26

Me desperté tarde, más de lo habitual, pero tuve tiempo de sobra para ducharme y organizarme la maleta. Me sobró tiempo hasta para ir a comprar y dejar algunas comidas sanas en la nevera para que mi padre dejara de comer pizzas y fritos.

—Mierda —murmuré cuando cogí mi maleta por el asa—. ¡Papá! —grité y apareció en el cuarto. Los dos miramos lo rota que estaba.

—Creo que puedo pegarle la rueda. Espera.

Consiguió pegarla, la envolvió en cinta marrón y quedaba horroroso, ya tampoco giraba y cada vez que la intentaba arrastrar se quedaba trabada, pero era eso o llevar mis cosas en brazos.

Mi padre me dejó en el aeropuerto a las diez y media de la noche y me acompañó hasta el último control que pudo. Nos despedimos hasta las vacaciones de primavera y le aseguré que, al aterrizar, le mandaría un mensaje. Y lo hice mientras esperaba a mi maleta. Esa vez tuve suerte y nada se había roto a parte de la rueda que volvía a sacudirse.

En cuanto atravesé las puertas automáticas de la salida, lo
Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP