue interferida por la muerte de mi padre, al inicio estaba la familia, nos apoyamos, sufrimos y sanamos juntos, pero un día, mi madre solo decidió alejarse de todos y todo, según ella para iniciar solas las dos, nunca entendí el porqué, años después conoció a Henry y se casaron, todo pasó muy rápido, su excusa fue que necesitaba una figura paterna, yo nunca lo vi así, con ella era más que suficiente, siento que en vez de ayudar, todo empeoró, se volvió muy dependiente de ese señor, ya no era la mujer fuerte y segura que siempre fue. "Tenemos que tener cuidado con a quien le entregamos la llave de la puerta hacia nuestras vidas, algunas personas traen la maleta cargada de luz para compartirla, mientras que otras la traen vacía para llenarla con la nuestra". Siempre lo he creído y el matrimonio de mi madre me lo aseguró, ese señor robó su luz. —Buenos días—escucho a mi jefe saludar a penas entra. —Buenos días—respondo. Al no recibir alguna orden, sigo haciendo mis tareas. —Tenga, necesito que lleve estos documentos al área de recursos humanos y le explique de qué son para que sean archivados inmediatamente—me extiende Dario algunas carpetas. —Está bien, ¿necesita algo más? —Si, necesito que llame a Leonardo y confirme nuestra reunión mañana. Al mencionar a Leonardo, recuerdo el acontecimiento en el hotel, es increíble el estado en que se encontraba aquella pelirroja. Miro a mi jefe y si, es muy guapo, pero su terrible personalidad anula cualquier belleza, ¿Por qué esa chica le rogó tanto?, ¿Por qué simplemente no se fue? Espero nunca enamorarme de una persona tan arrogante, amargada e insípida como lo es mi jefe. —Señorita, le estoy hablando—salgo de mi trance y presto atención—al parecer, lo que ocurrió con su madre aún le está afectando, mire, le daré un consejo: concéntrese en lo suyo, ya la echaron, no hay nada que usted pueda hacer, mas que concentrarse en su trabajo para seguir adelante. No acepto descuidos, no se lamente tanto. Asiento y me pongo a hacer lo que me ordenó, odio tener que quedarme callada en estos momentos, me gustaría poder enfrentarlo y decirle sus tres verdades a la cara, que él sea un amargado con escasez de sentimientos, no significa que yo tenga que ser así; aunque en este caso estuviera pensando en él y no en mi mamá, me molesta que la mencione, pudo haberme "aconsejado" sin mencionar lo ocurrido. Darío y su necesidad de sentirse superior y creer que tiene respuesta para todo. Luego de hacer la llamada a Leonardo y darle el mandado, tomo los documentos y me dirijo al ascensor. —Buenos días—saludo a la asistente de Natalia. —Buenos días...— al ver que no sabe mi nombre, paso los papeles a mi mano izquierda y le extiendo la derecha—Naylea, Naylea Williams. —Mucho gusto, soy Sofía Méndez, no habíamos tenido la oportunidad de presentarnos, ya que tú y el señor Darío salieron de viaje al día siguiente de tu llegada a la empresa. —Si, así es, el gusto es todo mío, espero que nos llevemos muy bien. —Yo también. —Bueno, llegué a mi destino— digo al llegar al piso de recursos humanos—nos vemos más tarde en la hora del almuerzo. Entro a recursos humanos y le entrego los papeles a una de las personas en los cubículos, a mandato de mi jefe, le explico de qué son y le pido que los archive, para luego dirigirme nuevamente al ascensor, esta vez me encuentro con Natalia. —Hola amiga—me saluda. —Hola Nat— la abrazo— como que un poquito tarde ¿verdad? —Si, es que uno de mis hijos se sentía mal, esperé a que se mejorara para poder venir. —¡Ah, me alegro de que ya esté mejor! —Si y ¿qué tal tu primera noche en casa de mi hermano? —Normal, ni siquiera lo vi. —Me imagino que eso te hizo feliz—reímos. —No se permite charlar fuera de oficina y sin tema de trabajo sobre la mesa, esto no es un parque de diversiones—interrumpe Darío, quien se encuentra fuera de las puertas del ascensor, al parecer va a salir— y tú ¿por qué llegas tan tarde? —David