POV CLARA
—Entonces, Clara, ¿cómo fue tu semana? —inquiere Laura, mi psicoanalista, mirándome con interés a través de sus grandes lentes.
—Conseguí el trabajo en Wolf —anuncio, ella sonríe y anota—. Empecé hoy, pero parece que hay un buen ambiente de trabajo, el jefe parece bueno, aunque es un tanto… extraño.
—¿A qué te refieres con extraño? —pregunta. Me encojo de hombros.
—Tiene una vibra rara, como que es bueno, pero al mismo tiempo oculta algo.
Mi psicoanalista asiente, tomando notas mientras escucha atentamente mis palabras.
—Entiendo. ¿Algo más que hayas notado sobre él? —pregunta, incitándome a seguir compartiendo mis pensamientos.
—Bueno, aparte de eso, también hubo un encuentro con otra mujer. Se llama Valeria, y parece tener una historia complicada con mi jefe. De alguna manera, sentí como si estuviera marcando territorio delante de mí, y eso me hizo sentir incómoda y confundida —explico, tratando de ordenar mis pensamientos.
Laura asiente de manera comprensiva, alentándome a continuar.
—Creo que lo más extraño de todo es que, a pesar de todas estas situaciones, siento una especie de atracción hacia mi jefe, a pesar de apenas conocerlo. Es como si algo en su presencia despertara algo en mí, algo que no puedo entender del todo —confieso, sintiendo la confusión y la intriga revoloteando en mi mente.
Mi psicoanalista me mira con una expresión reflexiva, antes de responder con suavidad:
—Es completamente normal sentirse confundida en situaciones nuevas, especialmente cuando involucran a personas que ejercen cierta influencia sobre nosotros. Es importante explorar estas emociones y comprender qué nos lleva a sentirnos de cierta manera. ¿Te gustaría hablar más sobre esto en nuestra próxima sesión? Pasa esta semana en el trabajo y anota cómo te vas sintiendo con respecto a esto.
—Bien, lo haré —replico.
—Y sobre tus pesadillas… ¿Has tenido alguna esta semana?
Ah, mis hermosas pesadillas. Desde el accidente, no hay día que no sueñe cosas horribles. Hago un asentimiento con la cabeza.
—En ninguna logro salvar a mis padres —comento—. De todos modos, las pastillas que me recetó están haciendo su efecto, no son tan seguidas como antes.
—Es un paso positivo que las pastillas estén ayudando —dice Laura, su voz es un bálsamo de calma—. Pero las pesadillas son solo un síntoma. Es el trauma lo que debemos abordar. ¿Recuerdas algo específico de tus sueños que te perturbe más que el resto?
Hago una pausa, reflexionando. Las imágenes de mis sueños se agolpan en mi mente, pero hay una que siempre se repite.
—Siempre es el mismo momento —respondo con voz temblorosa—. El sonido del choque… es ensordecedor. Y luego, el silencio. Ese silencio es lo peor, como si todo lo demás dejara de existir.
Laura asiente, anotando algo en su libreta.
—El silencio puede ser más ensordecedor que cualquier ruido —comenta—. Es un vacío que tu mente intenta llenar. Vamos a trabajar en eso. Por ahora, sigue usando las pastillas según lo prescrito y enfócate en las cosas que te traen paz. Como la pintura, ¿verdad?
Mi corazón se encoge al mencionarla. La pintura, mi refugio, ahora se ha convertido en una fuente de frustración.
—Sí, pero… no he podido pintar desde el accidente —confieso, sintiendo cómo la angustia se apodera de mi voz—. Cada vez que lo intento, hay un bloqueo mental y mi mano… mi mano tiembla demasiado.
—Entiendo —dice Laura con una mirada comprensiva—. El bloqueo y el temblor son manifestaciones de tu ansiedad y trauma. No te presiones. La creatividad fluye a su propio ritmo. Tal vez, en lugar de forzarte a pintar, podríamos explorar otras formas de expresión que no requieran tanta precisión manual. ¿Qué te parece la escritura o la música?
La sugerencia me toma por sorpresa. Nunca había considerado otras formas de expresión artística. Siento una mezcla de curiosidad y esperanza.
—Podría intentarlo —digo, pensativa—. Quizás escribir sobre mis sueños o aprender a tocar un instrumento.
