Estamos camino al hotel, ya está anocheciendo y estoy exhausta. Solo quiero llegar, darme un buen baño, ponerme pijama y acostarme a dormir por tres días seguidos.
—Señorita Naylea, cuando lleguemos, acompáñeme a mi suite, necesito ver sus notas— ruedo los ojos al ver que mi plan tiene interrupciones—estoy hablando con usted, ¿es sorda? —No jefe, estaba entretenida, no hay problema. —Pues, para la próxima, no se entretenga, no olvide que usted vino a trabajar. Llegamos al hotel y nos dirigimos a la suite del gruñón, como ya lo había imaginado, despampanante, digna de él. Se dirigió al baño y salió con ropa de dormir, ¡genial! Él si puede estar cómodo y yo aún en tacones y ropa de trabajo. Nos sentamos en los muebles. —Diga—me hace seña para que empiece a hablar. Tomo la tablet y con cuidado leo todo lo que escribí en la reunión. Veo su semblante endurecerse, justo cuando creo que me va a gritar y decir que hago todo mal, de su boca salen estas palabras: —Buen trabajo, anotó puntos claves que son fáciles de olvidar pero que juegan un gran papel en el negocio. —Gracias. —Ya puede irse—Salgo de la suite y me dirijo a mi habitación, al instante siento una sensación de alivio, mi primera reunión y supe como manejarla, si sigo así, no tendré problemas con mi jefe. Estoy orgullosa de mí, no me he dejado caer. Me deshago de mi ropa y me dirijo a la tina, quiero darme un relajante baño de burbujas. Preparo el agua y me adentro en ella. —Esto es vida—susurro con satisfacción. Cierro los ojos y me dedico a relajarme, relajación que dura poco, puesto que escucho mi teléfono sonar. Salgo de la tina con mucho cuidado, lo busco y tomo la llamada; mis ojos se iluminan al ver de quién se trata. —¡Tan rápido me dejaste de querer!—río al escuchar a mi mejor amiga hacer drama. —Perdón por no llamarte, se me olvidó, llegué muy cansada y después tuve trabajo, ¿cómo te ha ido con la búsqueda? —Terrible, nunca me imaginé que sería tan difícil conseguir un lugar en donde vivir en un día—contesta triste—temo a que te quedes en la calle por mi culpa. —Tranquila, no es tu culpa, al contrario, contigo y tu familia, estoy más que agradecida, me las ingeniaré, ya verás. —Es que ya nos vamos mañana y no he podido conseguir nada—responde con pesar. —No te preocupes, hablaré con Natalia a ver si me puede ayudar. —Okay amiga, buenas noches— noto la desilusión en su voz, quizás era importante para ella conseguir un departamento para mí. —Te quiero, bye, no te preocupes, tranquila—repito. Corto la llamada y me dirijo a la esquina donde se encuentra mi maleta para sacar mi pijama, luego de esto me recuesto a usar mis redes sociales, tengo sueño, pero no me quiero acostar ahora, puesto que me levantaría muy temprano y no tengo nada que hacer en la mañana; la celebración por el contrato de ayer es en la noche. Entro a mis mensajes y decido escribirle a Natalia, cuanto antes sepa de mi búsqueda, mejor. —Buenas noches Natalia—escribo. —Buenas noches, me agarraste en línea, estaba a punto de irme a dormir, ¿qué te hizo el gruñón de mi hermano? —Hasta ahora, nada—solo me vió desnuda, me falta al respeto y me trata sin un poco de empatía— te escribo porque necesito que me ayudes en algo. —Me alegro que no te haya hecho pasar malos ratos, ¿para qué soy buena? —Es que necesito un lugar donde vivir, mi mejor amiga se va del país y su casa ya está vendida. —¿Quieres que te busque un departamento? —Exacto. —No hay problema, mañana mismo me pongo en eso. —Gracias. —Para eso están las amigas. Suelto el celular en la mesita de noche y me acomodo para dormir; cuando ya estoy quedándome dormida, escucho a una persona llorar. Como toda chismosa, salgo de la habitación en busca de los llantos, pero no tengo que esforzarme mucho, ya que encuentro a una chica pelirroja sentada llorando, fuera de la habitación de mi jefe, siento que la he visto en algún lugar, pero no sé dónde. —Eres un imbecil, ¿Por qué no puedo dormir contigo?