Viernes
Me levanto súper cansada por todos los acontecimientos ocurridos en la madrugada, pero es tarde, tengo que levantarme y reportarme ante mi jefe para que sepa que estoy disponible, por si me necesita. Me deshago de mi pijama para dirigirme al baño, me encantaría quedarme en la tina un buen rato, pero no puedo, por lo que opto por abrir la ducha y dejar caer la lluvia artificial sobre mí; cierro los ojos al sentir el agua fría. Después de unos minutos de gloria, tengo que salir del baño y volver a mi realidad, me dirijo a mi maleta para buscar el atuendo de hoy. No he utilizado el closet de la habitación porque encuentro innecesario colgar ropa para estar tan pocos días, saco una falda roja pegada al cuerpo por encima de la rodilla, una blusa de mangas cortas con cuello tortuga y unos tacones de aguja. Salgo de la habitación y me dirijo a la de mi jefe, toco la puerta y espero su respuesta. —Buenos días— digo cuando diviso al hombre por el cual no pude dormir bien. Sale y sin decir alguna otra palabra, lo sigo hasta el vestíbulo— hoy me acompañará a una comida en la casa de uno de los inversionistas, posteriormente, vendremos al hotel a prepararnos para la celebración. Espero que no se distraiga y sea muy eficiente. No entiendo qué tanto puedo hacer en una comida, pero no pienso llevarle la contraria, por lo que me dedico a asentir. —Venga, desayunaremos aquí. Nos dirigimos a un restaurante del hotel y como el día anterior, Darío pide por mí. Han pasado varios minutos tediosos esperando por la comida, Darío está en su celular y yo solo lo veo a él y al lugar, tengo hambre y empiezo a echar de menos la presencia de James, por lo que no tardo mucho en preguntar. —Señor, ¿dónde se encuentra James?—pregunto lo más calmada y respetuosa posible. Levanta la cara de su celular para prestarme atención por primera vez desde que entramos al restaurante, cosa de la cual me arrepiento, puesto que su ceño se frunce en cuestión de segundos. ¡Por Dios! Esa es la única cara que conoce este hombre, se pondrá viejo antes de tiempo. —Lo que haga o deje de hacer mi personal, no es su problema, concéntrese en su trabajo que es lo que le corresponde. ¡Auch! Lo prefiero callado, ¡es un idiota! Voy a abrir la boca para responderle cuando se acerca una chica joven con lo que Darío había pedido para nosotros. —Buenos días, aquí está su pedido—saluda amablemente mientras coloca cada plato en su lugar— si necesitan algo no duden en avisarme. —Buenos días, graci— no logro terminar ya que soy interrumpida por mi arrogante jefe. —Lo único que necesito es que no me hagan esperar y perder mi valioso tiempo. —Disculpe señor, es que en la mañana hay muchas personas, por eso tardamos un poquito más. —Pues contraten a más personas para que los ayude—responde obvio— como sea. La chica asiente con tristeza y me mira a los ojos, aprovecho para disculparme en un susurro; trabajar con este hombre significa tirarse sus muertos. Bajo la vista y me dedico a detallar mi desayuno es un Omelette de jamón, queso y ajíes verdes, amarillos y rojos; tocineta, pan europeo, fruta y un vaso de Jugo de naranja. Tomo los utensilios de comer y me dedico a degustar el rico desayuno elegido por mi jefe, cierro los ojos, está muy bueno. —Adoro el Omelette—casi me atoro al escuchar a mi jefe. —Está muy bueno—contesto. Me siento extraña, primera vez que Darío me dirige la palabra para algo más que un reclamo o trabajo, me permitió conocer uno de sus gustos, fuera de los lujos que tanto presume. Decido no darle tantas vueltas al asunto y seguir comiendo, para él quizás solo fue un simple comentario, mientras yo me desgasto pensando el porqué lo hizo. —Terminé, le doy 10 minutos para que usted lo haga, mientras tanto haré una llamada—dicho esto, toma su celular y se levanta. Lo sigo con la mirada y lo diviso en una esquina, por sus gestos, puedo notar que está enojado, discute con alguien por el celular. —Pobre de ese ser humano—pensé. Me considero una persona sensible, muchas cosas me hieren, no tolero que las personas me griten o me traten mal, por eso, siento que tendré que esforzarme para mantener mi puesto en la empresa, Darío es una persona fría a la cual no le importa el como se sientan los demás, es duro darse cuenta que existen personas así, pero supongo que a este nivel, nada me debería de sorprender. Mi madre me dejó