Capítulo 2

Kyrios se sacudió al entrar en el infernal escenario. Su agudo olfato de lobo le ardió al respirar el humo.

—Maldita seas, humana necia—Los hombres lobos no podían hablar en su forma de lobo, así que solo podía transmitir las palabras, pero Kyrios gruñó al ver a la humana que había elegido, agonizando en su propia sangre. Qué desperdicio. La empujó con su hocico y la volteó—. Levántate, te he escogido como pareja, no puedes morir y dejarme solo en este asqueroso mundo…

La humana no dio señales de vida. Por Dios. ¿Qué había hecho para merecer este castigo? Ah, sí, ya lo recordaba.

Sin más remedio, cambió parcialmente su forma de hombre lobo, manteniendo las garras, el pelo en algunas partes y su rostro algo lupino pero más humano. Esta forma le dolía como el infierno, más que su forma completa de hombre lobo, pero necesitaba usar sus manos y su boca sin ser patas y hocico.

Acarició a la pelirroja en su regazo.

—No puedes morir humana, te lo prohíbo. No sin mi consentimiento—Kyrios acercó su rostro al cuello de la mujer y aspiró su aroma. Oh sí, a su lobo le encantaba ese olor. Sin demora, abrió la almohadilla de su dedo pulgar y se lo frotó por la sien, en un gesto y trazo que ya había hecho muchas veces, marcando su sangre en la mente de la pelirroja—¡Despierta ya y vámonos!

Porque Kyrios no quería buscar a otra falsa pareja, no quería encontrar a otra humana y lo que era peor, no quería usar el aliento redentor con esa criatura de la raza humana.

—Me vas a servir como un enlace al mundo de los humanos. Tu cuerpo me pertenece.

Beltaine sintió una especie de electricidad recorrer desde la superficie de su frente hasta el dedo chiquito de su pie. Se arqueó, sintiendo el dolor sordo haciendo que todos sus nervios enloquezcan para después abrir los ojos y comenzar a toser como loca. El humo estaba saliendo repentinamente de sus pulmones, como si algo la ayudara a mantenerse con vida y a eliminar la toxicidad del humo del fuego de su sistema.

Parpadeó lánguidamente al ver una sombra muy cerca de su rostro. 

—¿Qué?—jadeó. Tiene mucho calor—. ¿Quién…eres tú?

Kyrios observó a la humana con la cabeza descansando en su regazo. Es bastante bonita, esos ojos color café le recuerdan al chocolate, el único invento de los humanos que le parece mínimamente apreciable y su cabello rojo combina con las llamas del fuego que está mordiendo todo a su pasó a su alrededor.

Oh, claro, tiene que apagar el fuego si quiere que su humana sobreviva, de lo contrario, todos sus esfuerzos por mantenerla viva se irán a la basura.

Se levantó, dejando a la pelirroja en el suelo, más alejada de las llamas grandes. Exhaló todo el aire de sus pulmones, se preparó para lo que iba a hacer a continuación y luego, con una enorme inhalación, llenó todos sus pulmones del humo tóxico, haciendo que el fuego, por falta de oxígeno del aire, se apagara instantáneamente. 

El humo era tanto, que no pudo aguantar más su media transformación a humano, por lo que tuvo que volver instantáneamente a su enorme forma lobuna, echó la cabeza hacia atrás y lo expulsó con fuerza increíble hacia el agujero que él mismo había hecho para poder entrar junto a esa humana. Para salvarla. 

Hacer esa m****a dolía como el infierno. Por eso odiaba estar en incendios porque esa era la única manera de apagar el fuego y después el hocico le ardía por semanas, también ese olor tóxico del humo se le quedaba en la nariz, como si no se bañase cuando lo hace al menos tres veces al día.

Que pesadilla.

Beltaine no vio la transformación, ya que a duras penas pudo ponerse de rodillas, ya que aún tenía la herida en su muslo, solo observó fascinada como el fuego era apagado como si nunca hubiese estado ahí. El aire se limpió por completo, haciendo que ella pudiera respirar mucho mejor.

—¿Cómo las llamas son absorbidas?

Kyrios se paró bien, sacando el amplio pecho lobuno mientras se enderezaba en toda su altura, las voces de sus súbditos traidores comenzaron a sonar en su cabeza, ya que como lobos y manada, están conectados mentalmente.

“Aún está vivo”

“Encontró un enlace permanente al mundo humano”

“Fallamos”

“Tenemos que correr para avisar al Lord Death”

“Apúrense, debemos asesinarlo antes de que sea demasiado tarde”

“Sus poderes…”

Sacudió la cabeza para intentar bloquear momentáneamente esos diálogos tortuosos.

Tener la conexión mental de un lobo es tanto un Don como una maldición. Ningún pensamiento puedes dejarlo para ti.

—Ah, m*****a sea, me irritan, bastardos.

Beltaine escuchó la voz del monstruo extraño alejándose. Giró la cabeza hacia atrás para verlo.

—¡Ey! ¡A dónde crees que vas! ¡Dime quién…!

Ella quedó en shock al ver, en vez del hombre con rasgos caninos a un lobo de mínimo más de cuatro metros de altura, cerniéndose en toda su amplitud. La fábrica le quedaba pequeña a esa cosa.

Tenía unos ojos rojos, muy rojos como el carmesí, la miró desde arriba, como si solo fuese una molestia, una mosca bajo sus zapatos y no una verdadera agente de las fuerzas especiales.

Miró con la boca abierta como el lobo gigante comenzó a correr en círculos y a subirse por los escombros y algunas cosas de metal que aún no habían sido destruidas por el fuego hasta que tomó una alta velocidad y salió disparado por un enorme agujero en el techo de la fábrica.

Beltaine parpadeó varias veces, asimilando la loca situación. ¿Un lobo gigante acaba de salir corriendo por un enorme agujero? Ah y no olvidar que ese mismo monstruo la acababa de salvar de una muerte inminente a manos del fuego abrasador. 

No, probablemente está muerta y es un tipo de alucinación antes de ir al infierno o al cielo. Eso debe ser porque no hay explicación científica para lo que le había ocurrido.

Miró el agujero en el techo, aún patidifusa.

—Es completamente imposible y absurdo…

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