—grita sin aún notar mi presencia—al menos llévame a casa—baja un poco la voz—¿pretendes que me vaya sola? Este abre la puerta y la toma del brazo con cierta brusquedad, que nos sorprende a ambas, lo sé porque esta se voltea y por primera vez, me da la cara, es una de las asistentes de los empresarios de hoy en la tarde, me quedo en estado de shock observando la situación frente a mí. —Te dije que no duermo con ninguna mujer, deja de llorar y lárgate, desde el inicio quedamos en que esto solo sería diversión, no esperes nada más de mí. Se seca las lagrimas y se va, supongo que el verme ahí le dió vergüenza. No sé en qué momento me sumí en mis pensamientos, pues cuando volví a la realidad, mi jefe ya estaba frente a mí. —¿Nunca le han dicho que escuchar conversaciones ajenas es de maleducados?— me enfrenta hecho una furia. —Disculpe, escuché a alguien llorar y salí a ver si podía ayudar— me toma de los hombros y me adentra a la habitación de la misma forma con que tomó a la chica, para luego ordenarme: —No quiero que salga de aquí— y se va dando un portazo. —Idiota— musito en la oscuridad de la habitación. Cada día me sorprendo más de las acciones de Darío, ¿cómo puede ser tan cruel? Me encojo de hombros y vuelvo a la cama, al final del día, los problemas de mi jefe y sus conquistas no son míos, siento pena por la chica, pero no hay nada que yo pueda hacer. Cierro los ojos, pero no consigo reconciliar el sueño, doy vueltas en la cama desesperada, no sé qué hacer. Tomo mi celular y conecto los audífonos, Heather de Conan Gray empieza a sonar, cierro los ojos moviendo la cabeza al ritmo de la música ¡esto es vida! Minutos después caigo en los brazos de Morfeo. Me espanto al escuchar golpes en mi puerta, ¿qué quiere Darío ahora?, ¿será que hoy no podré dormir? Miro la hora en el despertador de la mesita, las 4:00 de la mañana, me levanto a regañadientes y me dirijo a la puerta. —Buenos ¿días? Jefe, ¿qué necesita?—pregunto sarcástica, cosa que él nota, ya que me lanza una mirada recriminatoria. Entra a la habitación sin contestar y se sienta en la cama. Al ver que no tiene intenciones de hablar, tomo la iniciativa. —¿Qué necesita?—pregunto por segunda vez, quiero que se vaya y me deje dormir de una buena vez. —¿Cuánto quiere?—pregunta de repente. No sé a qué se refiere. —¿Qué?—exclamo confundida. —¿Cuánto quiere para que se quede callada y no cuente nada de lo que vió hoy?—¿me está ofreciendo dinero?—¿me está ofreciendo dinero?— saco la pregunta de mi cabeza. —Soy un empresario muy exitoso y conocido, no puedo darme el lujo de estar incluido en polémicas. —Y ¿por qué cree que tengo ganas de hablar de usted? —Porque está en un momento difícil, hará lo posible por conseguir dinero. —Yo no soy así, tengo valores, respete—respondo cruzándome de brazos. —¿Valores que le inculcó la mujer que la sacó de casa?—pregunta sin un poco de tacto. —Usted es un...un—titubeo—es un irrespetuoso que cree que el dinero lo es todo y los demás son tan crueles y egoísta como lo es usted; yo nunca utilizaría algo de su vida personal para sacarle provecho, salga de mi habitación, necesito dormir y no se preocupe, su escenita con la asistente de su socio, no será divulgada, espero que pueda descansar. Me dirijo a la puerta y la abro haciéndole señas para que salga. ¡Qué estresante es lidiar con este hombre! -Ingenua— susurra antes de levantarse—cualquiera hubiera aprovechado la situación—sale de la habitación dejando la puerta abierta. —No soy cualquiera, si las personas que los rodean actúan de esa forma, debería empezar a cuestionarse con qué clase de personas convive o qué clase de persona es usted, bien dicen que uno atrae lo que es. Como repuesta, entra a su habitación y cierra la puerta, imito su acción y me dirijo a la cama. —¡Al fin!