POV CLARA
—“Ricirsis himinis li istiri llimindi piri ivisirli si quidi in il pisti” —digo con tono burlón, cerrando la puerta del refrigerador con fuerza—. Todo el mundo sabe que eso significa que no te van a contratar.
Marina suelta una carcajada y toma la cerveza que acaba de abrir, y me siento a su lado en el sillón.
—Brindemos por tu no trabajo —expresa, chocando nuestras pequeñas botellas de vidrio. Esbozo una sonrisa.
Marina es mi prima y mi mejor amiga. Literalmente, la única vida social que tengo, ya que mi familia falleció en el accidente de auto que tuvimos y por el cual casi no sobrevivo. A causa de eso, me quedó una enorme cicatriz en mi baja espalda, la cual tapé con un tatuaje de un gran ramo de flores, para recordarme que los momentos difíciles son los que más nos hacen florecer.
—Me hubiera gustado trabajar ahí, de todos modos —respondo con tono derrotado.
—Eso es solo porque el jefe es un bombonazo —comenta guiñándome un ojo.
Suelto una risa por lo bajo y asiento con la cabeza, sonrojándome al recordar al señor Selton.
Es alto, musculoso y su figura denota una fuerza que resulta imponente. Su cabello oscuro, corto y cuidadosamente peinado, enmarca un rostro anguloso y masculino, adornado por unos ojos verdes profundos e intensos, capaces de cautivar con solo una mirada. Cada gesto, cada movimiento, destila una confianza innata en sí mismo y una determinación que resulta irresistible.
Su voz profunda y segura transmite un magnetismo que no pasa desapercibido.
—Igual, creo que es un rarito —manifiesto, comiendo un puñado de papas fritas.
—¿Por qué? ¿Te parece pervertido? —cuestiona mi prima con interés. Hago un gesto negativo mientras tomo un trago de cerveza y luego me aclaro la voz.
—La verdad, en un momento se quedó paralizado —cuento—. Se presentó, me estrechó la mano, y de repente quedó viendo un punto fijo en la nada, después se levantó y tomó mucha agua.
Marina suelta una carcajada.
—Te parece raro solo porque toma agua, Clarita —manifiesta entre risas—. Tú porque no conoces otra cosa que la cerveza.
Pongo los ojos en blanco y le tiro una papa por la cabeza antes de reír.
Estoy a punto de responder, pero el tono de llamada de mi celular me interrumpe. Abro los ojos con sorpresa al ver que es el número de la empresa y atiendo sin pensarlo.
—Aquí Clara Rojas —digo. Me muerdo la lengua de la vergüenza, jamás contesté así. Marina oculta una risa y me alejo de ella para concentrarme.
—Buenas tardes, soy Lisa, de recursos humanos de Wolf y asociados —expresa—. Es para avisarle que fue elegida para el puesto, y si puede comenzar mañana mismo.
—¡Sí, por supuesto! —exclamo con demasiada emoción—. ¡Gracias!
—Bien, la esperamos a las ocho. Pase primero por mi oficina así arreglamos el contrato —agrega antes de cortar.
Después de colgar el teléfono, Marina y yo nos abrazamos emocionadas, saltando de alegría en el pequeño apartamento que compartimos. Es difícil contener la emoción ante la noticia de que finalmente tengo un trabajo. Después de tantos meses buscando, por fin parece que la suerte está de mi lado.
—¡No puedo creerlo! ¡Al fin tienes un trabajo, Clara! —exclama Marina, con los ojos brillantes de emoción.
—Sí, es increíble. ¡Mañana comienzo! —respondo, tratando de contener las lágrimas de felicidad que amenazan con escaparse.
Nos abrazamos de nuevo, compartiendo el momento de alegría juntas. Es reconfortante tener a alguien como Marina a mi lado, apoyándome en cada paso del camino.
Después de unos minutos de celebración, nos sentamos en el sillón, todavía emocionadas por la noticia. Sin embargo, el recuerdo de Hernán Selton y la extraña experiencia en la entrevista todavía está fresco en mi mente.
—¿Qué tal si el jefe es tan extraño como parece? —pregunto, tratando de sacudirme esos pensamientos.
—¡No le des importancia! Tú solo has tu trabajo, pero si se propasa contigo, dímelo y yo misma le doy su merecido —responde ella, con una sonrisa traviesa.
