Capítulo 68

Tuvimos una millonaria racha de contratos. Hicimos publicidad a galerías, ropa, cosméticos, pantimedias, comida para perros y gatos y un sensual video en una fábrica de carros, presentando los flamantes automóviles de última gama, aerodinámicos que me dejaron encantada.

-Es una maravilla-, quedé prendada, al instante, apenas vi uno de esos autos. Me pareció sexy como si fuera un tigre con ruedas. Sus asientos eran una fantasía, las líneas me parecían perfectas y el carro aparecía muy varonil y avasallante frente a mis ojos. Para modelar junto al automóvil me puse un short muy cortito, zapatillas rosadas y un top donde destacaban mis pechos inflados como grandes globos de tanta excitación. Mis pelos estaban al aire para darme un aire deportivo y sensual, sin embargo no era necesario vestirme tan provocativa porque yo era, ya, una bola de fuego, sentada al timón del automóvil, sintiéndome acobijada entre sus brazos, arrullada en su aire acondicionado, como si me acariciara y besar
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