POV HERNÁN
Sus zapatos hacen eco en la oficina ni bien entra. Sus labios, pintados de un rojo intenso bastante llamativo, tiemblan un poco en cuanto me ve. Su cabello oscuro, largo hasta la cintura, hace contraste con su tez pálida y sus ojos, de color pardo, me miran con una mezcla de interés y temor.
Le hago un gesto con la mano para que tome asiento frente a mí y alisa su camisa color verde agua antes de sentarse.
Me aclaro la voz antes de hablar.
—Bien, soy Hernán Selton, dueño de la compañía Wolf y asociados —me presento. Ella asiente con la cabeza—. Usted es Clara Rojas, ¿verdad?
—Así es —responde en un murmullo apenas audible.
Estiro mi mano para estrechársela y, en cuanto tengo contacto con su piel, una corriente eléctrica me invade de pies a cabeza, provocando que retire mi brazo con rapidez y brusquedad. Trago saliva con fuerza.
—¿Está bien, señor? —me pregunta, notando que quedé paralizado.
—Sí, perdón, voy a buscar algo de agua… —respondo levantándome con torpeza.
Me dirijo al dispenser de agua y lleno un vaso, el cual vacío de un trago.
¿Es posible que ella sea mi pareja? No, no puede ser, es humana. No huelo a su loba, y mucho menos tiene un aura reconocible.
Sacudo la cabeza, quizás es sensación mía, debe ser que solo me parece atractiva. Sí, seguro es eso.
Acomodo mi corbata antes de volver a sentarme frente a ella y dirijo mi atención a los papeles que tengo sobre el escritorio.
—Bueno, señorita Rojas, comience por explicarme porqué desea el puesto como mi asistente y porqué debo dárselo —exijo.
Ella se remueve en el asiento, está un instante en silencio y suelta un suspiro.
—Deseo el puesto porque necesito el trabajo y debe dármelo porque soy responsable, diligente, capaz y muy trabajadora. Puedo trabajar haciendo horas extras ya que no tengo cosas en mi vida personal que me roben el tiempo —replica con seguridad.
Anoto esas cosas en mi libreta y la miro con interés.
—¿A qué se refiere con “cosas que me roban el tiempo”? —quiero saber.
—No tengo hijos, no estoy casada ni en pareja, tengo mucho tiempo libre —contesta encogiéndose de hombros.
«Eso me interesa», pienso.
—¿Tiene algún título universitario? —inquiero.
—Tengo conocimiento en administración de empresas, pero no tengo el título… —Antes de que le pregunte el motivo, ella prosigue—. Tuve un accidente hace unos años, paralizó mi vida por completo y tuve que dedicarme a mi recuperación al cien por ciento, por lo que me hizo dejar los estudios de lado, y ahora no puedo volver ya que necesito trabajar para pagar los gastos médicos.
—Lamento mucho que haya pasado por eso, señorita Rojas… —digo con sinceridad.
—Gracias, pero, de todos modos, no quiero el trabajo por lástima, sino porque realmente estoy capacitada para el puesto —agrega con tono seguro. No se parece en nada a la mujer tímida de hace unos minutos, lo cual me deja sin palabras.
—Bueno, en ese caso, voy a leer nuevamente su currículum y recursos humanos la estará llamando en el transcurso de los días para avisarle si queda en el puesto o no —contesto.
Ella asiente y nos ponemos de pie al mismo tiempo.
Evito darle la mano, pero ella la extiende y no puedo ser descortés.
Ahí está de nuevo, la m*****a corriente eléctrica.
—Hasta luego, señor Selton —expresa, dando media vuelta.
No puedo evitar mirar las curvas que su falda lápiz deja a la vista. Sin dudas, tiene un cuerpo perfecto.
Ni bien desaparece por la puerta, suelto toda mi respiración en una exhalación pesada, y masajeo mis ojos para calmar mi estrés.
