Capítulo 3

POV HERNÁN

Después del encuentro que tuve con Clara en el camino hacia mi oficina, sigo confundido acerca de ella.

Siento cierta conexión, pero es que ella es muy atractiva. Me sigo convenciendo a mí mismo de que es imposible que mi pareja destinada sea humana, jamás se vio un caso así en la historia licántropa en siglos. No puedo ser la excepción.

Entro a mi oficina con algo de vagancia, debo admitir que hoy no tenía muchas ganas de venir. Pasé la noche pensando en toda esta situación y creo que estoy al borde de volverme loco. Puede que esté exagerando, pero así me siento.

El camino más fácil sería preguntarle a mi padre si puede ser posible lo que estoy sintiendo con una humana, pero estoy seguro de que él se moriría si supiera eso y, por otro lado, me obligaría a buscar a mi verdadera pareja, y no estoy listo para enfrentar aquello.

El día se desliza lentamente en la oficina, con cada minuto pareciendo una eternidad mientras lucho por mantenerme concentrado en mi trabajo.

Finalmente, llega el momento en que Clara se dirige hacia mi oficina con un montón de documentos en la mano. La veo entrar con una sonrisa profesional en el rostro, pero algo en su expresión me dice que también está luchando contra sus propias batallas internas.

—Buenos días, señor Selton, disculpe la molestia —saluda Clara con cortesía, colocando los documentos sobre mi escritorio.

—Buenos días, Clara. ¿Cómo va tu primer día? —respondo, tratando de sonar lo más profesional posible mientras mi corazón da un vuelco en mi pecho.

Clara se detiene por un momento, mirándome con curiosidad antes de responder.

—Todo va bien, gracias. Aquí tiene los documentos que necesita firmar para el próximo proyecto —dice, empujando los papeles hacia mí.

Mientras reviso los documentos, no puedo evitar notar el aroma tentador que parece envolverla. Es una fragancia fresca y delicada, como el olor de las flores recién cortadas en un jardín primaveral. Hay un toque de dulzura, como el aroma suave y reconfortante de la vainilla, que se entrelaza con notas cálidas y acogedoras, como el sándalo o el almizcle. Instintivamente, levanto la mirada para encontrarme con sus ojos, llenos de confusión.

—Tu perfume es encantador, Clara. ¿Qué es? —pregunto, tratando de ocultar la creciente emoción en mi voz.

Clara frunce el ceño ligeramente, sorprendida por mi comentario.

—Hoy no me puse perfume, señor Selton —responde con honestidad, mirándome fijamente, entre divertida y avergonzada.

Mi mente da vueltas tratando de comprender lo que acabo de escuchar. ¿Cómo es posible que esté sintiendo ese aroma embriagador si Clara no se ha puesto perfume? Mi confusión se refleja en mi expresión cuando Clara me mira con una sonrisa divertida.

—Oh, disculpa, supongo que debe ser algún aroma que hay en el aire. Tal vez sea alguna planta o flor en los jardines de la empresa —digo rápidamente, tratando de desviar la atención de mi propia confusión.

Clara asiente con una risita, claramente entretenida por mi reacción.

—Eso debe ser. Aunque debo admitir que aún no he tenido la oportunidad de explorar los jardines de la empresa —dice, con una expresión de curiosidad en su rostro.

Una idea repentina me viene a la mente, y decido aprovechar la oportunidad para pasar más tiempo con ella y quizás descubrir más sobre esta extraña conexión que siento.

—En ese caso, ¿le gustaría que te dé un paseo por los jardines? Podemos hacer una pequeña pausa y disfrutar del aire fresco mientras te muestro los alrededores de la empresa —ofrezco, con una sonrisa amistosa.

Clara asiente con entusiasmo, aceptando mi oferta con gratitud.

—¡Me encantaría, señor Selton! Sería genial conocer más sobre el lugar donde trabajo —responde, con una sonrisa brillante en su rostro, la cual me provoca escalofríos.

Se ve tan inocente, y yo tengo pensamientos tan pervertidos.

Mientras nos adentramos en los jardines, disfruto de la sensación de la fresca brisa acariciando mi rostro y el aroma a flores que impregna el aire. Clara observa a su alrededor con fascinación, admirando cada detalle del hermoso paisaje, pero yo no puedo dejar de observarla a ella.

—Es realmente impresionante, señor Selton. No puedo creer lo hermosos que son los jardines aquí —comenta, con admiración en su voz.

—Me alegra que te gusten, Clara. Los jardineros trabajan muy duro para mantenerlos así de hermosos —respondo, con orgullo en mi tono.

Mientras caminamos por el jardín, diviso a mi mano derecha y Beta, que parece estar revisando algunos documentos en una mesa cercana. Decido presentárselo a Clara, con la esperanza de que puedan llevarse bien.

