POV HERNÁNAhora que volvió Lyke, siento que extraño la soledad y tranquilidad de mi mente. No deja de cantar ni estar emocionado porque Clara lo dibujó.De hecho, fue él quien me obligó a mandarle ese mensaje. Yo no quería porque temo ser intenso para ella. Para nosotros es bastante normal ser intensos desde el principio con nuestra pareja destinada, pero para Clara, siendo humana, creo que alguien así la asustaría y hasta pensaría que soy un acosador. No quiero que me tenga miedo.—¡Ella me dibujó! —vuelve a exclamar por enésima vez. Pongo los ojos en blanco—. ¿Qué pasará cuando la llevemos a nuestra manada?—Eso no va a pasar —digo entredientes.—¿Y nos dará cachorritos o solo tendremos bebés humanos? —cuestiona, haciendo caso omiso a mi respuesta. Suelto un bufido.—Falta mucho para eso, Lyke, ya deja de soñar tanto —replico, comenzando a buscar algo para comer. Abro la nevera y saco algunos ingredientes, tratando de concentrarme en preparar una cena rápida.—No puedes negar lo que
POV CLARACuando llego a la empresa me encuentro con tal fiesta que parece que van a tirar todo por la ventana.Hay globos, guirnaldas, los empleados tienen bonetes, silbatos y papel picado. Tiran serpentinas a medida que avanzo y no puedo evitar reír. No entiendo nada de lo que está pasando, pero la felicidad es contagiosa.Si bien no estoy de muy buen humor, ya que anoche no pude dormir entre las pesadillas y el fracaso ante el dibujo del lobo, quizás esto podría mejorar un poco mi ánimo.Llego hasta mi escritorio y Lisa me está esperando con un café.—¡Ay, te lo agradezco tanto! —le digo, dándole un sorbo y disfrutando de su sabor. Ella sonríe y me guiña un ojo—. ¿Por qué hay tanto alboroto?—Hoy cumple años Daniel, acostumbra a hacer esto todos los años —contesta. Frunzo el ceño.—El señor Selton no me informó nada, yo no sabía…—No te preocupes, Clara —me interrumpe ella—. En realidad, Hernán no suele participar mucho de esto, más bien lo organiza Daniel con su propia secretaria.
POV HERNÁN—Me niego rotundamente —le digo a Daniel, quien me pidió que vayamos a un bar a festejar su cumpleaños esta noche.—¿Por qué no? —cuestiona frunciendo el ceño—. Hace una semana hubieras aceptado como si tu vida dependiera de ello.—Hay mucho trabajo por hacer —respondo en un murmullo, sabiendo que tiene razón. Jamás hubiera rechazado una salida.El problema es que, si voy al bar, no van a parar de venir mujeres a insistir para que se acuesten conmigo y yo en este momento solo quiero acostarme con una sola mujer. Clara.—¡Es fin de semana! —protesta mi amigo—. ¿Qué está pasando? —Entrecierra los ojos—. ¿Acaso te estás enamorando de Valeria?—¡Ni muerto! —exclamo. Se me revuelve el estomago de solo pensar en eso.—Deberíamos ir —comenta Lyke—. Dijimos que nadie debería sospechar de lo que nos pasa.Mi lobo está en lo cierto. Si comienzo a comportarme de manera distinta, es muy probable que Daniel sea el primero en darse cuenta de que acabo de encontrar a mi pareja. Suspiro y
POV CLARALe dije a Marina que no era buena idea venir a bailar. No estaba de humor, ni tampoco tenía muchas ganas, pero ella insistió en que debía festejar mi primera semana de trabajo y, además, quería relajarse.Y ahora, aquí estamos, yo traumada por culpa de un desconocido y ella culpable por haberme dejado sola cinco minutos. De todos modos, lo más extraño es haberme encontrado con mi jefe, que apareció en el momento justo y encima me defendió.Marina me mira con ojos llenos de preocupación, su culpa evidente en su rostro.—Lo siento tanto, Clara. Nunca pensé que algo así podría pasar —dice, su voz tiembla y tomo su mano.—No es tu culpa, Marina. Estas cosas... simplemente pasan —respondo, tratando de calmarla.—Pero debí estar contigo. No debí dejarte sola ni un segundo —insiste, sus ojos brillando con lágrimas no derramadas.La abrazo brevemente, tratando de consolarla.—Está bien, Marina. Estoy bien. Y, además, el señor Selton estaba allí para ayudarme.Ella me mira, aún con a
