No soporta a esa gente y sus marcas misteriosas. ¿Qué significan? ¿Son parte de algún culto infernal? ¿Acaso ignoran que los demonios son solo un mito? La ciencia ya demostró que no existen, hace mucho tiempo. Qué absurdo.Solo le generan más trabajo y lo detesta. Beltaine sabe que la asignaron a esta investigación por su pequeño desafío a su superior, cuando éste abusaba de su poder y era machista. Como mujer, tuvo que luchar más duro que nadie, donde otros derramaban lágrimas, ella derramaba sangre y que aún así, su superior fuera un desgraciado, fue el colmo.Ahora, como parte de las fuerzas especiales, se dedicaba a cazar idiotas que se marcaban el cuello con un símbolo y hacían ritos satánicos, en vez de estar en misiones de espionaje o en la acción real que era su pasión.Impulsa sus piernas a correr más rápido cuando ve al miembro del culto satánico alejarse cada vez más. ¿Qué demonios? ¿Tiene baterías? Hace rato que Beltaine lo está siguiendo y no parece cansarse, sino todo l
Kyrios se sacudió al entrar en el infernal escenario. Su agudo olfato de lobo le ardió al respirar el humo.—Maldita seas, humana necia—Los hombres lobos no podían hablar en su forma de lobo, así que solo podía transmitir las palabras, pero Kyrios gruñó al ver a la humana que había elegido, agonizando en su propia sangre. Qué desperdicio. La empujó con su hocico y la volteó—. Levántate, te he escogido como pareja, no puedes morir y dejarme solo en este asqueroso mundo…La humana no dio señales de vida. Por Dios. ¿Qué había hecho para merecer este castigo? Ah, sí, ya lo recordaba.Sin más remedio, cambió parcialmente su forma de hombre lobo, manteniendo las garras, el pelo en algunas partes y su rostro algo lupino pero más humano. Esta forma le dolía como el infierno, más que su forma completa de hombre lobo, pero necesitaba usar sus manos y su boca sin ser patas y hocico.Acarició a la pelirroja en su regazo.—No puedes morir humana, te lo prohíbo. No sin mi consentimiento—Kyrios acer
Beltaine puso el punto final al informe y se reclinó en su silla para observar fijamente la pantalla de la computadora. El informe en sí parecía una completa mierda, ni ella, que es la que generalmente busca de todos los ángulos para entender las situaciones, puede llegar a creer todo lo que puso allí.¿Una explosión? ¿Un ritual satánico? ¿Desapariciones misteriosas? Todo sonaba a una locura, a algo que escapaba de su ámbito habitual de trabajo. Y sin embargo, ahí seguía ella, al frente de la investigación. A pesar de tener la pierna derecha vendada por culpa de un escombro que le cayó encima durante el incendio. Por suerte, no se había roto nada, porque no soportaría estar encerrada en casa todo el día.En el fondo, este caso que le habían asignado como castigo por responder mal a un superior, le despertaba más curiosidad que fastidio. ¿Qué demonios estaba pasando?Suspiró con pesadez, se levantó del cubículo, imprimió el archivo y se dirigió a la oficina del jefe para que lo revisar
—¡Por fin he llegado, amor! ¡Disculpa la demora!—gritó mientras cerraba la puerta con un golpe. Se quitó el abrigo y lo lanzó al sofá, mientras le contaba a su esposo lo que había pasado en su día con entusiasmo.—¡Ha sido un día de locos en el trabajo! Se presentaron un montón de ancianos despistados que querían recuperar sus recuerdos, y también ese cabrón de mi amigo del alma, ¿sabes? ¿Bastian? El muy cotilla me habló en el trabajo para invitarme a una parrillada el fin de semana y yo le dije que…Dejó las llaves sobre la mesa.—¿Has sido bueno y no has abierto a nadie en mi ausencia? Aquí te dejo las llaves, por si acaso…Pero nadie le respondió. Solo el silencio de la casa la acogió. Miró una foto que había visto tantas veces como su propio reflejo junto al sacacorchos, mientras un recuerdo le asaltaba la mente.INICIO DEL RECUERDO—¡Qué bella te ves con ese traje de agente especial!Ella hizo una pose, exagerando su gesto para hacerlo reír.—Pues claro, ¿con quién te crees que t