a mi suerte, por el miedo al abandono y es algo que nunca podré superar, por más que me esfuerce y por más bien que me vaya, en este mundo no existe una persona a la cual yo ame más que ella, espero que algún día abra los ojos y pueda salir de esa relación tan tóxica y dañina que lleva con mi padrastro, si fue capaz de sobrepasarse conmigo, que tiene años conociéndome, no sé qué pueda llegar a hacer con otras chicas. Me termino de beber mi jugo y veo a lo lejos a Darío haciéndome señas, me paro, tomo mis cosas y me acerco a él. Salimos del hotel y nos dirigimos a un auto negro que se encuentra en el estacionamiento, mi jefe se sube en el asiento del conductor y yo voy hacia la puerta de atrás para abrirla, sin embargo, una dura voz me interrumpe. —No soy su chófer. —Disculpe—suelto la puerta y me voy a la delantera. Es cuestión de segundos para que mi jefe arranque de repente. ¡No me dejó ponerme el cinturón! ¡Este hombre está loco! Estamos en camino a casa del comprador, aún me sigo preguntando por James, pero Darío dejó muy claro que no me diría nada. Por lo que opto por tomar mi celular y escribirle a mi mejor amiga y a la hermana de mi acompañante, para ver qué ha podido conseguir. Sthi —Hola mejor amiga —Hola Nay, ¿qué tal? —Muy bien, camino a una comida, ¿y tú? —Camino al aeropuerto —Buen viaje amiga, cuídate mucho. —Gracias, te llamo cuando lleguemos. Salgo del chat de Sthi para dirigirme al de Natalia, tengo un mensaje que no había leído. Nat —Buenos días Naylea, he estado investigando y no he encontrado nada, pero ya tengo la solución. —Gracias por todo, aunque no puedo negar que me preocupa un poquito tu mensaje. —Tranquila, no te quedarás en la calle. Confía en mí. Leo ese último mensaje y bloqueo mi celular, Nat tiene razón, me tranquilizaré, ella me acogió en el peor momento y gracias a ella tengo un trabajo, yo sé que no me fallará. Cierro los ojos y me relajo, según Darío, el comprador vive a unos 30 minutos del hotel. —Despierte—siento que soy sacudida bruscamente—despierte. — 10 minutos más mamá. —¿Qué? Un poquito más resignada abro los ojos y con lo primero que me topo son con los de mi guapo jefe, tiene la cara de culo que nunca lo abandona. —¡Qué eficiente mi asistente! Me incorporo y acomodo mi ropa para contestar. —Si cierto jefe que me mira con cara de odio no hubiera tenido noche de diversión, hoy estuviera descansada. ¿Necesito el trabajo? Si. ¿Dejaré que me ande pisoteando cada vez que quiera? No, nunca. Salgo del vehículo y acomodo mi falda, saco mi cartera, la tablet de trabajo y mi celular, guardo lo anteriormente mencionado y espero que mi jefe me guíe. —Por aquí—señala la puerta a la gran mansión, ¿estas personas cagan dinero o qué? Nos acercamos y presiona un botón al mismo tiempo que se acerca a este. —Darío. —Daisy te abrirá en un momento—responden por una bocina. Lo que hace a mi jefe alejarse del intercomunicador y posicionarse a mi lado. Segundos después nos abre una chica vestida con el uniforme de servicio. —Buenas tardes, pasen. —Gracias—respondo con amabilidad, mi jefe, como es de esperarse, no contesta. ¡Adoro su educación! Nos adentramos a la mansión y no veo nada más que exquisitez, es muy bonita, no puedo disimular mi cara de asombro. Mi jefe se acerca a mi oído y susurra: —Ambos sabemos que la mía es más grande y bonita—no puedo evitar sentir un pequeño escalofrío atravesar por mi espina dorsal. ¡Contrólate Naylea! Es solo tu jefe con su acostumbrado aire de grandeza y superioridad. Lo ignoro y sigo a Daisy hasta un gran comedor donde se encuentra uno de los hombres de ayer, el cual (siendo sincera) no recuerdo su nombre, pero de lo que si estoy segura es que es el jefe de la chica que estuvo esta madrugada en el hotel. No sé porqué, pero una risita sale de mi ser, haciendo que todos posen sus miradas en mí. ¡Ups! Me aclaro la garganta y saludo—buenas tardes señor. —Buenas tardes señorita Naylea—responde el comprador—Buenas tardes amigo—se dirige a mi jefe—ambos pueden tomar asiento, los demás no tardan en venir. —Gracias—respondo haciendo lo que me había ofrecido. Darío y él comienzan a hablar sin darme algún tipo de participación en la conversación. Cuando creo que moriré de aburrimiento escucho voces provenir de la puerta principal, creo reconocer sus dueños, sin embargo, lo confirmo cuando aparecen en mi campo de