Nos quedamos hablando y riendo hasta altas horas de la noche, compartiendo la emoción del nuevo trabajo y las expectativas para el futuro.
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Me despierto de golpe al escuchar el sonido insistente de mi despertador. Parpadeo, confundida, aún aturdida por el sueño, y me apresuro a revisar el reloj digital en la mesita de noche. Mi corazón se acelera al darme cuenta de que son las 7:30 de la mañana.
—¡Maldición! ¡Me quedé dormida! —exclamo en voz alta mientras me lanzo fuera de la cama con torpeza.
Sin detenerme a pensar, corro hacia el baño, saltando sobre la pila de ropa que yace en el suelo. Me lavo la cara rápidamente, tratando de despertarme lo más posible, y me cepillo los dientes con una rapidez casi frenética. No tengo tiempo que perder.
Con manos temblorosas, me visto con la primera ropa que encuentro en mi armario, un conjunto simple pero adecuado para la ocasión. Luego, corro hacia la cocina, donde encuentro a Marina preparando el desayuno con una sonrisa burlona en el rostro.
—¿Qué tal tu primer día de trabajo? —me pregunta, arqueando una ceja.
—¡Me quedé dormida! ¿Por qué no me llamaste? ¡Tengo que irme ahora mismo! —respondo con urgencia, mientras agarro una manzana de la mesa y la muerdo rápidamente.
Marina suelta una risa divertida y me da un rápido abrazo de despedida antes de volver a sus quehaceres. Con el corazón latiendo con fuerza en mi pecho, agarro mi bolso y salgo corriendo del apartamento.
El trayecto hacia la empresa es un torbellino de emociones y nerviosismo. Maldigo mi mala suerte por quedarme dormida y me prometo a mí misma que nunca más volverá a suceder. Cuando finalmente llego a Wolf y Asociados, mi respiración está entrecortada y mi corazón late tan fuerte que siento que va a salir de mi pecho.
Entro a la recepción con cuidado, tratando de no llamar demasiado la atención. Lisa, la mujer de recursos humanos que me llamó ayer, está allí, mirando su reloj con impaciencia.
—¡Lo siento! ¡Me quedé dormida! —exclamo, tratando de recuperar el aliento.
Lisa me mira con una mezcla de sorpresa y exasperación, pero luego su rostro se suaviza en una sonrisa comprensiva.
—No te preocupes, Clara. Está bien, pero espero que no se vuelva a repetir. El señor Selton es muy quisquilloso con el horario, tuviste suerte de que aún no llega. ¿Lista para firmar tu contrato? —dice, extendiéndome una carpeta.
Respiro aliviada y asiento con la cabeza, tomando la carpeta y siguiéndola hacia su oficina. El proceso de firma es rápido y sin complicaciones, y pronto me encuentro firmando mi nombre en la línea punteada con una mezcla de emoción y alivio.
—¡Felicidades, Clara! ¡Bienvenida al equipo! —me dice Lisa, extendiéndome la mano con una sonrisa.
—¡Gracias, Lisa! ¡Estoy emocionada de comenzar! —respondo, devolviéndole la sonrisa con entusiasmo.
Después de despedirme de Lisa con una sonrisa aún pegada en el rostro, salgo de su oficina con paso decidido. Sin embargo, al girar la esquina, me encuentro cara a cara con Hernán Selton, el enigmático y atractivo dueño de la empresa.
—Buenos días, señorita Rojas. Me alegra verla aquí y lista para comenzar —dice Hernán con una sonrisa, su voz profunda resonando en el pasillo.
Me sorprende verlo allí, de pie frente a mí, radiante y seguro de sí mismo como siempre. Trago saliva con nerviosismo, sintiéndome repentinamente consciente de mi apariencia desaliñada y mi frenético inicio de día.
—Buenos días, señor Selton. Gracias por la oportunidad. Estoy emocionada de formar parte del equipo —respondo, tratando de mantener la compostura a pesar de mis nervios.
Hernán asiente con aprobación, sus ojos verdes brillando con interés mientras me observa. Una corriente eléctrica parece pasar entre nosotros en ese momento, aunque me digo a mí misma que debe ser solo mi imaginación.
—Espero que su primer día sea productivo, señorita Rojas. Estoy seguro de que será una adición valiosa a nuestra empresa —dice Hernán, antes de darme una leve inclinación de cabeza y continuar su camino.