Cerró los ojos con fuerza al ver su departamento tan cerca sin sentir que el lobo disminuyera ni un poco la velocidad.—¡Puerta! ¡Usa la puerta! ¡No rompas mi techo..!Jadeó con fuerza cuando el aire abandonó sus pulmones al caer dentro de su departamento, el lobo de alguna manera se las había arreglado para que la mayor parte de los golpes se las llevara él.Beltaine no podía respirar, veía los mechones rojos de su larga cabellera por su cara pero no tenía fuerzas para apartarlos.—¡¿Estás jodidamente loco?!—miró al lobo con furia. ¡Casi la mata!Sin embargo, ahora que ella lo ve bien, el lobo tiene sangre azul por todos lados, y se ve bastante débil, como si hubiese gastado todas sus reservas de energía.—A salvo, ellos no podrán rastrearnos porque oculté mi aroma—el lobo no abrió la boca pero Beltaine oyó esa voz grave y ronca en su mente. Se lanzó de pronto sobre ella, tumbándola de nuevo, boca arriba—. Rápido debes…Beltaine se estremeció al darse cuenta de dónde habían aterrizad
De repente, sintió un escalofrío que le recorrió la espalda, como una serpiente de hielo. Intentó abrazarse a sí misma, buscando el calor que se le escapaba. Pero sus brazos no le respondieron, ni sus piernas, ni su cuerpo. Era una extraña en su propia piel, una mera observadora de su destino. Su visión se nubló, solo vio flashes, sombras, imágenes borrosas que se sucedían en su mente. Rostros desconocidos, lugares lejanos, una luna gigante que la miraba con indiferencia.Sintió un dolor agudo en el pecho, como si le clavaran un puñal. Se llevó la mano al corazón, pero no lo sintió latir. ¿Qué le estaba pasando? ¿Qué era esa sensación de vacío, de ausencia, de muerte? ¿Acaso nunca fue dueña de su vida? ¿Acaso todo fue una ilusión?Las lágrimas le quemaron las mejillas, como gotas de ácido. Quiso gritar, pedir ayuda, pero su voz se ahogó en su garganta. Solo pudo emitir un susurro, un lamento, una súplica.—Basta... basta, por favor... no puedo más... me está matando...No sabía a quié
Beltaine sentía un odio profundo hacia la mujer que la llevaba en brazos como si fuera un bulto inerte. ¿Qué clase de hechizo le había lanzado esa bruja malvada? ¿Cómo era posible que con solo mirarla a los ojos, unos ojos azules que parecían de hielo, le hubiera arrebatado el don de la palabra? Y lo más importante, ¿qué era esa mujer? Porque Beltaine estaba segura de que no era humana, ni siquiera se le acercaba.La soltó con desprecio y Beltaine cayó al suelo, junto al cuerpo desmayado del hombre lobo. Intentó alejarse, pero la mujer la agarró del pelo con fuerza.—Vaya, vaya, así que mi señor ya se ha buscado una sustituta para el falso lazo de parejas —dijo la mujer con una voz fría y burlona, mientras miraba al hombre lobo con desdén—. Mi señor, ¿cuándo dejarás de escaparte cada vez que te quito el ojo de encima?Beltaine quería gritar. Quería saber quién era esa mujer y por qué le hacía eso.—No puedo estar vigilándolo las veinticuatro horas, mi señor —continuó la mujer, clavand
Beltaine despertó vomitando. Descargó todo su estómago a un lado, sintiendo las arcadas absorberle todo el malestar. —¿Qué coño me ha pasado? ¿Dónde coño estoy? ¿Y la zorra rubia? ¿Y Bastian?—¿Ya te has despabilado?Beltaine suspiró aliviada. Por fin, su mejor amigo había aparecido y la pesadilla se había acabado.—Joder, Bastian, no te imaginas lo que he soñado. Era una flipada, yo...La pelirroja se quedó con la boca abierta al ver a su lado a un hombre enorme, de músculos duros y piel fría como el hielo. Su cabello negro como el carbón le caía en una cascada lisa por la espalda. Lo que hizo que Beltaine se quedara helada de miedo fueron esos ojos rojos, unos ojos que nunca podría olvidar. La pesadilla no había terminado, la pesadilla era real.—Hace siglos que no me transformo en un humano —dijo Kyrios, moviendo el cuello con un crujido—. Es raro no tener pelo por todo el cuerpo.Beltaine vio su paquete colgando entre las piernas. El muy bastardo estaba equipado tan bien que tuvo