no se sentía bien—explica Nat. —Permiso— pido antes de salir para irme a la oficina. —Señorita—revisa su reloj—ya casi es hora de almorzar, puede irse al comedor, cerré la oficina, vuelvo antes de que termine para que revise algunos correos. —Natalia— esta vez se dirige a su hermana—quedas a cargo, voy a la empresa del papá de Kris, volvieron a discutir. Me encamino hacia el comedor, me alegra que Dario haya tenido que irse, así no tengo que hacer fila para la comida, Matías me la buscó, pero eso no significa que lo vaya a hacer todos los días. —Buenas tardes—saludo a la cocinera. —Buenas tardes. —¿Me podría servir?—pregunto. —Claro—toma una bandeja con un plato encima y lo llena de la comida del día. —Muchas gracias— le agradezco mientras tomo la bandeja. En una esquina veo una pequeña mesa para dos, alejada de las demás. —Perfecto— digo en voz baja. Me siento y empiezo a degustar la comida, no está nada mal para ser la comida de un comedor, al contrario, da ganas de pedir más. Minutos después llega Matías con su bandeja en mano. —No me esperaste, espero que te caiga mal—dice en broma—golpeo su hombro— no me desees más cosas negativas, no corro con mucha suerte—respondo— ahorita me da una diarrea de tres días. Reímos. —¿Qué tal tu día laboral?—pregunta. —Todo bien, ¿y el tuyo? —Normal. Matías me hace sentir cómoda, es de esas personas con las que conectas a penas las conoces. —¿Y cómo llegó una chica tan joven a Johnson's?—pregunta interesado—Darío no es de contratar a personas tan jóvenes, no creo que seas profesional, Sofía y yo somos los menores aquí y tenemos 24. —Natalia se lo pidió—evité contarle lo que sucedió en casa de mamá— tengo 18, estoy por entrar a la universidad. —Entiendo, ¿caso especial? —Si. —Mi prima y su complejo de salvadora—ríe, lo que hace que yo también estalle en risas. Suena una campana indicándonos que es hora de irnos a nuestros respectivos puestos de trabajo, apuesto mis ahorros a que esto fue idea de Darío, ya que es tan estricto con los horarios. —Nos vemos más tarde, me despido. Me voy a la oficina, la cual ya está ocupada por el gruñón de mi jefe, pero esta vez más relajada, Matías es del tipo de personas con las que charlas y se te reinicia la vida, sientes que esta duele menos. —Tenga—me entrega la tablet— lea los correos y solo notifíqueme si encuentra alguno importante. Empiezo a abrir los correos y le aviso cuando veo reuniones, invitaciones y otros asuntos importantes, también los anoto en la agenda, para no olvidarlos. No he terminado de abrir todos los correos, cuando escucho el timbre de salida, recojo mis cosas, me despido y salgo con mi jefe pisándome los talones, al parecer tiene algo que hacer, puesto que hoy salió muy rápido, tengo entendido, por comentarios que he escuchado en el comedor, él siempre espera a que salgan todos los trabajadores para no tener contacto con nadie, solo he venido dos días y ya lo sé, yo no busco los chismes, ellos me encuentran. Salgo de la empresa a esperar que pase algún taxi, cuando veo el auto que el padre de Enrique le regaló por sus 18 años, pararse frente a mí. —Buenas tardes señorita Naylea, ¿desea usted que la lleve?— le sonrío y me subo al vehículo, estoy muy emocionada, con todo lo que me pasó no había podido comunicarme con él. —¿Qué haces aquí?—pregunto un poco confundida. —Stheisy me lo contó todo, lamento que hayas tenido que pasar por eso— lo que me hace romper a llorar apenas lo escucho hablar, lloro por lo de mi madre, lloro por la lluvia que me acompañó esa noche, lloro por el asalto, lloro porque esto me duele mucho, lloro por todo lo que me ha pasado desde ese día. Enrique me atrae hacia su pecho, a veces sufrimos y lo reprimimos, pero cuando nos reunimos con una persona a la cual queremos mucho y le tenemos confianza todo lo reprimido sale, de alguna forma u otra siento que he estado fingiendo estar bien, en especial con Sthi, porque sabía que ella tendría