De repente, sintió un escalofrío que le recorrió la espalda, como una serpiente de hielo. Intentó abrazarse a sí misma, buscando el calor que se le escapaba. Pero sus brazos no le respondieron, ni sus piernas, ni su cuerpo. Era una extraña en su propia piel, una mera observadora de su destino. Su visión se nubló, solo vio flashes, sombras, imágenes borrosas que se sucedían en su mente. Rostros desconocidos, lugares lejanos, una luna gigante que la miraba con indiferencia.
Sintió un dolor agudo en el pecho, como si le clavaran un puñal. Se llevó la mano al corazón, pero no lo sintió latir. ¿Qué le estaba pasando? ¿Qué era esa sensación de vacío, de ausencia, de muerte? ¿Acaso nunca fue dueña de su vida? ¿Acaso todo fue una ilusión?
Las lágrimas le quemaron las mejillas, como gotas de ácido. Quiso gritar, pedir ayuda, pero su voz se ahogó en su garganta. Solo pudo emitir un susurro, un lamento, una súplica.
—Basta... basta, por favor... no puedo más... me está matando...
No sabía a quién se dirigía, si a alguien que la escuchara, o a ella misma. Tal vez era una forma de despedirse, de aceptar su destino, de rendirse. Pero nadie la oyó, nadie la vio, nadie la salvó. Solo el silencio, la oscuridad, el frío.
El frío que se la llevó, que le robó la vida, que le arrebató el alma. El frío que la convirtió en una estatua de hielo, que la dejó inmóvil, que la borró de la vista del mundo.
(...)
Bastián pateó una piedrecilla. Llevaba más de diez minutos fuera del edificio de la pelirroja. ¿Cómo iba a acercarse a ella después de como le había gritado la otra vez? Incluso la invitó a la parrillada que por cierto no iba a hacer pero que ahora debe hacerlo por haberle invitado a Beltaine.
Miró las cervezas sin alcohol en una bolsa y en la otra el pollo frito con salsa de ajo. ¿Será suficiente? ¿Beltaine lo dejará entrar? Son mejores amigos pero desde que el esposo de ella murió, ella se alejó por completo. Se escondió bajo un caparazón de hierro impenetrable.
—Mira Beltaine, te traje tus cervezas favoritas, digo no es que diga que eres alcohólica…digo…¡Maldita sea!
Volvió a patear la piedrecilla. ¿La va a insultar diciéndole alcohólica?
—Eeyy, traje pollo frito con la salsa que te gusta…
Gimió mientras llevaba una de sus manos a su frente. ¿Cómo que “Ey”? ¿Son críos de secundaria? Jesús.
—Bueno, no importa. Voy a ir a ofrecerle la ofrenda de paz, si me acepta genial y si me rechaza no tan genial, pero respetaré su decisión de querer tener espacio.
(...)
—¡Por fin! ¡Así debió ser desde el principio!—exclamó Kyrios, hundiendo la mano en la marca que se abría en el muslo derecho de la pelirroja. Solo le faltaba un poco más para volver a su Reino, para recuperar lo que era suyo, para hacer justicia—. ¡Te juro que volveré para arrancarte la cabeza, maldito!
La pelirroja ya había perdido el conocimiento hace rato, por el insoportable dolor y la pérdida de energía del alma que se evaporaba. No sabía lo que él le estaba haciendo, no sabía que él la estaba usando.
—Lord Death—escupió Kyrios con desprecio—. Maldito bastardo. ¿Creías que iba a morir después de que me atacaras en el cuello? ¿Creías que ibas a librarte de mí tan fácilmente? ¡Te haré pedazos cuando regrese! ¡Te haré sufrir como nadie!
La herida de su cuello empezó a hacer un ruido siniestro, como si se le quemara la carne. Kyrios había asumido el noventa por ciento del dolor que causaba al intentar forzar el lazo de mates falso en el cuerpo de Beltaine. Así que soportaba el tormento de la pelirroja y el suyo propio. Era peor que el infierno lo que sentía en ese momento, era como si le arrancaran el alma a tiras.