—suspiro para volver a dormir.ViernesMe levanto súper cansada por todos los acontecimientos ocurridos en la madrugada, pero es tarde, tengo que levantarme y reportarme ante mi jefe para que sepa que estoy disponible, por si me necesita. Me deshago de mi pijama para dirigirme al baño, me encantaría quedarme en la tina un buen rato, pero no puedo, por lo que opto por abrir la ducha y dejar caer la lluvia artificial sobre mí; cierro los ojos al sentir el agua fría.Después de unos minutos de gloria, tengo que salir del baño y volver a mi realidad, me dirijo a mi maleta para buscar el atuendo de hoy. No he utilizado el closet de la habitación porque encuentro innecesario colgar ropa para estar tan pocos días, saco una falda roja pegada al cuerpo por encima de la rodilla, una blusa de mangas cortas con cuello tortuga y unos tacones de aguja.Salgo de la habitación y me dirijo a la de mi jefe, toco la puerta y espero su respuesta.—Buenos días— digo cuando diviso al hombre por el cual no pude dormir bien.Sale y sin de
DaríoLuego de comer y conversar con los compradores, ya estoy en el hotel, es temprano, faltan tres horas para la celebración, por lo que decido quitarme a mi asistente de encima diciéndole que podría irse a descansar. Me dirijo a mi suite, para así estar fresco para la noche, una persona como yo siempre debe lucir impecable. Entro y me despojo de mis pertenencias, tomo ropa de dormir limpia y me la pongo.—Jefe—escucho que tocan mi puerta—es James.Me levanto y me dirijo a la puerta, necesito saber si pudo completar el encargo de hoy. Lo dejo pasar mientras me acomodo en la pequeña sala de mi habitación, James llega a mi lado y lo observo con atención.—Todo salió mal, me engañó.—¿Qué?— lo observo incrédulo—¿Cómo te pudiste haber dejado engañar por esa mujer?—La fui a buscar como usted ordenó y le dije que me envió para comprarle todo lo que ella quisiera, que la única condición era que lo sucedido ayer quedara en el olvido, que no haga una controversia en los medios. Gastó tod
Darío me dió el día libre, por lo que desde ayer decidí que hoy me levantaría temprano para recorrer Paris, nunca hubiese venido y sería una lástima irme sin conocer.Anoche me tomé el tiempo de buscar en internet algunos lugares bonitos y sobretodo gratis, a los cuales podría ir caminando.Tomo mis cosas y me dirijo a la recepción del hotel, para darle inicio a mi tour, lo primero que haré es visitar un museo, llevo una botella de agua para la caminata, hoy será un día cansoso, pero valdrá la pena.Llego al museo y me deleito viendo tantas esculturas y cosas interesantes, a lo lejos alcanzo a ver un grupo de personas siendo guiadas por un hombre alto de tez oscura; me apresuro para alcanzarlos y unirme al recorrido.—Buenos días, bienvenidos todos a Musée du Quai Branly (El Museo del muelle Branly), mi nombre es Víctor Fuentes, los estaré guiando y enriqueciendo sus conocimientos durante este recorrido.—Buenos días respondemos todos al unísono.—¿Podemos empezar?—pregunta el susodi
Darío Estoy disfrutando de un exquisito platillo, en uno de los restaurantes del hotel, mientras mi guardaespaldas se encuentra a mi lado haciendo lo mismo.—Permiso señor Darío— me habla James, señalando su celular, se para de la mesa y toma la llamada cuando cree que está lo suficientemente retirado, lo alcanzo a ver y al juzgar por sus gestos, sé que se trata de un problema.Segundos después se acerca a la mesa corriendo.—Lo siento jefe, me tengo que ir, es Naylea, está perdida y herida—¿qué?—Espere, lo acompañaré— hago señas al mesero para que traiga la cuenta, pago y salimos rápidamente del hotel.Solo espero que no haya dejado perder mi tablet, tengo muchas cosas importantes ahí.Nos dirigimos al estacionamiento y nos subimos en mi vehículo.—A ver con qué saldrá esta niña ahora—musito.En pocos minutos llegamos al lugar, menos mal; James se baja y luego de unos segundos conversando, ambos se acercan al auto. Mi guardaespaldas se dirige al asiento del conductor, mientras que