que irse y si me dejaba en un mar de llantos se culparía por dejarme rota. —¿A dónde te estás quedando? —pregunta interesado—en casa de mi jefe, arranca y te guío. Enrique hace lo que le pido y pone el auto en marcha. —Sabes que si así lo deseas te puedes quedar en mi casa, yo hablo con mis padres y te quedas en mi habitación, yo dormiría en el sofá. —Tranquilo, estoy bien donde estoy, mi jefe es difícil, pero podré sobrellevarlo, no quiero incomodarte, tampoco a tu familia. —Sabes que mi madre te adora, no serás molestia y yo por ti, dormiría hasta en una cama de púas. —¡Awww! Ya nos estamos poniendo sentimentales— digo en forma de burla—en serio, tranquilo, solo será hasta final de mes, luego alquilaré un departamento. —Ok, pero si tu jefe te falta al respeto, no dudes en venir a casa, Stheisy me estuvo hablando sobre el temperamento que se carga. —Está bien, te lo prometo. Al llegar a casa de Darío, nos bajamos en la entrada. —Si quieres te puedo pasar a buscar todos los días y llevarte al trabajo camino a la escuela, luego te recojo en las tardes. —¿Harías eso por mí? —Eso y más—me abraza—quiero que te cuides y que sepas que cualquier cosa que necesites, estoy aquí para ti, conoces el número de mi casa, cualquier cosa me llamas—lo aprieto aún más fuerte, mientras siento una lágrima deslizarse por mi mejilla, no duramos mucho unidos, porque siento a alguien tomarme del brazo y alejarme de Enrique. —Naylea, ¿Necesito repetirte las reglas de esta casa?—pregunta ¿Dario?— mi casa se respeta, no la conviertas en un burdel. Me zafo de su agarre y lo encaro. —No, no necesita repetírmelas, Enrique solo me vino a traer, pero ya se va. —Y usted ¿Por qué diablos le hablas así a Naylea?—interfiere mi amigo —Porque esta es mi casa y no voy a permitir que nadie llegue a romper mis reglas— habla exaltado. —Tus reglas y tú son pura basura, a Naylea no la trates así, respeta—responde de igual forma. Enrique siempre ha sido difícil, no tolera las faltas de respeto, menos a las personas que quiere, se hace matar por sus seres queridos. Darío se acerca con tanta rapidez que no me deja reaccionar y toma a mi amigo del polocher. ¿Qué rayos está pasando? —Mira mocoso, no sé quién te dió el derecho de levantarme la voz, al parecer no sabes con quién estás hablando. —Si sé, con un idiota que cree que tener dinero lo hace mejor que los demás. —Mejor que tú si, ¿te molestan mis reglas? Toma a tu amiga y lárgate. Naylea, mañana espero ver tu carta de renuncia en mi escritorio a primera hora. —Eso haré, me la llevaré lejos de ti. ¿Qué? No. —Señor Darío, disculpe a mi amigo, ya él se va— en otras circunstancias me hubiese ido con Enrique, sin pensarlo dos veces, pero, esta vez me toca quedarme, necesito el trabajo, no puedo simplemente plantarme en la casa de Enrique a ser una carga para sus padres, puesto que este no trabaja. Ahora es Enrique quien me toma del brazo. —¿Qué estás haciendo?— susurra sorprendido. —No me puedo ir, necesito el trabajo. Vete por favor. —Esto es insólito—se queja, pero decide bajar la guardia al ver mi rostro serio— okay, entiendo, me iré para no ocasionarte más problemas, pero prométeme que tratarás de conseguir otro trabajo. —Te lo prometo. —Mañana te estaré esperando en la esquina a las 7:00 am para llevarte al trabajo, mi oferta sigue en pies. Veo a mi amigo subirse a su auto preocupado, que esté así por mi culpa me duele. —Naylea, entre a la casa, deje de ser dramática, puede ver a su amigo las veces que quiera, solo que no en mi casa—habla simple. Hice lo que me pidió y lo seguí avergonzada con la mirada de todos los trabajadores encima. Darío lo nota y se detiene en seco— si alguien comenta algo de lo que acaba de suceder y mi nombre se ve involucrado, será despedido, se acabó el show, vuelvan a su trabajo. Necesito resistir el tiempo que sea posible.