Sin dudarlo, se dirigió hacia ellos, ayudando a liberar a los atrapados y brindando primeros auxilios a los heridos. La adrenalina la mantenía en movimiento, pero no podía sacudirse la sensación de que algo no estaba bien. Había algo más en esa explosión, algo que no encajaba.Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, las llamas comenzaron a ceder y los equipos de emergencia tomaron el control de la situación. Beltaine, cubierta de polvo y sudor, se tomó un momento para recuperar el aliento.—¿Todos están bien? —preguntó, mirando a su alrededor.Uno de sus colegas asintió, pero su expresión era sombría.—Parece que sí, pero esto no fue un accidente.El corazón de Beltaine se hundió. Las palabras de su colega confirmaban sus peores temores. Kyrios no estaba allí, pero el peligro seguía acechando. Debía averiguar quién o qué estaba detrás de esto, y rápido.Miró hacia el horizonte, donde el humo todavía se alzaba, y prometió que encontraría las respuestas. Porque en medio de
Lylo se había recuperado apenas de las heridas sufridas en la batalla con Lord Kyrios y las que le infligió Bastian. Aunque aún estaba débil, la sangre ya no manchaba su piel y sus ropas, y el dolor se había convertido en una intensidad más soportable. Con la precisión que le confería el lazo falso de mates que mantenía con Bastian, sabía exactamente dónde se encontraba en todo momento. Burlar el sistema de seguridad del departamento no fue un desafío mayor, pero el hacerlo sin ser detectada por Melissa y Seraphina fue una hazaña más complicada. Sin embargo, lo logró con la astucia de una experta en el sigilo.Entró al departamento con la cautela de un depredador acechando a su presa. La oscuridad en el interior y el silencio de la noche creaban un ambiente ominoso, pero su determinación era más fuerte que cualquier temor. Finalmente, sus ojos se posaron en el cuerpo dormido de Bastian, tendido en la cama.El espectáculo que tenía ante ella era a la vez inquietante y encantador. Basti
Lylo, en las sombras del departamento, observaba cómo el hechizo de Melissa restauraba el alma de Bastian. Cada segundo que pasaba aumentaba su ansiedad. Finalmente, tomó una decisión firme y se acercó al borde de la cama de Bastian, preparándose para actuar.—Esta es la única forma de asegurar mi futuro —murmuró para sí misma, sus labios fruncidos en una expresión de determinación—. No puedo quedarme atrapada aquí.Con movimientos sigilosos, Lylo sacó un pequeño frasco de su bolso, conteniendo un potente sedante. Se inclinó sobre Bastian, su mano temblando ligeramente mientras preparaba la dosis.—Lo siento, Bastian —susurró con un tono lleno de tristeza mientras administraba el sedante—. Pero es necesario. Debo asegurarme de que no te despiertes antes de tiempo.Observó cómo el sedante hacía efecto, con Bastian aún inmóvil y la respiración más tranquila. Con cuidado, lo envolvió en una manta, preparándose para el traslado. La presión de la situación la mantenía alerta y centrada.Mi
Horas después, en la casa de Melissa, la atmósfera era tensa pero llena de esperanza. Beltaine estaba recostada en una cama, su respiración más estable y su rostro menos pálido gracias a los cuidados de Melissa. Kyrios no se separaba de su lado, sosteniendo su mano con una mezcla de alivio y preocupación.—Beltaine, necesito que me prometas algo —dijo ella, su voz suave pero firme mientras miraba a Kyrios a los ojos—. Júrame que nunca más me abandonarás. No podría soportar perderte otra vez.Kyrios apretó su mano con fuerza, su mirada llena de remordimiento y amor.—Nunca te abandoné, Beltaine —confesó, su voz rota—. Me alejé para protegerte, para que Lord Death no pudiera encontrarte. Pensé que era lo mejor para ti, pero al final todo fue en vano. Aún así, te encontraron y te hirieron. No puedo perdonarme por eso.Beltaine lo miró con una mezcla de comprensión y tristeza.—Lo hiciste por amor, Kyrios. Entiendo tus motivos, pero nunca más quiero estar separada de ti. Juntos somos más
