Capítulo 7

Beltaine sentía un odio profundo hacia la mujer que la llevaba en brazos como si fuera un bulto inerte. ¿Qué clase de hechizo le había lanzado esa bruja malvada? ¿Cómo era posible que con solo mirarla a los ojos, unos ojos azules que parecían de hielo, le hubiera arrebatado el don de la palabra? Y lo más importante, ¿qué era esa mujer? Porque Beltaine estaba segura de que no era humana, ni siquiera se le acercaba.

La soltó con desprecio y Beltaine cayó al suelo, junto al cuerpo desmayado del hombre lobo. Intentó alejarse, pero la mujer la agarró del pelo con fuerza.

—Vaya, vaya, así que mi señor ya se ha buscado una sustituta para el falso lazo de parejas —dijo la mujer con una voz fría y burlona, mientras miraba al hombre lobo con desdén—. Mi señor, ¿cuándo dejarás de escaparte cada vez que te quito el ojo de encima?

Beltaine quería gritar. Quería saber quién era esa mujer y por qué le hacía eso.

—No puedo estar vigilándolo las veinticuatro horas, mi señor —continuó la mujer, clavando sus ojos en Beltaine, que sintió un escalofrío al ver la crueldad que había en ellos. ¡Maldición! ¿Por qué su cuerpo no reaccionaba? ¿Por qué no podía moverse ni un centímetro? ¿Acaso el miedo la había paralizado?—. Habla, muchacha. ¿Cómo te ha elegido él?

De repente, Beltaine recuperó la voz.

—¡Estás loca de remate! ¡Yo no...! —La mujer le tocó la parte superior del muslo derecho. El dolor que había sentido antes volvió a invadirle—. ¡Me quemas! —Beltaine bajó la vista y se quedó sin aliento. Sobre la cicatriz reciente, había una marca, una especie de flor enredada en una espada, una bella pero marchita obra de arte. Le dio pánico—. ¿Qué demonios? ¡Eso no estaba ahí! ¡Yo no me lo he hecho!

Se calló de golpe cuando, de la nada, se abrió un portal a su lado. La mujer cogió al hombre lobo como si fuera una pluma y lo arrastró hacia el portal. Beltaine alucinó, porque de algún modo podía sentir el portal como si fuera parte de ella. Las náuseas la asaltaron.

—¡Qué haces! ¡No se siente bien! ¡Es algo...!

Con un movimiento rápido, la mujer de iris celestes le sujetó la mandíbula y le estampó la cabeza contra el suelo. Beltaine sintió un mareo y vio luces de colores danzar en su campo de visión. Al recuperar el sentido, se encontró con el rostro de hada de la mujer, que se balanceaba sobre el suyo. La tenía callada con una mano fina y afilada, con garras que rivalizaban con las de un licántropo. Un escalofrío le recorrió el cuerpo.

—Odio lo que sea que perturbe el silencio y tú eres muy maleducada—sus ojos centellearon con tal intensidad que Beltaine deseó apartar la mirada. No era un brillo bonito, era un brillo mortal, el que veías justo antes de perecer—. Si quieres vivir, no te muevas ni un pelo, si quieres morir, pues adelante, ponte en mis manos. Te haré arder con el fuego del infierno. Pero, no será rápido, te haré padecer tanto que me suplicarás por la muerte, pero no te haré ese favor. ¿Qué me dices? ¿Te mola lo que te cuento? —Beltaine abrió los ojos como platos. Quería arrancarle la cabellera rubia a esa zorra y tirarla al contenedor de basura—. Hay tantas formas de tortura, que no sé por cuál decidirme…

—¡Eh, Belta! ¿Estás ahí? ¡No te quedes frita! ¡Te he traído tu cerveza sin alcohol preferida!

La de pelo dorado clavó la vista en la puerta, de donde provenía la voz que resonó detrás de la entrada del apartamento. Y justo cuando Beltaine creía que la situación no podía empeorar más, se equivocaba.

—¡Belta! ¡Voy a estar aquí toda la noche si no me paras bolas!

La pelidorada soltó a la pelirroja con un movimiento brusco. 

—Te salvó la campana. Ve a atender a ese muchacho y si abres la boca para decir cualquier cosa, te sacaré los dientes con mis dedos—la puerta volvió a sonar con los golpes de Bastian. La mujer resopló—. Y a juzgar por lo ruidoso de ese hombre me aventuraré a decir que es preciado para ti. Cortaré su garganta con unas tijeras mientras miras el espectáculo si te atreves a decir algo, entiendes, ¿Humana?—Beltaine miró a la hermosa mujer de cabellos dorados. Repentinamente su rostro de hada adoptó una ferocidad digna de un depredador cruel y sangriento. Su rostro se transformó tanto en un monstruo que a pesar de que Beltaine estaba sentada, sentía las piernas temblando. Estaba mirando a la muerte cara a cara. ¿Qué era esa mujer?—. ¡Te pregunté algo, estúpido desecho humano! ¡¿Lo entiendes?!

Beltaine con un espasmo asintió, secamente. 

—Buena chica—la pelidorada se acercó a ella, a pesar de que quería con todas sus fuerzas alejarla de un manotazo, Beltaine se quedó completamente quieta mientras sentía una lengua áspera rasparle el cuello—. Si quieres seguir viviendo tranquilamente al lado de tu novio y de tus amigos, vas a hacerme caso. Grábatelo en la cabeza.

Con un gesto de silencio, la pelidorada desapareció ante los ojos de la pelirroja. 

Beltaine estaba entrando en crisis. Esa mujer, esa monstruosidad tiene algo mucho más profundo y bizarro que nadie. Incluso mucho más que lo que el lobo gigante le hizo ver a ella. 

(...)

—Bueno, bueno, parece que verdaderamente Belta se durmió—Bastián hizo un puchero mientras daba media vuelta y comenzaba a caminar hacia la salida del edificio—. Que lástima, yo quería…

Una ráfaga repetida de viento lo sobresalta y por el rabillo del ojo vio como una sombra pasó a su lado. Se volteó rápidamente hacia ahí y lo único que vio fue una pared lisa. ¿Qué m****a? Se frotó los ojos.

—Maldita sea, definitivamente necesito dormir si estoy empezando a imaginar cosas. ¿Sombras? Sombras son las que tengo debajo de los ojos, al llegar a casa me pondré una mascarilla de aguacate y avena…

Lylo chasqueó la lengua internamente. El ser humano se veía guapo pero extrañamente cercano a la falsa mate de su Alfa. Será mejor que lo vigile muy de cerca…Inspiró profundamente al pasar al lado del exótico humano. Desprendía un olor extremadamente fuerte que atrajo a su loba interior. Hmm, definitivamente no le importaría clavar sus garras y sus colmillos de vampiro en esa piel blanca de porcelana. Rió mientras usaba su super velocidad para desaparecer entre las calles nefastas de la ciudad. Se pasa la lengua por los caninos que le crecieron inconscientemente. Se preparaban para inyectar veneno y dejar paralizada a su presa momentáneamente. Su lado vampiro se estaba manifestando.

Será que su Alfa se enojaría si lo devora un poquito? Es que las ganas son demasiadas…

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