—¡AHHH!
Kyrios vio cómo la sangre brotaba de su cuello, empapando su cuerpo. Se sintió más débil que cuando huyó de Lord Death.
M****a, el lazo de mates aún no está completo, pensó que como Alfa podría imponerlo para poder volver al Reino de los lycans, pero parece que no es tan sencillo como creía. Parece que hay algo que se lo impide, algo que lo rechaza, algo que lo odia.
—Mierda—soltó una risa amarga—. Si no puedo conseguir el poder suficiente para volver a mi Reino, ¿de qué me sirve tener una falsa pareja? ¿De qué me sirve vivir?
La debilidad se apoderó de todo su ser. Dejó a la pelirroja con cuidado en el suelo, antes de que todo se volviera negro a su alrededor. Oh, m****a, se desmayó antes de lo que esperaba. Oh, m****a, no volvería a despertar.
Repentinamente Beltaine despertó. Sintió como si le hubiesen devuelto el alma de golpe.
Comenzó a respirar superficial y rápidamente mientras miraba a su alrededor. Aún seguía en el departamento y el hombre lobo tirado a un lado, con más sangre del que había visto en él. Entró en pánico.
Como pudo, arrastrándose, cojeando salió por la puerta trasera de su departamento, hacia la escaleras de incendio de su edificio. Nope, definitivamente no iba a quedarse más tiempo al lado de ese lobo psicópata de m****a. Incluso aún no asimila del todo el hecho de que aún sigue viva ¿Cómo? Lo único que la ancla a la tierra es la quemazón en su muslo derecho. Algo, ese hijo de puta le hizo algo, pero no es momento de pensar en nimiedades, ahora lo importante es escapar.
Mira hacia atrás para ver si el hombre lobo la sigue y nada. Uf menos mal. Voltea la cara y …choca contra algo blando pero firme.
—Ekk, yo…—la mujer que tiene enfrente y por quien chocó es despampanante. Hermosa cabellera dorada hasta las rodillas, poca ropa, al estilo griego pero con unas botas militares que la hacen ver fuera de época. ¿Qué carajos?—. ¿Qué haces aquí? ¿Qué se supone…?
Los ojos muy azules de la mujer resplandecen al barrerla de pies a cabeza. Beltaine se estremece cuando un dejavú pasa por su cabeza. Esa mujer en la escalera de incendios, no es humana.
Beltaine retrocede un paso, asustada. Sin embargo, la mujer con brillo dorado ya estaba encima de ella al segundo.
—¡Quítate..!—cierra la boca al instante cuando la mujer desconocida la mira muy de cerca, cara a cara. El brillo dorado a su alrededor la hace ver inocente y hermosa, pero la frialdad en sus ojos la hace ver mortal. La hacen ver cómo verdaderamente es.
—Cierra la boca, ruidosa—Se acerca a Beltaine hasta su cuello, comienza a olfatear profundamente, como un perro hasta subir a su frente. Se detiene un momento allí para luego bajar la mano como una serpiente y apretarle el muslo derecho, justo en el lugar en dónde tiene la quemazón. Beltaine grita silenciosamente por el dolor, desde que la mujer la miró a los ojos, no puede hablar—. Tienes el olor de mi señor en tu cuerpo, así que supongo que eres su falsa mate.
Beltaine se siente en una pesadilla.
—Bien, mi señor, al fin te encontré.