—Clara, permíteme presentarte a Daniel, el vicepresidente de la empresa y mi mejor amigo. Daniel, ella es Clara Rojas, nuestra nueva asistente —digo, señalando a la joven.

Daniel levanta la mirada de sus documentos y sonríe al ver a Clara.

—Un placer conocerte, Clara. Bienvenida a la empresa. Si necesitas algo, no dudes en pedir ayuda —dice, extendiendo la mano en un gesto amistoso.

Clara devuelve la sonrisa y estrecha la mano de Daniel con cortesía.

—Gracias, Daniel. Es un placer conocerte también. Estoy emocionada de empezar a trabajar aquí —responde, con sinceridad en su voz—. Es un lugar espectacular y hay buen ambiente de trabajo.

Daniel y yo sonreímos con arrogancia. Por supuesto que nuestra empresa es la mejor.

Antes de volver al edificio, Clara se detiene de repente al divisar el arbusto con forma de lobo. Sus ojos se iluminan con sorpresa y curiosidad mientras lo examina detenidamente.

—¡Guau, esto es increíble! —exclama, señalando el arbusto—. ¿Por qué la empresa se llama "Wolf"? ¿Tiene algún significado especial?

Me detengo junto a ella, observando el arbusto con una sonrisa llena de nostalgia.

—Sí, tiene un significado muy especial para mí y para la empresa. "Wolf" significa lobo en inglés, y es un símbolo de fuerza, valentía y lealtad. Cuando fundé la empresa, quería que reflejara esos valores y que inspirara a nuestros empleados a alcanzar sus metas con determinación y coraje —explico, recordando los primeros días de la empresa. Obviamente, no voy a decirle que soy un lobo, creo que saldría corriendo despavorida.

Clara asiente con comprensión, impresionada por la historia detrás del nombre de la empresa.

—Es una hermosa forma de representar los valores de la compañía. Me encanta la conexión con el lobo y todo lo que representa —comenta, con admiración en su voz—. ¿Le digo algo curioso? —inquiere.

—La escucho.

—Siempre tuve una cierta fascinación por los lobos —expresa, captando mi atención de inmediato—. De hecho, mi pasatiempo es pintar y tengo muchos cuadros de esos animales.

—¡Me encantaría verlos algún día! —exclamo, completamente fascinado. Ella hace una mueca.

—Hace mucho no pinto, desde mi accidente no pude volver a usar el pincel —agrega con mirada triste. Frunzo el ceño.

Estoy por hablar cuando una voz femenina y chillona me interrumpe.

La interrupción viene de Valeria, una rubia escandalosa que me he follado un par de veces, cuya presencia es tan imponente como siempre. Se acerca con una sonrisa que no llega a ocultar su intención de marcar territorio.

—Hernán, querido, ¿quién es esta encantadora dama? —pregunta, aunque su tono sugiere que ya conoce la respuesta.

Me siento incómodo, consciente de la tensión que se crea en el aire.

—Valeria, te presento a Clara, mi nueva secretaria —digo, intentando mantener la calma.

Clara me mira de una manera que no puedo descifrar. Valeria, por su parte, extiende su mano con una confianza que raya en la arrogancia.

—Encantada, Clara. Espero que no te importe compartir a Hernán conmigo —dice Valeria, su voz tiene un matiz juguetón que no logra disimular la provocación.

Clara acepta el saludo con gracia, su postura firme y segura.

—El placer es mío, Valeria. Y no te preocupes, soy muy buena compartiendo —responde con una sonrisa que desarma la tensión. Valeria se ríe, pero hay un brillo de desafío en sus ojos.

—Bueno, entonces espero que nos llevemos bien. Hernán y yo tenemos una larga historia.

Asiento, sintiendo cómo la situación se complica.

—Valeria es una vieja amiga —explico, esperando suavizar cualquier malentendido.

Valeria asiente, su mirada se desliza entre Clara y yo, evaluando.

—Una amiga que espera que no la olvides ahora que tienes una nueva secretaria tan… talentosa —murmura Valeria, con una sonrisa burlona, mientras acaricia mi abdomen con descaro.

Un escalofrío recorre mi espalda ante su contacto inapropiado, y siento que la situación se vuelve cada vez más tensa.

—Lo siento, señor Selton, creo que estará ocupado y yo tengo mucho trabajo por hacer. Nos vemos luego —dice Clara con voz temblorosa, antes de darse la vuelta y salir corriendo.

Me quedo allí, paralizado por un momento, mientras observo cómo Clara se aleja. La incomodidad y la culpa me invaden, y me doy cuenta de que he dejado que la situación se salga de control. Valeria me mira con una sonrisa triunfante, como si hubiera logrado lo que quería.

Respiro profundamente, tratando de recuperar la compostura.

Definitivamente, esto no va a terminar bien.

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