10. Celebración

Darío

Luego de comer y conversar con los compradores, ya estoy en el hotel, es temprano, faltan tres horas para la celebración, por lo que decido quitarme a mi asistente de encima diciéndole que podría irse a descansar. Me dirijo a mi suite, para así estar fresco para la noche, una persona como yo siempre debe lucir impecable.

Entro y me despojo de mis pertenencias, tomo ropa de dormir limpia y me la pongo.

—Jefe—escucho que tocan mi puerta—es James.

Me levanto  y me dirijo a la puerta, necesito saber si pudo completar el encargo de hoy. Lo dejo pasar mientras me acomodo en la pequeña sala de mi habitación, James llega a mi lado y lo observo con atención.

—Todo salió mal, me engañó.

—¿Qué?— lo observo incrédulo—¿Cómo te pudiste haber dejado engañar por esa mujer?

—La fui a buscar como usted ordenó y le dije que me envió para comprarle todo lo que ella quisiera, que la única condición era que lo sucedido ayer quedara en el olvido, que no haga una controversia en los medios. Gastó todo lo que quiso y al final solo le mandó a decir que: si quiere su silencio, tendría que ir usted mismo.

Pero ¿qué...?

—Espérame abajo, en 10 minutos salimos a su casa.

Me acerco al armario y alcanzo el traje que tenía hace unos minutos, me lo coloco, tomo mis pertenencias y bajo a la recepción donde está James esperando por mí.

—Vamos—nos dirigimos al vehículo el cual poco segundos después es puesto en marcha por el anterior mencionado.

No soporto estar incluido en controversias estupidas, debí saber que involucrarme con la asistente de Leonardo me iba a traer problemas, no acostumbro a hacer estas cosas sin pensar, fue un error y como siempre he dicho: los errores se evitan, y si se cometen, se desaparecen.

Bajo del vehículo y toco la puerta, la cual es abierta algunos minutos después, dándome la oportunidad para entrar sin permiso.

—Estás terminando con mi paciencia, este será el último y primer aviso—amenazo—si abres la boca haré que te despidan, que ningún empresario te quiera contratar, te voy a rebajar tanto que no podrás soportar tu insignificante vida, si sabes lo que te conviene, la noche de anoche no existe—sé que hará lo que le ordeno, tiene las de perder—¿entendido?

—Si—contesta no muy segura.

—¿Entendido?—repito.

—Si señor.

—Así me gusta— me acerco a ella y palmeo su hombro—buena chica.

Acomodo mi saco y me dirijo a la puerta.

James no me preocupa, tiene años trabajando para mí familia, sabe que en este tipo de trabajos, lo principal es la discreción.

Tomo mi celular y reviso mi correo, tengo muchas invitaciones a lugares a los cuales no iré, pero que con certeza, haré que mi asistente envíe unos regalos.

—Señor, hemos llegado—

Me avisa James, al ver que estaba concentrado en mi celular.

—Recuerda pasarme a buscar a las 9:00 pm, hoy es la celebración.

Me retiro hacia mi suite, para descansar, esta madrugada fue muy ajetreada, ya que claramente, una de mis conquistas no entendió su lugar.

Es difícil encontrar a una mujer que me satisfaga sin involucrar los sentimientos, siempre me he considerado una persona muy organizada e intocable, por lo tanto tengo 4 reglas las cuales pocas mujeres logran cumplir:

1- Ninguna mujer puede tocar mi cabello, es señal de confianza.

2- No tengo sexo con una misma mujer más de una vez, así evito malentendidos.

3- No divulgar lo sucedido, no quiero shows mediáticos.

4-Ninguna mujer debe dormir conmigo.

No quiero ni debo crear un vínculo con alguna mujer, no son más que distracciones del momento.

Llego a la cama y me acuesto, esta vez no me molesto en quitarme el traje, no quiero perder tiempo.

                            •••

¡Maldita alarma, te odio!

Mi alarma acaba de sonar, avisándome que son las 8:00, es decir, tengo que arreglarme para el evento. Me levanto y dirijo al baño.

Al salir me acerco al armario para sacar el traje que estaré usando esta noche, es negro y debajo lleva una camisa roja acompañada de una corbata del mismo color del traje. Lo coloco encima de la cama y seco mi cuerpo con la toalla que segundos antes, lo cubría, tomo mi celular y envío un mensaje a mi asistente.

*Asistente Williams*

—Recuerde que hoy a las 9:00 tenemos una celebración, no se retrase.

—Si jefe, casi estoy lista.

Termino de amarrarme los cordones, tomo mi celular y salgo al pasillo, al mismo instante que  mi asistente. Puedo notar que hoy se ve un poco mejor de lo normal, lleva un vestido rojo, elegante, a la vez muy sugerente y provocativo; con apertura de pierna en la falda larga. Sus labios

del mismo tono del vestido, con un maquillaje natural y el pelo ondulado.

Le hago señas para que bajemos y me sigue de cerca. En la recepción se encuentra James esperando por nosotros, también lleva traje, puesto que hoy nos acompañará en todo momento.

—¡Guau, estás hermosa Naylea!—lo escucho decir.

—Tú no te quedas atrás, te ves muy guapo con ese traje—responde.

—Gracias, pero en serio, ¡estás preciosa!—¿Nos vamos?—pregunta mi chofer.

Asiento y me voy al parqueo, siento a ambos caminar detrás de mi; al llegar, James abre la puerta y entro al auto.

En el camino me dedico a observar por la ventana, es una noche muy viva y activa, hay muchas personas en la calle.

Llegamos a la celebración y no me sorprende el ver tanto lujo y personas importantes. Me acerco a saludar a los conocidos, los cuales me reciben muy alegres.

—Buenas noches Darío, ¿qué tal todo?

—Buenas noches, perfecto, como siempre.

—Ya veo—contesta refiriéndose a la celebración.

Miro orgulloso a mi alrededor, he cumplido todo lo que siempre soñé y más.

Río.

En una esquina veo a mis empleados hablando animosamente, sin embargo, no comparten con nadie, no comen, no toman, nada, solo hablan; me sorprendería si logran moverse de ahí el resto de la noche.

Me despido y me dirijo a uno de los camareros para tomar una bebida

—Dichoso los ojos que lo ven—escucho a mis espaldas, una voz femenina articular de manera provocativa—es difícil de encontrar—continúa.

—Todo depende de dónde me busque—me volteo y me sorprendo al ver semejante belleza, es una morena de ojos grandes, labios carnosos y pelo largo, lleva un vestido negro entallado al cuerpo, le queda hermoso.

—Catherine—extiende su mano la cual no dudo en tomar.

—No tengo que decirte quién soy.

Creo que esta noche terminará mejor de lo esperado.

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