—Eso suena maravilloso —Laura sonríe, cerrando su libreta—. Es importante que encuentres una salida para tus emociones. La próxima semana, hablemos más sobre esto y sobre cualquier progreso que hayas hecho. Y recuerda, estoy aquí para ayudarte a atravesar esto, no tienes que hacerlo sola.
Salgo de la oficina de Laura sintiéndome un poco más liviana.
Cuando llego al departamento que comparto con mi prima, le explico cómo fue mi primer día de trabajo y la situación incómoda que pasé con el señor Selton.
—Era obvio que iba a ser un mujeriego, es soltero, millonario y además está buenísimo —comenta.
—Sí, lo sé, pero me pareció muy inapropiado lo que hizo —contesto untando una tostada con mantequilla. Ella sonríe y arquea una ceja.
—¿Estás celosa? —inquiere.
—¿Qué? ¡No! ¿Cómo voy a estar celosa de un hombre que no es nada mío?
—Prima, eres mujer, ese tipo te revuelve las hormonas, es normal que sientas celos, quisieras estar en el lugar de esa tal Valeria —expresa. Niego con la cabeza.
—No se trata de celos —digo, intentando sonar convincente mientras la mantequilla se derrite en la tostada caliente—. Se trata de respeto. No quiero ser una más en su lista.
Mi prima me observa con una mezcla de escepticismo y diversión.
—Claro, claro, el respeto —dice, arrastrando las palabras—. Pero admitamos que el señor Selton tiene su encanto. Y tú, querida prima, no eres de piedra. ¿Hace cuánto no estás con un hombre?
Suspiro, sabiendo que tiene razón en parte. El señor Selton es atractivo, pero eso no cambia cómo me hizo sentir. La peor parte de esto, es que jamás estuve con un hombre. He tenido novios, pero por alguna razón nunca llegábamos a más de un par de besos.
—Tal vez —concedo—. Pero no puedo permitirme distracciones. Tengo que concentrarme en mi recuperación y en volver a pintar.
—Ah, la pintura —dice ella, suavizando su tono—. ¿Cómo va eso?
Bajo la mirada hacia la tostada, evitando su pregunta.
—No muy bien —admito—. Cada vez que tomo el pincel, es como si una barrera invisible me detuviera. Y mi mano… tiembla incontrolablemente.
Ella se acerca y pone su mano sobre la mía.
—Vas a superarlo —afirma con confianza—. Eres la mujer más fuerte que conozco. Y cuando estés lista, ese lienzo te estará esperando.
Asiento, sintiendo una oleada de gratitud por su apoyo incondicional.
—Gracias, prima —digo, regalándole una sonrisa sincera—. Por ahora, me enfocaré en la terapia y en encontrar otras formas de expresarme. Laura sugirió la escritura o la música.
—Eso suena fantástico —responde ella, entusiasmada—. Te puedo enseñar a tocar la guitarra.
—Creo que me inclinaría más por el piano —expreso.
—Bien, te conseguiré clases de piano, dame unos días.
—Tranquila, Marina, aún hay tiempo —replico sonriendo—. Además, ni siquiera sé lo que me gusta, déjame descubrirlo.
—Oki, te dejaré tranquila unos días —contesta de manera pícara—. Voy a trabajar, nos vemos mañana. —Me da un beso en la coronilla y sale.
Ella trabaja en un club nocturno como moza, aunque a veces tiene turnos rotativos y le toca trabajar atendiendo un bar por la mañana. Ambas nos esforzamos por mantener nuestra vida y finanzas en orden, pero desde el accidente ella prácticamente se tuvo que hacer cargo de mí, no sé cómo agradecerle.
Quizás con mi nuevo trabajo puedo devolverle todo lo que me dio.
Suspiro y decido irme a la cama temprano, no tengo muchas ganas de cenar y me está matando el sueño.
Cierro la puerta de la cocina detrás de mí y me dirijo hacia mi habitación, dejando que el silencio de la noche me envuelva. Mientras me preparo para acostarme, mi mente vuelve a vagar hacia el señor Selton. No puedo evitar preguntarme qué es lo que realmente esconde detrás de esa fachada de confianza y misterio.
Con un suspiro, me obligo a apartar esos pensamientos de mi mente. Mañana será un día largo en la oficina y necesito estar completamente concentrada en mi nuevo trabajo. Además, ese hombre no debería importante, es el típico millonario mujeriego, ¿por qué debería preocuparme?