Quedo paralizada por un momento, observando cómo se aleja con elegancia por el pasillo. ¿Por qué este hombre me parece tan extraño y magnético al mismo tiempo?
POV HERNÁNDespués del encuentro que tuve con Clara en el camino hacia mi oficina, sigo confundido acerca de ella.Siento cierta conexión, pero es que ella es muy atractiva. Me sigo convenciendo a mí mismo de que es imposible que mi pareja destinada sea humana, jamás se vio un caso así en la historia licántropa en siglos. No puedo ser la excepción.Entro a mi oficina con algo de vagancia, debo admitir que hoy no tenía muchas ganas de venir. Pasé la noche pensando en toda esta situación y creo que estoy al borde de volverme loco. Puede que esté exagerando, pero así me siento.El camino más fácil sería preguntarle a mi padre si puede ser posible lo que estoy sintiendo con una humana, pero estoy seguro de que él se moriría si supiera eso y, por otro lado, me obligaría a buscar a mi verdadera pareja, y no estoy listo para enfrentar aquello.El día se desliza lentamente en la oficina, con cada minuto pareciendo una eternidad mientras lucho por mantenerme concentrado en mi trabajo.Finalmen
POV CLARA—Entonces, Clara, ¿cómo fue tu semana? —inquiere Laura, mi psicoanalista, mirándome con interés a través de sus grandes lentes.—Conseguí el trabajo en Wolf —anuncio, ella sonríe y anota—. Empecé hoy, pero parece que hay un buen ambiente de trabajo, el jefe parece bueno, aunque es un tanto… extraño.—¿A qué te refieres con extraño? —pregunta. Me encojo de hombros.—Tiene una vibra rara, como que es bueno, pero al mismo tiempo oculta algo.Mi psicoanalista asiente, tomando notas mientras escucha atentamente mis palabras.—Entiendo. ¿Algo más que hayas notado sobre él? —pregunta, incitándome a seguir compartiendo mis pensamientos.—Bueno, aparte de eso, también hubo un encuentro con otra mujer. Se llama Valeria, y parece tener una historia complicada con mi jefe. De alguna manera, sentí como si estuviera marcando territorio delante de mí, y eso me hizo sentir incómoda y confundida —explico, tratando de ordenar mis pensamientos.Laura asiente de manera comprensiva, alentándome
POV HERNÁNMe dejó completamente preocupado el cómo Clara se fue de mi vista y luego no la vi más en todo el día. Llegué a mi casa sin dejar de pensar en eso, y ni siquiera entiendo el motivo, es solo una empleada más.Me encuentro caminando de un lado a otro en mi sala de estar, incapaz de encontrar calma. ¿Qué está pasando conmigo? Nunca antes me había sentido tan perturbado por una simple interacción con una mujer, y ni siquiera es porque estoy pensando en follármela, preferiría pensar en eso mil veces antes que pensar en que ella es mi compañera destinada.Con un suspiro, me dirijo a la cocina en busca de algo de beber, pero incluso el whisky más fino no puede calmar mis nervios. Me siento atrapado en un torbellino de emociones y pensamientos confusos, incapaz de encontrar una salida clara.Chasqueo la lengua y enciendo mi portátil para buscar información sobre ello. Sé que Google no es una fuente muy confiable, pero hay leyendas que hablan sobre un lobo emparejado con una humana.