¿Qué m****a es esa corriente eléctrica que sentí al tocarla? Según dicen, esa sensación es la que el lobo tiene cuando encuentra a su pareja, ¡pero ella es humana! ¿Cómo la diosa me va a emparejar con una humana? Imposible, no hay casos así en el mundo sobrenatural.
Además, decidí alejarme de la manada y vivir en el mundo real para no tener pareja, ni compromisos, y mucho menos dejar un legado.
Me recuesto en mi silla, tratando de ordenar mis pensamientos. No puedo permitir que una simple entrevista de trabajo me perturbe de esta manera. Pero esa sensación, esa extraña corriente eléctrica al tocar a Clara, sigue retumbando en mi mente, desafiando toda lógica.
Me obligo a concentrarme en los documentos frente a mí. Reviso el currículum de Clara, pero mi mente sigue divagando. ¿Qué está pasando? ¿Por qué reacciono así ante ella? Es solo una humana, una empleada potencial, nada más. Aunque algo en su presencia me perturba profundamente.
Decido que necesito respuestas. Me levanto de mi escritorio y camino hacia la ventana, mirando hacia el bullicioso paisaje urbano más allá. Mis pensamientos están en un torbellino, tratando de encontrar alguna explicación lógica para lo que acaba de suceder.
¿Y si… y si ella no es solo humana? ¿Podría ser posible que haya algo más en ella, algo que no puedo percibir de inmediato? Mi mente se llena de dudas y preguntas sin respuesta, pero antes de que pueda profundizar en mis pensamientos, mi teléfono suena, interrumpiendo mis reflexiones.
Es mi asistente, la cual está embarazada y por eso necesita un reemplazo, recordándome mi próxima reunión. Respiro profundamente, tratando de despejar mi mente de pensamientos intrusivos. No puedo permitir que esta situación interfiera con mi trabajo. Debo mantenerme enfocado en los negocios, en el éxito de mi empresa.
Con un esfuerzo, vuelvo a mi escritorio y me sumerjo en la preparación para mi próxima reunión. Pero a pesar de mis mejores esfuerzos, la imagen de Clara Rojas y esa inexplicable corriente eléctrica persisten en mi mente, como un enigma sin resolver que se niega a desaparecer.
Necesito más información. Tal vez haya algo en el historial de Clara que arroje luz sobre esta situación. Abro mi computadora y comienzo a buscar su perfil en línea, revisando sus perfiles en redes sociales y cualquier otra información disponible.
Sin embargo, mientras navego por las páginas web, una voz en mi mente me advierte que estoy cruzando una línea. ¿Qué derecho tengo de investigar la vida personal de alguien de esta manera? Pero a pesar de mis reservas, no puedo evitar sentir una urgencia desesperada por comprender lo que está sucediendo.
Finalmente, después de una hora de búsqueda que no dio frutos, cierro la computadora con frustración. No he encontrado ninguna respuesta, esta mujer ni siquiera tiene perfil en redes.
Me siento agotado y confundido, pero también determinado a descubrir la verdad detrás de esta misteriosa conexión con Clara Rojas.
Y es por eso que la voy a contratar.
POV CLARA—“Ricirsis himinis li istiri llimindi piri ivisirli si quidi in il pisti” —digo con tono burlón, cerrando la puerta del refrigerador con fuerza—. Todo el mundo sabe que eso significa que no te van a contratar.Marina suelta una carcajada y toma la cerveza que acaba de abrir, y me siento a su lado en el sillón.—Brindemos por tu no trabajo —expresa, chocando nuestras pequeñas botellas de vidrio. Esbozo una sonrisa.Marina es mi prima y mi mejor amiga. Literalmente, la única vida social que tengo, ya que mi familia falleció en el accidente de auto que tuvimos y por el cual casi no sobrevivo. A causa de eso, me quedó una enorme cicatriz en mi baja espalda, la cual tapé con un tatuaje de un gran ramo de flores, para recordarme que los momentos difíciles son los que más nos hacen florecer.—Me hubiera gustado trabajar ahí, de todos modos —respondo con tono derrotado.—Eso es solo porque el jefe es un bombonazo —comenta guiñándome un ojo.Suelto una risa por lo bajo y asiento con
POV HERNÁNDespués del encuentro que tuve con Clara en el camino hacia mi oficina, sigo confundido acerca de ella.Siento cierta conexión, pero es que ella es muy atractiva. Me sigo convenciendo a mí mismo de que es imposible que mi pareja destinada sea humana, jamás se vio un caso así en la historia licántropa en siglos. No puedo ser la excepción.Entro a mi oficina con algo de vagancia, debo admitir que hoy no tenía muchas ganas de venir. Pasé la noche pensando en toda esta situación y creo que estoy al borde de volverme loco. Puede que esté exagerando, pero así me siento.El camino más fácil sería preguntarle a mi padre si puede ser posible lo que estoy sintiendo con una humana, pero estoy seguro de que él se moriría si supiera eso y, por otro lado, me obligaría a buscar a mi verdadera pareja, y no estoy listo para enfrentar aquello.El día se desliza lentamente en la oficina, con cada minuto pareciendo una eternidad mientras lucho por mantenerme concentrado en mi trabajo.Finalmen
POV CLARA—Entonces, Clara, ¿cómo fue tu semana? —inquiere Laura, mi psicoanalista, mirándome con interés a través de sus grandes lentes.—Conseguí el trabajo en Wolf —anuncio, ella sonríe y anota—. Empecé hoy, pero parece que hay un buen ambiente de trabajo, el jefe parece bueno, aunque es un tanto… extraño.—¿A qué te refieres con extraño? —pregunta. Me encojo de hombros.—Tiene una vibra rara, como que es bueno, pero al mismo tiempo oculta algo.Mi psicoanalista asiente, tomando notas mientras escucha atentamente mis palabras.—Entiendo. ¿Algo más que hayas notado sobre él? —pregunta, incitándome a seguir compartiendo mis pensamientos.—Bueno, aparte de eso, también hubo un encuentro con otra mujer. Se llama Valeria, y parece tener una historia complicada con mi jefe. De alguna manera, sentí como si estuviera marcando territorio delante de mí, y eso me hizo sentir incómoda y confundida —explico, tratando de ordenar mis pensamientos.Laura asiente de manera comprensiva, alentándome
POV HERNÁNMe dejó completamente preocupado el cómo Clara se fue de mi vista y luego no la vi más en todo el día. Llegué a mi casa sin dejar de pensar en eso, y ni siquiera entiendo el motivo, es solo una empleada más.Me encuentro caminando de un lado a otro en mi sala de estar, incapaz de encontrar calma. ¿Qué está pasando conmigo? Nunca antes me había sentido tan perturbado por una simple interacción con una mujer, y ni siquiera es porque estoy pensando en follármela, preferiría pensar en eso mil veces antes que pensar en que ella es mi compañera destinada.Con un suspiro, me dirijo a la cocina en busca de algo de beber, pero incluso el whisky más fino no puede calmar mis nervios. Me siento atrapado en un torbellino de emociones y pensamientos confusos, incapaz de encontrar una salida clara.Chasqueo la lengua y enciendo mi portátil para buscar información sobre ello. Sé que Google no es una fuente muy confiable, pero hay leyendas que hablan sobre un lobo emparejado con una humana.