POV HERNÁNMe dejó completamente preocupado el cómo Clara se fue de mi vista y luego no la vi más en todo el día. Llegué a mi casa sin dejar de pensar en eso, y ni siquiera entiendo el motivo, es solo una empleada más.Me encuentro caminando de un lado a otro en mi sala de estar, incapaz de encontrar calma. ¿Qué está pasando conmigo? Nunca antes me había sentido tan perturbado por una simple interacción con una mujer, y ni siquiera es porque estoy pensando en follármela, preferiría pensar en eso mil veces antes que pensar en que ella es mi compañera destinada.Con un suspiro, me dirijo a la cocina en busca de algo de beber, pero incluso el whisky más fino no puede calmar mis nervios. Me siento atrapado en un torbellino de emociones y pensamientos confusos, incapaz de encontrar una salida clara.Chasqueo la lengua y enciendo mi portátil para buscar información sobre ello. Sé que Google no es una fuente muy confiable, pero hay leyendas que hablan sobre un lobo emparejado con una humana.
POV CLARASalgo de la oficina de Hernán casi corriendo, con el corazón acelerado y las mejillas ardiendo. No puedo creer lo torpe que fui al interrumpir una reunión tan importante. ¿Cómo pude ser tan despistada? Y encima, me sonrojo como una colegiala ante la sonrisa coqueta de Daniel. ¡Qué vergüenza!Llego a mi escritorio y me dejo caer en la silla, soltando un suspiro profundo. Trato de concentrarme en mi trabajo, pero la imagen de Hernán y Daniel no deja de rondar mi mente. Algo en la mirada de Hernán me inquieta, una mezcla de tensión y preocupación que no logro descifrar. Y ese aroma... cada vez que me acerco a él, un aroma embriagador me envuelve, haciéndome sentir extrañamente cómoda y segura.«Solo es tu imaginación, Clara», me digo a mí misma, tratando de sacudir esos pensamientos. «Es tu jefe, y tú estás aquí para trabajar, no para soñar despierta». Pero no puedo evitarlo. Hay algo en Hernán que me atrae de una manera que nunca antes había experimentado. Una especie de conex
POV HERNÁN No entiendo qué me pasa y porqué me encuentro frente a una necesidad tan fuerte de ir a ver a Clara. Ella está a metros de mi oficina, puedo incluso oler su perfume y, si afino un poco más el oído, puedo escuchar hasta su respiración. Sé que está tecleando algo en la computadora, cada tanto escucho el sonido del bolígrafo contra el papel, pero no se me ocurre nada para ir a hablarle. Sé muy bien que Valeria le dijo que no se acerque a mí, pero no me importa. Esa mujer tiene que aprender a controlarse, yo no soy de su propiedad.Intento concentrarme en los documentos frente a mí, pero mi mente sigue vagando hacia Clara. Su presencia es una constante distracción, una tentación que no puedo ignorar. La noche pasada apenas dormí, consumido por la falta de conexión con Lyke y la confusión que Clara trajo a mi vida. Necesito respuestas, y quizás ella es la clave para encontrarlas.Levanto la vista del escritorio y miro hacia la puerta. Mi corazón se acelera con solo pensar en ve
POV CLARASalto en la silla cuando veo a mi jefe venir hacia mí y escondo el boceto que estaba haciendo con rapidez. Hace minutos, una especie de creatividad impulsiva llegó hacia mí por arte de magia y tuve que dibujar, pero me frustra no poder hacer una sola línea sin que mi mano tiemble.—Señor Selton, ¿necesita algo? —inquiero con tono avergonzado. Él se para frente a mi escritorio y me mira con profundidad, sus ojos verdes están más oscuros que de costumbre y me recorre un escalofrío por la espalda mientras evito devolverle la mirada.Este hombre me parece bastante curioso y, al mismo tiempo, tiene un aura tan intimidante que me da miedo.—Yo… eh… un café —titubea, soltando un bufido frustrado.—¿Solo eso? —pregunto, arqueando las cejas. Él asiente rápidamente.—Sí, perdón, lo voy a buscar yo, Clara. No te voy a molestar por esa tontería —agrega, y sale disparado hacia el ascensor.Frunzo el ceño y lo observo hasta que desaparece de mi vista. Siento que quería decirme algo más, p