¡Por fin volvimos! Nunca olvidaré este viaje, literalmente.Estamos en el camino del aeropuerto a la casa de Natalia, puesto que ella tiene mis pertenencias y noticias sobre el apartamento, ayer no pudimos hablar, por el tema de que no tengo celular.Mi jefe no me ha vuelto a hablar desde anoche que me prestó su celular, me agrada el silencio, puesto que solo abre la boca para insultar, juzgar y corregir; sin embargo, también me preocupa, tengo miedo a ser despedida, por eso anoche decidí aceptar que me llamara como lo hizo, no estoy en condiciones de contestar. Cada día estoy peor, bien que me decía Sthi que necesitaba tirarme de espalda en la playa a ver si así se me quita la mala suerte.Llegamos a la casa de Natalia, ella se encuentra afuera esperándonos.—Espero verla mañana temprano—se despide mi jefe.—Gracias por traerme señor, así será.—La verás antes de mañana hermanito—se incluye Natalia en la conversación.—¿De qué hablas?—Dario luce confundido ante las palabras de su he
Me levanto un poco cansada, ese viaje aún me está cobrando factura. Ayer pasé mi primera noche en la casa de mi jefe y no fue tan terrible, después de la conversación del despacho, no lo volví a ver. En la noche salí de mi habitación, donde estuve toda la tarde durmiendo, cené con la señora del servicio, quien ahora sé que se llama Irisa y me volví a acostar.Elijo un lindo conjunto de los que Dario me mandó a hacer cuando salimos de viaje y nunca usé.Me dirijo a la cocina donde se encuentra Irisa preparando un plato de frutas.—Buenos días Irisa, ¿qué tal?—entro saludando.—Buenos días, muy bien señorita ¿y usted?—Le dije que debía tutearme, soy Naylea—le recuerdo que soy una empleada más, así como Dario me lo recordó ayer.—¿Quiere fruta?, le estoy preparando un plato al señor, podría aprovechar para hacerle uno.—No, está bien, no se preocupe, me conformo con un poco de café, ¿puedo tomar?—Si, claro, hay suficiente.Darío al parecer no ha bajado, seguro se levanta después de mí,
¡No puedo creer que mi madre haya hecho esto!Camino por las calles titiritando, la lluvia cae sobre mi cuerpo, mientras lucho por encontrar algún lugar donde pueda cubrirme de ella; mi flequillo pegado a mi cara, mis pantuflas chapoteando y mi pequeña pijama empapada son el reflejo de la terrible noche que estoy viviendo.Intento ser fuerte, pero siento que en cualquier momento me podría derrumbar, es demasiado para mí.———————————————————————————-Capítulo 1:*Ese mismo día por la mañana*LunesJusto cuando me estaba robando un pañuelo con el sudor de Harry Styles, mi alarma me despierta.Me levanto y camino hacia el espejo a observar mi cara, la noche anterior me dormí tarde por estar leyendo, pero ni modo, tengo que ir a la universidad.¿Por qué existe la escuela?¿Por qué me acosté tan tarde?Son los pensamientos que inundan mi cabeza mientras me dirijo al baño a hacer mis necesidades y a tomar una ducha bien fría que me mantenga despierta al menos los dos primeros temas del exam
—Bueno, ponte cómoda, veré si encuentro algo seco para ti.Recorro todo el lugar con la mirada, estamos en la sala, es muy amplia, de colores neutros como el gris plomo y el blanco, tiene una gran escalera que da al segundo piso, los muebles tienen un tapizado precioso; no está muy cargada, una planta en la esquina hace el ambiente más cálido, tiene un gran ventanal.—Toma esto—dice Natalia bajando por las escaleras—te voy a llevar al baño para que te puedas arreglar.—Llévala al baño de servicio—dice Dario de mala gana.No sé porqué se comporta así, no le he dado razones para que me trate de esa forma, obviamente no le agrada la idea de que esté en su casa, ni siquiera había hablado hasta ahora, me hace sentir incómoda, me quiero ir.—No, irá al de mi habitación— dice su hermana tomándome de la mano.Se nota que es una persona muy agradable y decidida. Estos dos son muy diferentes, ella estaba dispuesta a ayudarme desde el primer momento en que me vió ahí tirada toda mojada.—Como se