POV HERNÁN
Después del encuentro que tuve con Clara en el camino hacia mi oficina, sigo confundido acerca de ella.
Siento cierta conexión, pero es que ella es muy atractiva. Me sigo convenciendo a mí mismo de que es imposible que mi pareja destinada sea humana, jamás se vio un caso así en la historia licántropa en siglos. No puedo ser la excepción.
Entro a mi oficina con algo de vagancia, debo admitir que hoy no tenía muchas ganas de venir. Pasé la noche pensando en toda esta situación y creo que estoy al borde de volverme loco. Puede que esté exagerando, pero así me siento.
El camino más fácil sería preguntarle a mi padre si puede ser posible lo que estoy sintiendo con una humana, pero estoy seguro de que él se moriría si supiera eso y, por otro lado, me obligaría a buscar a mi verdadera pareja, y no estoy listo para enfrentar aquello.
El día se desliza lentamente en la oficina, con cada minuto pareciendo una eternidad mientras lucho por mantenerme concentrado en mi trabajo.
Finalmente, llega el momento en que Clara se dirige hacia mi oficina con un montón de documentos en la mano. La veo entrar con una sonrisa profesional en el rostro, pero algo en su expresión me dice que también está luchando contra sus propias batallas internas.
—Buenos días, señor Selton, disculpe la molestia —saluda Clara con cortesía, colocando los documentos sobre mi escritorio.
—Buenos días, Clara. ¿Cómo va tu primer día? —respondo, tratando de sonar lo más profesional posible mientras mi corazón da un vuelco en mi pecho.
Clara se detiene por un momento, mirándome con curiosidad antes de responder.
—Todo va bien, gracias. Aquí tiene los documentos que necesita firmar para el próximo proyecto —dice, empujando los papeles hacia mí.
Mientras reviso los documentos, no puedo evitar notar el aroma tentador que parece envolverla. Es una fragancia fresca y delicada, como el olor de las flores recién cortadas en un jardín primaveral. Hay un toque de dulzura, como el aroma suave y reconfortante de la vainilla, que se entrelaza con notas cálidas y acogedoras, como el sándalo o el almizcle. Instintivamente, levanto la mirada para encontrarme con sus ojos, llenos de confusión.
—Tu perfume es encantador, Clara. ¿Qué es? —pregunto, tratando de ocultar la creciente emoción en mi voz.
Clara frunce el ceño ligeramente, sorprendida por mi comentario.
—Hoy no me puse perfume, señor Selton —responde con honestidad, mirándome fijamente, entre divertida y avergonzada.
Mi mente da vueltas tratando de comprender lo que acabo de escuchar. ¿Cómo es posible que esté sintiendo ese aroma embriagador si Clara no se ha puesto perfume? Mi confusión se refleja en mi expresión cuando Clara me mira con una sonrisa divertida.
—Oh, disculpa, supongo que debe ser algún aroma que hay en el aire. Tal vez sea alguna planta o flor en los jardines de la empresa —digo rápidamente, tratando de desviar la atención de mi propia confusión.
Clara asiente con una risita, claramente entretenida por mi reacción.
—Eso debe ser. Aunque debo admitir que aún no he tenido la oportunidad de explorar los jardines de la empresa —dice, con una expresión de curiosidad en su rostro.
Una idea repentina me viene a la mente, y decido aprovechar la oportunidad para pasar más tiempo con ella y quizás descubrir más sobre esta extraña conexión que siento.
—En ese caso, ¿le gustaría que te dé un paseo por los jardines? Podemos hacer una pequeña pausa y disfrutar del aire fresco mientras te muestro los alrededores de la empresa —ofrezco, con una sonrisa amistosa.
Clara asiente con entusiasmo, aceptando mi oferta con gratitud.
—¡Me encantaría, señor Selton! Sería genial conocer más sobre el lugar donde trabajo —responde, con una sonrisa brillante en su rostro, la cual me provoca escalofríos.
Se ve tan inocente, y yo tengo pensamientos tan pervertidos.
Mientras nos adentramos en los jardines, disfruto de la sensación de la fresca brisa acariciando mi rostro y el aroma a flores que impregna el aire. Clara observa a su alrededor con fascinación, admirando cada detalle del hermoso paisaje, pero yo no puedo dejar de observarla a ella.
—Es realmente impresionante, señor Selton. No puedo creer lo hermosos que son los jardines aquí —comenta, con admiración en su voz.
—Me alegra que te gusten, Clara. Los jardineros trabajan muy duro para mantenerlos así de hermosos —respondo, con orgullo en mi tono.
Mientras caminamos por el jardín, diviso a mi mano derecha y Beta, que parece estar revisando algunos documentos en una mesa cercana. Decido presentárselo a Clara, con la esperanza de que puedan llevarse bien.
—Clara, permíteme presentarte a Daniel, el vicepresidente de la empresa y mi mejor amigo. Daniel, ella es Clara Rojas, nuestra nueva asistente —digo, señalando a la joven.
Daniel levanta la mirada de sus documentos y sonríe al ver a Clara.
—Un placer conocerte, Clara. Bienvenida a la empresa. Si necesitas algo, no dudes en pedir ayuda —dice, extendiendo la mano en un gesto amistoso.
Clara devuelve la sonrisa y estrecha la mano de Daniel con cortesía.
—Gracias, Daniel. Es un placer conocerte también. Estoy emocionada de empezar a trabajar aquí —responde, con sinceridad en su voz—. Es un lugar espectacular y hay buen ambiente de trabajo.
Daniel y yo sonreímos con arrogancia. Por supuesto que nuestra empresa es la mejor.
Antes de volver al edificio, Clara se detiene de repente al divisar el arbusto con forma de lobo. Sus ojos se iluminan con sorpresa y curiosidad mientras lo examina detenidamente.
—¡Guau, esto es increíble! —exclama, señalando el arbusto—. ¿Por qué la empresa se llama "Wolf"? ¿Tiene algún significado especial?
Me detengo junto a ella, observando el arbusto con una sonrisa llena de nostalgia.
—Sí, tiene un significado muy especial para mí y para la empresa. "Wolf" significa lobo en inglés, y es un símbolo de fuerza, valentía y lealtad. Cuando fundé la empresa, quería que reflejara esos valores y que inspirara a nuestros empleados a alcanzar sus metas con determinación y coraje —explico, recordando los primeros días de la empresa. Obviamente, no voy a decirle que soy un lobo, creo que saldría corriendo despavorida.
Clara asiente con comprensión, impresionada por la historia detrás del nombre de la empresa.
—Es una hermosa forma de representar los valores de la compañía. Me encanta la conexión con el lobo y todo lo que representa —comenta, con admiración en su voz—. ¿Le digo algo curioso? —inquiere.
—La escucho.
—Siempre tuve una cierta fascinación por los lobos —expresa, captando mi atención de inmediato—. De hecho, mi pasatiempo es pintar y tengo muchos cuadros de esos animales.
—¡Me encantaría verlos algún día! —exclamo, completamente fascinado. Ella hace una mueca.
—Hace mucho no pinto, desde mi accidente no pude volver a usar el pincel —agrega con mirada triste. Frunzo el ceño.
Estoy por hablar cuando una voz femenina y chillona me interrumpe.
La interrupción viene de Valeria, una rubia escandalosa que me he follado un par de veces, cuya presencia es tan imponente como siempre. Se acerca con una sonrisa que no llega a ocultar su intención de marcar territorio.
—Hernán, querido, ¿quién es esta encantadora dama? —pregunta, aunque su tono sugiere que ya conoce la respuesta.
Me siento incómodo, consciente de la tensión que se crea en el aire.
—Valeria, te presento a Clara, mi nueva secretaria —digo, intentando mantener la calma.
Clara me mira de una manera que no puedo descifrar. Valeria, por su parte, extiende su mano con una confianza que raya en la arrogancia.
—Encantada, Clara. Espero que no te importe compartir a Hernán conmigo —dice Valeria, su voz tiene un matiz juguetón que no logra disimular la provocación.
Clara acepta el saludo con gracia, su postura firme y segura.
—El placer es mío, Valeria. Y no te preocupes, soy muy buena compartiendo —responde con una sonrisa que desarma la tensión. Valeria se ríe, pero hay un brillo de desafío en sus ojos.
—Bueno, entonces espero que nos llevemos bien. Hernán y yo tenemos una larga historia.
Asiento, sintiendo cómo la situación se complica.
—Valeria es una vieja amiga —explico, esperando suavizar cualquier malentendido.
Valeria asiente, su mirada se desliza entre Clara y yo, evaluando.
—Una amiga que espera que no la olvides ahora que tienes una nueva secretaria tan… talentosa —murmura Valeria, con una sonrisa burlona, mientras acaricia mi abdomen con descaro.
Un escalofrío recorre mi espalda ante su contacto inapropiado, y siento que la situación se vuelve cada vez más tensa.
—Lo siento, señor Selton, creo que estará ocupado y yo tengo mucho trabajo por hacer. Nos vemos luego —dice Clara con voz temblorosa, antes de darse la vuelta y salir corriendo.
Me quedo allí, paralizado por un momento, mientras observo cómo Clara se aleja. La incomodidad y la culpa me invaden, y me doy cuenta de que he dejado que la situación se salga de control. Valeria me mira con una sonrisa triunfante, como si hubiera logrado lo que quería.
Respiro profundamente, tratando de recuperar la compostura.
Definitivamente, esto no va a terminar bien.
POV CLARA—Entonces, Clara, ¿cómo fue tu semana? —inquiere Laura, mi psicoanalista, mirándome con interés a través de sus grandes lentes.—Conseguí el trabajo en Wolf —anuncio, ella sonríe y anota—. Empecé hoy, pero parece que hay un buen ambiente de trabajo, el jefe parece bueno, aunque es un tanto… extraño.—¿A qué te refieres con extraño? —pregunta. Me encojo de hombros.—Tiene una vibra rara, como que es bueno, pero al mismo tiempo oculta algo.Mi psicoanalista asiente, tomando notas mientras escucha atentamente mis palabras.—Entiendo. ¿Algo más que hayas notado sobre él? —pregunta, incitándome a seguir compartiendo mis pensamientos.—Bueno, aparte de eso, también hubo un encuentro con otra mujer. Se llama Valeria, y parece tener una historia complicada con mi jefe. De alguna manera, sentí como si estuviera marcando territorio delante de mí, y eso me hizo sentir incómoda y confundida —explico, tratando de ordenar mis pensamientos.Laura asiente de manera comprensiva, alentándome
POV HERNÁNMe dejó completamente preocupado el cómo Clara se fue de mi vista y luego no la vi más en todo el día. Llegué a mi casa sin dejar de pensar en eso, y ni siquiera entiendo el motivo, es solo una empleada más.Me encuentro caminando de un lado a otro en mi sala de estar, incapaz de encontrar calma. ¿Qué está pasando conmigo? Nunca antes me había sentido tan perturbado por una simple interacción con una mujer, y ni siquiera es porque estoy pensando en follármela, preferiría pensar en eso mil veces antes que pensar en que ella es mi compañera destinada.Con un suspiro, me dirijo a la cocina en busca de algo de beber, pero incluso el whisky más fino no puede calmar mis nervios. Me siento atrapado en un torbellino de emociones y pensamientos confusos, incapaz de encontrar una salida clara.Chasqueo la lengua y enciendo mi portátil para buscar información sobre ello. Sé que Google no es una fuente muy confiable, pero hay leyendas que hablan sobre un lobo emparejado con una humana.
POV CLARASalgo de la oficina de Hernán casi corriendo, con el corazón acelerado y las mejillas ardiendo. No puedo creer lo torpe que fui al interrumpir una reunión tan importante. ¿Cómo pude ser tan despistada? Y encima, me sonrojo como una colegiala ante la sonrisa coqueta de Daniel. ¡Qué vergüenza!Llego a mi escritorio y me dejo caer en la silla, soltando un suspiro profundo. Trato de concentrarme en mi trabajo, pero la imagen de Hernán y Daniel no deja de rondar mi mente. Algo en la mirada de Hernán me inquieta, una mezcla de tensión y preocupación que no logro descifrar. Y ese aroma... cada vez que me acerco a él, un aroma embriagador me envuelve, haciéndome sentir extrañamente cómoda y segura.«Solo es tu imaginación, Clara», me digo a mí misma, tratando de sacudir esos pensamientos. «Es tu jefe, y tú estás aquí para trabajar, no para soñar despierta». Pero no puedo evitarlo. Hay algo en Hernán que me atrae de una manera que nunca antes había experimentado. Una especie de conex
POV HERNÁN No entiendo qué me pasa y porqué me encuentro frente a una necesidad tan fuerte de ir a ver a Clara. Ella está a metros de mi oficina, puedo incluso oler su perfume y, si afino un poco más el oído, puedo escuchar hasta su respiración. Sé que está tecleando algo en la computadora, cada tanto escucho el sonido del bolígrafo contra el papel, pero no se me ocurre nada para ir a hablarle. Sé muy bien que Valeria le dijo que no se acerque a mí, pero no me importa. Esa mujer tiene que aprender a controlarse, yo no soy de su propiedad.Intento concentrarme en los documentos frente a mí, pero mi mente sigue vagando hacia Clara. Su presencia es una constante distracción, una tentación que no puedo ignorar. La noche pasada apenas dormí, consumido por la falta de conexión con Lyke y la confusión que Clara trajo a mi vida. Necesito respuestas, y quizás ella es la clave para encontrarlas.Levanto la vista del escritorio y miro hacia la puerta. Mi corazón se acelera con solo pensar en ve
POV CLARASalto en la silla cuando veo a mi jefe venir hacia mí y escondo el boceto que estaba haciendo con rapidez. Hace minutos, una especie de creatividad impulsiva llegó hacia mí por arte de magia y tuve que dibujar, pero me frustra no poder hacer una sola línea sin que mi mano tiemble.—Señor Selton, ¿necesita algo? —inquiero con tono avergonzado. Él se para frente a mi escritorio y me mira con profundidad, sus ojos verdes están más oscuros que de costumbre y me recorre un escalofrío por la espalda mientras evito devolverle la mirada.Este hombre me parece bastante curioso y, al mismo tiempo, tiene un aura tan intimidante que me da miedo.—Yo… eh… un café —titubea, soltando un bufido frustrado.—¿Solo eso? —pregunto, arqueando las cejas. Él asiente rápidamente.—Sí, perdón, lo voy a buscar yo, Clara. No te voy a molestar por esa tontería —agrega, y sale disparado hacia el ascensor.Frunzo el ceño y lo observo hasta que desaparece de mi vista. Siento que quería decirme algo más, p
POV HERNÁNAhora que volvió Lyke, siento que extraño la soledad y tranquilidad de mi mente. No deja de cantar ni estar emocionado porque Clara lo dibujó.De hecho, fue él quien me obligó a mandarle ese mensaje. Yo no quería porque temo ser intenso para ella. Para nosotros es bastante normal ser intensos desde el principio con nuestra pareja destinada, pero para Clara, siendo humana, creo que alguien así la asustaría y hasta pensaría que soy un acosador. No quiero que me tenga miedo.—¡Ella me dibujó! —vuelve a exclamar por enésima vez. Pongo los ojos en blanco—. ¿Qué pasará cuando la llevemos a nuestra manada?—Eso no va a pasar —digo entredientes.—¿Y nos dará cachorritos o solo tendremos bebés humanos? —cuestiona, haciendo caso omiso a mi respuesta. Suelto un bufido.—Falta mucho para eso, Lyke, ya deja de soñar tanto —replico, comenzando a buscar algo para comer. Abro la nevera y saco algunos ingredientes, tratando de concentrarme en preparar una cena rápida.—No puedes negar lo que
POV CLARACuando llego a la empresa me encuentro con tal fiesta que parece que van a tirar todo por la ventana.Hay globos, guirnaldas, los empleados tienen bonetes, silbatos y papel picado. Tiran serpentinas a medida que avanzo y no puedo evitar reír. No entiendo nada de lo que está pasando, pero la felicidad es contagiosa.Si bien no estoy de muy buen humor, ya que anoche no pude dormir entre las pesadillas y el fracaso ante el dibujo del lobo, quizás esto podría mejorar un poco mi ánimo.Llego hasta mi escritorio y Lisa me está esperando con un café.—¡Ay, te lo agradezco tanto! —le digo, dándole un sorbo y disfrutando de su sabor. Ella sonríe y me guiña un ojo—. ¿Por qué hay tanto alboroto?—Hoy cumple años Daniel, acostumbra a hacer esto todos los años —contesta. Frunzo el ceño.—El señor Selton no me informó nada, yo no sabía…—No te preocupes, Clara —me interrumpe ella—. En realidad, Hernán no suele participar mucho de esto, más bien lo organiza Daniel con su propia secretaria.
POV HERNÁN—Me niego rotundamente —le digo a Daniel, quien me pidió que vayamos a un bar a festejar su cumpleaños esta noche.—¿Por qué no? —cuestiona frunciendo el ceño—. Hace una semana hubieras aceptado como si tu vida dependiera de ello.—Hay mucho trabajo por hacer —respondo en un murmullo, sabiendo que tiene razón. Jamás hubiera rechazado una salida.El problema es que, si voy al bar, no van a parar de venir mujeres a insistir para que se acuesten conmigo y yo en este momento solo quiero acostarme con una sola mujer. Clara.—¡Es fin de semana! —protesta mi amigo—. ¿Qué está pasando? —Entrecierra los ojos—. ¿Acaso te estás enamorando de Valeria?—¡Ni muerto! —exclamo. Se me revuelve el estomago de solo pensar en eso.—Deberíamos ir —comenta Lyke—. Dijimos que nadie debería sospechar de lo que nos pasa.Mi lobo está en lo cierto. Si comienzo a comportarme de manera distinta, es muy probable que Daniel sea el primero en darse cuenta de que acabo de encontrar a mi pareja. Suspiro y