POV HERNÁNAhora que volvió Lyke, siento que extraño la soledad y tranquilidad de mi mente. No deja de cantar ni estar emocionado porque Clara lo dibujó.De hecho, fue él quien me obligó a mandarle ese mensaje. Yo no quería porque temo ser intenso para ella. Para nosotros es bastante normal ser intensos desde el principio con nuestra pareja destinada, pero para Clara, siendo humana, creo que alguien así la asustaría y hasta pensaría que soy un acosador. No quiero que me tenga miedo.—¡Ella me dibujó! —vuelve a exclamar por enésima vez. Pongo los ojos en blanco—. ¿Qué pasará cuando la llevemos a nuestra manada?—Eso no va a pasar —digo entredientes.—¿Y nos dará cachorritos o solo tendremos bebés humanos? —cuestiona, haciendo caso omiso a mi respuesta. Suelto un bufido.—Falta mucho para eso, Lyke, ya deja de soñar tanto —replico, comenzando a buscar algo para comer. Abro la nevera y saco algunos ingredientes, tratando de concentrarme en preparar una cena rápida.—No puedes negar lo que
POV CLARACuando llego a la empresa me encuentro con tal fiesta que parece que van a tirar todo por la ventana.Hay globos, guirnaldas, los empleados tienen bonetes, silbatos y papel picado. Tiran serpentinas a medida que avanzo y no puedo evitar reír. No entiendo nada de lo que está pasando, pero la felicidad es contagiosa.Si bien no estoy de muy buen humor, ya que anoche no pude dormir entre las pesadillas y el fracaso ante el dibujo del lobo, quizás esto podría mejorar un poco mi ánimo.Llego hasta mi escritorio y Lisa me está esperando con un café.—¡Ay, te lo agradezco tanto! —le digo, dándole un sorbo y disfrutando de su sabor. Ella sonríe y me guiña un ojo—. ¿Por qué hay tanto alboroto?—Hoy cumple años Daniel, acostumbra a hacer esto todos los años —contesta. Frunzo el ceño.—El señor Selton no me informó nada, yo no sabía…—No te preocupes, Clara —me interrumpe ella—. En realidad, Hernán no suele participar mucho de esto, más bien lo organiza Daniel con su propia secretaria.
POV HERNÁN—Me niego rotundamente —le digo a Daniel, quien me pidió que vayamos a un bar a festejar su cumpleaños esta noche.—¿Por qué no? —cuestiona frunciendo el ceño—. Hace una semana hubieras aceptado como si tu vida dependiera de ello.—Hay mucho trabajo por hacer —respondo en un murmullo, sabiendo que tiene razón. Jamás hubiera rechazado una salida.El problema es que, si voy al bar, no van a parar de venir mujeres a insistir para que se acuesten conmigo y yo en este momento solo quiero acostarme con una sola mujer. Clara.—¡Es fin de semana! —protesta mi amigo—. ¿Qué está pasando? —Entrecierra los ojos—. ¿Acaso te estás enamorando de Valeria?—¡Ni muerto! —exclamo. Se me revuelve el estomago de solo pensar en eso.—Deberíamos ir —comenta Lyke—. Dijimos que nadie debería sospechar de lo que nos pasa.Mi lobo está en lo cierto. Si comienzo a comportarme de manera distinta, es muy probable que Daniel sea el primero en darse cuenta de que acabo de encontrar a mi pareja. Suspiro y
POV CLARALe dije a Marina que no era buena idea venir a bailar. No estaba de humor, ni tampoco tenía muchas ganas, pero ella insistió en que debía festejar mi primera semana de trabajo y, además, quería relajarse.Y ahora, aquí estamos, yo traumada por culpa de un desconocido y ella culpable por haberme dejado sola cinco minutos. De todos modos, lo más extraño es haberme encontrado con mi jefe, que apareció en el momento justo y encima me defendió.Marina me mira con ojos llenos de preocupación, su culpa evidente en su rostro.—Lo siento tanto, Clara. Nunca pensé que algo así podría pasar —dice, su voz tiembla y tomo su mano.—No es tu culpa, Marina. Estas cosas... simplemente pasan —respondo, tratando de calmarla.—Pero debí estar contigo. No debí dejarte sola ni un segundo —insiste, sus ojos brillando con lágrimas no derramadas.La abrazo brevemente, tratando de consolarla.—Está bien, Marina. Estoy bien. Y, además, el señor Selton estaba allí para ayudarme.Ella me mira, aún con a