¡No puedo creer que mi madre haya hecho esto!Camino por las calles titiritando, la lluvia cae sobre mi cuerpo, mientras lucho por encontrar algún lugar donde pueda cubrirme de ella; mi flequillo pegado a mi cara, mis pantuflas chapoteando y mi pequeña pijama empapada son el reflejo de la terrible noche que estoy viviendo.Intento ser fuerte, pero siento que en cualquier momento me podría derrumbar, es demasiado para mí.———————————————————————————-Capítulo 1:*Ese mismo día por la mañana*LunesJusto cuando me estaba robando un pañuelo con el sudor de Harry Styles, mi alarma me despierta.Me levanto y camino hacia el espejo a observar mi cara, la noche anterior me dormí tarde por estar leyendo, pero ni modo, tengo que ir a la universidad.¿Por qué existe la escuela?¿Por qué me acosté tan tarde?Son los pensamientos que inundan mi cabeza mientras me dirijo al baño a hacer mis necesidades y a tomar una ducha bien fría que me mantenga despierta al menos los dos primeros temas del exam
—Bueno, ponte cómoda, veré si encuentro algo seco para ti.Recorro todo el lugar con la mirada, estamos en la sala, es muy amplia, de colores neutros como el gris plomo y el blanco, tiene una gran escalera que da al segundo piso, los muebles tienen un tapizado precioso; no está muy cargada, una planta en la esquina hace el ambiente más cálido, tiene un gran ventanal.—Toma esto—dice Natalia bajando por las escaleras—te voy a llevar al baño para que te puedas arreglar.—Llévala al baño de servicio—dice Dario de mala gana.No sé porqué se comporta así, no le he dado razones para que me trate de esa forma, obviamente no le agrada la idea de que esté en su casa, ni siquiera había hablado hasta ahora, me hace sentir incómoda, me quiero ir.—No, irá al de mi habitación— dice su hermana tomándome de la mano.Se nota que es una persona muy agradable y decidida. Estos dos son muy diferentes, ella estaba dispuesta a ayudarme desde el primer momento en que me vió ahí tirada toda mojada.—Como se
DarioMe despierto por el insoportable ruido de mi alarma, me estiro y decido pararme. Me quito el bóxer para quedar completamente desnudo, entro a la ducha y dejo caer el agua sobre mi cuerpo.Hoy tengo ganas de usar un traje negro con una camisa azul cielo.Al salir del baño, tomo el traje que tenía en mente y me dirijo hacia el comedor, donde una de las señoras del servicio me tiene mi acostumbrado plato de frutas servido.—Buenos días Irisa— digo al llegar.—Buenos días señor Dario, ¿cómo está?—Muy bien, ¿y usted?.—Bien, la señorita Natalia le mandó a decir que se fue temprano porque tenía algo que hacer antes de llegar a la empresa.—Está bien—es lo único que contesto.Irisa es una señora mayor, lleva años en casa, desde antes del fallecimiento de mis padres, crecí con ella, es como una madre para mí.Tomo el tenedor y llevo el primer trozo de manzana a mi boca, seguido de esto, tomo un poco de jugo de naranja. Mientras me desayuno, reviso mis redes sociales, salí en el periódi
NayleaSalgo de la empresa echando humo, no quería demostrarle a Darío que su comentario sobre como voy vestida me afectó, no entiendo como una persona puede tener tan poquito tacto, él sabe mi situación y aún así no duda ni por un segundo hacerme sentir mal.Decido ir a la casa de mi madre, mi mejor amiga me dejó dinero suficiente para tomar tomar dos taxis (uno para ir para la empresa y otro de vuelta) pero necesito ir por mi ropa y mis ahorros.—Taxi—grito alzando mis manos—TAXIIIIISe para en frente de mí, abro la puerta y me subo.—Gracias señor.—A la orden—contesta—ponga en el GPS la ubicación del lugar al que quiere ir—dice señalando una pantalla que está pegada en la parte de atrás de su asiento—al final del recorrido le saldrá el costo del viaje.Me relajo en el asiento, cierro los ojos, quiero descansar aunque estoy segura de que llegaremos pronto, la casa de mi madre no queda tan lejos.—Señorita, llegamos.Observo la pantalla y saco el dinero del bolso para pagarle.—Muc
Naylea- MiércolesEntro a la empresa con toda la seguridad del mundo, que en segundos se esfumina al detallar al personal de esta, todos se ven muy maduros y profesionales, creo que soy la más joven aquí.—Buenos días—le digo a la recepcionista.—Buenos días señorita, ¿qué se le ofrece?—responde amablemente.—Quiero saber donde se encuentra el área de recursos humanos, necesito pasar a recoger un contrato.—En el piso dos, tome el ascensor.—Gracias.Me dirijo al ascensor fascinada por el tamaño de esta empresa, es enorme, creo que nunca me cansaré de decirlo, me siento como la primera vez que entré. Rápidamente me arrepiento de estar de curiosa porque choco con una persona que trae unos papeles.—¡Ay, lo siento!—digo antes de agacharme a ayudarlo a recoger todo lo que dejó caer por mi culpa.—No hay problema—dirige su vista a mí, es precioso, tiene una recortada militar que queda perfecta con su tipo de cara, sus facciones son duras y su cuerpo, a pesar de llevar traje, se ve ejercit
No sé en qué momento me dejé convencer por Stheisy para venir a esta fiesta. Ella, Matias, su novia y yo, nos adentramos a la gran casa.—¡Chicos, vinieron!Veo a Kris acercarse de manera despreocupada con un vasito rojo plástico en su mano izquierda, lleva un short verde de baño.—Hola amigo—se dan un cálido apretón de mano, yo solo observo la escena.—¡Amanda volviste!, ¿cómo te fue?—Muy bien, los colombianos y sus comidas se robaron mi corazón—responde esta con emoción.—¡Naylea!— dirige su atención hacia mí—me alegra que estés aquí.Lo saludo un poco tímida, me arrepiento de haber venido, a juzgar por la cantidad de vehículos del parqueo, hay muchas personas.—Vengan, la fiesta es aquí atrás.Salimos al patio, es hermoso y espacioso, tiene una piscina, algunas mesas con sombrillas, sillas de playa y varias parrillas situadas en distintos lugares, al fondo se aprecia a ver un gazebo, distintos tipos de árboles, una pequeña cascada y muchas flores de distintos colores.Nos sentamos
Sthi no se tomó nada mal lo del viaje, al contrario, se ofreció a buscarme un departamento cerca de la zona, ya que cuando regrese, no podré quedarme en su casa, ellos no estarán. Las pocas cosas que pude sacar de casa las dejé guardadas en la de Natalia.Nos dirigimos al aeropuerto en silencio, ambas con el semblante caído, la extrañaré mucho, pero estoy segura de que las cosas mejorarán y pronto estaremos juntas riéndonos de todo esto. Es impresionante el giro que dió mi vida de un día a otro, el Lunes mi único problema era levantarme temprano para ir a la universidad, hoy estoy camino al viaje del trabajo que me dará de comer.Por otro lado, no he vuelto a hablar con mi madre, no entiendo cómo se pudo haber dejado consumir por el miedo de perder a su esposo, el miedo a estar ¿sola?, he intentado ignorar todo, de verdad que si, pero no puedo simplemente seguir y fingir que no sucedió; un gran vacío se implantó en mi corazón y duele... Duele no haber sido suficiente para ella.—Llega
Estamos camino al hotel, ya está anocheciendo y estoy exhausta. Solo quiero llegar, darme un buen baño, ponerme pijama y acostarme a dormir por tres días seguidos.—Señorita Naylea, cuando lleguemos, acompáñeme a mi suite, necesito ver sus notas— ruedo los ojos al ver que mi plan tiene interrupciones—estoy hablando con usted, ¿es sorda?—No jefe, estaba entretenida, no hay problema.—Pues, para la próxima, no se entretenga, no olvide que usted vino a trabajar.Llegamos al hotel y nos dirigimos a la suite del gruñón, como ya lo había imaginado, despampanante, digna de él. Se dirigió al baño y salió con ropa de dormir, ¡genial! Él si puede estar cómodo y yo aún en tacones y ropa de trabajo. Nos sentamos en los muebles.—Diga—me hace seña para que empiece a hablar.Tomo la tablet y con cuidado leo todo lo que escribí en la reunión. Veo su semblante endurecerse, justo cuando creo que me va a gritar y decir que hago todo mal, de su boca salen estas palabras:—Buen trabajo, anotó puntos cla