visión, son los dos compradores faltantes, ninguno anda con sus asistentes. ¿Qué hago yo aquí? Me remuevo incómoda en mi asiento, el simple hecho de ser la única asistente del lugar me desagrada, eso significa más horas escuchando conversaciones en las que no me incluyen y que sinceramente, tampoco me interesan, no sé porqué me trajo, no es una reunión de negocios, muy tranquila me pude haber quedado disfrutando de los lujos del hotel. —Ya que están todos, podemos comer, Daisy, traigan todo. En cuestión de segundos comienzan a llegar personas del servicio con distintos platillos, es asombroso, se me antoja comer de todo; es lo único bueno de estar aquí, aunque en el hotel pudiera estar comiendo muchas cosas buenas sin tener que soportar a estos cuatros hombres.DaríoLuego de comer y conversar con los compradores, ya estoy en el hotel, es temprano, faltan tres horas para la celebración, por lo que decido quitarme a mi asistente de encima diciéndole que podría irse a descansar. Me dirijo a mi suite, para así estar fresco para la noche, una persona como yo siempre debe lucir impecable. Entro y me despojo de mis pertenencias, tomo ropa de dormir limpia y me la pongo.—Jefe—escucho que tocan mi puerta—es James.Me levanto y me dirijo a la puerta, necesito saber si pudo completar el encargo de hoy. Lo dejo pasar mientras me acomodo en la pequeña sala de mi habitación, James llega a mi lado y lo observo con atención.—Todo salió mal, me engañó.—¿Qué?— lo observo incrédulo—¿Cómo te pudiste haber dejado engañar por esa mujer?—La fui a buscar como usted ordenó y le dije que me envió para comprarle todo lo que ella quisiera, que la única condición era que lo sucedido ayer quedara en el olvido, que no haga una controversia en los medios. Gastó tod
Darío me dió el día libre, por lo que desde ayer decidí que hoy me levantaría temprano para recorrer Paris, nunca hubiese venido y sería una lástima irme sin conocer.Anoche me tomé el tiempo de buscar en internet algunos lugares bonitos y sobretodo gratis, a los cuales podría ir caminando.Tomo mis cosas y me dirijo a la recepción del hotel, para darle inicio a mi tour, lo primero que haré es visitar un museo, llevo una botella de agua para la caminata, hoy será un día cansoso, pero valdrá la pena.Llego al museo y me deleito viendo tantas esculturas y cosas interesantes, a lo lejos alcanzo a ver un grupo de personas siendo guiadas por un hombre alto de tez oscura; me apresuro para alcanzarlos y unirme al recorrido.—Buenos días, bienvenidos todos a Musée du Quai Branly (El Museo del muelle Branly), mi nombre es Víctor Fuentes, los estaré guiando y enriqueciendo sus conocimientos durante este recorrido.—Buenos días respondemos todos al unísono.—¿Podemos empezar?—pregunta el susodi
Darío Estoy disfrutando de un exquisito platillo, en uno de los restaurantes del hotel, mientras mi guardaespaldas se encuentra a mi lado haciendo lo mismo.—Permiso señor Darío— me habla James, señalando su celular, se para de la mesa y toma la llamada cuando cree que está lo suficientemente retirado, lo alcanzo a ver y al juzgar por sus gestos, sé que se trata de un problema.Segundos después se acerca a la mesa corriendo.—Lo siento jefe, me tengo que ir, es Naylea, está perdida y herida—¿qué?—Espere, lo acompañaré— hago señas al mesero para que traiga la cuenta, pago y salimos rápidamente del hotel.Solo espero que no haya dejado perder mi tablet, tengo muchas cosas importantes ahí.Nos dirigimos al estacionamiento y nos subimos en mi vehículo.—A ver con qué saldrá esta niña ahora—musito.En pocos minutos llegamos al lugar, menos mal; James se baja y luego de unos segundos conversando, ambos se acercan al auto. Mi guardaespaldas se dirige al asiento del conductor, mientras que
¡Por fin volvimos! Nunca olvidaré este viaje, literalmente.Estamos en el camino del aeropuerto a la casa de Natalia, puesto que ella tiene mis pertenencias y noticias sobre el apartamento, ayer no pudimos hablar, por el tema de que no tengo celular.Mi jefe no me ha vuelto a hablar desde anoche que me prestó su celular, me agrada el silencio, puesto que solo abre la boca para insultar, juzgar y corregir; sin embargo, también me preocupa, tengo miedo a ser despedida, por eso anoche decidí aceptar que me llamara como lo hizo, no estoy en condiciones de contestar. Cada día estoy peor, bien que me decía Sthi que necesitaba tirarme de espalda en la playa a ver si así se me quita la mala suerte.Llegamos a la casa de Natalia, ella se encuentra afuera esperándonos.—Espero verla mañana temprano—se despide mi jefe.—Gracias por traerme señor, así será.—La verás antes de mañana hermanito—se incluye Natalia en la conversación.—¿De qué hablas?—Dario luce confundido ante las palabras de su he