En una habitación oscura y lúgubre, iluminada solo por velas parpadeantes, Lylo se preparaba para llevar a cabo el ritual de traspaso de lazos de mates. El ambiente estaba cargado con un aire pesado y denso, lleno del olor a cera derretida y hierbas quemadas. En un rincón de la habitación, unos cuantos humanos yacían desmayados, sus cuerpos inertes eran un recordatorio inquietante de lo que estaba por suceder. Lylo se movía con precisión y frialdad, preparando cada detalle del ritual mientras Bastian permanecía amordazado y encadenado a la cama.Bastian despertó con un sobresalto, sus ojos se abrieron de par en par al ver el espectáculo macabro a su alrededor. Trató de moverse, pero las cadenas lo mantenían firmemente sujeto. Su corazón latía con fuerza, el pánico se apoderaba de él al ver a los humanos inconscientes en el suelo y a la misteriosa mujer rubia que se movía con determinación. Quiso gritar, pero la mordaza ahogaba sus palabras, dejándolo impotente y aterrorizado.Lylo, co
La imagen del Lord Death era aterradoramente similar a la de Lord Kyrios. La misma altura, la misma complexión, y una cara que era un reflejo perfecto del líder lycan. Solo había una diferencia: mientras el cabello de Kyrios era largo y negro, el del Lord Death era amarillo, casi blanco, aún más pálido que el cabello de Lylo.—¡Qué diablos...! —murmuró Melissa, incapaz de apartar la mirada de la figura.El Lord Death sonrió, una expresión fría y calculadora que no alcanzaba sus ojos. Su voz resonó en el aire, helando la sangre de todos los presentes.—Así que aquí están, los valientes guerreros de Kyrios —dijo con un tono burlón—. Y veo que el propio Kyrios está aquí también. Qué conveniente.Kyrios dio un paso al frente, sus ojos destellando con furia.—¡Tú! —rugió, sus puños apretados—. ¿Qué estás haciendo aquí, Lord Death? ¿No has causado ya suficiente destrucción?El Lord Death soltó una risa fría, sacudiendo la cabeza.—Oh, Kyrios, siempre tan impulsivo. Esto es solo el comienzo.
Con un grito ahogado, Lylo se lanzó hacia adelante, posicionándose detrás de Lord Death. Con el corazón latiéndole con fuerza, Lylo clavó el brazalete en el costado de Lord Death. La traición se reflejó en los ojos de Lord Death, sus ojos se abrieron de par en par mientras una expresión de sorpresa y horror se dibujaba en su rostro.—¡No puede ser! —exclamó Lord Death, su voz un grito de incredulidad mientras el brazalete absorbía su energía oscura.Sin dar tiempo a que reaccionara, Lylo desató el poder del brazalete con un movimiento final. La energía del brazalete se desató con una explosión de luz y fuerza, atravesando el cuerpo de Lord Death. El Lord oscuro se tambaleó, su cuerpo convulsionando mientras el poder del brazalete lo hería mortalmente. La energía oscura que lo envolvía comenzó a disiparse lentamente, su figura tambaleándose hasta caer al suelo con un golpe sordo.Pero Lylo no había terminado. Con lágrimas cayendo por sus mejillas, se giró hacia Kyrios, quien estaba par
La noche había caído sobre el mundo con un manto de calma inquietante. Las estrellas brillaban en el cielo, desafiando la oscuridad con su luz tenue y distante, mientras las sombras del pasado se desvanecían lentamente para dar paso a un nuevo amanecer. El campo de batalla, marcado por la furia de los eventos recientes, ahora estaba en silencio, y las cicatrices de la destrucción eran un testimonio de la batalla épica que había tenido lugar.Lord Kyrios, ahora reunido con la mitad de su alma que había estado separada, se levantaba lentamente del suelo, su figura imponente envuelta en una energía renovada. Sus ojos, que habían sido testigos de tanto dolor y traición, brillaban con una determinación firme y una nueva esperanza. La transformación era palpable; el poder y la autoridad que emanaban de él eran aún más intensos, una manifestación de la unión que había ocurrido gracias al sacrificio de Lylo.Beltaine, Melissa y Seraphina estaban cerca, sus rostros marcados por la fatiga y la