POV CLARASalgo de la oficina de Hernán casi corriendo, con el corazón acelerado y las mejillas ardiendo. No puedo creer lo torpe que fui al interrumpir una reunión tan importante. ¿Cómo pude ser tan despistada? Y encima, me sonrojo como una colegiala ante la sonrisa coqueta de Daniel. ¡Qué vergüenza!Llego a mi escritorio y me dejo caer en la silla, soltando un suspiro profundo. Trato de concentrarme en mi trabajo, pero la imagen de Hernán y Daniel no deja de rondar mi mente. Algo en la mirada de Hernán me inquieta, una mezcla de tensión y preocupación que no logro descifrar. Y ese aroma... cada vez que me acerco a él, un aroma embriagador me envuelve, haciéndome sentir extrañamente cómoda y segura.«Solo es tu imaginación, Clara», me digo a mí misma, tratando de sacudir esos pensamientos. «Es tu jefe, y tú estás aquí para trabajar, no para soñar despierta». Pero no puedo evitarlo. Hay algo en Hernán que me atrae de una manera que nunca antes había experimentado. Una especie de conex
POV HERNÁN No entiendo qué me pasa y porqué me encuentro frente a una necesidad tan fuerte de ir a ver a Clara. Ella está a metros de mi oficina, puedo incluso oler su perfume y, si afino un poco más el oído, puedo escuchar hasta su respiración. Sé que está tecleando algo en la computadora, cada tanto escucho el sonido del bolígrafo contra el papel, pero no se me ocurre nada para ir a hablarle. Sé muy bien que Valeria le dijo que no se acerque a mí, pero no me importa. Esa mujer tiene que aprender a controlarse, yo no soy de su propiedad.Intento concentrarme en los documentos frente a mí, pero mi mente sigue vagando hacia Clara. Su presencia es una constante distracción, una tentación que no puedo ignorar. La noche pasada apenas dormí, consumido por la falta de conexión con Lyke y la confusión que Clara trajo a mi vida. Necesito respuestas, y quizás ella es la clave para encontrarlas.Levanto la vista del escritorio y miro hacia la puerta. Mi corazón se acelera con solo pensar en ve
POV CLARASalto en la silla cuando veo a mi jefe venir hacia mí y escondo el boceto que estaba haciendo con rapidez. Hace minutos, una especie de creatividad impulsiva llegó hacia mí por arte de magia y tuve que dibujar, pero me frustra no poder hacer una sola línea sin que mi mano tiemble.—Señor Selton, ¿necesita algo? —inquiero con tono avergonzado. Él se para frente a mi escritorio y me mira con profundidad, sus ojos verdes están más oscuros que de costumbre y me recorre un escalofrío por la espalda mientras evito devolverle la mirada.Este hombre me parece bastante curioso y, al mismo tiempo, tiene un aura tan intimidante que me da miedo.—Yo… eh… un café —titubea, soltando un bufido frustrado.—¿Solo eso? —pregunto, arqueando las cejas. Él asiente rápidamente.—Sí, perdón, lo voy a buscar yo, Clara. No te voy a molestar por esa tontería —agrega, y sale disparado hacia el ascensor.Frunzo el ceño y lo observo hasta que desaparece de mi vista. Siento que quería decirme algo más, p
POV HERNÁNAhora que volvió Lyke, siento que extraño la soledad y tranquilidad de mi mente. No deja de cantar ni estar emocionado porque Clara lo dibujó.De hecho, fue él quien me obligó a mandarle ese mensaje. Yo no quería porque temo ser intenso para ella. Para nosotros es bastante normal ser intensos desde el principio con nuestra pareja destinada, pero para Clara, siendo humana, creo que alguien así la asustaría y hasta pensaría que soy un acosador. No quiero que me tenga miedo.—¡Ella me dibujó! —vuelve a exclamar por enésima vez. Pongo los ojos en blanco—. ¿Qué pasará cuando la llevemos a nuestra manada?—Eso no va a pasar —digo entredientes.—¿Y nos dará cachorritos o solo tendremos bebés humanos? —cuestiona, haciendo caso omiso a mi respuesta. Suelto un bufido.—Falta mucho para eso, Lyke, ya deja de soñar tanto —replico, comenzando a buscar algo para comer. Abro la nevera y saco algunos ingredientes, tratando de concentrarme en preparar una cena rápida.—No puedes negar lo que
POV CLARACuando llego a la empresa me encuentro con tal fiesta que parece que van a tirar todo por la ventana.Hay globos, guirnaldas, los empleados tienen bonetes, silbatos y papel picado. Tiran serpentinas a medida que avanzo y no puedo evitar reír. No entiendo nada de lo que está pasando, pero la felicidad es contagiosa.Si bien no estoy de muy buen humor, ya que anoche no pude dormir entre las pesadillas y el fracaso ante el dibujo del lobo, quizás esto podría mejorar un poco mi ánimo.Llego hasta mi escritorio y Lisa me está esperando con un café.—¡Ay, te lo agradezco tanto! —le digo, dándole un sorbo y disfrutando de su sabor. Ella sonríe y me guiña un ojo—. ¿Por qué hay tanto alboroto?—Hoy cumple años Daniel, acostumbra a hacer esto todos los años —contesta. Frunzo el ceño.—El señor Selton no me informó nada, yo no sabía…—No te preocupes, Clara —me interrumpe ella—. En realidad, Hernán no suele participar mucho de esto, más bien lo organiza Daniel con su propia secretaria.