Beltaine sentía un odio profundo hacia la mujer que la llevaba en brazos como si fuera un bulto inerte. ¿Qué clase de hechizo le había lanzado esa bruja malvada? ¿Cómo era posible que con solo mirarla a los ojos, unos ojos azules que parecían de hielo, le hubiera arrebatado el don de la palabra? Y lo más importante, ¿qué era esa mujer? Porque Beltaine estaba segura de que no era humana, ni siquiera se le acercaba.La soltó con desprecio y Beltaine cayó al suelo, junto al cuerpo desmayado del hombre lobo. Intentó alejarse, pero la mujer la agarró del pelo con fuerza.—Vaya, vaya, así que mi señor ya se ha buscado una sustituta para el falso lazo de parejas —dijo la mujer con una voz fría y burlona, mientras miraba al hombre lobo con desdén—. Mi señor, ¿cuándo dejarás de escaparte cada vez que te quito el ojo de encima?Beltaine quería gritar. Quería saber quién era esa mujer y por qué le hacía eso.—No puedo estar vigilándolo las veinticuatro horas, mi señor —continuó la mujer, clavand
Beltaine despertó vomitando. Descargó todo su estómago a un lado, sintiendo las arcadas absorberle todo el malestar. —¿Qué coño me ha pasado? ¿Dónde coño estoy? ¿Y la zorra rubia? ¿Y Bastian?—¿Ya te has despabilado?Beltaine suspiró aliviada. Por fin, su mejor amigo había aparecido y la pesadilla se había acabado.—Joder, Bastian, no te imaginas lo que he soñado. Era una flipada, yo...La pelirroja se quedó con la boca abierta al ver a su lado a un hombre enorme, de músculos duros y piel fría como el hielo. Su cabello negro como el carbón le caía en una cascada lisa por la espalda. Lo que hizo que Beltaine se quedara helada de miedo fueron esos ojos rojos, unos ojos que nunca podría olvidar. La pesadilla no había terminado, la pesadilla era real.—Hace siglos que no me transformo en un humano —dijo Kyrios, moviendo el cuello con un crujido—. Es raro no tener pelo por todo el cuerpo.Beltaine vio su paquete colgando entre las piernas. El muy bastardo estaba equipado tan bien que tuvo
—Vaya, vaya, cabeza de fuego. Parece que no sabes lo que significa relajarse. ¿Has oído hablar de respirar? ¿De disfrutar de la vida? ¿Del ambiente que nos rodea?Beltaine sintió que la sangre le subía a la cabeza. ¿Cabeza de fuego? ¿Quién se creía que era?—No me interesa tu filosofía barata. Lo que quiero saber es quién era esa mujer dorada y aterradora que ayer me agarró como si fuera un saco de patatas y me amenazó con matarme. ¿Qué relación tienes con ella? —la pelirroja pasó por alto el comentario del hombre lobo, como si no hubiera dicho nada.Kyrios dirigió su mirada a la hormiga que se movía nerviosa al lado de su silla.—¿Mujer dorada? —frunció el ceño hacia la hormiga—. Supongo que te refieres a Lylo.Lylo, en su forma de hormiga, se sintió incómoda bajo la atenta mirada de su Alfa. Una cosa era hacer sus fechorías sin que él se enterara y otra muy distinta era que la supuesta compañera que él había elegido, se pusiera a cotillear sobre lo que ella le había hecho.—Lylo es
—¡Te lo advierto, no te atrevas a mover un músculo!—Beltaine trató de abrirse paso a codazos entre los recién llegados drogados, pero fue inútil, eran como rocas—. ¡Por todos los santos, si se te ocurre hacer alguna locura..!Kyrios apretó los ojos hacia esos tipos, con odio. Le martilleaba la cabeza como si le hubieran dado una paliza. Traidores malditos que no podían cerrar el hocico ni por un instante. Lo habían estado cazando sin tregua antes de caer en las garras de la policía y, por caprichos del destino, se los topaba en la comisaría.Se fijó en cada uno de ellos, evaluando sus puntos débiles y las posibilidades de acabar con ellos sin llamar la atención. Pero la comisaría estaba llena de agentes, y eso le complicaba las cosas. Chasqueó la lengua mientras se movía lentamente.—¡Kyrios! ¡Espera!—Beltaine sintió la lengua rara. Qué extraño era nombrarlo por su nombre y no solo más por “lobo gigante” o simplemente “lobo”. Se removió, nerviosa. Los detenidos enfrente de ella aún no