POV CLARASalgo de la oficina de Hernán casi corriendo, con el corazón acelerado y las mejillas ardiendo. No puedo creer lo torpe que fui al interrumpir una reunión tan importante. ¿Cómo pude ser tan despistada? Y encima, me sonrojo como una colegiala ante la sonrisa coqueta de Daniel. ¡Qué vergüenza!Llego a mi escritorio y me dejo caer en la silla, soltando un suspiro profundo. Trato de concentrarme en mi trabajo, pero la imagen de Hernán y Daniel no deja de rondar mi mente. Algo en la mirada de Hernán me inquieta, una mezcla de tensión y preocupación que no logro descifrar. Y ese aroma... cada vez que me acerco a él, un aroma embriagador me envuelve, haciéndome sentir extrañamente cómoda y segura.«Solo es tu imaginación, Clara», me digo a mí misma, tratando de sacudir esos pensamientos. «Es tu jefe, y tú estás aquí para trabajar, no para soñar despierta». Pero no puedo evitarlo. Hay algo en Hernán que me atrae de una manera que nunca antes había experimentado. Una especie de conex
POV HERNÁN No entiendo qué me pasa y porqué me encuentro frente a una necesidad tan fuerte de ir a ver a Clara. Ella está a metros de mi oficina, puedo incluso oler su perfume y, si afino un poco más el oído, puedo escuchar hasta su respiración. Sé que está tecleando algo en la computadora, cada tanto escucho el sonido del bolígrafo contra el papel, pero no se me ocurre nada para ir a hablarle. Sé muy bien que Valeria le dijo que no se acerque a mí, pero no me importa. Esa mujer tiene que aprender a controlarse, yo no soy de su propiedad.Intento concentrarme en los documentos frente a mí, pero mi mente sigue vagando hacia Clara. Su presencia es una constante distracción, una tentación que no puedo ignorar. La noche pasada apenas dormí, consumido por la falta de conexión con Lyke y la confusión que Clara trajo a mi vida. Necesito respuestas, y quizás ella es la clave para encontrarlas.Levanto la vista del escritorio y miro hacia la puerta. Mi corazón se acelera con solo pensar en ve
POV CLARASalto en la silla cuando veo a mi jefe venir hacia mí y escondo el boceto que estaba haciendo con rapidez. Hace minutos, una especie de creatividad impulsiva llegó hacia mí por arte de magia y tuve que dibujar, pero me frustra no poder hacer una sola línea sin que mi mano tiemble.—Señor Selton, ¿necesita algo? —inquiero con tono avergonzado. Él se para frente a mi escritorio y me mira con profundidad, sus ojos verdes están más oscuros que de costumbre y me recorre un escalofrío por la espalda mientras evito devolverle la mirada.Este hombre me parece bastante curioso y, al mismo tiempo, tiene un aura tan intimidante que me da miedo.—Yo… eh… un café —titubea, soltando un bufido frustrado.—¿Solo eso? —pregunto, arqueando las cejas. Él asiente rápidamente.—Sí, perdón, lo voy a buscar yo, Clara. No te voy a molestar por esa tontería —agrega, y sale disparado hacia el ascensor.Frunzo el ceño y lo observo hasta que desaparece de mi vista. Siento que quería decirme algo más, p
POV HERNÁNAhora que volvió Lyke, siento que extraño la soledad y tranquilidad de mi mente. No deja de cantar ni estar emocionado porque Clara lo dibujó.De hecho, fue él quien me obligó a mandarle ese mensaje. Yo no quería porque temo ser intenso para ella. Para nosotros es bastante normal ser intensos desde el principio con nuestra pareja destinada, pero para Clara, siendo humana, creo que alguien así la asustaría y hasta pensaría que soy un acosador. No quiero que me tenga miedo.—¡Ella me dibujó! —vuelve a exclamar por enésima vez. Pongo los ojos en blanco—. ¿Qué pasará cuando la llevemos a nuestra manada?—Eso no va a pasar —digo entredientes.—¿Y nos dará cachorritos o solo tendremos bebés humanos? —cuestiona, haciendo caso omiso a mi respuesta. Suelto un bufido.—Falta mucho para eso, Lyke, ya deja de soñar tanto —replico, comenzando a buscar algo para comer. Abro la nevera y saco algunos ingredientes, tratando de concentrarme en preparar una cena rápida.—No puedes negar lo que