POV CLARALo dice con una sonrisa de oreja a oreja, y no puedo evitar estallar en carcajadas.—¡No me digas! —exclamo reprimiendo las risas—. Está bien, tu secreto está a salvo conmigo, solo espero que no me comas. Y… ¿te transformas en luna llena?—No, no funciona así —expresa negando con la cabeza—. Es como un impulso, cuando no puedo mantener a mi lobo a raya.—Claro, entiendo —replico aguantando la risa. Creo que está más borracho que yo, por lo que finjo creerle—. ¿Y te puedes transformar ahora?—No, Lyke está enojado conmigo y en este momento me está insultando demasiado.—¿Quién es Lyke? —cuestiono frunciendo el ceño.—Mi lobo —contesta encogiendo los hombros. Asiento con una sonrisa.—¿Y él te habla? —inquiero con interés, entrecerrando los ojos. Mientras él habla, termino de tomar mi bebida.—Es un maldito lobo hablador —comenta con un bufido—. De hecho, tengo que admitir que lo extrañaba porque desapareció por un buen tiempo, pero es que ahora no se calla...—Creo que necesit
POV HERNÁNNo puedo creer todo lo que acaba de suceder. Mientras conduzco a casa tengo que aguantarme las quejas y, al mismo tiempo, la felicidad de Lyke. Yo solo quiero llegar a casa y dormir.—¡Eres un idiota! —exclama mi lobo—. Te deberías haber quedado, deberías haber tenido sexo con ella, ¡podríamos haberla marcado!—¿Estás loco? —inquiero, rodando los ojos—. Para empezar, ella estaba borracha, no puedo aprovecharme así. Y, además, ¿cómo voy a marcarla? ¡Ni siquiera sabe de este mundo!—Ahora sí lo sabe, porque tú te dedicaste a decírselo —refunfuña—. ¿En qué estabas pensando?—Ni me creyó —me defiendo. Sé que fui un estúpido en confesarle que tengo un lobo, pero al menos se lo tomó con humor y puedo usar mi borrachera como excusa.—Eso no cambia nada. Cada momento que pasas con ella la atracción se hace más fuerte. Necesitamos marcarla, Hernán. No tenemos mucho tiempo.—¿Tiempo para qué? —pregunto, aunque ya sé la respuesta. Lyke y yo estamos vinculados de una manera que no pued
POV HERNÁNAbro la puerta con todo el temor del mundo, pero suelto un suspiro de alivio en cuanto veo a Daniel. Me saluda con una palmada en la espalda mientras entra, su expresión está tan seria que me preocupa. Cierro la puerta de nuevo y le hago un gesto para que se siente.—¿No sabes qué pudo haber pasado? —inquiero con tono preocupado—. ¿No te lo dijeron por enlace mental?—Nada, estoy igual de preocupado que tú —responde. Estoy por contestar cuando el timbre suena otra vez. Siento que estoy a punto de vomitar mi corazón, ahora sí es él. Abro la puerta con inseguridad y casi me infarto cuando me encuentro a Valeria apoyada en el marco, vestida con un babydoll y una sonrisa coqueta. —¿Qué estás haciendo aquí, Valeria? —pregunto, tratando de mantener mi voz firme.—Pensé en darte una sorpresa, Hernán —dice ella, intentando entrar, pero la detengo antes de que dé un paso. Me mira haciendo puchero con los labios, y no puedo evitar sentir algo de repulsión.—No es un buen momento —
POV CLARAEl lunes llego a la empresa y hay un silencio tan lúgubre que me da escalofríos, mis compañeros ni siquiera levantan la vista cuando paso. Tengo miedo. ¿Se habrán entrado de lo que pasó el sábado entre Hernán y yo?Me acerco a mi escritorio con un sentimiento de vacío indescriptible. Los eventos del fin de semana todavía están frescos en mi mente, y no puedo evitar preguntarme qué va a pasar ahora. ¿Cómo reaccionará Hernán al verme? ¿Seguirá sintiendo lo mismo por mí después de todo lo que pasó?Me siento en mi silla y trato de concentrarme en mi trabajo, pero mi mente sigue divagando. Mis dedos tamborilean nerviosamente sobre el teclado, sin poder escribir ni una sola palabra coherente.Apenas pasan diez minutos cuando una voz chillona me hace saltar en el lugar. Levanto la vista y me encuentro con Valeria, que trae puesto un vestido escotado y su cabello bien peinado en una cola alta. Tengo que admitir que envidio su belleza.—¡Clara! —me saluda con una falsa alegría—. ¿Po