Me levanto un poco cansada, ese viaje aún me está cobrando factura. Ayer pasé mi primera noche en la casa de mi jefe y no fue tan terrible, después de la conversación del despacho, no lo volví a ver. En la noche salí de mi habitación, donde estuve toda la tarde durmiendo, cené con la señora del servicio, quien ahora sé que se llama Irisa y me volví a acostar.Elijo un lindo conjunto de los que Dario me mandó a hacer cuando salimos de viaje y nunca usé.Me dirijo a la cocina donde se encuentra Irisa preparando un plato de frutas.—Buenos días Irisa, ¿qué tal?—entro saludando.—Buenos días, muy bien señorita ¿y usted?—Le dije que debía tutearme, soy Naylea—le recuerdo que soy una empleada más, así como Dario me lo recordó ayer.—¿Quiere fruta?, le estoy preparando un plato al señor, podría aprovechar para hacerle uno.—No, está bien, no se preocupe, me conformo con un poco de café, ¿puedo tomar?—Si, claro, hay suficiente.Darío al parecer no ha bajado, seguro se levanta después de mí,
¡No puedo creer que mi madre haya hecho esto!Camino por las calles titiritando, la lluvia cae sobre mi cuerpo, mientras lucho por encontrar algún lugar donde pueda cubrirme de ella; mi flequillo pegado a mi cara, mis pantuflas chapoteando y mi pequeña pijama empapada son el reflejo de la terrible noche que estoy viviendo.Intento ser fuerte, pero siento que en cualquier momento me podría derrumbar, es demasiado para mí.———————————————————————————-Capítulo 1:*Ese mismo día por la mañana*LunesJusto cuando me estaba robando un pañuelo con el sudor de Harry Styles, mi alarma me despierta.Me levanto y camino hacia el espejo a observar mi cara, la noche anterior me dormí tarde por estar leyendo, pero ni modo, tengo que ir a la universidad.¿Por qué existe la escuela?¿Por qué me acosté tan tarde?Son los pensamientos que inundan mi cabeza mientras me dirijo al baño a hacer mis necesidades y a tomar una ducha bien fría que me mantenga despierta al menos los dos primeros temas del exam
—Bueno, ponte cómoda, veré si encuentro algo seco para ti.Recorro todo el lugar con la mirada, estamos en la sala, es muy amplia, de colores neutros como el gris plomo y el blanco, tiene una gran escalera que da al segundo piso, los muebles tienen un tapizado precioso; no está muy cargada, una planta en la esquina hace el ambiente más cálido, tiene un gran ventanal.—Toma esto—dice Natalia bajando por las escaleras—te voy a llevar al baño para que te puedas arreglar.—Llévala al baño de servicio—dice Dario de mala gana.No sé porqué se comporta así, no le he dado razones para que me trate de esa forma, obviamente no le agrada la idea de que esté en su casa, ni siquiera había hablado hasta ahora, me hace sentir incómoda, me quiero ir.—No, irá al de mi habitación— dice su hermana tomándome de la mano.Se nota que es una persona muy agradable y decidida. Estos dos son muy diferentes, ella estaba dispuesta a ayudarme desde el primer momento en que me vió ahí tirada toda mojada.—Como se
DarioMe despierto por el insoportable ruido de mi alarma, me estiro y decido pararme. Me quito el bóxer para quedar completamente desnudo, entro a la ducha y dejo caer el agua sobre mi cuerpo.Hoy tengo ganas de usar un traje negro con una camisa azul cielo.Al salir del baño, tomo el traje que tenía en mente y me dirijo hacia el comedor, donde una de las señoras del servicio me tiene mi acostumbrado plato de frutas servido.—Buenos días Irisa— digo al llegar.—Buenos días señor Dario, ¿cómo está?—Muy bien, ¿y usted?.—Bien, la señorita Natalia le mandó a decir que se fue temprano porque tenía algo que hacer antes de llegar a la empresa.—Está bien—es lo único que contesto.Irisa es una señora mayor, lleva años en casa, desde antes del fallecimiento de mis padres, crecí con ella, es como una madre para mí.Tomo el tenedor y llevo el primer trozo de manzana a mi boca, seguido de esto, tomo un poco de jugo de naranja. Mientras me desayuno, reviso mis redes sociales, salí en el periódi