Uno de los hombres lobos traidores, gruñó con rabia, enseñando los colmillos.—¡Maldito, me tienes hasta el gorro! —rugió uno de los lobos traidores, enseñando sus colmillos ensangrentados.—¡Si tanto te pica el gusanillo de la muerte, te haremos el favor! —bramó otro, erizando su pelaje.Los lobos se abalanzaron sobre Kyrios, dispuestos a destrozarlo a dentelladas. El gruñido de los lobos traidores resonó en el aire, llenando de terror a Beltaine. Kyrios sintió el olor a sangre y a pelaje quemado, y se preparó para el ataque. Con un movimiento rápido, sacó sus garras y las usó con destreza, cortando el cuello de uno de los lobos. Los demás se echaron atrás, sorprendidos por la resistencia de Kyrios. El hombre lobo se enfrentó a ellos con valor, como un león solitario que desafía a sus rivales. Bueno, no por nada se convirtió en el Lord de los lycans.—¿Eso es todo lo que tenéis? —les provocó Kyrios, con una sonrisa burlona—. ¿Dónde está su líder? ¿Dónde está ese bastardo que hizo que
Mientras tanto, dentro de la comisaría…Beltaine sintió un escalofrío al ver la escena que dejó Kyrios tras aniquilar a los licántropos. Se dio cuenta de dos cosas que le helaron la sangre. La primera: se había tragado una mentira al pensar que los humanos drogadictos eran de su misma raza, es decir, licántropos transformados, cuando en realidad eran mates humanos esclavizados al lazo de la unión que la aprisionaba a ella también. Solo que ellos habían sido utilizados como carnada para infiltrarse en ese mundo.La segunda: las marcas de las mordeduras de esos lobos se desvanecían de la piel de los humanos, liberando a esos mates de la unión falsa y forzada.—¡Sus marcas se están borrando!—gritó con incredulidad, señalando a los cuerpos que yacían en el suelo.—Cuando el licántropo que mordió a su mate muere, pero la salud y el alma del mate siguen enteras, la marca del lazo se esfuma, liberándolo de la influencia del hombre lobo—Lylo apareció a su lado, inmaculada y con su melena dora
Beltaine se aferraba a la consciencia, cada fibra de su ser sacudida por la velocidad frenética del lobo. Los tejados pasaban en un borrón debajo de ellos, y el viento cortante hacía que sus ojos lagrimearan. "¿Qué caso de cultistas? No voy a sobrevivir a esta carrera nocturna," pensó, mientras su estómago se rebelaba contra el movimiento constante.Intentó enfocarse en algo, cualquier cosa que no fuera el balanceo que la mareaba cada vez más. Se tapó la boca, desesperada por no perder la poca dignidad que le quedaba.—¡Impresionante! —la voz de Kyrios resonó en su mente, mientras él admiraba el crepúsculo—. ¡El mundo ha cambiado tanto en 8 mil años! Este cielo... es un espectáculo que no tiene igual. Los tonos de rojo y naranja se mezclan como pintura sobre un lienzo celestial, anunciando la llegada de la noche. ¡Entiendo por qué mi manada se siente atraída por este mundo humano!Aunque quería detenerse para disfrutar de la vista, sabía que debían seguir adelante. Aun así, no podía d
Beltaine, con la adrenalina corriendo por sus venas, echó un vistazo a la puerta de salida. —Ahora o nunca—murmuró, y con una determinación feroz, se lanzó hacia la libertad. Sus pasos eran ligeros pero decididos, cada uno alejándola más de la sombra imponente de Kyrios.Kyrios, por su parte, sentía cómo el dolor en su cuello se intensificaba, una tortura constante que amenazaba con arrastrarlo a la locura. —Solo un momento en mi reino... eso es todo lo que necesito—se convenció a sí mismo, sabiendo que cada segundo en su tierra natal era un riesgo mortal.Cuando se giró para buscar a Beltaine, se encontró con el espacio vacío donde ella había estado. —Vamos, cabeza de fuego, es hora de…—comenzó a decir, pero se detuvo al darse cuenta de que ella ya no estaba—. ¿Qué demonios...? ¿A dónde crees que vas?—exclamó, sorprendido pero no del todo molesto.Una sonrisa astuta se dibujó en su rostro mientras observaba a Beltaine alejarse. —Interesante estrategia, huir justo cuando las cosas